Cydef - "Crónicas de un Juicio"

¿Es el ser humano un ser conformista?


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Lastimosamente, por motivos de fuerza mayor (y de las presiones academicas) me encuentro indispuesto para continuar con este proyecto, por lo que lo dejaré en Standby.

Lo mas problable es que lo continue, pero en un sitio diferente a este.

Agradezco muchisimo los comentarios que hicieron la motivación para continuarlo, pero por los momentos no me ha quedado el tiempo justo para dedicarle a esta historia.

Gracias por leerlo, me encargaré de notificar el sitio donde se seguirá posteando, o bien de donde descargarse los capitulos.

Con dolor en el Alma, puedes (a felo) cerrar el tema. u______u

PD:
1 millon de gracias a la enesima potencia
 

felomeno

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Es una lástima ke tenga ke cerrar el mejor relato ke he visto, juero ke si no lo continuas me pongo
a llorar xD
Eres de los mejores usuarios ke conozco y me tendré ke acostumbrar
También tengo ke decir gracias por esta maravillosa historia y tambien por todo lo ke me has ayudado

No acostumbraría hacer esto y no creo ke lo vuelva a hacer pero dejaré abierto este tema por 24 hrs más para ke
puedan golpearlo xD
 

El Principito

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Jugando DotA en Ombus
Lastimosamente, por motivos de fuerza mayor (y de las presiones academicas) me encuentro indispuesto para continuar con este proyecto, por lo que lo dejaré en Standby.

Lo mas problable es que lo continue, pero en un sitio diferente a este.

Agradezco muchisimo los comentarios que hicieron la motivación para continuarlo, pero por los momentos no me ha quedado el tiempo justo para dedicarle a esta historia.

Gracias por leerlo, me encargaré de notificar el sitio donde se seguirá posteando, o bien de donde descargarse los capitulos.

Con dolor en el Alma, puedes (a felo) cerrar el tema. u______u

PD:
1 millon de gracias a la enesima potencia


:difus_26::difus_26:​

Es una lastima Xtan que te vayas, pero el motivo me parece mas que razonable. Te deseo las mayores de las suertes, y te agradesco por haberme invitado a esta zona, y a participar de tan hermoso proyecto como el que has creado; gracias a ti; la Ub que mas veo en todo EMD, es la de la Campaña; y diariamente se publican nuevas historias.
Lamentablemente no he leido Cydef, pero si he leido tus ensayos y opiniones en los debates y tienes un gran talento.

Para terminar, nunca abandones este hermoso habito que es la lectura.
 
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:difus_26:

Que lastima que te vayas, al igual que felo te digo que eres unu de los mejores usuarios de emd.
Y seguramente el mejor escritor.
Ojala que sigas la historia... y creo que si no puedes con esto no vas a poder ni con la campaña ni con la revista.
Así que:icon_sad::icon_sad::icon_sad::icon_sad:
 

felomeno

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Bueno tendré ke cerrarlo antes de lo planeado
pero bueno
Nos veremos en otras partes hermano Xtanley xD
y recuerda OK|: rlz!!!!
 
OP

.Xcess-

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NOTA: Contesto este mensaje para dejarles saber a todos los que ya leyeron los primeros 6 capitulos de Cydef: "Crónicas de un Juicio" y a los que aún no los han leido y están cordialmente invitados:

HE ESCRITO EL CAPITULO # 7!

Luego de meses sin inspiración, me sentí con valor suficiente de escribir unas paginas más de esta historia, si son tan amables, les dejo el spoiler aquí y tambien en el primer post de este tema.

AGREGADO EL 12/NOV/2012!!
FASE III
Capitulo VII​
El Informante / La Pitonisa.

Yo regresaba del templo de Deinfu, donde había pasado la mitad de las noches de mi vida adulta. Como era costumbre para los Guardianes, doce de ellos, vigilaban mis pasos por donde quiera que fuera, sea que estuviera acompañada o simplemente yo misma. Ellos jamás pronunciaban una tan sola palabra, solo me seguían en galope y sus sombras se alimentaban de mis sombras. Debo decir que nunca me ha agradado tanta alegoría al momento de pasear por las calles del Reino, pero el deber de estas entidades era la de monitorear todo cuanto yo hiciera. Su presencia era requerida siempre que yo estuviera en público desde luego, aunque siempre he creído que tienen la capacidad de leer las mentes y mantenerse informados. Como lo he dicho, solamente lo creo así.
La procesión se adentraba a Ciudad Capital, donde las calles limpias y blancas daban la bienvenida a los visitantes, los edificios altos y con ventanas brillantes, el Ministerio en el centro de todo aquel universo, el Foru Fayo que adornaba los bordes de la ciudadela, los edificios mercantes, las casas de relajación. Todo nítido a la vista. Quién diría que yo pensaba lo opuesto, un lugar como otros, así como se había rumorado que era el Mundo. El lugar que tanto me sonreía me observaba en cada centímetro de camino que yo avanzaba.
Fue en esta visita que logré encontrar plazo en la agenda del Ministro de Evagia, el tan ocupado Nicolás Ballas había agendado para mí, y solo para mí, unos minutos de su tiempo, tan apremiado. Yo, una simple frudiktur, podría tener la grata compañía de tan ilustre caballero. Él acumulaba siglos tras siglos de experiencia y su conocimiento en cuanto a Evagia se trataba no tenía sin igual.
El Ministerio siempre estaba ocupado, pero más ocupado que ese día era impensable. Las personas salían y entraban, bajaban y subían las escalinatas, se tropezaban, se amedrentaban en las salidas. Los pasillos se detuvieron por unos instantes, cuando una voz grave asaltó la atención de las entidades presentes. Era el mismísimo Ministro Nicolás que se dirigía a mí, salió de entre la multitud, si bien era un hombre atareado, se había caracterizado por su carisma y su buen don de mando. El solo decir mi nombre hizo que las personas dejaran sus destinos y voltearan hacia la persona que por tanto insistir tenía una cita con el excelentísimo señor Ballas.
— “¡RHEMA’Z!” — exclamó él mientras se colocaba frente mío. Hice una reverencia.
— “¡Excelentísimo Ministro Ballas!” — le respondí.
— “¡Desde el día de tu graduación de la Academia no te he visto, muchacha, pero que bella que estás!” — los halagos no eran para nada distintos a como me los había descrito Gazell.
— “Me honra que usted me mantenga en sus memorias.” — otra reverencia y me indica con su mano a seguir por la escalera principal.
— “Siempre supe que llegarías a ser algo grande por El Reino.” — mientras subíamos, él me recomendaba darle vistazos a las nuevas pinturas que adornaban el recinto.
— “Su gusto siempre ha sido el arte.”
— “Elemental. Mis padres y abuelos siempre gozaron del buen ojo para los frescos.”
— “Veo que su elocuencia no ha sido subestimada.”
— “Y yo veo, que se ha informado de antemano a su visita.”
— “Son las reglas del oficio.”
— “Sino, a donde llegaríamos, a solo conversar de lo que tiene en su mente ¿no?”
— “Precisamente.”
— “Pase, discutiremos en mi despacho.” — El Ministro Ballas me dirigió por la sala de Ministros, donde había una puerta dorada para cada uno de los Ministros para cada uno de los temas tan relevantes que les pudieran concernir. Yo logré contar doce puertas, una distanciada de la otra por alrededor de unas veinte o treinta yardas. Era el piso menos concurrido, a parte de nosotros, solo dos viejos de ropas viejas sentados en una banca se miraban mutuamente y sin moverse, sin hablarse, solo intercambiando miradas.
— “¿Siempre están así?” — pregunté.
— “Y desde hace siglos. Pase adelante.” — las puertas se abrieron de par en par, la oficina era un lugar blanquecino, desde el suelo hasta el techo, un escritorio negro de la anchura de un par de carruajes con caballos se colocaba en el centro. El estudio era una vasta habitación, con un único par de sillas del mismo color del escritorio. El ventanal dirigía la vista hacia el centro de la capital. Quizás estábamos en el piso cinco o seis.
— “Esperaba más obras de arte.” — mi mirada estaba por doquier.
— “Este, es arte simple, mi querida Rhema’z.” — él se sentó primero.
— “Con tremendo panorama, no creo que necesite mas.” — me coloqué en mi silla. Él asentó.
— “¿Ha traído escolta?” — como dándole vuelta a una moneda, su rostro cambió de paciente relajado a uno casi constipado. La mueca me pareció sobre actuada a lo que no pude evitar dejar salir una sonrisa.
— “Definitivamente no. Como habrá logrado observar, en cuanto usted me ha invocado en el vestíbulo, la escolta permanece aún donde la dejé.”
— “Debo verificar, verá, según me dijeron, el tema es algo ‘delicado’, bastaba mas.” — un puro se colocaba entre sus dedos izquierdos, jugando con él, sin intención de encenderlo ni inhalarlo.
— “Le garantizo que de estas puertas no logra escuchar más.” — mi mano derecha sobre mi pecho.
— “Y yo debo garantizarle que están navegando en aguas turbias… y todos sabemos lo que sucede cuando las honduras se estremecen.” — el puro cambió de manos.
— “Tenemos remadores fuertes.” — yo estudié el exterior de la ventana. El ruido del centro no lograba entrar a la oficina.
— “Tres frudikdurs nuevos, dos ancianos y dos tortolos. Me parecen más una manada de caníbales.”
— “Pero todos creemos en su sabiduría.”
— “Veo que la elocuencia no ha sido solo mi don, señorita Rhema’z. Han elegido bien al mandarla a usted.”
— “Le informo que, me he ofrecido a venir.”
— “Y ha tomado la más correcta de las decisiones.”
— “Eso espero.”
— “Rhema’z, lo que ustedes buscan va mas allá de mi propio entendimiento, y no creo que haya existido jamás, desde los tiempos de la formación de este Ministerio ni de los tiempos en los que no había necesidad de cintas ni rangos, solamente hacía falta venir y hacerse de aquí.” — Nicolás se acomodó en la silla.
— “Le escucho.”
— “Llevo varios ciclos en este puesto, y le puedo casi jurar que no existe quien sepa más sobre sus anhelos más que este su servidor. Y cuentan con la suerte de que este ser que usted mira frente a usted ha sido testigo de las más horribles atrocidades y de las decisiones mas repugnantes que se hallan tomado en este sagrado lugar. Pero como hombres, solo nos queda cumplir con el deber.” — él estudiaba el puro.
— “Parece que tiene toda una historia por contar.”
— “Si, pero tendrá que esperar para otra ocasión. Su urgencia por saber les impide seguir adelante sin una vista clara. Rhema’z, lo que yo le voy a decir hoy, no será mi historia como Ministro de Evagia, sino que es la historia de las cuales su hermano estaba tan obsesionado. Por las cuales se adentro en los registros del Reino y decidió buscar su propio destino, más destino alguno no había sido escrito para él sin que antes nosotros intercediéramos en su estrepitosa vida. Cabe resaltar que vida era lo que más tenía. Usted fue afortunada de contar con un hermano como él.”
— “Gracias.”
— “Su hermano logró tener el acceso a los archivos donde se escriben los prohibidos quehaceres de la Evagia de este mundo, pero nosotros estuvimos siempre un paso delante de él, porque como le expliqué antes, su destino no era hacerla de liberador, mucho menos de héroe. Su hermano solo se convirtió en el catalizador para comenzar esto que hoy en día usted y la manada de caníbales se han propuesto. El agitador… ¿es Odín, cierto?” — sus cejas se levantaron.
— “Mi hermano era astuto.” — mi mirada se fue al piso.
— “Y no lo niego. Pero, simplemente, él no era para ese puesto.”
— “¿Quién entonces debía serlo? ¿Odín?” — la zozobra se apoderaba de mi voz.
— “Aún no está escrito. Es usted quién deberá destinarlo a su debido momento. Recuerde este día cuando se lo estoy diciendo.”
— “Temo que es mi carga.” — me encogí de hombros.
— “El agitador… será quién usted determine que sea Rhema’z.”
— “¿Me sugiere implantar estas utopías en la mente de él entonces?”
— “¡Ciertamente! Solo así logrará la felicidad que tanto anhela y necesita.”
— “Odín es mi motor para encontrar esa felicidad.” — mis ojos se humedecieron.
— “Ya lo creo. Ustedes no son tan distintos de otros seres. Yo una vez fui alguien con sueños, pero ahora solo sueño con el conformismo y me he rendido ante es status quo. Aunque una vez apoyaba el pensar que debíamos ser ese factor de cambio para poder salir de esta rutina y de la enfermiza tarea de solo estar para existir y ocupar una posición.” — el puro dejó de moverse. — “La información con la que yo cuento no es más que unos fragmentos de la gran colección de conocimiento que pueda imaginar. Pero el divulgársela así sin preparación alguna sería meternos, ambos, en una persecución de nunca acabar.”
— “¿Qué es lo que puede entregarme en este momento?” — traté de mantener la calma, sabía que él sabía que yo quería saber todo al respecto.
— “Por lo pronto le entregaré el ‘manual’ para poder entregar a Odín y Ghenabis al poder de los cristales. Pero, podría ser el único y ultimo intento de obtenerlo, ya que ambos son fuentes de poder muy poderosa. No garantizo que alguno de los dos pueda sobrevivir.”
— “Confíe en mí, al menos Odín perdurará lo que sea que tenga en su vía.”
— “La logística queda a cambio de ustedes entonces.” — él colocó un sobre blanco hueso sobre el escritorio, estaba sellado. Sin marcas, sin nombres, solo el sobre. — “De mis labios no pueden salir palabras. Debe leerlo en esta oficina y memorizar todo el mensaje.” — me entregó el sobre.
— “Le agradezco tanto Ministro Ballas.” — comencé a buscar la obertura del sobre. Mis ojos se petrificaron cuando leí el contenido de la correspondencia. Dos hojas de papel del mismo blanco hueso usado para el sobre, primero leí que el Ministerio funcionaría como un arranque para la transpotencialización definitiva del cristal de Ghenabis. Segundo, tenía dudas. — “Pero la gente inocente…”
— “…Ellos no tienen por qué enterarse. El Ministerio, según lo que ustedes planean, no debería existir. Será su punto de apoyo para comenzar esta carrera. Sin la figura del Ministerio tangiblemente, será difícil confiar unos a otros, a menos, que se esté en su red.”
— “Es un poder sin igual.”
— “Ghenabis podrá controlarlo.”
— “Yo haré que los archivos necesarios para documentar la historia correcta del Reino sean movidos de este lugar.”
— “Será una lastima para su bella oficina.”
— “De todas formas no me llena este lugar.” — El rostro del Ministro se tornó pálido, sus ojos sin brillo me miraban fijamente. — “Yo no soy feliz.”

«El templo, que es esencia y carne de Odín deberá ser destruido,
el poder del Fuego quemará sus ojos ciegos.
Odín resurgirá para proteger lo que más ama.»

Cuando las puertas doradas se cerraron detrás de mi, los ancianos ya no estaban. El silencio formaba parte del ambiente y la nada se apoderó de la sala de Ministros. Por primera vez sentía miedo de perderlo.

 
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No puedo creer que nadie haya comentado.

A ver, lo releí (obviamente) y como pudiste haber notado por alguno de mis post anterior, Cydef me gusta mucho,
incuso hace unos días estaba hablando con Kuja y le decía que un libro (Geralt) era de los mejores que había
leído en cuanto al manejo del tiempo y tú no te quedas atrás. El tuyo tiene unos fallos que se corregirían
si te decidieras a publicarlo, pero me parecen muy buenos.

Hay algo que no me cuadra: desde el principio Odin quedó ciego, pero en al menos un capítulo describes como si
pudiera ver todo y en el séptimo regresas nuevamente a una ceguera total.

También sobre el capítulo 7, creo que fue el único manejo del tiempo que no me gustó. A mi parecer te brincaste
demasiadas cosas y quisiste empezar en algo trascendental para la historia pero con un salto muy brusco y no
terminó de convencerme. La escritura sigue bien, pero como es de esperarse, se nota una diferencia.

Espero que sigas.!!!!
 
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No puedo creer que nadie haya comentado.

A ver, lo releí (obviamente) y como pudiste haber notado por alguno de mis post anterior, Cydef me gusta mucho,
incuso hace unos días estaba hablando con Kuja y le decía que un libro (Geralt) era de los mejores que había
leído en cuanto al manejo del tiempo y tú no te quedas atrás. El tuyo tiene unos fallos que se corregirían
si te decidieras a publicarlo, pero me parecen muy buenos.

Hay algo que no me cuadra: desde el principio Odin quedó ciego, pero en al menos un capítulo describes como si
pudiera ver todo y en el séptimo regresas nuevamente a una ceguera total.

También sobre el capítulo 7, creo que fue el único manejo del tiempo que no me gustó. A mi parecer te brincaste
demasiadas cosas y quisiste empezar en algo trascendental para la historia pero con un salto muy brusco y no
terminó de convencerme. La escritura sigue bien, pero como es de esperarse, se nota una diferencia.

Espero que sigas.!!!!
Supongo que hay mucho que re-leer.

Gracias por los cumplidos.

Mira, con respecto al capitulo # 7, he hecho un arreglo mayor, moviendolo del 7 al 8. Y escribí un nuevo capitulo # 7. Lo puedes leer en el post arriba del tuyo o en la primera pagina de este tema. Quizás así evito un poco el bache.

Capitulo VIII​
Sueños / Esperanza.

«Espero algún día puedas decirme lo orgullosa que estás de mí.» — yo pensaba en Rhema’z cada vez que entraba al templo al que yo estaba asignado. Pensaba en ella y las cosas que estaban por venir y los tiempos que estaban por cambiar. Pensaba en ella y las oportunidades que crearíamos para todos los seres en El Reino y sobre las concepciones de justicia que deseábamos aplicar. Ese día ella me esperaba frente a la entrada.
— “Aunque no hicieras nada, estaría siempre orgullosa de ti.” — respondió ella, mientras me estudiaba caminando hacía ella.
— “¡Mi alma no podría tener mayor alivio!”
— “¡Atesoro esto y mucho más!”

Tomé su mano con la mayor sutileza posible, caminamos y ella me explicaba como estaba vestida ese día: sus ropas blancas, largos metros de tela sobre tela que cubrían su cuerpo de hombros a tobillos. Un fajón alrededor de su cintura. Llegamos hasta el pórtico que daba la entrada al templo. Era un día sin Guardianes que le escoltaran, sabía que no se podía repetir una oportunidad así en siglos.
— “¿Ellos te han abandonado hoy?” — le pregunté dejándola pasar al recinto.
— “Ellos se han ido a otros lugares con menos zozobra. Les causas temor, tu tez pálida y fría les hace tener pesadillas.” — ella acarició mi rostro con su mano derecha, su mano fría sobre mi piel.
— “¿No les gusta mi decoración? — solté sus manos para hacer una especia de mueca mostrando el interior del templo bajo mi jurisdicción. Ella levemente sonrió.
— “Me temo que no eres el mejor decorador del Reino.”
— “Me veo atrapado entre estas paredes y como tu luz no se posa a menudo sobre estos aposentos, las flores que deberían haber dentro se marchitan.”
— “Yo no tengo nada que ver en esto.” — ella entonces se sentó en una de las bancas que quedaban frente a un ventanal. Podía sentir como la luz opaca se filtraba arduamente a través del vidrio glaseado, el aspecto era lúgubre. En otro extremo del pasillo en el que estábamos habían trozos de vidrio sobre el suelo.
— “Anoche pedí nuevos niveles de protección personal, he hablado con Leviatán sobre los atentados hechos contra el templo.”
— “¿Hacía cuanto?” — me dijo mientras observaba el montículo de vidrio roto sobre el suelo.
— “Anoche.”
— “Preguntaba sobre el tiempo en que no habíamos tenido para estar a solas, como hoy.” — ella me dijo mientras se levantaba para ver la pared quemada por las pirotécnicas bombas lanzadas la noche anterior.
— “Varias décadas.”
— “Anoche soñé con mi madre y mi hermano.” — su voz se achicó. — “Ella me decía que me detuviera, yo estaba caminando sobre un muelle sin fin. Mi hermano me llevaba de la mano.”
— “¿Lo tomaste como una señal?”
— “Ciertamente.” — ella me tomó de la mano.
— “Sabes que no puedo echarme hacía atrás y olvidarme del asunto. Toda mi vida…”
— “…pero mi madre ya no está aquí, ni mi hermano.”
— “¿A que le temes entonces?”
— “A perderte en este intento.”
— “¿Hay algo en ese sueño que no me estés queriendo contar al respecto?”
— “Solo puedo decirte que el futuro no será provechoso si nos llegamos a separar. Y si eso llega a suceder, lo cual estoy muy segura, pero si llegase a pasar, escúchame bien...” — mi atención se posó completamente sobre ella, su rostro estaba triste.

* * *

El edificio del Ministerio ardía en llamas, al igual que los edificios circundantes. Como mil millones de soles que hubiesen arremetido en contra de la capital, el fuego era incontrolable, el ataque había sido inminente. Las calles blanquecinas ahora se habían llenado de ceniza y reflejaban el ardor de las flamas. Una voz en el fondo de los callejones pedía mantener la calma, mientras que entre la multitud surgía una figura conocida ante los ojos de los demás. Ghenabis apareció en momento oportuno, mientras algunas entidades luchaban contra el fuego, ella levantó su espada y con un solo movimiento de sus manos, las llamaradas fueron contenidas. Su cara irradiaba furia y recelo, su voz sonó entonces áspera y malhumorada.

— “Primero los templos y ahora el Ministerio. ¿Dónde se encontraban los guardias?” — demandó.
— “Aún no sabemos donde puedan estar… me temo que adentro del edificio.” — un sirviente contestó.
— “¡¿Me dices que pudo haber iniciado desde adentro?!”
— “Es solo una idea…”
— “¡QUIERO UN REPORTE DE TODAS LAS PERSONAS QUE ENTRARON AL MINISTERIO EL DIA DE HOY! ¡INTERROGUENLAS A TODAS!” — exigiendo esto, ella se adentró al Ministerio. El sirviente la siguió con la mirada por unos segundos y luego procedió a buscar ayuda para redactar el informe solicitado.

Lo que antes era un glorioso vestíbulo se había convertido en escombros y ceniza inflamable, las paredes calcinadas aun irradiaban los vestigios del incendio. Ghenabis caminaba con paso firme entre los derrumbes y se adentraba más y más en el descolorido pasillo principal. Empujó un par de puertas pesadas, que habían sobrevivido, y se encontró en una de las salas de convenciones, intacta.

— “Espero este lugar este protegido contra los oídos de los Guardianes…” — Dijo ella al entrar a la habitación.
— “Lo está.” — respondió Atlante.
— “¿Cómo has logrado evacuar a todo el mundo?”
— “Se recibió una nota esta mañana, pidiendo evacuar el lugar a las cuatro en punto, de lo contrario muchos perecerían. Es cómico pensar que hay quienes temen mucho por sus existencias, pese a sus rangos tan elevados.” — elocuentemente Atlante informó a su colega.
— “¿Quién ha sido el chivo expiatorio?”
— “Nadie.”
— “¿Por qué tuve que entrar a buscarte?”
— “Improvisación… Rhema’z lo ha sugerido.”
— “¡Ese chica! ¿Acaso no se da cuenta que el ataque al Ministerio es probablemente lo más obvio que pudo haber ocasionado?”
— “Ciertamente, Rhema’z parece conocer a Odín mejor de lo que nosotros podamos y dijo que él estaría de acuerdo en todos los aspectos.”
— “¡Para colmo de males!”
— “Ella me pidió que te entregara esto, aquí en este lugar…” — Atlante le entregó un documento a Ghenabis. — “Es el protocolo a seguir después de hoy.”
— “¿Ya está listo el proceso para mí?” — dijo ella leyendo las instrucciones.
— “Aparentemente, han descifrado el acceso a tu cristal.”
— “¡Tal poder…! ¡Atlante, esto es peligroso!”
— “¿Querida, piensas que ignoro ese hecho? ¡Muero de miedo con solo pensarlo, pero el chico insiste en que las cosas están mal en este mundo!”
— “¡¿Por qué debo ser yo la primera?!”
— “Tu poder es el menos predecible, es mejor saber que es lo peor que pueda pasar de inicio a esperar a que nos mates a todos.”
— “Creo que ella no me pide que los mate a todos… sino solo a uno.”
— “Recuerda, es solo el protocolo de emergencia.”

* * *

— “El caos se desatará Odín.” — dijo Rhema’z.
— “¿Cuándo sucederá?” — le pregunté.
— “He mandado a Atlante con Ghenabis. En estos momentos el Ministerio ha de estar derrumbándose. Las revueltas en los extremos sur y norte de la Capital han obligado a los Guardianes a permanecer en servicio y las sospechas de desapariciones en el este y oeste han llevado a los Ministros fuera de la zona de ataque. He encontrado las pruebas de que la transpotencialización es posible usando los cristales de poder y he encontrado los accesos a cada uno.”
— “Llevame a esa información.”
— “No te lo puedo permitir, es muy riesgoso, cada uno tendrá instrucciones por separado en caso de que algo llegue a salir mal.”
— “¿Pero, como sabré que puerta tomar cuando me encuentre en un callejón sin salida?”
— “Las instrucciones llegarán a ti en el momento adecuado. He pedido a Atlante a guiar a Ghenabis por su transpotencialización.” — Que ella me explicara estas cosas con tanta pasión me hacían recordar a la Rhema’z que conocí en la Academia.
— “¡Como quisiera saber!”
— “¡En el peor de los casos, Ghenabis vendrá a destruir tu existencia!” — ella me abrazó.
— “¿Es mejor eso a que todos caigamos, no?”
— “Es lo mejor…” — su mano sobre mi pecho buscaba refugio.
— “¿Y si tenemos éxito?” — su respuesta fue interrumpida por un estruendo a lo lejos.

La onda de sonido viajaba a velocidades exorbitantes, las paredes rugieron y las ventanas se partieron. Rhema’z no se movió de donde estaba, mantuvo sus brazos alrededor de mí, yo la mantuve cerca mientras pasaba el temblor. Yo podía sentir como la energía liberada venía desde la Capital y que el plan había comenzado a ejecutarse. Ghenabis había liberado los poderes del cristal que encerraban en su templo, Atlante había sido el facilitador del cristal, lo había tomado y lo había llevado al Ministerio, el lugar no pudo más que encenderse en llamas cuando él tocó el cristal.

— “Ellos estarán bien.” — me dijo Rhema’z.
— “La destrucción del Ministerio… encubrirá lo que Ghenabis obtuvó hoy.”
— “Precisamente.”
— “Tu eres el siguiente en la fila.”
— “¿Por eso has venido?”
— “No. Vine a contarte de mi sueño.” — ella se soltó.
— “No llegará día en que tengamos que separarnos.”
— “Hablas como si tu lo hubieses soñado.”
— “Hablo como el que tiene la esperanza.”

Detalle de Inspección # 003
Por: Eginus Maxel-Ivrid, Segundo Contralor del Ministerio.
División de Investigación Post-Juicios.
Delito # 3 Encontrado:
Atentado en contra de el Ministerio.
Conclusión: Destrucción premeditada de propiedad de el Ministerio.
Delito # 4 Encontrado:
Transpotencialización sin autorización.
Conclusión: Aún no existen pruebas de que se haya transpotencializado en el lugar donde existía el edificio del Ministerio, todo rastro de liberación de energía fue borrado debido a la explosión ocurrida ese mismo día.

 
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