Europa Corps ~ Heralds of hope

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Richilion

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En el espacio vital de alguna chica guapa.
Perfecto. Hemos recién empezado unos tíos y yo un proyecto en la sección de Rpg Maker, y, para darle un soporte literario al juego en si mismo y darle algo más de encanto y enganche (Para personas que quizás en condiciones normales no visitan la sección o no juegan los proyectos presentados porque las tramas son breves, tontas o cliché), estoy escribiendo a la vez que el guión en si mismo, una versión relato del asunto. La sinopsis más general de lo que presenta el proyecto la podéis encontrar en (Es todo más fácil si leeis el primer post de aquello antes de ponerle los dientes a esto, estaréis más situados en lo que pasa), es

Europa Corps ~ Heralds of hope
http://www.emudesc.net/foros/rpg-maker/323619-europa-corps-heralds-of-hope.html

Seríais mucho, mucho muy dulces en comentar aquello, toda idea (Toda) será tomada en cuenta en la medida que esta pueda aportar al proyecto.


Prologo - El encuentro (Parte I)
_Si señor, los sobres están aquí. Sellados, si... -Se oían zumbidos del otro lado de la linea. Zumbidos gritantes y enérgicos, como los que se tienen tras no haber dormido en una noche, y estar a media jornada- Ninguno ha sido abierto, No, señor. Pe-. Pero-. Pero señor, ¿Está usted seguro?

Lo que siguió fue una tormenta de gruñidos y bufidos desde el cable. Un oficial de comunicaciones sostenía el delgado y fino teléfono en medio del pequeño cuarto que la oficina de correos londinense les había prestado para su misión, tan importante que ningún detalle al respecto podía revelarse.

En la distancia (Razón alguna, o ninguna, que hubiese) los empleados normales de la oficina de correos no paraban de mirar, asombrados, como agolpaban sobres con sellos rojos sobre una mesa, ocho, siete, quizás nueve, y como iban sacando palomas de jaulas y poniendoles redecillas en las patas, en las cuales metían los sobres.

Había otra razón importante para que los empleados pudieran paralizar su trabajo normal admirando la escena. Mucho, muy importante: El jefe común de todos aquellos entusiastas y respetables jovenes, estaba no menos maravillado que ellos, y entonces no menos maravillado que furioso.

Gritaba en la linea, esperando impacientemente que le pudieran atender. No es posible, señor Adler. El coronel se encuentra ocupado de momento. Por favor espere, por favor.

No, señor Adler no, no existe una razón por la que los enviados de Almirantazgo hayan solicitado su linea a una casa vecina y no usado la de la oficina. Por favor, sea paciente caballero Adler.


Tamborileaba en su mesa de caoba, a momentos lanzaba el auricular contra la madera, para luego preguntar en tono amable a la señorita si esta seguía allí (Consiguiendo, entonces, una respuesta aún más suave y dulce de su parte. Se carcomía, si), hacía aquella danza del cuervo de las caricaturas, maldiciendo su suerte, la guerra, la jodida guerra, y a momentos conteniendose de gritar que deberían ganar los alemanes. Ellos, ¡Si! Ellos seguramente sabrían como hacer sus estupideces sin perturbar la oficina de correos de una CAPITAL.

No, no no no. La cosa no pareció mejorar, por varios minutos siguió, conteniendose de coger el auricular y destrozarlo a golpes contra la mesa. Se sentía ultrajado, si.

Señor Adler, el Coronel ya puede contestarle, dijo aquella amable muchacha tras varios instantes más de espera. Él tenía el auricular en la mano, preparando su estocada final a la muchacha, cuando vio por la ventana de su despacho al menos dos palomas al vuelo con cartas en las patas. Estaba estupefacto, y estupefacto y perturbado colgó el auricular sin emitir palabra alguna, antes de romper en una violenta carcajada.



Amanecía en Londres, y entre las chimeneas y las calles sobrevolaba un largo grupo de palomas mensajeras. Un poco viejas ya, sólo conocían una ruta, y una ruta cada una. Lo gracioso del asunto era que conocían rutas a lugares que nadie de la cadena de mando conocía, que almirantazgo, o el rey mismo conocía. Esas palomas eran herencia de alguien, que no dejó ningún tipo de pista salvo aquellas avezuelas, y la instrucción de su uso.

Los nombres, las cualidades, y todo lo demás que tenían (Nada en absoluto, pero en fin) habían salido de un dudoso documento, una lista maltrecha que, como los zapatos de Carlomagno y el Vello púbico de Davinci, el servicio secreto británico guardaba, para circunstancias, sin entender bien cuales.

Serpenteaban y se agitaban suavemente las plumas de las palomas, quitándoles años de encima. Habían sido entrenadas en algún momento, y ahora, casi una decada después, por fin volaban libremente por los cielos recién amanecidos. Pasaron rápaces sobre niños jugando a la pelota, sobre ratas que las hacían carrera a lo largo de los techos, sobre putas y policias, y mercaderes, y hombres de bien (Los peores de todos).

Al menos cuatro de ellas tomaron dirección a viejas barriadas pobres, donde había menos y menos niños, menos y menos hombres de bien, menos y menos vida. Si alguna vez una paloma mensajera tuvo miedo en algún lugar, podría haber sido este. En aquel lugar parecía no amanecer. Las casas de viejos y oscuros materiales parecían devorar la luz completamente, y las calles, llenas de sombras, eran la cuna de la noche misma, sin luna ni estrellas.



En la oficina de correos, el oficial de comunicaciones cogió un grueso telégrafo, y con un lapiz en la oreja y ninguna comprensión de lo que estaba enviando, Morse cifrado, niños y niñas, proseguía su trabajo.

La vida no es corta para todos, señor. La vida vida vida no es corta-cor-ta-ta-ta para todos. Gran unicornio, sus cazadores, le están cercando. Britania unida, jamás será vencida. Valerosa hazaña, valerosa hazaña, valerosa hazaña.

No menos de tres veces llamó nuevamente al hombre a cargo de las ordenes para preguntarle si aquello estaba bien, recibiendo reverendos gritos cuando citaba partes del mensaje en voz alta.

Gran Bretaña, el país de las maravillas. Inevitable pensar, los alemanes son más serios hasta para producir códigos. Pasó por la cabeza del oficial, sin imaginarse que, en efecto, la gran estrategia de guerra del Reino Unido se trataba de algo más parecido a un juego de niños que una táctica eficaz de guerra moderna.

Adieu

PD: Realmente me da lo mismo si no queréis ser dulces (Artilleria pre-trolling) ;)
 
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Oh gracias, pero sé como pasar mis fiestas este año, con la gente que necesito que esté allí, señor Bot :3

Ahora, si su controlador (No muy eficiente, aye) que puso en su rango de asedio una pagina hispanohablante, siendo que usted transmite mensajes en ruso, sería genial que le activase el script necesario para usted comentar el escrito,

Добрый день!
 
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