Relato DELIRIUM

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Benhatz.

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Dentro de su corazón, había una batalla. Se despertó y oyó, un ruido de la ventana. Reconoció a un hombre que es de vida nocturna. Sobre un callejón, él y otro disputaban. Ella sentía en su cuerpo el calor de la disputa. “Si yo lo logré, tu puedes”, oyó decir con presión. “Es mejor otro momento”. “No hay momento mejor. No esperes, no escapes.” Lucía se levantó y miró por la ventana, lo vio muy claro a él, en una oportunidad se vieron y conversaron. Pensó posibilidades, le parecía increíble. Se vistió, quiso salir. En la puerta se frenó, La abrió y sintió peso. No podía mover sus pies. Superó su voluntad. Parece que la detuvo una fuerza mayor a ella. Cerró la puerta, se agotó. Descartó sus pensamientos. Una idea quedó: “Una conexión real”. Nadie realmente la veía. Esto hacia su vida gris. Esa misma noche, Jorge va al café cercano, allí halló a Diego, quien en ocasiones descortés fue con él. Hacia su mesa se acercó... Diego, con tono triste, le dijo: "...ah, eres tú", y en su semblante se dibujó la melancolía. Jorge respondió: "Sí, te vi y pensé que teníamos problemas por resolver". "Verás, mi odio hacia ti es porque siempre te he querido, me gustas", así dijo. Jorge sintió que una oportunidad se le brindaba para cumplir su fin. "A mí también me gustas", contestó. Decidieron ir al hogar de Diego. En la oscuridad, Diego es asesinado. Jorge huye, con pesadez en mente, su ser desgarrado por dentro, roto. Diego, voz de un hombre en la ciudad influyente, su apellido, Carhall, un hombre distinguido. Al notar su ausencia, envía a un detective. Pronto se supo: asesinado en su lecho, sangre en su cama, sigue el rastro del asesino. Antes de que el alba revele a Diego, Jorge, en la madrugada, en estado errático, se esconde lejos, fuera de la ciudad, sintiéndose monstruo, busca aislamiento. Hacia el bosque corre con ímpetu, solitario, se baña en el río, busca en la penumbra una cueva donde estar, fuera de sí, enciende fuego en su abrigo. Insomne, en la cueva yace, sabe que debe esperar a que la calma vuelva, en el suelo se queda, en su mente los miedos. Jorge cae en un estado ominoso, escucha su corazón latir con fuerza, siente una presencia en la penumbra. Al otro lado del fuego, un hombre de vestimenta particular, cargando partes de animales y un bastón. Se exaltan ambos, miradas graves, desafían la cordura de Jorge. De pronto, el sabio le dice: "Lo que hiciste te mostraré", un árbol surge detrás. Jorge se apoya en él, y la muerte se manifiesta, extendiendo decadencia. El árbol se hace gris, pierde su vida, Jorge observa, horrorizado, su obra. Una serpiente del sabio se desliza, cobra vida y avanza lentamente. El sabio dice: "Mi animal, me acompaña. Puede guiarte también. Si no te salvas, el mundo perecerá." Confundido, Jorge siente la urgencia de actuar. Paralizado, inmóvil, incapaz de viajar. El sabio añade: "En estos tiempos, el viaje de los hombres...". En su parálisis, Jorge se cuestiona, el árbol caído, el tiempo perdido. "¿Qué haré ahora? ¿Qué ha sido de mi vida? ¿Solo he destruido? ¿En qué me he vuelto?" Una fuerza pequeña surge en su ser, le permite caminar, avanzar luego. En la cueva, descubre los grabados que cuentan la historia de antaño. Había una guerra entre tribus, una mujer desconocida, desde tierra humilde, trajo paz a ambos bandos. La luna llena, y de pronto, la serpiente muerde a Jorge. Él cae en trance profundo. Transportado de repente a otra época, se siente líder de una tribu guerrera. Sus sentidos lo engañan, lo impulsan a vivir en ese mundo ancestral. Años pasan, la lucha es constante, presente en cada aspecto de sus vidas. Comen pensando en ello, van a dormir con la idea de la batalla en sus mentes. Los que no pelean son criticados, vistos como incapaces por la rigidez de los valores tribales. En un ataque, en medio de la confrontación, aparece esta mujer, salvadora. Se escuchan los gritos, hordas de hombres,de un lado, Jorge, convencido de ser héroe. La mujer, reconocida como sagrada, les dice: "Si queréis ser amigos, sed amigos de vosotros mismos. La causa de la lucha está en vuestro interior, el enemigo no está fuera, sino dentro. Los caídos no se pueden recuperar, vuestros padres no son responsables ya, pero vosotros lo sois de los que vienen." Y agregó: "Tú, joven líder, tu sangre en mis manos, al infierno caerás, allí te cocinarás. Volverás con la serpiente que vinisteis, mi bendición contigo estará entonces. Pero si niegas tu castigo o tu buen espíritu el mundo no será." El detective seguía las pistas, reconstruyó los pasos de Diego. Entre los sospechosos, Jorge, el único ausente de la ciudad. La sospecha hacia él crecía. El detective, con gusto, persiguió a una mujer, decidió buscar placer. Lucía fue su objetivo,la siguió día y noche. Sumido en la lujuria y el placer, el detective avanzaba en su caza. En la noche oscura, él se acerca, con las peores intenciones, quiere abusar de ella. Nadie será testigo, la impunidad lo acompaña. En la calle oscura, la acorrala, la tiene presa de él. Jorge ha buscado fervientemente, tras transitar su infierno y castigo. Como un hombre renacido, es la suma de sus pecados y virtudes. No es cuestión de absolver el mal, sino de explorar la complejidad del ser humano, sus luchas internas y su capacidad de cambio y mejora. De regreso a la ciudad, tras su objetivo, de averiguar el paradero y paso del detective, supo que él, estaría por cometer este acto en la oscuridad. Jorge se acerca y actúa con rapidez, comprende que debe evitar que el detective logre su cometido. Lo golpea fuerte, lo deja inconsciente. La chica, en shock, agradecida con él, se van al café donde encontró a Diego. Lucía ya lo conocía, Jorge aún en estado errático, confundido. Ella le confiesa que no logra sentir una conexión real, por más que se esfuerce. Jorge le habla de su experiencia, de no recorrer el camino que él transitó, donde sus problemas marcaron su destino. Detalla su sufrimiento, y ella ve en él una persona. Podría decirse que Jorge merece una sentencia, pero también se puede argumentar que Lucía vio en él una conexión real porque finalmente percibió la complejidad del bien y el mal en una sola persona. Seis meses después, en su cuarto, Lucía tocaba el piano, mientras en su mente pasaban memorias olvidadas. El gris se convierte en color, y ella deja de tocar para escribir una carta a Jorge. “Querido Jorge, el tiempo ha pasado, la vida tiene matices. Desde que me contaste tu historia, he sentido sensaciones diferentes. Tu sufrimiento me ha hecho creer que hay tiempo para amarse y vivir la realidad que deseamos. Sé que estás aislado, pero espero que te hayas compuesto. En cuanto a mí, vivo con pasión, creo que somos más que nuestros errores. Tus historias me han conmovido, y creo que me has inspirado. Si has podido retroceder de la destrucción, creeré en la gracia de la compasión. Pude sentir cómo el mundo se derrumbaba, las cenizas, todo convertido en nada, el mundo estallaba sin retorno alguno. El aislamiento, días planos y grises, sin posibilidades, si nunca hubieras vuelto de esa oscura cueva... jamás habría sido quien soy ahora. Creo que sin la posibilidad de vivir, jamás seríamos lo que debemos ser.” Era primavera. Lucía admiraba el cambio, la fugacidad de los sentimientos, la presión que se desvanecía. La posibilidad de transformación le mostraba un camino, un estado de bienestar. Un día decidió visitar a su padre. El señor Carhall, notablemente antipático, lamentó la pérdida de un hombre cercano. Su detective había hecho mucho, pero el culpable había abandonado la ciudad. Carhall esperaba el momento adecuado. Los actos de Jorge alcanzaron a la gente. Se avecinaba un enfrentamiento entre dos familias importantes: Carhall y Ramírez. El objetivo era el hermano mayor de Jorge, asociado con los Ramírez en negocios inmorales. Matías, con su carácter bestial, perduraría. Una noche, Matías paseaba en su auto rojo. Un asociado de Carhall lo buscaba, haciendo un trato tentador. Lucía, al acercarse a su hogar, escuchó una llamada de su padre: "No dejes rastros...asegúrate de que entienda." En la plaza desierta, Matías y su hombre se encuentran con el asociado de Carhall. Este último interrumpe la conversación técnica con una pregunta aparentemente irrelevante: "¿Sabes que el señor Carhall ha buscado a tu hermano durante mucho tiempo, verdad?" Mientras tanto, el compañero de Matías observa desde las sombras, atento y oculto. En el aire se siente la tensión palpable, el asociado rompe el silencio con amenaza: "Ahora vendrás conmigo... o te mataré". Ambos parten juntos, pero desde la sombra, el hombre de Matías prevé el peligro e interrumpe su destino compartido. "Déjalo ir y no te dañaré", le advierte al asociado, apuntándole con firmeza. Sin opción, el asociado suelta a su presa, renunciando a su objetivo bajo la amenaza del arma. Matías retorna rápidamente a su jefe, Ramírez, y explica la situación con urgencia: "Están detrás de Jorge desde hace mucho...quieren que yo pague por lo que él hizo". El jefe comprende la gravedad del asunto: "Siempre creí que Carhall no era de fiar. Esto lo demuestra, nunca me agradó". Así se preparan los cimientos para la inminente guerra entre ambos bandos. Por otro lado, el asociado de Carhall se reporta ante su jefe y le informa la situación. Carhall prevé la llegada de una posible guerra. Mientras tanto, Jorge regresa de su larga ausencia, después de leer las múltiples cartas de Lucía. Sintiendo un afecto hacia ella, emprende la búsqueda sin saber que Carhall es su padre... Al llegar a la ciudad, Jorge busca a Lucía rápidamente. El casero le indica dónde podría encontrarla, mencionando que ella solía hablar de su trabajo y de un hombre en particular. Jorge decide ir a la casa de su padre, una lujosa residencia. Al llamar a la puerta, es recibido por un hombre que pregunta por su propósito. Jorge explica que está buscando a Lucía, quien solía escribirle cartas. El hombre accede a buscarla y los invita a pasar. La reunión es amena, y Jorge ha cambiado tras su tiempo de soledad. Lucía sugiere que conozca a su padre, y se dirigen a su habitación. El hombre queda atónito al ver a Jorge, reconociéndolo al instante. Entre ellos surge una tensión palpable, pero Jorge habla con calma y compostura. Carhall se da cuenta de que Jorge no está allí para hacerle daño. Mientras tanto, Lucía empieza a conectar las piezas del rompecabezas. De repente, se escuchan golpes en la puerta, y Matías irrumpe en la escena. Sin embargo, al ver a Jorge, sus acciones se detienen por completo. Matías parece decidido a cometer un acto bárbaro, sus acciones y actitud reflejan su brutalidad. Jorge reconoce mucho de sí mismo en él. Con su arma en mano, Matías es detenido, por Jorge, quien protege a Carhall sin miedo. Jorge le ordena llamar a Ramírez. Pronto llega Ramírez, queriendo entender la situación. Al enterarse de que Jorge detuvo a Matías, se sorprende y se une a la conversación. En la habitación están Jorge, Matías, Lucía, Ramírez y Carhall. Jorge toma la palabra y propone una reconciliación:"Sé que hemos tenido problemas durante años, como un par de hermanos violentos e incompatibles. Vengo a enmendar eso", dice con determinación. Carhall lo acusa de la muerte de Diego, un hombre especial para él. Jorge reconoce su error, pero argumenta que salvó la vida de Lucía al detener a un detective traidor. Lucía confirma la veracidad de sus palabras. Jorge continúa: "Nuestras acciones tendrán consecuencias en el futuro. Hay una manera de hacer las cosas bien. Lo que hice pudo haber causado más daño, pero estoy dispuesto a cambiar. Si nuestros vínculos no son fuertes, continuaremos pagando las consecuencias". Así, Jorge busca una reconciliación y un camino hacia la redención, reconociendo el poder de las acciones y la importancia de fortalecer los lazos humanos. El señor C. comprende que están en un punto crucial, se sorprende por la traición del detective. En ese mismo lugar, finalmente, sellan la paz. La memoria de Jorge lo transporta a aquel día de presión por su hermano, cuando en la noche cometió el asesinato. Toda esa oscuridad, Jorge cree que ha quedado atrás
 
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