Ayer vi las estrellas desde un acantilado y pensé en ti.
En todas las noches que estuvimos aquí juntos, y en las que no pudimos estar.
En todas las promesas que cumplimos, y en las que jamás pudimos cumplir.
En todas las heridas que sanamos, y en las que nunca pudimos sanar.
Ayer vi las estrellas desde un acantilado y pensé en ti.
En todas las llamadas que nos hicimos, y en las que no hicimos nunca.
En todas las horas que estuvimos platicando, y en las que no rompimos el silencio.
En todas las vidas que una vez imaginamos, y en las que no llegamos a imaginar.
Ayer vi las estrellas desde un acantilado y pensé en ti.
En todas las notas que una vez te dejé, y en las que decidí no dejarte.
En todas las sonrisas que nos dedicamos, y en las que decidimos ocultar.
En todas las verdades que nos dijimos, y en las que no nos dijimos jamás.
Ayer vi las estrellas desde un acantilado y pensé en ti.
¿Quién sería yo ahora si no fuese por ti?
¿Quién es la Ariana que jamás te conoció?
¿Quién es ella, la que no se enamoró de ti?
Ayer vi las estrellas desde un acantilado y pensé en mí.
En que tal vez ella es la real y yo la copia,
la que se supone que nunca debió existir.
La que vive en el filo entre la realidad y la verdad,
y no ha conocido ninguna de las dos cosas.
Ayer vi las estrellas desde un acantilado y pensé...
¿Debí siquiera enamorarme de ti?
Conocí a una linda persona, pero la dejé ir por ti.
Ella, quien finalmente me dio aquello que busqué en ti.
Ella, la que anoche estaba viendo las estrellas desde un acantilado.
Ayer vi con ella las estrellas desde este acantilado, alto e imponente,
y me besó, y me arropó ante el frío de una interminable noche,
y aun así, al sentir las estrellas, por unos segundos,
pensé en ti.
En todas las noches que estuvimos aquí juntos, y en las que no pudimos estar.
En todas las promesas que cumplimos, y en las que jamás pudimos cumplir.
En todas las heridas que sanamos, y en las que nunca pudimos sanar.
Ayer vi las estrellas desde un acantilado y pensé en ti.
En todas las llamadas que nos hicimos, y en las que no hicimos nunca.
En todas las horas que estuvimos platicando, y en las que no rompimos el silencio.
En todas las vidas que una vez imaginamos, y en las que no llegamos a imaginar.
Ayer vi las estrellas desde un acantilado y pensé en ti.
En todas las notas que una vez te dejé, y en las que decidí no dejarte.
En todas las sonrisas que nos dedicamos, y en las que decidimos ocultar.
En todas las verdades que nos dijimos, y en las que no nos dijimos jamás.
Ayer vi las estrellas desde un acantilado y pensé en ti.
¿Quién sería yo ahora si no fuese por ti?
¿Quién es la Ariana que jamás te conoció?
¿Quién es ella, la que no se enamoró de ti?
Ayer vi las estrellas desde un acantilado y pensé en mí.
En que tal vez ella es la real y yo la copia,
la que se supone que nunca debió existir.
La que vive en el filo entre la realidad y la verdad,
y no ha conocido ninguna de las dos cosas.
Ayer vi las estrellas desde un acantilado y pensé...
¿Debí siquiera enamorarme de ti?
Conocí a una linda persona, pero la dejé ir por ti.
Ella, quien finalmente me dio aquello que busqué en ti.
Ella, la que anoche estaba viendo las estrellas desde un acantilado.
Ayer vi con ella las estrellas desde este acantilado, alto e imponente,
y me besó, y me arropó ante el frío de una interminable noche,
y aun así, al sentir las estrellas, por unos segundos,
pensé en ti.