[Audio relato] "Nunca aprendí a decir adios"

Aquí estamos de nuevo, sentados en la misma mesa, y hasta nos ha servido la misma mesera que el mes pasado. Todo se ha mantenido igual, a excepción de tu vestido y tu cabello, ese cabello que tanto adoro. Aunque no estoy seguro si sigo amando la mente que ocupa la cabeza sobre la que descansan tus cabellos, donde se guardan tus memorias. No estoy seguro si amo la complejidad de tu ser, pero eme aquí, frente tuyo otra vez. Tú estás sonriendo, estás contenta porque se ha cumplido un mes más para celebrar juntos.

¿Cómo podría yo…? ¡Espera! Ni siquiera me atrevo a pensarlo. ¿Estás ciega? ¿Acaso no ves mi lenguaje corporal? ¿Que no ves que no quiero estar sentado, que realmente odio este lugar? Y comienzas a contarme lo maravilloso que fue tu día, te quejas de tu incapacidad de perder un par de libras mas y de como te has vuelto la mejor amiga de tu nueva vecina.

¿No te has dado cuenta que no puedes mantenerme aquí? Así, cautivo. Quisiera alborotarme, trepar, saltar, gritar. Quisiera escapar de ti. ¡Cómo odio esperar! Odio pensar si quiera que debo esperar. ¿como me convertí en esto? Ahora soy menos que un gato desganado y remolón.

“Simplemente-ya no-te-amo.”

Tu cara cambia. ¿Acaso yo acabo de…? ¿Hablé fuera de mi mente? ¡Lo dejé salir! Sin conciencia de lo que dije, creí que solo estaba pensando acerca de mis verdaderos sentimientos. Cada emoción de tu rostro se evapora y me preguntas si he dicho algo en particular, en ese tono que tanto me desagrada.

“Simplemente ya no… te amo.” – allí lo tienes, mi ultima confesión, en un tono más audible ahora. Y pienso que me has escuchado porque tu semblante sin expresión se mantiene fijo en mí, parece que no acabas de creértelo.

“Ya no te amo.” Lo digo una, y otra, y otra y una cuarta vez. No puedo parar. No hay nada mas que quiera decir a parte de esto, de que ya no te amo. En tu desesperación y cólera te levantas y comienzas a alejarte. Mis ojos son los únicos que te siguen, escapando, casi atropellas a la mesera, sigues tu trayecto sin disculparte, solo sigues caminando. Y antes de que te vayas de una vez por todas, me das una ultima mirada.

¿Estabas esperando que te siguiera para detener esta locura?
¿O volteas para saber si me he quedado aquí en la mesa donde me dejaste?

Querida, yo no me moví. Lo hubiese hecho si esto pasaba unos meses atrás, pero no está vez, esta es diferente.

No hicimos fuego cruzado, no había necesidad de decir mas. Te abalanzas sobre la puerta y para mi alivio, no regresas.

Estoy bien ahora, sin ti.

Ahora puedo correr y alborotarme, trepar y saltar; todo cuanto me plazca porque estoy sin ti.

Sin ti.