Mmm pues bueno aca vengo con otro de mis relatos ... la verdad lo hice sin revisar mucho ortografia, pero la historia procure mantenerla lo mas fresca posible y entendible... jaja
Aca esta:
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Mientras la oscuridad se acaba
-¿Qué pasa? ¿Donde estoy?- Preguntaba desesperadamente sin ninguna respuesta. Mi garganta estaba seca y la oscuridad me enterraba poco a poco en la profundidad, no sentía las manos ni las piernas, era como estar muerto en vida. No recordaba lo que había pasado, mi mente estaba en blanco, y mi cuerpo parecía estar bajo el efecto de una anestesia. Poco a poco sentí cómo un extraño ser se acercaba a mi, me dio curiosidad al principio, pero luego sentí un alivio indescriptible al saber que no estaba solo en ese extraño lugar.
-¿Quién eres?- Preguntó el extraño ser, su voz emanaba una paz confortadora, ya era oficial, tenia un compañero con el cual podría averiguar que carajo pasaba allí.
–Me llamo Alan, ¿y tu?- Le dije mientras esperaba respuesta.
–Yo no tengo nombre Alan, pero no me disgustaría que me pusieran uno- Contestó Walter, así decidí llamarlo.
Poco a poco empecé a tener una larga conversación con Walter, curiosamente pude notar cómo las horas pasaban una tras otra, la información iba y venia, y parecía que entablábamos una amistad en medio de la oscuridad.
-Hey Walter, no sé que hora será pero tengo muchas ganas de dormir, mejor iré a descansar un rato, hablamos luego. – le dije mientras cerraba los ojos y me recostaba encima del acolchonado suelo. La cabeza me daba vueltas, tanta oscuridad me había hecho olvidar la diferencia entre tener los ojos cerrados o abiertos, pero poco a poco noté como el sueño me adentraba en mis pensamientos.
-Hola Alan ¿Cómo estas?- Preguntó Walter.
-¿Qué? ¿Walter, cómo entraste en mi sueño?- Le pregunté desconcertado ante la situación.
– ¿Aún no lo entiendes verdad?, solo te puedo decir que mientras estemos acá encerrados compartiremos absolutamente todo, hasta nuestros pensamientos- Respondió el extraño ser; sus palabras me hicieron sentir un escalofrío por todo el cuerpo, y mi corazón palpitaba mas rápido de lo normal.
Supe de inmediato que este ser de “normal” no parecía tener nada, tal vez era uno de esos psíquicos que tienen poderes sobrenaturales, o quizá solo imaginé todo eso que dijo, al fin y al cabo era un sueño ¿No?; Lo único que tenia claro es que debía permanecer a su lado para no caer en la locura total.
El tiempo pasaba lentamente y mi compañero no pronunciaba palabra después de su clara “explicación” de los pensamientos. Mi calma se rompió cuando al lado izquierdo de la habitación se podía oír voces, voces humanas.
-¡Hola!, sáquenme de aquí- grité desesperadamente, parecía que no podían oírme, o simplemente querían verme sufrir.
-Déjalo así, es inútil, no te escucharán - Dijo Walter en tono irónico.
-¿Qué acaso estás loco?, no pienso aguantar un minuto mas acá, estoy desesperado, y al parecer a ti no te importa, es mejor que te alejes de mí- Le grité bruscamente mientras me alejaba de él; pero cuanto más caminaba en sentido contrario de su voz, más lo sentía cerca de mí. -¿Qué no te dije que te alejaras de mi?
-Por mas que quisiera hacer eso no puedo. Solo tú puedes sacarnos de esta, Alan; y se que lo lograras.-Dijo intentando tranquilizarme, y lo consiguió. Mi ira había desaparecido, y mi ansiedad se esfumaba lentamente.
-Tienes razón Walter, perdona por gritarte – Le contesté mientras lo buscaba entre la oscuridad; parecía extraño, pero nunca había tenido contacto físico con él, era como si no tuviera la necesidad de hacerlo, ya que solo con palabras pudimos sobrellevar la situación.
De repente observé como una luz blanca e intensa crecía ante mis ojos, era como el efecto de luz que se produce cuando se abre una puerta. Suavemente un pequeño plato se fue acercando a mí, era obvio, me tenían secuestrado junto con Walter, y probablemente no querrían que muriéramos de hambre. Lo extraño es que solo había un plato de comida para ambos, -¡Que tacaños son estos tipos!- Pensé en ese momento y decidí comerme la mitad y dejarle la otra mitad a mi compañero.
Cuando mis ojos ya empezaban a acostumbrarse a la luz, note que no era precisamente una puerta, era más bien un vidrio de seguridad muy fuerte y resistente, el cual traté de romper sin ningún éxito. Desanimado y dándole la espalda a ese frío vidrio decidí ver a la cara a Walter, pero cuando volteé la mía, la oscuridad inundaba de nuevo la habitación mientras es cristal se cerraba.
-Alan, ¿Estas despierto? – Preguntó Walter.
-Sí, pero ya no se ni qué pensar, creo que lo mejor será aceptar mi destino, la verdad nunca fui el mejor esposo del mundo, ni el mejor papá. Tal vez merezco lo que está pasando- Respondí con voz baja mientras, tirado en el piso, apretaba mis rodillas con mis brazos y dejaba caer varias lágrimas en silencio.
Pasaron pocos minutos después y noté que mi compañero no volvió a hablar, parecía que estaba igual de mal que yo, y la verdad no lo culpaba; su respiración cada vez se percataba menos, y su presencia desaparecía como un sueño en la mañana.
-Walter, ¿estás bien?- Pregunté sin recibir ninguna respuesta. –Hey Walter, no es para tanto, háblame – Dije mientras me empezaba a impacientar, me levanté bruscamente del suelo y decidí buscarlo en aquella amplia habitación.
Cuando dí cinco pasos al frente tropecé con un pequeño banco que había en la mitad del cuarto. Tirado en el piso pensé que probablemente aquel extraño ser ya se había dado por vencido ante la situación. De repente vi otra vez esa blanca luz ante mis ojos, y en ella se podía apreciar perfectamente una silueta de un hombre.
-Alan, ¿estas bien? – Preguntó el hombre detrás del vidrio. Su cuerpo parecía acercarse a mí, aún no podía creer lo que pasaba, me habían liberado. De repente sentí una extraña sensación de cansancio, empecé a ver borroso, y con un giro inusual, caí desmayado en los brazos de aquel hombre.
-¿Dónde estoy?- Pregunté apenas pude reaccionar del shock; estaba acostado en una cama blanca tapado con una cobija azul, era un hospital obviamente. Mi cuerpo no podía moverse muy bien, era como la sensación extraña que sentí cuando inicie en aquella oscura habitación.
-Por fin reaccionaste Alan- Dijo una voz femenina, al oírla pude identificarla rápidamente, era mi esposa, Amanda. – Cariño, estábamos muy preocupados por ti, nunca debimos traerte aquí por ese extraño tratamiento.
-¿Extraño tratamiento? ¿De qué hablas?- Pregunté con cara de asombro, lentamente llegaban los recuerdos a mi mente, y parecía que mi percepción de la realidad mejoraba cada minuto que pasaba. Adolorido volteé mi cabeza hacia un gran letrero que se ubicaba en medio del cuarto de recuperación, y me quede atónito al leer su contenido.
“Cuarto especial de cuidados intensivos, por favor guarde silencio y no interrumpa ningún procedimiento medico. Muchas gracias.
Att: Admon. Clínica De Reposo Santa Clara.”
No podía creer lo que pasaba, ¿estaría internado en una clínica de reposo para locos? , no me cabía tal idea en la cabeza. Volteé a ver a Amanda y le pregunté todo, ella lentamente revivió mis recuerdos, recuerdos de un Alan con un problema mental, un Alan que sufría su enfermedad sin poner cuidado en ella, y que hacia sufrir a su familia. Un Alan que fue internado en una clínica para recibir un tratamiento especial recién inventado en el exterior, y recién probado en el país.
El doctor brevemente me explicó este proceso “medico” por el cual me hicieron pasar: Me aplicaban una especie de químico que me hacia perder memoria momentáneamente, luego me confinaban en una habitación solitaria y oscura para que mi trastorno mental desapareciera para siempre, y finalmente realizarían un escaneo cerebral que afirmara el éxito.
Todo parecía tener sentido, pero ¿Qué pasó con Walter? ¿Él también tenia el mismo trastorno que yo tenía? , Nunca hablé con nadie sobre mi compañero, pero quería saber que había pasado con él
No lo podía creer, puede que estuviera loco realmente, pero estaba completamente seguro que Walter era tan real como yo, o como Amanda, o como el doctor; pero nadie nunca mencionó a un tal Walter. No pude quedarme con la curiosidad y decidí salir esa noche, buscar las llaves de todas las salas y entrar a ese cuarto de tratamiento.
Rápidamente ubiqué esa fría habitación en la que había pasado mas de 2 días con Walter, y en la cual viví las peores horas de mi vida. Cuando parecía que el cristal se abría lentamente, descubrí que al lado derecho de la pared había un interruptor de luz, sin pensarlo dos veces lo oprimí y miré al interior del cuarto.
Pase la mirada rápidamente y no vi nada reconocible, pero me fije mas detalladamente y sentí de nuevo un escalofrío por el cuerpo, exactamente en el centro de la habitación yacía el plato de comida que yo había dejado para Walter, estaba intacto como lo había puesto.
Confundido y mirando para todos los lados, llegue a un cristal reflectivo, era como un espejo gigante que limitaba el área de investigación con el laboratorio. Me acerque al gran espejo, mire fijamente mis ojos y note que su tono cambiaba lentamente, de repente mi cabeza sufrió una especie de migraña momentánea; cuando volví a ver al espejo mire un “Yo” totalmente diferente, con ojeras, encorvado, desarreglado y con la mirada triste.
-Hola Alan- Dijo aquel ser tras el espejo- Sabía que lo conseguirías, mejor dicho, que lo conseguiríamos.
Mi cuerpo se paralizo por un momento, literalmente ese ser salió del espejo y se unió con mi cuerpo, sentía como si nunca se hubiera ido, y allí realmente supe que siempre lo lleve dentro.
-Tranquilo Walter, descansa en mí- Le dije al espejo mientras daba la vuelta, me dirigía a la habitación, y me terminaba el plato de comida que Alan me había obsequiado.
Fin
PD: Bueno eso era, comenten, ignoren, califiquen, critiquen, lo que deseen, .... xD!
Sau2
Aca esta:
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Mientras la oscuridad se acaba
-¿Qué pasa? ¿Donde estoy?- Preguntaba desesperadamente sin ninguna respuesta. Mi garganta estaba seca y la oscuridad me enterraba poco a poco en la profundidad, no sentía las manos ni las piernas, era como estar muerto en vida. No recordaba lo que había pasado, mi mente estaba en blanco, y mi cuerpo parecía estar bajo el efecto de una anestesia. Poco a poco sentí cómo un extraño ser se acercaba a mi, me dio curiosidad al principio, pero luego sentí un alivio indescriptible al saber que no estaba solo en ese extraño lugar.
-¿Quién eres?- Preguntó el extraño ser, su voz emanaba una paz confortadora, ya era oficial, tenia un compañero con el cual podría averiguar que carajo pasaba allí.
–Me llamo Alan, ¿y tu?- Le dije mientras esperaba respuesta.
–Yo no tengo nombre Alan, pero no me disgustaría que me pusieran uno- Contestó Walter, así decidí llamarlo.
Poco a poco empecé a tener una larga conversación con Walter, curiosamente pude notar cómo las horas pasaban una tras otra, la información iba y venia, y parecía que entablábamos una amistad en medio de la oscuridad.
-Hey Walter, no sé que hora será pero tengo muchas ganas de dormir, mejor iré a descansar un rato, hablamos luego. – le dije mientras cerraba los ojos y me recostaba encima del acolchonado suelo. La cabeza me daba vueltas, tanta oscuridad me había hecho olvidar la diferencia entre tener los ojos cerrados o abiertos, pero poco a poco noté como el sueño me adentraba en mis pensamientos.
-Hola Alan ¿Cómo estas?- Preguntó Walter.
-¿Qué? ¿Walter, cómo entraste en mi sueño?- Le pregunté desconcertado ante la situación.
– ¿Aún no lo entiendes verdad?, solo te puedo decir que mientras estemos acá encerrados compartiremos absolutamente todo, hasta nuestros pensamientos- Respondió el extraño ser; sus palabras me hicieron sentir un escalofrío por todo el cuerpo, y mi corazón palpitaba mas rápido de lo normal.
Supe de inmediato que este ser de “normal” no parecía tener nada, tal vez era uno de esos psíquicos que tienen poderes sobrenaturales, o quizá solo imaginé todo eso que dijo, al fin y al cabo era un sueño ¿No?; Lo único que tenia claro es que debía permanecer a su lado para no caer en la locura total.
El tiempo pasaba lentamente y mi compañero no pronunciaba palabra después de su clara “explicación” de los pensamientos. Mi calma se rompió cuando al lado izquierdo de la habitación se podía oír voces, voces humanas.
-¡Hola!, sáquenme de aquí- grité desesperadamente, parecía que no podían oírme, o simplemente querían verme sufrir.
-Déjalo así, es inútil, no te escucharán - Dijo Walter en tono irónico.
-¿Qué acaso estás loco?, no pienso aguantar un minuto mas acá, estoy desesperado, y al parecer a ti no te importa, es mejor que te alejes de mí- Le grité bruscamente mientras me alejaba de él; pero cuanto más caminaba en sentido contrario de su voz, más lo sentía cerca de mí. -¿Qué no te dije que te alejaras de mi?
-Por mas que quisiera hacer eso no puedo. Solo tú puedes sacarnos de esta, Alan; y se que lo lograras.-Dijo intentando tranquilizarme, y lo consiguió. Mi ira había desaparecido, y mi ansiedad se esfumaba lentamente.
-Tienes razón Walter, perdona por gritarte – Le contesté mientras lo buscaba entre la oscuridad; parecía extraño, pero nunca había tenido contacto físico con él, era como si no tuviera la necesidad de hacerlo, ya que solo con palabras pudimos sobrellevar la situación.
De repente observé como una luz blanca e intensa crecía ante mis ojos, era como el efecto de luz que se produce cuando se abre una puerta. Suavemente un pequeño plato se fue acercando a mí, era obvio, me tenían secuestrado junto con Walter, y probablemente no querrían que muriéramos de hambre. Lo extraño es que solo había un plato de comida para ambos, -¡Que tacaños son estos tipos!- Pensé en ese momento y decidí comerme la mitad y dejarle la otra mitad a mi compañero.
Cuando mis ojos ya empezaban a acostumbrarse a la luz, note que no era precisamente una puerta, era más bien un vidrio de seguridad muy fuerte y resistente, el cual traté de romper sin ningún éxito. Desanimado y dándole la espalda a ese frío vidrio decidí ver a la cara a Walter, pero cuando volteé la mía, la oscuridad inundaba de nuevo la habitación mientras es cristal se cerraba.
-Alan, ¿Estas despierto? – Preguntó Walter.
-Sí, pero ya no se ni qué pensar, creo que lo mejor será aceptar mi destino, la verdad nunca fui el mejor esposo del mundo, ni el mejor papá. Tal vez merezco lo que está pasando- Respondí con voz baja mientras, tirado en el piso, apretaba mis rodillas con mis brazos y dejaba caer varias lágrimas en silencio.
Pasaron pocos minutos después y noté que mi compañero no volvió a hablar, parecía que estaba igual de mal que yo, y la verdad no lo culpaba; su respiración cada vez se percataba menos, y su presencia desaparecía como un sueño en la mañana.
-Walter, ¿estás bien?- Pregunté sin recibir ninguna respuesta. –Hey Walter, no es para tanto, háblame – Dije mientras me empezaba a impacientar, me levanté bruscamente del suelo y decidí buscarlo en aquella amplia habitación.
Cuando dí cinco pasos al frente tropecé con un pequeño banco que había en la mitad del cuarto. Tirado en el piso pensé que probablemente aquel extraño ser ya se había dado por vencido ante la situación. De repente vi otra vez esa blanca luz ante mis ojos, y en ella se podía apreciar perfectamente una silueta de un hombre.
-Alan, ¿estas bien? – Preguntó el hombre detrás del vidrio. Su cuerpo parecía acercarse a mí, aún no podía creer lo que pasaba, me habían liberado. De repente sentí una extraña sensación de cansancio, empecé a ver borroso, y con un giro inusual, caí desmayado en los brazos de aquel hombre.
-¿Dónde estoy?- Pregunté apenas pude reaccionar del shock; estaba acostado en una cama blanca tapado con una cobija azul, era un hospital obviamente. Mi cuerpo no podía moverse muy bien, era como la sensación extraña que sentí cuando inicie en aquella oscura habitación.
-Por fin reaccionaste Alan- Dijo una voz femenina, al oírla pude identificarla rápidamente, era mi esposa, Amanda. – Cariño, estábamos muy preocupados por ti, nunca debimos traerte aquí por ese extraño tratamiento.
-¿Extraño tratamiento? ¿De qué hablas?- Pregunté con cara de asombro, lentamente llegaban los recuerdos a mi mente, y parecía que mi percepción de la realidad mejoraba cada minuto que pasaba. Adolorido volteé mi cabeza hacia un gran letrero que se ubicaba en medio del cuarto de recuperación, y me quede atónito al leer su contenido.
“Cuarto especial de cuidados intensivos, por favor guarde silencio y no interrumpa ningún procedimiento medico. Muchas gracias.
Att: Admon. Clínica De Reposo Santa Clara.”
No podía creer lo que pasaba, ¿estaría internado en una clínica de reposo para locos? , no me cabía tal idea en la cabeza. Volteé a ver a Amanda y le pregunté todo, ella lentamente revivió mis recuerdos, recuerdos de un Alan con un problema mental, un Alan que sufría su enfermedad sin poner cuidado en ella, y que hacia sufrir a su familia. Un Alan que fue internado en una clínica para recibir un tratamiento especial recién inventado en el exterior, y recién probado en el país.
El doctor brevemente me explicó este proceso “medico” por el cual me hicieron pasar: Me aplicaban una especie de químico que me hacia perder memoria momentáneamente, luego me confinaban en una habitación solitaria y oscura para que mi trastorno mental desapareciera para siempre, y finalmente realizarían un escaneo cerebral que afirmara el éxito.
Todo parecía tener sentido, pero ¿Qué pasó con Walter? ¿Él también tenia el mismo trastorno que yo tenía? , Nunca hablé con nadie sobre mi compañero, pero quería saber que había pasado con él
No lo podía creer, puede que estuviera loco realmente, pero estaba completamente seguro que Walter era tan real como yo, o como Amanda, o como el doctor; pero nadie nunca mencionó a un tal Walter. No pude quedarme con la curiosidad y decidí salir esa noche, buscar las llaves de todas las salas y entrar a ese cuarto de tratamiento.
Rápidamente ubiqué esa fría habitación en la que había pasado mas de 2 días con Walter, y en la cual viví las peores horas de mi vida. Cuando parecía que el cristal se abría lentamente, descubrí que al lado derecho de la pared había un interruptor de luz, sin pensarlo dos veces lo oprimí y miré al interior del cuarto.
Pase la mirada rápidamente y no vi nada reconocible, pero me fije mas detalladamente y sentí de nuevo un escalofrío por el cuerpo, exactamente en el centro de la habitación yacía el plato de comida que yo había dejado para Walter, estaba intacto como lo había puesto.
Confundido y mirando para todos los lados, llegue a un cristal reflectivo, era como un espejo gigante que limitaba el área de investigación con el laboratorio. Me acerque al gran espejo, mire fijamente mis ojos y note que su tono cambiaba lentamente, de repente mi cabeza sufrió una especie de migraña momentánea; cuando volví a ver al espejo mire un “Yo” totalmente diferente, con ojeras, encorvado, desarreglado y con la mirada triste.
-Hola Alan- Dijo aquel ser tras el espejo- Sabía que lo conseguirías, mejor dicho, que lo conseguiríamos.
Mi cuerpo se paralizo por un momento, literalmente ese ser salió del espejo y se unió con mi cuerpo, sentía como si nunca se hubiera ido, y allí realmente supe que siempre lo lleve dentro.
-Tranquilo Walter, descansa en mí- Le dije al espejo mientras daba la vuelta, me dirigía a la habitación, y me terminaba el plato de comida que Alan me había obsequiado.
Fin
PD: Bueno eso era, comenten, ignoren, califiquen, critiquen, lo que deseen, .... xD!
Sau2
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