Cuento Corto - Perdido en mi pensamiento.
Me encuentro en un lugar lejano; era como un bosque, bastante sofocante y que te llenaba el cerebro de montones de ideas inútiles; ideas sobre la vida, la felicidad eterna, el amor...¿Acaso importa? Creí que estaría mucho mejor lejos de ahí y más cerca a mí mismo. Aquel lugar me lo impedía y era al parecer inacabable, infinito, indestructible... Era como cuando no quieres estar solo y todos te rehuyen, tal como cuando buscas a un ser querido y notas al momento su ausencia. ¿Pero qué digo? Quiero estar solo. Quiero estarlo porque de esa forma no tengo más de una preocupación: Yo. Porque si rompo el lazo de tal sentimiento que me ata a aquellos a quienes amo, tendré por fin la libertad: la libertad de soñar, de vivir y morir tranquilo, sin importarle a nadie más que a mí.
Eso es lo que busco desde hace mucho, pero no logro encontrarlo. Siempre me detiene ese terrible sentimiento; aquello que hace que mire al pasado y me de cuenta de que entre mas regrese mas feliz solía ser. Que aquel mundo, lleno de ilusiones y al parecer vacío y efímero podía llenar el vacío que deja la insatisfacción con el paso de los años. Que la ingenuidad es el tesoro más grande del ser humano, así como la razón su más grande perdición.
Caminé por el bosque sin hallar salida; no había Dios, no había alguien en quién confiar ni echar la culpa de aquel sufrimiento. Intenté rendirme y dejarme caer en aquel suelo duro que cubría la superficie por donde vagaba, pero entre más quería dejarlo más pensamientos llegaban a atormentarme si cesar... por fin me daban tregua pero solo sería por un tiempo.
Lograba descansar, pero al otro día no seguir era inevitable, me veía impulsado por más de un sentimiento: la necesidad de vivir, de actuar, de intentar cambiar la rutina, de superar las metas y alcanzar los retos; todos estos carcomidos por la verdad que había detrás de aquellos propósitos, no había nada más que la búsqueda de mi propia felicidad, una que no tiene sentido, que no dura más de un día, o de una noche, que al cabo de los años terminará con la muerte, y esta pondrá fin a todos los deseos de nuestro pensamiento.
Así pues, y envuelto en dicha paradoja, convertí al tiempo en mi peor enemigo, y no hago nada por detenerlo, solo dejo que pase y de fin a esta vid, con la esperanza de que la muerte traiga algo mejor, y poder volver al eterno vacío en el que estaba el alma antes de llegar a un nuevo cuerpo.
~Adéu!
PERDIDO EN MI PENSAMIENTO
(No se me ocurrió algo mejor xD)
(No se me ocurrió algo mejor xD)
Me encuentro en un lugar lejano; era como un bosque, bastante sofocante y que te llenaba el cerebro de montones de ideas inútiles; ideas sobre la vida, la felicidad eterna, el amor...¿Acaso importa? Creí que estaría mucho mejor lejos de ahí y más cerca a mí mismo. Aquel lugar me lo impedía y era al parecer inacabable, infinito, indestructible... Era como cuando no quieres estar solo y todos te rehuyen, tal como cuando buscas a un ser querido y notas al momento su ausencia. ¿Pero qué digo? Quiero estar solo. Quiero estarlo porque de esa forma no tengo más de una preocupación: Yo. Porque si rompo el lazo de tal sentimiento que me ata a aquellos a quienes amo, tendré por fin la libertad: la libertad de soñar, de vivir y morir tranquilo, sin importarle a nadie más que a mí.
Eso es lo que busco desde hace mucho, pero no logro encontrarlo. Siempre me detiene ese terrible sentimiento; aquello que hace que mire al pasado y me de cuenta de que entre mas regrese mas feliz solía ser. Que aquel mundo, lleno de ilusiones y al parecer vacío y efímero podía llenar el vacío que deja la insatisfacción con el paso de los años. Que la ingenuidad es el tesoro más grande del ser humano, así como la razón su más grande perdición.
Caminé por el bosque sin hallar salida; no había Dios, no había alguien en quién confiar ni echar la culpa de aquel sufrimiento. Intenté rendirme y dejarme caer en aquel suelo duro que cubría la superficie por donde vagaba, pero entre más quería dejarlo más pensamientos llegaban a atormentarme si cesar... por fin me daban tregua pero solo sería por un tiempo.
Lograba descansar, pero al otro día no seguir era inevitable, me veía impulsado por más de un sentimiento: la necesidad de vivir, de actuar, de intentar cambiar la rutina, de superar las metas y alcanzar los retos; todos estos carcomidos por la verdad que había detrás de aquellos propósitos, no había nada más que la búsqueda de mi propia felicidad, una que no tiene sentido, que no dura más de un día, o de una noche, que al cabo de los años terminará con la muerte, y esta pondrá fin a todos los deseos de nuestro pensamiento.
Así pues, y envuelto en dicha paradoja, convertí al tiempo en mi peor enemigo, y no hago nada por detenerlo, solo dejo que pase y de fin a esta vid, con la esperanza de que la muerte traiga algo mejor, y poder volver al eterno vacío en el que estaba el alma antes de llegar a un nuevo cuerpo.
~Adéu!
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