Lo de notas es una buena idea, se ve interesante y le daría misterio a la trama. Pero como va a ser? por capitulos? porq ?
Por capítulos. Necesito la confirmación de los demás para hacerlo.
Bueno! He terminado el quinto capítulo de una buena vez. Lo siento mucho por el retraso, aquí lo tienen. Recién salidito del horno....
Capítulo 5: Los sirvientes de Hades
Aaron se quitó todas las cadenas que tenía enganchadas bajo la piel de su brazo y retiró el prisma el cual ocultaba una misteriosa y centellante luz que iluminaba por completo aquella aterradora habitación.
Aaron: ¡Q-que dem...!
Era una mano plasmática. O al menos lo aparentaba ser, con sus respectivos cinco dedos, del pulgar al meñique. Aaron no lo podía creer, ¿Para qué querrían aquellos enmascarados darle una nueva mano? La cerró formando un puño, y la abrió nuevamente. Deseó haber podido contemplarla aún más tiempo, pero repentinamente entra el ser enmascarado que estaba del otro lado de la habitación y de un movimiento de su bastón hace aparecer una especie de sogas verdes y rojas alrededor de Aaron, atandole los pies y los brazos.
Aaron: ¡¿Qué?!...
????: Al calabozo... – Dijo avanzando hacia Aaron.
Aaron: ¡¿Qué?! ¡No, espera! ¡No me toques! – Intentando librarse de aquellas sogas.- ¡NO! ¡NOOOOOOOOOOOOO!
[...]
Jack y Amy estaban en la casa del Anciano quién los había invitado a pasar el amanecer. El comedor era bastante acogedor. Había un par de velas en cada muro, pero apagadas ya que estaba encendido el fuego de la chimenea para calentarse el cuerpo luego de haber estado en aquél helado cementerio. Estaban sentados en unos sillones notablemente desgastados, frente a una pequeña mesita en la cual había una bandeja con una pava, tazas, pan y dulce.
Amy: Es muy amable que nos haya invitado, Señor...
Anciano: Mi nombre es Abraham Allen Alexandre, pero lógicamente a nadie le agrada nombrarme así cada vez que se quiere comunicarse conmigo, simplemente llámame Abraham. – Dijo con una sonrisa en el rostro.
Amy: Señor Abraham...
Abraham: Díme.
Amy: ¿Qué son las semillas Etnobotánicas que mencionaste hace un rato, antes de entrar?
Abraham: ¡Oh, La etnobotánica! Una semilla la cual mantiene una relación ancestral con los seres humanos, -Solo los Humanos-, muy deliciosa por cierto. Según las creencias populares de las personas no mágicas, ésta planta mística de poderes ocultos es capaz curar las heridas más profundas del alma, purificándola y protegiéndola de perturbadoras y malignas fuerzas provenientes del exterior.
Jack: Interesante... ¿Entonces si tomas una estando deprimido, angustiado o lo que fuese... Te sanas?
Abraham: Aunque eso implique olvidar el por qué de aquél malestar.
Amy: ... Entonces paso. No me olvidaré de Aaron., no quiero tomar eso.
Jack: No seas estúpida. ¡Luego me díces mal educado a mí!
Amy: ¡Acaso eres-! – Elevando su voz a punto de levantarse del sillón cuando el Anciano interrumpió.
Abraham: Ah.. Ah, cálmense. ¿Ese tal Aaron quién es? Los escuché nombrarlo numerosas veces mientras discutían.
Amy: Aaron... Es un amigo nuestra pe-
Jack: Un ex compañero asesinado de raza Morsprince.
Amy: ¡.No está muerto!
Jack: ¡¿Qué?! ¡Pero si se lo tragó aquél Dragó-
Amy: ¿Recuérdas que aquél miembro de Deadly Tear comenzó a gritar por el cadáver? Pero el cadáver no estaba por ningún lado...
Jack: ¡Porque el Dragón se lo tragó, Amy! ¡Utiliza la lógica!
Amy: Algo me dice que no está muerto... – Respondió cruzada de brazos.
El anciano sintió como si los chicos se habían olvidado de él.
Abraham: ¿Asesinado? Pero... ¿Cuándo?
Amy: ¡Ésta noche! En Calavera Roja.
Abraham: Aquella temible caverna... Con qué era por eso el escándalo aquél... ¡Toda la gente está como loca! Por cierto, la taberna ya es pasado, al igual que toda la gente que estaba allí el momento en el que reventó una terrible explosión que acabó con ella.
Amy: Nosotros estuvimos ahí... No fue una explosión, fue magia.
Jack: Casi nos matan a nosotros también cuando nos telestrasportamos y aparecímos en el cementerio. – Dijo tomando un sorbo de té.
Abraham: Ya veo... Con que Deadly Tear asesinó a su compañero o "amigo" según Amy.
Amy: Señor Abraham, yo sé que el no está muerto...
Abraham: Ángel negro. – Dijo cortante mientras servía más agua para el té.
Jack y Amy: ¿Eh?
Abraham: Dijeron anteriormente que su amigo era un Morsprince, ¿No es así?
Amy: S-si...
Abraham: Los Morsprince tienen la épica habilidad de dejar ratro luego de su muerte, un rastro inconfundible, el cual consiste en que luego de que la víctima es asesinada, un especié de ángel de color negro se separa de su cuerpo aullando de dolor y luego se eleva hasta el cielo. ¿No sabían eso?
Amy: N-no...
Jack: No vimos ningún ángel negro.
Abraham: Entonces es evidente que no está muerto... ¡Qué curioso!
Amy: ¡Espere! Si está vivo quiere decir que... – Se quedó en silencio un momento-... ¿No puede ayudarnos a encontrarlo?
Abraham: Me temo, Señorita Amy, que sólo podría ayudarte a hallarlo si supiera donde se encuentra en éste momento. – Dijo tomando un sorbo de té.
Amy: ¿Hay alguna forma de poder averiguarlo?
Abraham: .. Mmm... Tal vez.
Jack: Esté donde esté, Amy, no irás a buscarlo, ¿O si? – Temiendo que Amy asintiera y dejara de lado la organización.
Amy: ¡Pues claro que sí!
Jack: ¡¿Qué?! ¡¿Pero qué va a pasar con BlackDust?!
Amy: Nada... Nosotros fuimos "exterminados" en
Calavera Roja, ¿Recuerdas? No quedó absolutamente nada de aquella taberna, posiblemente nos den por muertos.
Jack: ¡...!
Abraham: Jojojo... Usted es una hechicera bastante lista, si me permite dar mi opinión. Respecto al chico que buscan... Creo que con un
Dimension Master podrán localizarlo.
Amy: ¿Una qué...?
Abraham: ¡
Dimension Master! Gente especializada en contactarse con dimensiones de otros mundos, pudiendo tanto observarlos desde afuera como entrar en ellos. Si les piden que busquen el alma de su amigo y según ustedes no está en éste lugar, entonces no duden en que lo hallará.
Amy: ¡Ah! ¡Muchas gracias pro la información! – Dijo con una gran sonrisa en el rostro.
Jack: Ergh... ¿Dónde podemos encontrar uno de ellos?
Abraham: Me temo que en
Halloween Hill no hay ningúno... Pero conozco una muy amiga mía que es una
Dimension Master, no vive muy lejos de aqui. – Dijo sirviendose más té en la taza.
El sol se asomaba en el horizonte, contrarrestrando el negro cielo estrellado por uno celeste brillante, avisando la llegada del día. Era evidente que Jack y Amy ya no podían volver al cuartel, porque a ésa hora la gente se despertaba para ir a trabajar, ir de compras, etc. Si supieran que hay miembros de
BlackDust dando vueltas por allí se convertiría todo en un caos total.
En aquél momento, Amy había notado que llevaba un guante en la mano con la que se servía el té.
Amy: Señor Abraham... ¿Por qué lleva un guante en aquella mano?
Abraham: Oh, ésto... Un accidente.
Amy: ¿Accidente?
Abraham: En el inframundo, un lugar el cual no querrán visitar, eso se los aseguro.
Jack: ¿Inframundo? Es aquél lugar donde reina el Señor de la muerte, Hades.
Abraham: Exacto... Un lugar el cual la atmósfera es tan densa que cuando éntras sientes tanta presión como si estuvieras en el fondo del mar. Pero no solo éso... El aire arrastra consigo materia oscura y un tipo de radiación que un ser de mi raza y otro mundo, como yo y ustedes, no lo soportarían y acabarían siendo eliminados o transformando sus cuerpos, volviéndose ésto... – Dijo sacandose el guante, mostrando a la luz del fuego de la chimenea una horripilante mano de huesos negros, cubierto de pequeños pinchos alrededor y al igual que sus dedos, con forma de garras-.
Amy se llevó una mano a la boca y Jack estaba tan petrificado que casi era similar a una estatua. Pero no dudó. No importa qué efectos le produjeran en el cuerpo, quería encontrar a Aaron a toda costa.
Decidida, se levantó del sillón, y le dijo al anciano que tomaba un sorbo de su taza.
Amy: ¡Quiero entrar en el inframundo…!
[...]
Bajo tierra, en el cuartel de
BlackDust, Erick estaba en living, la sala común del cuartel, sentado en un sofá con una copa de vino tinto y cruzado de piernas esperando impacientemente la llegada de los tres jóvenes. Había estado leyendo el periódico del pueblo ya que se había enterado aquella mañana de la gran "Catástrofe" en la taberna
Calavera Roja, pero ya había acabado de leer todo el artículo y echado el periódico sobre la mesa.
Erick: ... (¿Cuándo piensan volver?... Más les vale que vuelvan, si llegaron a morir las van a pagar aún estando en el otro mundo)
[...]
Sintió como lo arrojaban bruscamente al suelo tan helado que al apoyar su cara, sintió como la sangre se le congelaba. Aaron no podía ver nada, estaba completamente oscuro y además se olía un asqueroso olor dulce como si fuera sangre. Lo único que podía ver con claridad era a su alrededor ya que su nueva mano aural iluminaba solo un pequeño rango de visión, el cual sería solo donde estuviera él parado. Se paró lentamente y comenzó a avanzar hacia lo oscuro, con su mano en alto para iluminar como si fuera una linterna para buscar una salida rápidamente. Era un ambiente aterrador, oscuro y silencioso.
¡Pss...!
Aaron se detuvo en seco y ocultó su brazo bajo la manta para no dejarse ver por su luz.
Una llama se prendió a lo lejos, la cual Aaron al agudizar su vista, pudo ver que levitaba sobre una mano.
Jovencito... ¿Estás bien?
Era un anciano. Calvo y de barba larga. Tenía mal aspecto, estaba un poco lastimado y estaba tan flaco como si no hubiera comido en días. Aaron no se animó a responder.
Anciano: No temas... No soy tu enemigo.
De pronto, el cuerpo del anciano se prende completamente en llamas, iluminando gran parte del oscuro calabozo haciendo que Aaron pueda ver varias cosas.
Había una pequeña niña acurrucada contra la pared, a la derecha del anciano. Tenía pelo corto y castaño, y ojos claros. Llevaba consigo un pequeño Conejo blanco de tela con botones simulando ojos. Su vestido era naranja, y en la parte de su minifalda tenía forma de calabaza. Además, llevaba unas botas marrones de muñeca con unas medias largas, hasta las rodillas, rayadas de blanco y negro.
Al lado de ella, había un hombre acostado en el suelo con un sombrero de paja que le tapaba por completo la cara. Estaba vestido de andrajosos y sucios arapos marrones, y sus botas tenían forma de medialuna. Aparentaba ser el peor maltratado de todos.
Al lado del hombre espantapájaro había un jóven, aparentemente de la misma edad de Aaron, de pelo verde. En la coronilla tenía los pelos parados en punta, pero a partir del flequillo lo tenía lacio, largo y para el costado, tapándole el ojo derecho. No tenía tan mal aspecto como los demás, pero llevaba consigo una mirada fría y seria. Le hacia recordar un poco a Jack. ¿Odiaría a los Morsprince también? Eso sería tener una muy mala suerte. Llevaba una chaqueta gris y debajo una remera roja, un pantalón negro y zapatillas. Estaba bastante bien a diferencia de los demás. Pero Aaron clavó su mirada en la niña del conejo. Estaba tan mal tratada... Pensó. ¿Cómo podrían meter a una niña en un lugar así?
Anciano: Su nombre es Susan. – Dijo el anciano observando que Aaron la miraba. Él aún seguía prendido fuego para iluminar el calabozo.
Aaron: ¿Huh?
Anciano: Sufrió un trauma psíquico una vez que llegó aquí... Y así está todo el tiempo, con la mirada fija al suelo. Apenas duerme...
Aaron: ...
Anciano: Él es Kaine... Cuando yo llegué aquí él ya estaba.
Kaine: Mucho gusto... –Dijo el espantapájaro sin moverse.
Anciano: Aquél joven de allí...
El joven miró fijo a Aaron, dándole un algo de temor.
Kaedra: Kaedra Camelot...
Anciano: Y yo soy me llamo Marduk Erphilott,
Aaron: Y-yo soy... Aaron. ¿Qué está ocurriendo? ¿Por qué estámos todos aquí encerrados?
Marduk: Son los sirvientes… - Dijo con algo de temor.
Aaron: ¿Sirvientes?
Marduk: Los sirvientes de Hades…
Aaron: ¿Q-qué…? ¿Quieres decir que éste lugar es…?
Marduk: ¡Joven
Morsprince! ¡Éste lugar es el inframundo! El mundo del señor de la muerte… Y estos seres enmascarados son sus sirvientes. ¡Nos van a utilizar para hacernos uno de ellos!
Aaron: ¡¿Qué?!
Marduk: Todos aquellos sujetos enmascarados fueron presas que estuvieron encerrados aquí. ¡Pronto nosotros también seremos uno de sus sirvientes!
Aaron: ¡No! – Aaron estaba tan asustado que no se podía mover. No podía creer lo que el anciano prendido fuego le comentaba. De ninguna manera se volvería un sirviente de Hades ni aunque le ofrecieran todas las joyas y poderes del mundo. ¡¿No ha intentado salir de aquí?!
Marduk: Ya lo intentamos varias veces… Pero hay un
Cerbero que custodia la salida detrás de ésta puerta. – Dijo, señalando una puerta detrás de él.
Kaedra: No es un perro común. – Dijo levantándose. Dio un par de pasos, y se colocó delante de Aaron. - ¿Nos ayudarías a evadir a aquél perro de tres cabezas?
Aaron: …
En ése momento, todo se volvió oscuro. Marduk se había apagado.
Marduk: Ahh… Me quedé sin energía, lo siento mucho. – Cayendo tumbado sobre el suelo.
Aaron: ¡Hay que salir de aquí! – Dijo desesperadamente. - ¡Cuánto antes!
[…]
El sol resplandeciente del mediodía yacía sobre el techo de las casas, iluminando
Halloween Hill desde gran altura.
El anciano Abraham, Amy y Jack había acabado de desayunar. Ahora estaba el anciano parado frente a ellos, firme y serio, a punto de actuar.
Abraham: Bien. Ahora les abriré un portal hacía Purple Wing, el pueblo donde vive una Johanna, una Dimension Master y compañera mía que los ayudará con la búsqueda de su amigo perdido.
Amy: Bien.
Jack: …
Amy: ¡Desde ya muchas gracias por su hospitalidad! – Dijo con una reverencia. Al ver que Jack no se agachaba, agarró su cabeza y la empujó hacia al suelo.
Jack: ¡Tsk…!
Abraham: No deben preocuparse por encontrar su hogar. Los enviare directo a la puerta de su casa, solo toquen la puerta nueve veces. ¿De acuerdo?
Amy y Jack: De acuerdo.
Abraham: Bien. Es un adiós entonces… - Dijo mientras un portal circular celeste se abría debajo de los pies de Amy y Jack.
Una luz brillante los envolvió por completo. Todo parecía estar bien cuando de pronto, ¡el living de la casa explota!, los sillones y la mesa con el té sale volando por completo.
Jack: ¡…!
Amy: ¡No!
Pero era demasiado tarde, ya no podían hacer nada. El portal los absorbió, y mientras se alejaban del tiempo-espacio, pudieron observar como el anciano Abraham era tragado por el ataque junto con toda su casa…
¡PUF!
Cayeron sobre tierra firme.
Jack: ¡Maldición, nos están siguiendo!
Amy: ¡Lo mataron…! ¡Asesinaron a Abraham…! – Dijo escondiendo su rostro en sus brazos.
Jack: ¡Mierda, mierda, mierda, mierda, MIERDAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA! – Dijo golpeando al suelo.
Amy: ¡Ahora no podemos volver a
Halloween Hill!
Jack:
Deadly Tear… ¡Me las va a pagar!
Amy: ¿D-dónde estamos? – Dijo observando a su alrededor. Estaban en una hilandera bastante estrecha, llena de arbustos simulando muros de diferentes colores. Al parecer el aquél pueblo se dedicaban mucho a la vegetación.
Jack: Se supone que es
Purple Wing. Si no me equivoco… Ésta debe ser su casa, ¿no? – Dijo señalando una única puerta en toda la hilandera, cubierta de extrañas raíces rosas y blancas.
Amy: Abraham dijo que toquemos la puerta… Nueve veces.
Jack: … B-bien…
Se pararon frente a la puerta, y cada uno con su nudillo, tocaron la puerta.
Amy: Uno… Dos… Tres… Cuatro…
Jack: … Cinco… Seis… Siete… Ocho...
Amy y Jack: … Nueve. - Dijeron al unísono.
Todo quedó en silencio por un momento. La puerta parecía no abrirse.
Jack: ¿Qué ocurre? Tocamos nueve ve- -
¡PAF! Un fuerte estruendo se oyó del otro lado de la puerta, y de pronto las raíces comenzaron a moverse solas como si tuvieran vida propia. Comenzaron a despegarse de la puerta como serpientes, hasta librarla por completo. Acto seguido, la puerta se abre, y Jack y Amy temerosos entraron. Una voz femenina bastante calma y serena, los recibió con un…
¿???: Bienvenidos…
Seguido de una avalancha de humo el cual les hacía recordar a Arnold Dorovich los invadió completamente...