OP
Primer capítulo
La maldición del pueblo de Craden
El vecindario estaba desolado, las tardes eran frías y oscuras, no podía parecer mas triste y muerto, usualmente oscurece a las siete, pero en el pequeño poblado de Craden oscurecía a las seis, nadie salía de sus casas, el viento soplaba suave, pero con un frío increíble, las nubes parecen en constante amenaza pero nunca llueve, todo el pueblo parecía estar muerto.
No siempre fue así, antes era un pueblo mas alegre, los niños salían a la calle a jugar hasta tarde, saltaban y reían, compraban helados y parecían felices, todo parecía estar en perfecto estado, hasta que un día extraño incidente sucedió en el lejano pueblo.
-Señor quiero ese -decía un pequeño niño al dueño de una tienda de dulces.
-Claro toma -dijo el vendedor.
El niño salió de la tienda con un puñado de dulces, no tendría más de siete años, su nombre era Sebastián, cruzaba el parque hacia su casa que se encontraba a unos metros de allí, cuando vio a otro niño llorar en una esquina, se acerquo a él.
-¿Qué sucede?- pregunto Sebastián.
-Quiero caramelos, pero no tengo dinero para comprarlos -respondió el niño
-Toma yo tengo muchos, te invito -dijo Sebastián.¿Te gustan mucho los dulces? ¿tanto como a mí?
-Me gustan los dulces, es cierto, pero hay algo me resulta mucho más delicioso -respondió el niño sonriendo -ven sígueme y te lo mostrare.
Preguntándose donde estaba su hijo la madre de Sebastián salio a buscarlo.
-¿Donde esta mi hijo, lo has visto? -dijo una mujer a su vecina.
-Seguro esta jugando con esos niños en el parque -Respondió su amiga.
Pero no estaba, allí, tampoco en la heladería ni en casa de sus amigos, la mujer estaba preocupada. No fue sino hasta que escuchó la voz de su hijo al otro lado de la calle cuando se tranquilizo, estaba riendo, así que fue a buscarlo con la intención de gritarle -¿Que se había creído poniéndose a jugar, cuando yo estoy tan preocupada por el? -pensó la madre.
Pero rápidamente esas risas cambiaron a un llanto, y luego a un grito de espanto, similar a como si lo estuvieran torturando. ¿Que estaba pasando?
Comenzó a correr por una calle vacía, ni siquiera las luces de las casas a los lados estaban encendidas, el grito de su hijo provenía de la esquina de la derecha, no podía ver lo que sucedía, pero sabía que ese era su hijo, su corazón se aceleraba, sus piernas temblaban y su estómago se revolvía, sensaciones que solo una madre podría sentir sabiendo que su hijo esta en peligro.
Cuando por fín voltio en la esquina donde estaba el infante, lo encontró llorando y gritando al mismo tiempo. ¿Que sucede hijo?¿Por que gritas?-Preguntó la madre.
Entre gemidos y gritos el niño respondió -ese niño... se arrugo y...
De repente dos manos delgadas, arrugadas y pequeñas como las de un niño salieron por debajo de un auto que se encontraba detrás del niño y agarrandolo de los tobillos, lo arrastraron hacia abajo.
La mujer exclamo un grito de terror mientras se lanzaba al piso para sacar a su hijo, lo que sea que lo jalo hacía la parte de abajo del carro, ya lo había arrastrado devuelta hacia arriba por el lado contrario. Tirada en el piso, por debajo del auto la mujer logro ver a su hijo, llorando y gritando, junto con una figura chata, tapada con vestimenta infantil, colorida y ancha lo arrastraba por la calle, todo pasaba muy rápido, no lo pudo ver bien.
La madre gritaba -suéltalo...algien ayudeme.
Pero no había nadie cerca, la figura del niño arrugado lo metió a una casa pequeña, nada diferente de las demás. La mujer trató de entrar también, pero había cerrado la puerta con seguro.
Estaba desesperada, asustada y sola, sentía una sensación de impotencia tremenda.¿Qué le estará haciendo? ¿por qué hacia esto?¿quíen era? -eran las preguntas que pasaban por su mente mientras agitaba al manija de la puerta desesperadamente.
Los vecinos comenzaron a salir de sus casas, un hombre se acercó a ella, se llamaba Edwin Vargas.
-¿Señora que sucede? -preguntó Edwin.
-Mi hijo se lo han llevado, esta... esta allí dentro -respondió la madre.
-Allí solo vive un mi vecino, es un anciano, él esta enfermo, no creo que...
-Por favor... -dijo la madre llorando desconsoladamente.
Edwin tumbó la puerta y entraron rápidamente, la casa apestaba por dentro, como si algo allí llevara muerto ya mucho tiempo, y pronto encontraron la causa del hedor, era el dueño de la casa, sentado en un sillón frente a un televisor aún prendido, con el periódico de hace tres días en el regazo y el cuello degollado con lo que parecía cuatro garras o... uñas.
La madre gritó aun más fuerte que antes, pero pronto ese grito fue opacado por otro más fuerte, pero de alguna forma más diabólico, proveniente del tercer piso. Se apresuraron a subir por las escaleras, sus corazones latían rápido, parecía que en algún momento se iban a salir de sus cuerpo por lo fuerte que latían, llegaron al segundo piso y sus piernas comenzaron a temblar, subían al tercero, pero los escalones se hacían largos y cansados, cuando por fin llegaron al voltear sus cabezas, ambos vieron algo aún mas horrible que lo que habían visto en el primer piso, se trataba de la figura de un niño tirado en el piso, con la mitad del rostro que parecía devorado por algo, el lado derecho de su cara estaba totalmente deforme e irreconocible, cubierto de sangre, y le faltaba carne en los dos brazos y una de sus piernas llegando a notársele sus huesos. Una figura que ninguno jamás olvidará. Al lado del cuerpo, se encontraba escrito en la pared con sangre y letra corrida: Xadan.
La mujer se acercó lentamente al infante deforme sin poder hablar, no había duda por la ropa que llevaba, era su hijo Sebastián.
Un grito de horror salió de la casa cubriendo toda la calle, siendo solamente opacados por las sirenas de los autos de la policía local acercándose a la casa.
Ese fue el comienzo de la maldición del pueblo de Craden, los días siguientes a esa semana comenzaron misteriosos asesinatos de personas y desapariciones de niños. Pero ese apenas era el comienzo...
Segundo capítulo.
Asesinato en la calle Balimor.
Una semana había pasado, desde el asesinato del niño y el anciano y la policía local no tenia idea de que era lo que sucedía, lo peor de todo era que las matanzas seguían, se estableció un toque de queda, nadie podía salir de sus casas a partir de las siete de la tarde, pero no era necesario decretarlo, las personas de por si ya estaban demasiado asustadas, no se atrevían a salir en absoluto por las noches.
Ni siquiera en el mismo departamento de policía de Craden el miedo estaba ausente, tanto era la desesperación del jefe que decidió llamar a un especialista, no se trataba de otro detective sino de un investigador de sucesos paranormales.
Era una noche silenciosa, el viento soplaba fuerte y las calles estaban vacías, salvo por dos policías se encontraban patrullando zona norte, en la calle Balimor, al parecer estaban discutiendo.
-¿Qué demonios?, se habrá vuelto loco ese viejo, que hace llamando a un fanático de ovnis a nuestro pueblo, no lo necesitamos podemos con esto nosotros, y lo peor es que dio la orden de que lo tenemos que ayudar en lo que pida, ¿Puedes creer a ese imbésil?-Dijo Mark Coner, uno de los policías a su compañero, sentía que su cabeza estaba doliéndole.
-Tranquilo, necesitamos toda la ayuda que podamos tener, no importa si es de un nerd o lo que sea, si ayuda a atrapar a este loco valdrá la pena la humillación de servirle por un tiempo.-Respondió Jonathan Fade a su compañero.
-Si quieres tu dejaras que te mande, yo no pienso obedecer a un mocoso al que le doblo la edad.-Respondió Mark
Mientras seguían discutiendo los dos policías, el dolor en la cabeza de Mark se cada ves mas fuerte, sentía que comenzaba a afectar su humor.
-Vamos Mark, no puedes ser tan orgulloso, es decir si es por el bien del pueblo y sus habitantes, yo creo que...
-¡Ya cállate! Tú que sabes eres un mocoso, a mi si me avergüenza.-Interrumpió furiosamente Mark.
-De acuerdo lo siento... ¿Qué sucede? ¿Te sientes bien?-Preguntó Jonathan
-Si, no te preocupes, yo lo siento, creo que estoy cansado, tengo...tengo que orinar, dame un segundo.
Mark sentía que su cabeza estaba a punto de explotar, comenzaba a ver borroso, mientras se dirigía al callejón para orinar-A qué se refería con que era orgulloso-Pensó-No soy orgulloso, que sabe él, es solo un niño comparado conmigo, no es nadie...no es nada.
Sentía que su ira aumentaba, su sangre hervía en sus venas, algo no estaba bien, sentía que quería aplastarle la cabeza a Jonathan.
Cuando terminó de orinar comenzó a tranquilizarse.
-Esta bien, no es nada por lo que me tenga que enojar, es decir solo son palabras, jeje-Pensó Mark, pero su cabeza seguía doliendo y estaba empeorando, comenzaba a tener problemas para mantenerse de pie, se sentía cansado y con frío.
-Phff...que idiota.-De repente cuando volteo la cabeza, vio la horrible imagen de un enano deforme, con el rostro arrugado y sucio como el de un duende, pero este no tenia orejas puntiagudas, sus ojos eran enormes y se podía notar cada vena en ellos, sus dientes pequeños, amarillos y afilados, con una gran sonrisa en el rostro, su nariz era considerablemente larga y no tenia cabello, lo que hacia que se notaran venas en su cabeza, como si hubiera sido quemado.
-Hola.-Dijo la criatura con voz chillona, colocando su delgada y pequeña mano en el pecho de Mark, su corazón se detuvo, estaba teniendo un infarto.
Jonathan seguía esperando, se estaba demorando mucho, hasta que vio una figura salir del callejón, no podía ver bien, había demasiada neblina.
Los pasos de la figura se hacían mas fuerte hasta que por fin vio lo que salía, era Mark.
-Hola ya me estaba preocupando...
De pronto el estridente sonido de una bala salió del arma de Mark y se detuvo en el cerebro de Jonathan, le había disparado.
Sin hacer ningún gesto cogió un cuchillo que sacó del cinturón, no era de el la criatura se la había dado y con ese cuchillo comenzó a rasgar el cuerpo inerte de Jonathan, una y otra ves es cuchillo penetraba el pecho del policía caído, y la sangre le salpicaba en el rostro, comenzó a abrirle el pecho y atravesar su corazón, hasta que se detuvo, lo siguiente que hizo fue soltar el cuchillo y empapar su mano con la sangre que salía a borbotones de su corazón, y comenzó a escribir algo en la pared.
Cuando terminó de escribir se quedó parado por un momento, aún sin expresión en el rostro, como si nada hubiera pasado, ni si quiera el mas mínimo pensamiento surcaba su mente, lo único que hizo fue agarrar su arma y dispararse a sí mismo en la cabeza.
Ese fue el final de los dos policías, que decidieron hacer ronda por la noche, cuidando la calle de Balimor.
Al día siguiente la policía encontró los dos cuerpos inertes en el piso, la calle fue clausurada y las personas hacían gran escándalo, pero no únicamente por los cuerpos.
-Aún lado, con permiso, soy el investigador, hablé con su jefe hace tres días, estoy a cargo de este caso-Dijo Jack Demion a los policías que cuidaban la zona.
-De acuerdo, puede pasar.
Su sorpresa fue enorme cuando vio lo que estaba escrito en la pared, se sorprendió, estaba preocupado, pero sentía que de algún modo había visto eso antes, hace muchos años. La sangre de la pared se había secado, pero se distinguía claramente: XADAN ME HIZO HACER ESTO.
Tercer capítulo
La niña debajo de la cama.
La policía comenzó a despejar a la multitud, con los dos cadáveres, ya eran cuatro los asesinatos en Craden, y siete desapariciones de infantes, ninguno pasaba los ocho años de edad, las personas estaban mas asustadas que nunca, al principio se pensó que era suicidio, hasta que se vio la escritura en la pared, y la daga dejada en la sombría escena.
Manden esto al laboratorio, háganle todas las pruebas que tengan, huellas digitales, el tipo de metal, quiero saberlo todo de esa daga-Dijo jack mientras le tomaba una foto y la guardaba en su chaqueta, era un hombre alto, con hombros anchos como los de un atleta, tez clara, no precisamente blanca, ojos negros y cabello corto y negro, tenía un peinado de pelos parados.
La angustia lo consumía, sabía que había visto esa marca antes,-Xadan, Xadan-Se repetía continuamente en la mente, pero no lograba recordar.
Dos policías lo acompañaban adonde fuera a petición del jefe, el primero Marcos Ramírez y el segundo se llamaba Tony Montero.
Se dirigía hacia el departamento de policía en una patrulla, cuando sonó su radió.
-Patrulla tres, hay un 10-17 en la calle Balimor, Casa 103 repórtense allí y asistan-Dijo la voz de la radio de la patrulla policial.
-10-17, entendido vamos hacia allí, cambio-Afirmó Marcos.
-¿Calle balimor?-Pensó Jack-Ese era el lugar del ultimo asesinato.¿Si el asesino ya había cometido un crimen en ese lugar, por qué volver tan cerca, arriesgándose a que lo atrapen?
-¿Qué es un 10-17?-Preguntó Jack
Los policías lo miraron con extrañeza, pero luego recordaron que el no era un policía, sino un investigador paranormal, un simple retraso en su trabajo se imaginaron.
-Situación de rehenes-Respondió Tony con aire de superioridad-Nos dirigimos hacia la casa así que mejor te quedas en el auto, puedes salir lastimado.
-Jaja, no es una opción, harán lo que yo diga, eso dijo su jefe recuerdan-Dijo Jack en tono burlón.
Llegaron a la casa, la puerta había sido arrancada del marco, y se encontraba tirada hasta el otro lado de la entrada, como si una súper fuerza lo hubiera roto de un golpe, entraron sigilosamente en la casa, revisaron la sala, había señales de daño, algunos muebles estaban tirados boca-abajo con uno que otro rasguño, subieron la escalera con cuidado, esperando que el asesino saltara en cualquier momento a atacarlos, pero no lo hizo, llegaron al segundo piso.
Entraron a una habitación, era una cuarto con una cama en el centro, un armario en una esquina y un espejo en el lado contrario que tenía una mancha de sangre en el centro.
Los tres voltearon con cautela y se acercaron a inspeccionar el espejo, la mancha formaba una cara feliz.
-¿Qué demoni...
Pero antes de que Marcos terminara la oración una daga penetró su nuca, tartamudeó unos segundos antes de caer al piso.
-Noo...-Gritó Tony apuntando su arma hacia atrás. Esa fue la primera ves que lo vio, Xadan no medía más de un metro y medio, su nariz era larga y terminaba en punta hacia abajo, no tenía cabello, sus orejas eran redondas y pequeñas, y sus ojos... en sus ojos se notaban sus venas, casi exageradamente, como si alguien lo estuviera asfixiando, una tela vieja y negra cubría su cuerpo hasta el piso, tapando su vestimenta, se podía notar unos zapatos negros.
Al parecer había salido del armario y no estaba solo, tenía a un anciano como rehén, tirado en el piso, cubriendo su cuello con sus largas uñas.
Jack pareció reconocerlo en seguida, sabía lo que era, y lo que podía hacer.
-Suéltalo maldito-Gritó Tony, apuntándolo con su arma-Te juro que te volaré la cabeza si no lo haces maldito.
-No dejen que se la lleve-Gritó el anciano, antes de que Xadan notara que estaba apunto de decir algo y le cortara el cuello con sus uñas, fue como si su cuello explotara, la sangre salpicó hasta la pared del lado contrario, dejando su cuerpo caer, su mirada estática se posó en los ojos de Jack.
-Ahhh...-Gritó Tony mientras disparaba a la criatura, pero ninguna bala acertó, era demasiado rápido, saltaba con una velocidad increíble hacia el techo y las paredes riendo con voz chillona y aparente locura.
Aterrizó en el piso y movió su mano, apuntando hacia Tony, de pronto Tony sintió como si una fuerza invisible lo empujara hacia atrás, su cuerpo se pegó a la pared, a treinta centímetros del piso, y no podía bajar, tampoco moverse, apenas y podía respirar, por la presión ejercida por aquella fuerza.
-Hola Tony-Dijo Xadan con vos burlona, fijando su mirada en él.
Antes de que él tubiera tiempo de reaccionar volteó y se lanzó hacia Jack, tumbándolo al piso, y sujetándolo de los brazos, no podía moverse-Esto es todo...-Pensó Jack, mientras sus ojos se entrecruzaban con los de la criatura, su cuerpo estaba empapado de sudor, sus manos estaban temblando, no podía apartar su mirada del horrible monstruo, de pronto su cabeza comenzó a dolerle, estaba a punto de desmayarse, podía ver a Xadan estirando su mano, pero cuando toco su pecho, de la diminuta palma de su mano, comenzó a salir humo.
-Aa... aahhgggg-Gritó Xadan mientras de un salto retrocedía. La palma de su mano tenía una marca de quemadura en forma de cruz.
-¿Qué rayos?-Se preguntó Jack, luego se dio cuenta de lo que sucedía y sacó un collar, con una cruz colgando del pecho, apuntándolo hacia Xadan.
-Mierda...-Murmuró el mientras retrocedía, rápidamente se dio la vuelta y saltó por la ventana, rompiendo la luna.
Jack volteó a ver a Tony, cuyo cuerpo ya se había despegado de la pared y estaba en el piso, estaba algo débil, pero respiraba, sobreviviría.
Estaba apunto de ir a atenderlo, cuando escuchó un ruido debajo de la cama-Otra vez... mierda-Pensó Jack mientras llevaba su mano a su cruz otra ves.
Pero solo salió una diminuta cabecilla, era el de una niña asustada, con largo cabello negro y rostro pálido.
Mientras observaba con sus grandes ojos café a su abuelo, tieso en el piso, con su cuello degollado...
Cuarto capítulo
El misterio detrás del terror.
-¿Abuelo?- preguntó la niña llorando.
Jack no sabía que responderle, era solo una pequeña niña, su edad no superaba los ocho, ¿como iba a explicarle a una criatura como ella que su abuelo, fue brutalmente asesinado, por un duende?
-Niña... lo siento tu abue...
-Se lo que pasó- dijo rápidamente la niña llorando-Pero el me dijo que todo estaría bien, me prometió, que si me escondía nada iba a pasar-
-Ese mounstro, entró y dijo que me necesitaba- repetía la niña.
-¿Como te llamas?-Preguntó Tony levantándose de piso.
-Me llamo María- dijo la niña.
-Si dijo que la necesitaba, seguro regresará por ella luego, y la secuestrará como a los demás niños- pensó Jack. Decidieron llevarla a la comisaría donde la niña estaría mas segura y podrían protegerla, en caso Xadan regresara, ella aceptó casi inmediatamente, amaba a su abuelo, pero el ver su cuerpo inerte en el piso, era una imagen que no podía soportar, una carga inmensa para una niña tan pequeña.
El viaje hacia la comisaría estuvo silencioso, la niña aún estaba asustada, y Tony estaba triste, por la muerte de Marcos, hasta que finalmente preguntó, como había logrado que Xadan huyera.
-Es a causa de esto- dijo Jack sacándose la cruz, y explicó- veras eso que vimos no era ningún hombre, era una aberración de la naturaleza, descendiente de los guardianes del bosque de la mitología pagana, con poderes mágicos, en otras palabras un duende.
Tony lo miraba con extrañes, pero después de sentir en carne propia lo que ese duende podía hacer, comenzó a aceptar lentamente lo que decía Jack.
-El duende que vimos en la casa de Balimor huyó de mi cruz, ya que para él es insoportable la presencia de Dios y de San Patricio, el que los expulsó de la casa de Dios, hace siglos- dijo Jack.
-Pensé que eran los tréboles de cuatro hojas- dijo Tony.
-No, eso es para la suerte, el trébol de tres hojas es el que espanta a los duendes, ya que para ellos también es como una cruz, puesto que San Patricio los usaba como referencia para explicar la Santísima Trinidad y la religión del cristianismo a los paganos de la época- respondió Jack.
-¿Como demonios sabes todo esto?- preguntó muy sorprendido Tony.
-No es la primera vez que escucho de él, verás años, mi padre me contó que lo vio uno cuando era niño en 1959, tenía ocho años, el vivía en un pueblo muy pequeño, parecido a este, se llamaba Jericó, él me contó que lo vio por primera y única ves cuando se encontraba jugando con un amigo, corrían en el parque, hasta que vieron a otro niño llorando, se acercaron a ver por que lloraba, pero cuando lo hicieron, el niño se convirtió en una horrible criatura, la descripción que me dio encaja perfectamente con lo que vimos, dijo que parecía que se había avejentando cien años y que luego sujetó a su amigo del cuello para llevárselo, pero cuando lo iba a sujetar a el también, se quemó con la cruz que llevaba en el pecho y huyó llevándose a su amigo, nunca lo volvió a ver, claro que el era aún muy joven como para entender lo que estaba pasando, pero también dice que ese mes hubieron treinta desapariciones de infantes en el poblado de Jericó- explico Jack.
Cuando me convertí en investigador paranormal, decidí averiguar sobre lo que mi padre me había contado, lo que encontré fue algo muy perturbador, los registros de Jericó indicaban que cada cincuenta años en ese pueblo desde 1759, habían desapariciones masivas y asesinatos sin resolver, y cincuenta años antes de eso las desapariciones eran en pueblo vecino, que murió debido a la escasez de oro en su mina que era lo que lo abastecía en esa época, posteriormente el pueblo Jericó dejo de existir, las personas se mudaron y se convirtió en un simple terreno vacío.
Tony dijo- si ese... duende fue el responsable de tanta matanza en Jericó desde hace siglos significa que ahora necesita de un nuevo...
-Comedero- interrumpió Jack.
Después de ese comentario todos mantuvieron silencio por el resto del viaje, estaban asustados, pensando que en cualquier momento Xadan aparecería para llevarse a la niña y asesinar al resto, tal como lo hizo con Marcos y el anciano.
Llegaron a la comisaría y explicaron lo sucedido, no podían creerlo, pero tampoco creerían que los asesinados simplemente cayeran muertos al suelo, no tuvieron mas opción que quedarse todos en la comisaría a pasar la noche cuidando a la niña por el momento, tenían que acabar con todo esto pronto, acabar con Xadan y lograr que la paz vuelva al ya maldecido poblado de Craden.
Todos hicieron los arreglos necesarios, para dormir en la comisaría, trancaron las puertas y cargaron las armas, antes de irse a dormir, pero ninguno podría imaginarse lo que sucedería con el poblado entero una vez que cerrasen los ojos.
Quínto capítulo
Sueño conjuntivo
Todo esta oscuro, comienzo a sentir frío, hace mucho frío, más de lo normal, ¿donde estoy?
Abro los ojos y me despierto en la comisaría, no se escucha absolutamente nada, de hecho estoy solo, me levanto y camino hasta llegar a la mesita de la recepción.¿Qué esta pasando?¿Donde están todos? y ¿Por qué hace tanto frío?
Salgo de la comisaría y las calles también están vacías, todo sigue oscuro, una neblina muy gruesa cubre toda la calle, sigo caminando por la pista, las luces de las casas están apagadas, los autos simplemente están estacionados y no hay nadie dentro de ellos, ninguna ave, ningún animal, solo yo y el frío de la neblina.
Sigo caminando hasta llegar a la calle Balimor, de repente la neblina se va despejando, pero el frío se acentúa más.
De pronto la neblina se despejó totalmente, solo para dar a conocer un horrible escenario, en el centro de la plazuela que tenía la calle Balimor había un hombre clavado a un tubo de metal gigantesco que terminaba en punta, salía directamente de una grieta en el piso, el tubo habría de medir cinco metros y tendría un grosor de seis centímetros, el hombre era de mediana edad, su mirada era tiesa, y su rostro estaba pálido, al lado de la grotesca imagen había una señal de transito que estaba manchada de sangre, la sangre formaba el número uno.
¿Qué era esto?, sentía que me daban náuseas, me disponía a correr, pero mis piernas no se movían, ¿Estoy soñando?, el viento comenzó a correr mucho más rápido, tanto que cerré los ojos.
-"Hola Jack"- de pronto abrí los ojos y lo vi, era la misma imagen que estaba en la casa del anciano anoche, solo que esta ves me estaba hablando y estábamos solos.
-¿Quién eres? ¿Qué demonios eres?- pregunté.
-Mi nombre es Xadan y... creo que ya sabes que soy, ves eso en la plaza, yo lo hice, ¿toda una obra de arte verdad?- dijo mientras reía.
-Maldito mounstro ¿Por qué haces esto?- grité.
-Quiero a la niña que tienen escondida, solo la necesito a ella, eso es todo, si me la entregan... bueno digamos que los dejaré descansar- dijo Xadan.
-No, ¿para qué la quieres?- pregunté
-Vamos Jack, no se supone que es tu trabajo saber estas cosas, soy el último de mi tipo, la necesito para mantenerme aquí chico.
Aún no podía moverme, comenzaba a sudar y el frío congelaba mis manos, sentía que el aire entraba por mis pulmones y me congelaba por dentro.
-Aún puedo recordar las gloriosas épocas en la que los duendes se alimentaban de quién se apareciera...jaja, simplemente tomábamos a cualquier niño y lo devorábamos, pero luego comenzaron a crear esas comunidades de humanos, se mantenían tan unidos, sabían que existíamos y comenzaron a evitarnos...
Su voz se hacia cada ves mas gruesa, comparado con su usual voz chillona.
... y hasta comenzaron a ¡exterminarnos!
Mi cabeza, me dolía la cabeza, sentía que estaba a punto de estallar, sentía como si se hubiera metido en mi mente y me torturaba por dentro.
¡Pero mírense ahora!, tan conectados por toda esa tecnología, y a la vez... nunca habían estado tan solos. He estado aquí semanas matando personas antes de que se dieran cuenta, y aún con todo nadie viene a ayudarlos... jajaja, es perfecto!
-No te la entregaremos desgraciado, ¿acaso crees que te ayudaremos a alimentarte?- grite.
-Ves a ese hombre, esto es lo que pasará.
De pronto el número uno en la señal de tránsito se transformó en un dos y del cielo cayó una mujer joven, aterrizando en el tubo de metal, incrustándose justo encima del primer hombre, luego la señal de tránsito marcó el número tres, y otra persona cayó del cielo aterrizando exactamente encima de la segunda señora, clavándose también en el tubo, y así sucesivamente hasta que la señal de transito marcó el número diez, para cuando me di cuenta había una gigantesca torre de diez personas clavadas a un tubo en medio de la plaza de Balimor.
Era horrible, pero ni siquiera sangraban, comencé a llorar, mi cuerpo temblaba, no sentía ni mis manos ni piernas a causa del frío... no, no era el frío era el miedo...
De pronto sentí una terrible punzada en el pecho, ardía... ardía demasiado, Xadan me estaba clavando un cuchillo.
-Adiós Jack- murmuró Xadan.
Jack despertó, su cuerpo temblaba y estaba sudando mucho, volteó... y allí estaban todos, Tony, la niña María, el jefe de policía y otros dos policías que voluntariamente se quedaron a pasar la noche.
-¿Qué demonios?¿fue un sueño?- murmuró Jack.
Los demás despertaron al mismo tiempo, también parecían nerviosos, al parecer todos habían tenido el mismo sueño y habían tenido el mismo encuentro con Xadan, todos y cada uno de ellos... menos la niña que seguía muy tranquila soñando cosas más felices.
-Así que todos soñamos lo mismo, maldita sea ¿en qué nos estamos metiendo? gritó Tony.
-Tranquilo- dijo el jefe Francisco -Lo que quiere es solo mantenernos asustados, no perdamos la calma y pensemos en cómo deshacernos de esa cosa.
De pronto se escuchó una gran bulla afuera, mujeres gritando y gente llorando, al parecer no habían sido solo ellos, todo el pueblo había soñado lo mismo, y eso no era lo peor, el tumulto de gente se concentraba en la plaza que se encontraba al frente de la calle Balimor, Jack y Tony fueron a revisar y sus sospechas fueron comprobadas cuando en el centro de aquella plaza se encontraba un señor de mediana edad, clavado a un fierro de metal y a su lado una señal de tránsito marcando el número uno con sangre...
Sexto capítulo
Una luz de esperanza.
Todo el pueblo estaba sin palabras, para la mayoría era la primera vez que veían a Xadan y casi nadie sabía lo que él era hasta que les apareció en sueños a todos y cada uno de los adultos del maldito pueblo de Craden, todos asustados, muchos llorando, algunos se rehusaban a creer que era un duende y otros cuantos se tiraron al piso y en la desesperación comenzaron a rezar.
-Dios que estas en el cielo, misericordioso sálvanos- gritaba uno entre la multitud.
-Por favor perdona nuestros pecados Jesús- gritaba otro.
La ansiedad, el miedo y el dolor se esparcían por todo Craden como una gran plaga que solo causa sufrimiento, azotando a todos aquellos que lo habían visto, pero en medio de todo el espectáculo solo unos pocos mantenían la calma.
-¿Qué significa esto? ¿Acaso el desgraciado estará dispuesto a matar a todo el pueblo solo por una niña?- se preguntó Tony en voz alta.
-Créeme que es capaz, ¿pero por qué el número en la señal esa, qué significa el uno?- preguntó el capitán de la policía: Antonio Campos.
El sueño les había mostrado diez personas que caían del cielo para ser empalados en un tubo metálico y con cada persona que caía un número se agregaba a la señal de tránsito.
-Yo sé lo que significa- dijo Jack.
-Me temo que cada número en el cartel representa un día, con cada día que pasé sin entregar a María, Xadan ira empalando personas en ese tubo- explicó Jack.
Todos lo quedaron mirando, ¿Cómo podía saber todo eso?, al principio los que se encontraban a su alrededor pensaron que había enloquecido, pero luego comenzaron pensar que tal vez sí tenía razón, es decir si lo pensaban, tenía sentido.
-Entonces lo único que debemos hacer es entregar a la niña y listo- dijo uno de la multitud.
-¿De qué hablas idiota, cómo vamos a sacrificar a una pequeña niña solo para salvarnos nosotros- gritó el jefe.
-No estoy diciendo que este bien, solo digo... que no tenemos otra opción- replicó el sujeto con voz temblorosa.
Un golpe azotó el rostro del sujeto, había colmado la paciencia de Jack, y no era sólo eso, al parecer las palabras sus palabras habían comenzado a llamar la atención de la multitud, las personas comenzaban a murmurar entre sí, señalaban y se acercaban a María como si fuese una especie de orbe hipnotizante que todo lo atraía.
-Es ella... la niña de la que hablaba el demonio- susurraba una mujer.
-Pero si es solo una pequeña, ¿por qué la querría ese mounstro?- se preguntaba un anciano.
Uno de los sujetos se le acercó de forma amenazante y trató de agarrarle un brazo, era José Almeda, un comerciante del pueblo.
-!No te muevas infeliz!- dijo Tony, apuntando con su arma la cabeza del hombre.
-Era mi hermano... era mi hermano, el que esta clavado allí en este momento, maldición y todo por culpa de esa mocosa- gritó José.
-Siento lo de tu hermano- dijo Antonio el jefe -pero no podemos mandar a la niña a ese mounstro para salvarnos nosotros.
Pero José seguía mirando a Tony, al parecer ya lo había visto antes, de echo todos los adultos en el pueblo ya lo estaban comenzando a reconocer.
-Tú, tú eres el sujeto de sueño- dijo José señalando a Tony- eres el tercer hombre que cae del cielo, también vas a morir... en dos días también te vas a morir.
Tony también lo recordaba, su propio sueño le habría dejado una especie de marca psicológica, el verse morir a sí mismo de manera tan brutal mientras Xadan se burlaba de él, estaba nervioso, sus manos comenzaban a temblar, al igual que la pistola que sujetaba.
-Cálmate- dijo Jack, se volteó y dirigiéndose hacia la multitud dijo -Escuchen todos, a los que nos enfrentamos no es algo común, la policía tal vez no tenga experiencia en esto, pero yo sí y les prometo que nos desharemos de este mounstro, lo destruiremos y nadie más morirá aquí.
Todos lo miraban como si se hubiera vuelto loco y se hubiera puesto a hablar tonterías ¿Cómo podrían ellos acabar con un ser con poderes mágicos, capaz de meterse en sus sueños y asesinar gente sin que nadie se enterase o diera cuenta?
-Tengo un plan, para acabar con esto de una ves por todas, esta noche, nos encargaremos de él y nadie más morirá- dijo Jack, volteando sutilmente su cabeza hacia la pequeña iglesia de Craden.
Séptimo capítulo
Comienza la batalla
La plaza de la calle Balimor se encontraba vacía, triste y silenciosa, todo eso a pesar del grotesco escenario que aún se exhibía allí, nadie había pasado por ese lugar desde hace casi veinticuatro horas, el silencio era inquebrantable, el hedor del cuerpo estaba comenzando a llenar casi todo el pueblo, las nubes lucían oscuras y amenazantes.
Hasta que una diminuta sombra apareció entre la densa neblina y acabó con la tranquilidad, era Xadan, que al parecer venía a reclamar su pedido como lo había prometido hace casi un día exacto.
El pequeño demonio se detuvo un segundo para admirar su obra de arte en la plaza de Balimor, estaba emocionado, a pesar de que no se avistaba nadie alrededor de la plaza además del duende maldito y el cuerpo del sujeto empalado en el tubo de metal casi podía sentir el miedo de las personas de todo el pueblo era algo vigorizante, excitante y embriagador.
Ya faltaba poco para que se cumpliera el plazo que les dio a los habitantes de Craden entre sueños, al parecer nadie iba a llegar entregando a la niña, en parte estaba comenzando a emocionarse, pues eso significaría que tendría que cazarla el mismo en ves de que simplemente esperara a que llegara, podría despachar a más gente mientras la buscaba y eso lo hacía sentir relajado, como cuando una droga relaja a un adicto cuando se inyecta, pero por otro lado el hecho de tener que buscarla involucraba que tendría que gastar más tiempo y eso para su desgracia era algo de lo que él no disponía, ya no le quedaba mucho tiempo antes de se cumpliera su tiempo límite y le urgía encontrar a la pequeña María y llevársela del pueblo hacia el norte, muy al norte, cerca de las minas de Jerico donde al parecer tenía algo preparado.
Xadan comenzó a caminar alejándose de la plaza de Balimor en busca de la niña, cuando de repente a través de la densa neblina vio un auto que se acercaba hacía él apresuradamente.
-Allí esta- dijo Tony -por fin terminaremos todo esto. Tony estaba conduciendo el auto, iba muy rápido y no parecía tener intención de detenerse, de hecho lo que buscaba era estrellarse contra Xadan.
-¡Por fin te vas a morir, maldito!- gritó Tony mientras pisaba el pedal del auto.
-Jaja ¿qué crees que haces?
El auto se dirigía rápidamente hacia donde estaba parado Xadan, pero el escurridizo duende salto rápidamente del lugar dejando atrás un auto con el que estaba apunto de impactar Tony, pero logró saltar del auto justo antes de que se estrellara en la plaza, la caída fue brusca y al parecer se lastimó el brazo, pero aún así se levantó con un aire triunfante pensando que había acabado con el demonio con esa maniobra.
Su alegría no duró mucho, estaba a punto de avanzar caminando cuando el pequeño duende apareció en frente de él dando un brinco, tenía una expresión de alegría en su rostro como si no pudiera esperar más para matarlo, así que levantando su mano derecha en dirección al pecho de Tony arrojó una especie de fuerza invisible, se sentía casi como un fuerte viento, pero mucho más pesado y por alguna extraña razón también se sentía "oscuro", oscuro como si le hubiera succionado su felicidad y esperanza, como si de repente su vida se hubiera apagado.
Esa extraña fuerza lo impulsó diez metros hacia atrás, llevándolo a chocar contra el muro de una casa, no podía moverse, de hecho estaba pegado al muro, en ese momento Tony pensó que era su fin, estaba lastimado, inmovilizado, con miedo y al parecer solo.
-Tonto, pensé que no tendría que matarte hasta dentro de dos días, pero creo que me adelantaré un poco -dijo Xadan.
Al parecer era su fin, Xadan caminaba lentamente hacia donde estaba Tony, el cual comenzó a sudar casi descontroladamente, con lo cual Xadan pareció responder con una sonrisa macabra.
Su cabeza comenzaba a dolerle, parecía que iba a explotar, nunca había sentido más dolor en su vida, y el frío parecía acentuarse cada vez más, se comenzaba a quedar sin aliento, y el dolor en la cabeza no desaparecía, hasta parecía que estaba empeorando.
Por fin Xadan llegó a pararse frente a frente con Tony y esta vez colocó su mano sobre su pecho, esta vez Tony podía sentir como su corazón comenzaba a hincharse dándole la impresión de que pronto le daría un paro cardíaco.
-¿Qué sucede?¿ya no puedes hablar? -preguntó con tono burlón Xadan.
-Vete al infierno -respondió Tony.
De repente un fuerte sonido salió desde dentro de un auto estacionado en la plaza, que al principio parecía estar vacío, era una bala de escopeta que había terminado a parar directamente en la cara de Xadan, volando la mitad izquierda de su rostro y mandando a volar el resto de su diminuto cuerpo, que aterrizó a tres metros de distancia desde donde cuando estaba con Tony.
La extraña fuerza que sujetaba a Tony al muro desapareció y lo dejó caer al piso, el dolor de cabeza desapareció y el ritmo de su corazón volvió a su velocidad normal.
-Por fin acabamos con él, ¿verdad? -dijo Antony el jefe de la policía bajando del auto desde donde había salido el disparo, Jack el investigador paranormal también estaba con él pero en el asiento trasero.
Ambos se habían ocultado en el auto desde antes que Xadan llegara a la plaza, al parecer le habían tendido una trampa, pero Jack sabía que ese no era el final para el duende maldito.
-No aún no -dijo Jack mientras señalaba la silueta del pequeño demonio, al parecer estaba levantándose.
-No lo podremos matar de esta forma, aunque separemos su cabeza de su cuerpo, él no se rendirá.
Y tenía razón, Xadan comenzó a levantarse del suelo, como si no sintiera dolor alguno luego de recibir el escopetazo, es más un humano normal debería estar muerto, luego de que le volaran la mitad de la cara, pero ellos sabían que el era todo menos un humano normal, cuando terminó de incorporarse del suelo tenía un agujero gigante en la mitad de su rostro, y al parecer en la otra mitad se podía visualizar un ligera sonrisa.
Uhmm... no se como decir esto... bueno... cancelo la historia xD.
Razón: francamente me dejo de llamar la atención hace ya un buen tiempo ._.
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