- Metroid Fusion: a este wachín lo prefiero incluso por sobre Super Metroid. El único juego de la franquicia (además de Other M, que voy a seguir defendiendo hasta el día que me muera) que se atrevió en incorporar horror y debilidad a Samus desde una perspectiva orgánica, permitiendo así darle una mayor profundidad a su personaje frente al horror cósmico/corpóreo que representa el virus X, a la más John Carpenter (que estoy seguro tuvo una influencia enorme en el desarrollo de esta joyita).
- Castlevania: Symphony of the Night: cada día que pasa, la quiero más a esta joyita. Pasar horas explorando el castillo, matando jefes, descubriendo secretos para después enterarte que existe un castillo inverso, aún más complicado y con jefes más cojonudos, es una sensación que todavía no me la puedo quitar desde mi primer playthrough. Esencial para los amantes de la exploración 2D.
- Blasphemous: no se nota que me gustan los Metroidvania, ¿no? Este es un descubrimiento reciente, pero del que me enamoré perdidamente hasta las patas, involucrando lo mejor de dos mundos; las mecánicas castigadoras de los Soulslike, la exploración de mapas y upgrades de los Metroidvania y una estética encantadora, que realza el carácter épico de la arquitectura religiosa, la devoción católica y una clara influencia de la cultura española. Sangriento a más no poder.
- Deus Ex: recomiendo enormemente jugar esta cosa sin saber exactamente de qué se trata o qué temas toca, sin hacerse spoilers hacia donde escribe su historia; les garantizo que se van a llevar una sorpresa enorme con lo que se van a topar acá, en materia de lore y mecánicas. Un clásico de culto, muy adelantado a nuestro clima actual de las cosas y que promueve constantemente la creatividad para resolver problemas y la inmersión del jugador en el mundo que se le presenta, involucrándolo de principio a fin en cada pequeño detalle.
- Doom/Quake: soy un abuelo de 25 años que se le mojan los pañales cuando mencionan a los dos John, Carmack y Romero, en cualquier conversación, y estoy orgulloso de ello. Shooters esenciales, divertidísimos, sin frenos ni handholding y a los que se les ha podido seguir sacando provecho en más de treinta años de historia.
- Starcraft (+ Brood War): otra colina en la que pienso morir hasta que no pueda más es la que defiende el hecho de que esta es la última gran proeza que haría Blizzard. Diablo 2 y Warcraft 3 son buenos juegos, sí, pero acá terminaría de perfeccionarse la fórmula que llevaron creando con entregas anteriores, la que luego desgastarían durante años hasta que pudieran sacarle la última gota de leche a la ubre que fue este juego. Sin Starcraft, no tendríamos el interés que existe hoy por los esports de hoy, ni tampoco creo que los RTS hubieran anclado en la cultura popular de hoy. Gran historia, gran jugabilidad, excelente presentación.
- Super Mario 64: me da igual si se me acusa de cliché o normie con esta respuesta. Lo que hicieron Nintendo acá es un estándar y norma que sigue siendo estudiada a la hora de crear la arquitectura básica de cómo enfrentarte a plataformas en espacios 3D, sin restricciones estúpidas o cálculos innecesarios, siempre con movimiento impecable. No por nada es un infaltable entre speedrunners, así como entre estudiosos que escrutaron más allá del código y descubrieron el equivalente a una cátedra de física cuántica. Su sola mística es intocable.
Menciones especiales: Pokémon Black/White, Tekken 2, League of Legends (amor-odio con esta cosa), Empire Earth, Legacy of Kain: Soul Reaver, Dance Dance Revolution/Stepmania/Etterna, Digimon Story: Cyber Sleuth, Crash Bandicoot: Warped.