No me digas que no quieres volver, no sé porque mientes, la que amo ya no eres, y si que te quiera es lo que quieres, miente a ese ente que solo quiere retenerte entre valles y pendientes que es tu orgullo inherente.
Todo otro que esté contigo sabrá que estar conmigo es lo que prefieres. Cuando recuerdes lo que hacíamos los días viernes cayendo a sábado, o cuando te traicioné con la soledad, cosa que fue más allá de mi voluntad escrita por la vanidad de una divinidad.
Aunque ya no importa, saboreo otras bocas que no se asemejan a mi favorita, cosa que me invita a pensar y a llamarte me incita, aunque pienso que puedes estar en medio a una cita y de pronto las ganas se me quitan. Como el Papa orando en una mezquita intentando sacarle dinero a una viejita mientras esta grita y clama por la vida de su nietita.
A la espera sigo pero no, perseverare en mi pensamiento muerto de días que jamás volverán. Pensamientos que murieron de vejez, recuerdos de cuando los veía en el parque jugando ajedrez mientras charlaban de como no me querías e ibas, venías mientras esperabas el tranvía en la estación del tren lo cual se me hace raro ya que aquí no tenemos andén y el tranvía no se toma en la estación del tren.
Mantengo aquel encendedor que le compré a un vendedor pero pienso que es tuyo, huyo a mentiras que me digo para pensar que no está todo perdido y sigo sin saber lo que pasa conmigo, me indigno y a veces fluyo, me imagino que me dices que soy tuyo. No importa la derrota del ganador ni la victoria del perdedor sino que la partida se haya llevado a cabo de cabos sueltos que intentaremos juntar mediante partidas que ganamos pero terminamos con ludopatía, tía te he dicho que no eras mía, no quiero verte nunca más en mi vida digo y sigo pensando que ese pensamiento vá conmigo pero ni ahí, el único que sabe que aún te quiero no lo dejo escribir.
Ese querer hasta el infinito es algo que cargo con mi finita vida, que está hecha de idas y venidas, que si pensamos con albur no somos más que un niño en el cuerpo de alguien que camina por la avenida buscando empleo para no morir de hambre y perder su vida.
Una parte tuya aún vive en mí y cuando la miro no veo fin, en este mundo, seas lo que seas, donde seas y cuando seas no eres quien eras y yo no soy quien quisiera ser, pero puedo asegurarte que siempre te voy a querer, preferentemente en este mundo en donde eso ya no existe y domina la maldad, te puedo decir que mi amor por tí existirá invariablemente por la eternidad.
Todo otro que esté contigo sabrá que estar conmigo es lo que prefieres. Cuando recuerdes lo que hacíamos los días viernes cayendo a sábado, o cuando te traicioné con la soledad, cosa que fue más allá de mi voluntad escrita por la vanidad de una divinidad.
Aunque ya no importa, saboreo otras bocas que no se asemejan a mi favorita, cosa que me invita a pensar y a llamarte me incita, aunque pienso que puedes estar en medio a una cita y de pronto las ganas se me quitan. Como el Papa orando en una mezquita intentando sacarle dinero a una viejita mientras esta grita y clama por la vida de su nietita.
A la espera sigo pero no, perseverare en mi pensamiento muerto de días que jamás volverán. Pensamientos que murieron de vejez, recuerdos de cuando los veía en el parque jugando ajedrez mientras charlaban de como no me querías e ibas, venías mientras esperabas el tranvía en la estación del tren lo cual se me hace raro ya que aquí no tenemos andén y el tranvía no se toma en la estación del tren.
Mantengo aquel encendedor que le compré a un vendedor pero pienso que es tuyo, huyo a mentiras que me digo para pensar que no está todo perdido y sigo sin saber lo que pasa conmigo, me indigno y a veces fluyo, me imagino que me dices que soy tuyo. No importa la derrota del ganador ni la victoria del perdedor sino que la partida se haya llevado a cabo de cabos sueltos que intentaremos juntar mediante partidas que ganamos pero terminamos con ludopatía, tía te he dicho que no eras mía, no quiero verte nunca más en mi vida digo y sigo pensando que ese pensamiento vá conmigo pero ni ahí, el único que sabe que aún te quiero no lo dejo escribir.
Ese querer hasta el infinito es algo que cargo con mi finita vida, que está hecha de idas y venidas, que si pensamos con albur no somos más que un niño en el cuerpo de alguien que camina por la avenida buscando empleo para no morir de hambre y perder su vida.
Una parte tuya aún vive en mí y cuando la miro no veo fin, en este mundo, seas lo que seas, donde seas y cuando seas no eres quien eras y yo no soy quien quisiera ser, pero puedo asegurarte que siempre te voy a querer, preferentemente en este mundo en donde eso ya no existe y domina la maldad, te puedo decir que mi amor por tí existirá invariablemente por la eternidad.