Escrito publicado originalmente el 4 de junio de 2023 en mi blog
Era inevitable que acabara ocurriendo lo que he visto. Mi curiosidad hizo que mirase tu perfil de nuevo en esa red social, después de tantos años. Aquel perfil el cual pertenecía a una muchacha con la que acabaría hablando el 26 de agosto de 2013, y más tarde, quedando en persona al notar ambos buena afinidad.
Un anillo... Un dibujo de un anillo que se puede añadir, junto a tantos otros, a la descripción de tu perfil. El hombre que me relevó en tu vida finalmente se casó contigo, y la ligera esperanza de sentirme joven de nuevo teniéndote entre mis brazos se ha borrado del todo. Sabía que ese momento podía llegar, pero ahora que ha llegado, he visto que mi vida ha continuado como hasta antes de ver dicho anillo. Con mis amigos, desarrollándome cada día, aprendiendo cosas nuevas, y conociendo otras chicas de la misma manera que te conocí a ti, de casualidad. Todo esto me ha hecho ver que hay vida más allá de la idealización de unos meses de charla, una conexión por tener gustos similares y una sonrisa juguetona, y todo lo que me está aconteciendo no merece ser tratado de esa forma, al igual que todo lo anterior.
El mundo no se acabó, y precisamente eso me ha tranquilizado. Es el momento de dejarte ir de mis pensamientos cuando te comparo, y el momento de dejarme en paz a mí y disfrutar de todo lo bueno que venga. Todos esos hipotéticos futuros que nunca van a poder ser vividos no son más valiosos que el que quiera construir otra mujer conmigo. Los desgarros de mi alma que han quedado plasmados en este blog son el resultado de que fueras musa de mi sufrimiento, pero todo sufrimiento tiene un final. Quizás sí que se cumplió lo que escribí en unos versos hace un tiempo, y tuve una nueva muerte definitiva, pero fue la del escritor que busca motivos para escribir algo doloroso y recordar un año en concreto como el mejor de toda su vida y por una mujer en concreto. Solo necesitaba ese impulso para caer en el pozo, pero me lo busqué yo mismo porque parece ser que es lo que quería. Creerme especial por haberte conocido y hacerlo ver así al mundo. Si no hubieras sido tú, hubiera sido otra, y eso último también lo dejé escrito. El desarrollo hubiera venido, pero también la necesidad de tener una musa. Contigo encontré la vida, que también me llevó a la muerte. Y como el ciclo de la vida dicta, esa muerte trajo vida, y esta vida sin ti es diferente, pero no es peor ni mejor.
Quizás también sea el final de mis escrituras... O no, y dejaré paso a otras con esta nueva vida. Todo lo que escribí y expresé no estaba hecho para regodearme en la miseria. Pero lo hice. Puede que haya otras metáforas con las cuales representar ese sentimiento de pérdida, pero todo lo que escribí lo hice de una forma porque es la que me salió en aquel momento y elegí las palabras que creí que mejor representaban ese sentimiento. Pero no hay que seguir en un bucle, una espiral de autodestrucción, porque hay otras anécdotas que tienen que tener espacio en mi blog. Ya son muchos años escribiendo, y es que hasta la primera entrada nació de haber tenido tiempo de pensar en soledad y ver que era diferente al resto de compañeros de clase que tuve en el instituto por nuestras evidentes discrepancias. Yo no elegí este camino ni tener un libro escrito, del que a partir de 2013 tuviese una figura clave de la cual hacer este triste arte. No estoy diciendo que me arrepienta de todo lo que hay aquí plasmado, pero las etapas, al igual que ocurre con una herida abierta, hay que cerrarlas, porque si no, se infectan. Por eso me estaba envenenando.
Durante todos estos años has visto, querido lector, un crecimiento interior en mí del que puedo decir que estoy orgulloso, y mi intención es que continue así con lo que me queda de vida en este cuerpo. Aprendí a desapegarme del ego y expliqué bajo mi punto de vista el daño que causaba en uno mismo al querer ser validado, aceptado y querer conectar con caras bonitas que no me convienen en realidad. También aprendí a no tomarme como ataques personales los rechazos ni los insultos, porque no lo son. Son palabras que se dicen en el momento y dejado llevar por las emociones, buscando cabrear y herir el orgullo, motivadas por la diferencia de personalidades o una confrontación puntual. Junto a esa liberación, también me ayudó el racionalizar y explicar mi visión sobre el amor, y cómo muchas veces se confunde amor con sexo, admiración o interés. Creo que no todos están preparados para lo que significa amar realmente ni saben lo que en realidad implica, y mucho menos cuanto más jóvenes somos. Cuando entiendes cómo funciona el mundo, los seres humanos y te das cuenta de que con quien quieres ser feliz no quiere serlo contigo, mientras que eres impulsado por los que sí quieren rodearse de tu presencia y crear momentos que sean guardados como recuerdos... No hay lugar para los que prefieren estar ausentes. Y es que, al final, quien vive pensando en lo que le gustaría que pasase es un soñador, pero quien vive pensando en lo que le gustaría que hubiera pasado es un soñador condenado.
Era inevitable que acabara ocurriendo lo que he visto. Mi curiosidad hizo que mirase tu perfil de nuevo en esa red social, después de tantos años. Aquel perfil el cual pertenecía a una muchacha con la que acabaría hablando el 26 de agosto de 2013, y más tarde, quedando en persona al notar ambos buena afinidad.
Un anillo... Un dibujo de un anillo que se puede añadir, junto a tantos otros, a la descripción de tu perfil. El hombre que me relevó en tu vida finalmente se casó contigo, y la ligera esperanza de sentirme joven de nuevo teniéndote entre mis brazos se ha borrado del todo. Sabía que ese momento podía llegar, pero ahora que ha llegado, he visto que mi vida ha continuado como hasta antes de ver dicho anillo. Con mis amigos, desarrollándome cada día, aprendiendo cosas nuevas, y conociendo otras chicas de la misma manera que te conocí a ti, de casualidad. Todo esto me ha hecho ver que hay vida más allá de la idealización de unos meses de charla, una conexión por tener gustos similares y una sonrisa juguetona, y todo lo que me está aconteciendo no merece ser tratado de esa forma, al igual que todo lo anterior.
El mundo no se acabó, y precisamente eso me ha tranquilizado. Es el momento de dejarte ir de mis pensamientos cuando te comparo, y el momento de dejarme en paz a mí y disfrutar de todo lo bueno que venga. Todos esos hipotéticos futuros que nunca van a poder ser vividos no son más valiosos que el que quiera construir otra mujer conmigo. Los desgarros de mi alma que han quedado plasmados en este blog son el resultado de que fueras musa de mi sufrimiento, pero todo sufrimiento tiene un final. Quizás sí que se cumplió lo que escribí en unos versos hace un tiempo, y tuve una nueva muerte definitiva, pero fue la del escritor que busca motivos para escribir algo doloroso y recordar un año en concreto como el mejor de toda su vida y por una mujer en concreto. Solo necesitaba ese impulso para caer en el pozo, pero me lo busqué yo mismo porque parece ser que es lo que quería. Creerme especial por haberte conocido y hacerlo ver así al mundo. Si no hubieras sido tú, hubiera sido otra, y eso último también lo dejé escrito. El desarrollo hubiera venido, pero también la necesidad de tener una musa. Contigo encontré la vida, que también me llevó a la muerte. Y como el ciclo de la vida dicta, esa muerte trajo vida, y esta vida sin ti es diferente, pero no es peor ni mejor.
Quizás también sea el final de mis escrituras... O no, y dejaré paso a otras con esta nueva vida. Todo lo que escribí y expresé no estaba hecho para regodearme en la miseria. Pero lo hice. Puede que haya otras metáforas con las cuales representar ese sentimiento de pérdida, pero todo lo que escribí lo hice de una forma porque es la que me salió en aquel momento y elegí las palabras que creí que mejor representaban ese sentimiento. Pero no hay que seguir en un bucle, una espiral de autodestrucción, porque hay otras anécdotas que tienen que tener espacio en mi blog. Ya son muchos años escribiendo, y es que hasta la primera entrada nació de haber tenido tiempo de pensar en soledad y ver que era diferente al resto de compañeros de clase que tuve en el instituto por nuestras evidentes discrepancias. Yo no elegí este camino ni tener un libro escrito, del que a partir de 2013 tuviese una figura clave de la cual hacer este triste arte. No estoy diciendo que me arrepienta de todo lo que hay aquí plasmado, pero las etapas, al igual que ocurre con una herida abierta, hay que cerrarlas, porque si no, se infectan. Por eso me estaba envenenando.
Durante todos estos años has visto, querido lector, un crecimiento interior en mí del que puedo decir que estoy orgulloso, y mi intención es que continue así con lo que me queda de vida en este cuerpo. Aprendí a desapegarme del ego y expliqué bajo mi punto de vista el daño que causaba en uno mismo al querer ser validado, aceptado y querer conectar con caras bonitas que no me convienen en realidad. También aprendí a no tomarme como ataques personales los rechazos ni los insultos, porque no lo son. Son palabras que se dicen en el momento y dejado llevar por las emociones, buscando cabrear y herir el orgullo, motivadas por la diferencia de personalidades o una confrontación puntual. Junto a esa liberación, también me ayudó el racionalizar y explicar mi visión sobre el amor, y cómo muchas veces se confunde amor con sexo, admiración o interés. Creo que no todos están preparados para lo que significa amar realmente ni saben lo que en realidad implica, y mucho menos cuanto más jóvenes somos. Cuando entiendes cómo funciona el mundo, los seres humanos y te das cuenta de que con quien quieres ser feliz no quiere serlo contigo, mientras que eres impulsado por los que sí quieren rodearse de tu presencia y crear momentos que sean guardados como recuerdos... No hay lugar para los que prefieren estar ausentes. Y es que, al final, quien vive pensando en lo que le gustaría que pasase es un soñador, pero quien vive pensando en lo que le gustaría que hubiera pasado es un soñador condenado.
Última edición: