Alice se situó frente a Golden Eagle.
GOLDEN EAGLE: Si lo que quiere es pelear, que así sea. Pero será en vano.
ALICE: ¡Cállate!
Justo cuando Alice estaba a punto de lanzarse hacia él, un área virtual se generó en el lugar. Alice retrocedió.
GOLDEN EAGLE: Oh. Pensaba que quería atacarme. ¿Qué le ocurre, señorita?
Golden Eagle había obtenido su forma virtual, al igual que Alice la suya.
ALICE: Quizá no queda rastro del virus, pero… parece que mantengo mi forma virtual.
GOLDEN EAGLE: Entonces, sea la primera en atacar.
ALICE: ¡Te haré picadillo!
Alice se abalanzó deprisa hacia él.
GOLDEN EAGLE: Calma, calma. No tan deprisa.
Golden Eagle la bloqueó y la cogió del cuello, y luego la estampó contra el suelo.
GOLDEN EAGLE: ¿Creía tener alguna oportunidad, estando tan débil?
Alice no podía responder, aunque seguía consciente.
GOLDEN EAGLE: Espero que se lo pase bien admirando el nuevo mundo que usted me ayudará a construir.
Entonces, reaccionó.
ALICE: ¡Y una mierda!
Alice salió del área virtual y empezó a correr.
GOLDEN EAGLE: ¿Le gustan las persecuciones?
Golden Eagle empezó a correr tras ella a la misma velocidad. Alice no comprendía cómo podía hacerlo, teniendo en cuenta que ya era bastante mayor.
ALICE: Mierda, ¿qué puedo hacer...?
Entonces, giró a la primera puerta que pudo a su izquierda, y luego empezó a perderse por los pasillos, intentando distraer a Golden Eagle.
ALICE: ¿Lo habré despistado?
Pero aún la perseguía.
ALICE: ¡Tengo que hacer algo...!
Entonces, tuvo una idea. Dejó de correr y pateó rápidamente a Golden Eagle, que cayó al suelo. Así, no le daba tiempo a generar un área virtual. Luego empezó a correr de nuevo.
GOLDEN EAGLE: No irá tan lejos.
Golden Eagle se levantó.
GOLDEN EAGLE: Es increíble... Lo que puede ser resuelto con un simple “sí” siempre termina convirtiéndose en un espectáculo. Habrá que avisar a seguridad.
Tras unos minutos, Alice ya se había perdido, y ahora caminaba por los pasillos.
ALICE: A saber dónde estoy, o si hay cámaras...
De repente, escuchó algo. Era una voz femenina.
¿¿??: Los resultados son bastante prometedores. El sujeto criogenizado aquí puede serle útil a Golden Eagle para lo que tiene pensado.
Y una voz masculina le respondía.
¿¿??: No sabemos qué puede ser, pero en cualquier caso debemos comunícarselo y recomendarle que mañana empecemos a trabajar en ello.
Alice se hacía una ligera idea de qué planes tenía Golden Eagle.
ALICE: Cabronazo.
Entonces, andó sigilosamente hacia la sala de donde provenían las voces, y se pegó a la pared, cerca de la puerta, sin llegar a entrar. La voz femenina habló de nuevo.
¿¿??: Vayamos ahora mismo entonces. Cuanto antes le demos la noticia, mejor.
¿¿??: Tienes razón.
Alice, entró en la sala y noqueó rápidamente a la chica con un puñetazo. Luego miró al chico. Al parecer, eran dos científicos.
ALICE: No te recomiendo tratar de jugármela.
¿¿??: ¿Q-quién...?
Alice le ignoró y miró hacia el cristal de la máquina donde estaba criogenizado el sujeto. Era un chico, tal vez de su edad. Estaba completamente desnudo, al igual que ella.
ALICE: Libéralo.
¿¿??: P-pero... no puedo hacer eso, el jefe...
ALICE: He dicho que lo liberes.
¿¿??: Yo...
Alice golpeó al científico, dejándolo inconsciente también.
ALICE: Veamos.
Alice se acercó a la máquina y pulsó varios botones, pero ninguno parecía estar programado para liberar al chico. Entonces, cogió carrerilla y arremetió de lado contra el cristal, que se hizo añicos. El chico cayó, pero ella lo cogió.
ALICE: Eh, ¿estás bien?
El chico abrió los ojos y se sobresaltó.
ALICE: Tranquilo.
¿¿??: ¿Dónde estoy...? ¿Quién eres?
ALICE: Me llamo... Alice. Parece ser que estamos en...
Entonces, por el altavoz, se avisó de que había una fugitiva en la base a la que había que capturar.
¿¿??: ¿Tienes algo que ver con eso?
ALICE: Sí.
Alice se fijó en la pared, al lado de la puerta. Tal como esperaba, las puertas magnéticas se podían cerrar desde dentro. La cerró.
ALICE: A ver, estamos en la base de Scarecrow. Somos prisioneros y nos estamos fugando.
¿¿??: ¿Por qué estamos... desnudos?
ALICE: Las máquinas estas...
El chico estaba algo avergonzado.
ALICE: Si te tranquiliza, he visto unos cuantos de esos. Eso sí, te recomiendo dejar de mirarme las tetas.
El chico miró hacia otro lado.
¿¿??: Bueno, yo... Me llamo Murker.
ALICE: Otro apodo… Bueno, ¿y por qué te tienen aquí?
MURKER: Creo que me iban a reaprovechar para alguna cosa. No recuerdo qué querían hacerme... Pero nada bueno, te lo juro. Iba a servirles a ellos, ¿te lo puedes creer?
ALICE: Es evidente que has estado aquí un buen tiempo. Si supieras cómo está ahora mismo el patio... En cualquier caso, no podemos perder el tiempo con charlas. Podemos aprovechar las batas y la ropa de estos tipejos y disfrazarnos de científicos. Así quizá pasemos desapercibidos ante todos menos Golden Eagle. Si él nos ve, no servirá de nada, pero podemos intentarlo.
MURKER: Está bien, yo te sigo.
Utilizaron la ropa de los dos científicos noqueados.
ALICE: Bien, ya vamos disfrazados… más o menos.
Alice cogió las cafas de la cara de la científica y miró a través de los cristales.
ALICE: No están graduadas… menuda estupidez.
MURKER: Vamos. ¿Conoces el camino hacia la salida?
ALICE: No. Pero lo encontraremos.
Alice llevaba un rato fijándose en las dos tablets que se encontraban sobre una mesa, a un lado de la estancia. Se acercó y miró. Encendió una de las tablets y miró en la pantalla.
ALICE: Premio.
La pantalla principal ofrecía un mapa de los pasillos. En una esquina, una notificación decía “Has iniciado sesión como Alexa Law”.
ALICE: Así que Alexa. Bien. Coge la otra tablet, debe ser la del chico.
Murker lo hizo. En la pantalla apareció “Has iniciado sesión como Sam Robson”.
MURKER: Al parecer… Sam Robson.
Salieron de la sala y cerraron por fuera, de manera que no se pudiera abrir por dentro.
ALICE: No saldrán de aquí en unas horas, así que tenemos vía libre.
Murker asintió y con la tablet en la mano, siguió a Alice.
ALICE: Por lo que veo, esto es como la agenda personal de los empleados. Sincronizada con el ordenador.
MURKER: ¿Cómo sabes todo eso?
ALICE: Tengo experiencia en el tema. Últimamente ha habido mucha movida informática, y no hablo sólo de Scarecrow.
MURKER: A saber cuánto tiempo llevo yo aquí.
ALICE: Vete tú a saber. ¿Y tú de dónde sales?
MURKER: No sé si conocerás la resistencia… Yo era un miembro. Me iban a ejecutar públicamente, o eso me hicieron creer. En realidad creo que siempre pensaron en reprogramarme. Lo peor de todo es que mis amigos… y el maestro…
ALICE: De la resistencia…
MURKER: ¿Y tú?
ALICE: Bueno, yo… Soy de otra resistencia.
MURKER: ¿Asia o algo así?
ALICE: Un poco distinta. No viene al caso. Sígueme hablando de ti.
MURKER: Bueno, yo… Oficialmente estoy muerto. El que murió ejecutado públicamente no fui yo. Con la cabeza tapada, ¿quién iba a saberlo…?
ALICE: Entonces, tus amigos te creen muerto.
MURKER: Exacto…
ALICE: Y… ¿qué decías de un maestro?
MURKER: Mi maestro me enseñó a luchar en la red. Lo respetaba muchísimo. Aprendí mucho de él.
ALICE: ¿Y qué pasó?
MURKER: Lo tuvimos que sacrificar… o eso creíamos. Tras tirarle al volcán Etna, el mundo se sometió al dominio de Scarecrow. Fue rápido. Tratamos de luchar, pero…
ALICE: Esta historia me suena.
MURKER: Da igual. Dudo incluso que sigan vivos.
ALICE: Si te refieres a Seifer y los demás, la última vez estaban vivos.
MURKER: ¿Los conoces?
ALICE: Entonces son esos, ¿no? Lo suficiente. Mis chicas y yo estábamos luchando contra ellos, y estuve a punto de morir. Supongo que Scarecrow me recogería entonces. Hay cosas que todavía no encajan, pero...
MURKER: ¿Luchando...?
ALICE: Tranquilo. Después de lo ocurrido, no los considero mis enemigos. Además, a mí también me creen muerta, supongo.
MURKER: Está bien.
ALICE: A todo esto... ¿Quién es tu maestro?
Murker sonrió.
MURKER: Mi maestro Xiangua... Él siempre me estuvo guiando y enseñando. Aprendí muchísimo y le estaré eternamente agradecido. Si al menos estuviera vivo...
ALICE: Tu “maestro” está vivo. O más bien... viva.
MURKER: No te entiendo...
Alice rió.
ALICE: Hace algún tiempo, creé una forma virtual muy poderosa en mí. Pero la forma no aparecía. Scarecrow quiso que yo, que soy actriz, les diera publicidad, y a mí siempre me han dado mucha rabia. La forma virtual apareció cuando me rebelé contra ellos, y de hecho liberé Asia gracias a ella, pero... me volví loca. Llena de ira. Y entonces dicha forma se apoderó de mí, como un virus. Convertí a tres chicas de la resistencia y a una amiga mía...
MURKER: ¿Por qué?
ALICE: Ya te lo he dicho. Me volví jodidamente loca, ¿vale? No lo hubiera hecho si hubiese estado cuerda. El caso es que entre esas chicas estaba Xiangua.
MURKER: Sigo sin entenderlo. Dame una pista.
ALICE: Cariño, tu “maestro” tiene tetas ahora mismo. Apareció ya con un cuerpo de mujer. Ahora tiene otro que también lo es. Como la convertí...
MURKER: ¿Dónde está...?
ALICE: A saber. Ya no sé dónde se pueden haber escondido las chicas. De todas formas, habrán encontrado un sitio seguro. Chloe no dejará que les pase nada.
MURKER: ¿Chloe? ¿Quién es Chloe?
Alice rió de nuevo.
ALICE: Chloe es tu maestro convertido a mujer psicópata, gracias al virus que yo le pasé. Lo siento. O bueno, no. Solamente siento la parte de “psicópata”. Como mujer es preciosa, y más en el nuevo cuerpo.
MURKER: Entonces, ¡tengo que liberarle! ¡Debe volver a ser él!
Alice suspiró. No sería tan fácil. Continuaban avanzando por los pasillos disimuladamente tras la charla informativa que habían tenido, y Alice miraba el mapa, pero siempre que creían estar cerca de la salida, el único pasadizo disponible los volvía a adentrar más. Por lo menos, el resto de empleados no se fijaba demasiado en ellos, ya que iban de incógnito. De repente, volvieron a encontrarse en una grande plaza circular que ya habían visto antes.
ALICE: Tengo la sensación de estar dando vueltas en círculos.
MURKER: Y yo. No lo entiendo...
Se escuchó una risa.
¿¿??: Vaya, ¿a quién tenemos aquí? Señorita DeWynter... Los disfraces podrán convencer a cualquiera de mis empleados, pero no a mí.
Alice se giró. Tras ella tenía a Golden Eagle y a unos cincuenta esbirros.
ALICE: Mierda...
GOLDEN EAGLE: No sólo no es capaz de estar quieta donde debe, sino que además, le gusta inquietar a otros sujetos como es el caso de Murker.
MURKER: Es... él...
ALICE: Sí, es ese hijo de puta. Golden Eagle.
GOLDEN EAGLE: El mismo. Como iba diciendo, en vista de que no quieren bajo ningún concepto ser del bando ganador... Me temo que no puedo dejarles vivir más. Aquí termina su camino.
Se activó un área virtual y tanto Alice como Murker obtuvieron su forma virtual, pero también Golden Eagle y los esbirros, todos ellos. Alice no podía creerlo. Se había terminado.
ALICE: No tenemos escapatoria, Murker... Lo siento.
MURKER: Yo...
Pero entonces recordó algo.
MURKER: Todavía puede haber una esperanza.
Y Murker empezó a recordar, mientras iba contándoselo a Alice.
MURKER: ¿Me ha llamado, maestro?
Xiangua miraba por la ventana, de espaldas a Murker.
XIANGUA: Quién pudiera ser libre... y no tener un destino.
MURKER: Yo... no quiero que usted tenga que desaparecer.
XIANGUA: Y yo tampoco tengo ganas, pero no puedo hacer otra cosa. Si es beneficioso para el resto del mundo, ¿cómo iba a negarme?
MURKER: Nunca le había oído hablar así, maestro...
XIANGUA: Ni yo, Murker. Y me asusto a mí mismo... Pero no tengo otra, ¿no?
Xiangua se giró con lágrimas, pero a su vez, con una sonrisa. Y eso pudo con Murker.
MURKER: Maestro...
XIANGUA: Eh, pero tú... Tú no tienes por qué preocuparte por mí.
MURKER: ¿Cómo puede decir eso, si tenemos que sacrificarle tirándole al volcán?
Xiangua rió.
MURKER: No lo entiendo.
XIANGUA: Cuando te encuentres en un apuro de vida o muerte, lo entenderás. Sólo pronuncia mi nombre.
MURKER: Pero... si usted se tira, ya no habrá más enemigos, ¿no?
Murker no entendía nada. Xiangua suspiró.
XIANGUA: No creo que algo así suceda tan repentinamente. Así que en el caso de que no sea así y de que siga habiendo algún enemigo... Bueno, el caso es que en el último entrenamiento, te introducí un código. Cuando pronuncies mi nombre, el código se activará.
MURKER: Maestro...
XIANGUA: No te queda nada por aprender, Murker. No puedes ser mi alumno, y nunca debiste serlo. Eres mucho mejor que yo. Todos sois mejores que yo. Así que... Ahora eres mi amigo. Cuando te encuentres en un apuro....
Xiangua miró otra vez por la ventana.
XIANGUA: ...recuérdame.
Murker dejó de recordar.
ALICE: ¿Murker...?
GOLDEN EAGLE: Conmovedor. Pero mucho me temo que son sólo palabras. Su amiguito Xiangua no puede ayudarle. Ahora está ocupado. ¿No es así, señorita DeWynter?
Pero Murker no escuchó a Golden Eagle.
GOLDEN EAGLE: En fin, basta de charla. No se resistan y no sentirán dolor.
MURKER: Xiangua.
Y frente a Murker, empezó a generarse la imagen de Xiangua en su última forma virtual.
GOLDEN EAGLE: ¡¿Qué demonios es esto?!
Dicha imagen se completó, y Xiangua abrió los ojos.
ALICE: La madre que me parió...
MURKER: ¿M-maestro...?
Xiangua sonrió.
XIANGUA: No puedo veros ni oíros, pero seáis los que séais... ¡Tenéis que daros la mano y cogeros a mí!
Murker cogió la mano de Alice y la de Xiangua y de repente, desaparecieron.
GOLDEN EAGLE: ¡¿CÓMO PUDO PROGRAMAR ALGO ASÍ ANTES DE MORIR?!
Alice y Murker cayeron al suelo, dentro de un área virtual. En el suelo había césped.
ALICE: ¿Dónde estamos...?
Alice se levantó, igual que Murker.
MURKER: No lo sé.
El holograma de Xiangua seguía allí, sonriendo.
XIANGUA: Soy sólo una grabación y no puedo veros ni tampoco oíros. Pero sé que me escucháis.
Xiangua tomó una pausa.
XIANGUA: Estáis a poco tiempo de mi casa. Es el único lugar donde se me ocurrió que podría traeros si las cosas se torcían. El código programado para mi holograma no era otro que la generación de un área virtual aquí, junto al teletransporte desde el lugar donde habéis estado en apuros. Ahora, escuchadme. Tenéis que ir a mi casa. Hay un par de cosas que os pueden ser útiles. Estoy seguro de que las encontraréis. No voy a concretar más por si un enemigo puede haber conseguido este código. Pero confío suficientemente en Murker como para saber que no podrán con él.
Finalmente, Xiangua suspiró...
XIANGUA: Creo que ya he dicho todo lo que tenía que decir, así que... No me voy a extender mucho. Os quiero. Gracias por existir.
MURKER: Maestro...
Pero poco a poco se fue desintegrando, y con él, el área virtual. Volvieron a su forma real.
ALICE: No... no sabía que Xiangua hubiera sido así. El poco tiempo que estuvo conmigo fue mucho más serio.
MURKER: Así que... se trataba de todo esto.
ALICE: Por cierto, aquí parecía joven, más que tú. ¿Cómo puede ser que fuese tu maestro?
MURKER: Bueno... le tenía mucha admiración. Cuando estábamos en los foros, antes de que todo esto ocurriera, él me enseñaba muchas cosas de RPG Maker, un programa para hacer juegos. Y le empecé a llamar maestro. Y cuando surgió lo del mundo virtual y todo eso... Nunca he sido de videojuegos de acción, así que no me desenvolvía muy bien en combate contra los virus. Trataba de atacarlos y casi no recibían daño. Entonces, me sugirió que quizá yo no estaba hecho para atacar, sino para defender y... Bueno, él me entrenó.
ALICE: ¿Qué quieres decir?
MURKER: A pesar de que él estaba hecho para atacar, fue capaz de enseñarme lo que debían hacer los “tanques”.
ALICE: ¿Tanque?
MURKER: Al parecer, soy muy resistente. Cuando aparecía un virus muy fuerte, yo debía atraer su atención mientras los demás se encargaban de golpearlo.
ALICE: Vaya, no sabía que cada persona tuviera unas características predeterminadas.
MURKER: Pues sí, pero nunca supimos por qué. Algunos podemos ser tanques, otros dañar, otros curar... No sé.
Alice empezó a pensar.
ALICE: Ahora tengo curiosidad. ¿Para qué seré más útil? ¿Atacar, defender...?
MURKER: Quizá tengas tiempo de descubrirlo. Pero creo que ahora deberíamos buscar la casa de Xiangua. Esta pradera es muy grande, pero a lo lejos puedo ver algo.
ALICE: Vamos. Tenemos que encontrarla.
- CONTINUARÁ -