Aviso: Este texto tiene contenido político obvio, si te vas a enfadar, o no te gusta lo que pone, NO LO LEAS Y NO RESPONDAS. NO LO HAGO PARA GENERAL MAL ROLLO SINO POR COMPARTIR ALGO QUE HE ESCRITO.
Hacia como 10 años que no escribía nada, y hoy he estado un rato simplemente escribiendo lo que pensaba sobre las próximas elecciones de Argentina. Y ya que me ponía a escribir algo, lo he corregido un poco para que sea legible y me he animado a publicarlo. Repito que no quiero mal rollo, si te va a sentar mal no lo leas.
¡Que se vayan todos!
¡Que se vayan todos!, no como un grito de protesta infantil, ni como una reacción a la corrupción o a las promesas incumplidas. Es un llamado a atacar el corazón de una bestia que perpetúa la desigualdad, consolidando el poder en las pocas manos de siempre.
Nos encontramos atrapados en un sistema electoral que nos engaña haciéndonos creer que tenemos el poder de elegir, mientras que los opresores siempre son los mismos: La burguesía, empeñada en perpetuar el status quo capitalista, ha creado un juego donde nos sentimos libres mientras somos esclavos. Un juego donde no hay victoria posible mientras sigamos participando.
Vivimos en un sistema que restringe nuestra autodeterminación, donde necesitamos un DNI para ser legal y tener servicios básicos, y donde otorgamos a ellos el poder de estar por encima de las leyes y el control del monopolio de la violencia. Todo esto limita nuestras libertades individuales y colectivas.
¡Que se vayan todos!, como llamado a tomar responsabilidad por nosotros mismos, a permitir que las comunidades tomen sus propias decisiones y sean responsables de sus actos. Es la visión de una sociedad donde el apoyo mutuo y la solidaridad es la norma, donde cada uno puede aportar lo que pueda y va a tener lo que necesita simplemente por existir. Es un deseo de una sociedad que no nos haga esclavos.
Para lograr esto, debemos autoorganizarnos paralelamente al estado, rechazando su juego. Debemos vivir según lo que decidamos en comunidad, luchando por lo que consideramos justo, con la solidaridad, la libertad y el apoyo mutuo como pilares fundamentales. Abolir el estado no es una tarea sencilla, pero es necesaria para madurar como sociedad. Es hora de emanciparnos.
¡Que se vayan todos!, como un grito de deseo de mejora, de libertad, de autonomía y de responsabilidad.
Ni dioses, ni amos. Un pueblo de iguales.
Hacia como 10 años que no escribía nada, y hoy he estado un rato simplemente escribiendo lo que pensaba sobre las próximas elecciones de Argentina. Y ya que me ponía a escribir algo, lo he corregido un poco para que sea legible y me he animado a publicarlo. Repito que no quiero mal rollo, si te va a sentar mal no lo leas.
¡Que se vayan todos!
¡Que se vayan todos!, no como un grito de protesta infantil, ni como una reacción a la corrupción o a las promesas incumplidas. Es un llamado a atacar el corazón de una bestia que perpetúa la desigualdad, consolidando el poder en las pocas manos de siempre.
Nos encontramos atrapados en un sistema electoral que nos engaña haciéndonos creer que tenemos el poder de elegir, mientras que los opresores siempre son los mismos: La burguesía, empeñada en perpetuar el status quo capitalista, ha creado un juego donde nos sentimos libres mientras somos esclavos. Un juego donde no hay victoria posible mientras sigamos participando.
Vivimos en un sistema que restringe nuestra autodeterminación, donde necesitamos un DNI para ser legal y tener servicios básicos, y donde otorgamos a ellos el poder de estar por encima de las leyes y el control del monopolio de la violencia. Todo esto limita nuestras libertades individuales y colectivas.
¡Que se vayan todos!, como llamado a tomar responsabilidad por nosotros mismos, a permitir que las comunidades tomen sus propias decisiones y sean responsables de sus actos. Es la visión de una sociedad donde el apoyo mutuo y la solidaridad es la norma, donde cada uno puede aportar lo que pueda y va a tener lo que necesita simplemente por existir. Es un deseo de una sociedad que no nos haga esclavos.
Para lograr esto, debemos autoorganizarnos paralelamente al estado, rechazando su juego. Debemos vivir según lo que decidamos en comunidad, luchando por lo que consideramos justo, con la solidaridad, la libertad y el apoyo mutuo como pilares fundamentales. Abolir el estado no es una tarea sencilla, pero es necesaria para madurar como sociedad. Es hora de emanciparnos.
¡Que se vayan todos!, como un grito de deseo de mejora, de libertad, de autonomía y de responsabilidad.
Ni dioses, ni amos. Un pueblo de iguales.