Cid

OP

Vulture.

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Uno

Eran alrededor de las 6 de la tarde en el pueblo de Arid, y ya se podía observar el sol medio escondido en el horizonte al final de la carretera. Mientras conducía en su Pick-Up color vinotinto, vieja y oxidada, Cid fumaba un cigarro mientras Los Beatles sonaban en la radio. El auto dejaba una ligera estela de tierra mientras rodaba, puesto que la zona era en su mayoría desierta. Tras manejar al menos una media hora, a Cid se le iluminan los ojos y esbozó una sonrisa en su rostro, apagó el cigarrillo con ansias y estacionó frente a este edificio de apenas 1 piso, en donde se alquilan habitaciones pero que no tenía pinta de motel sino que reflejaba una sensación de comunidad. Apagó el motor y también la radio, puso las manos sobre el volante y se detuvo a pensar un momento, como si se estuviera alistando para algo importante, como esos momentos en los que te hablas a ti mismo en tu mente antes de pronunciar un discurso. Momentos después, metió las llaves del auto en su bolsillo y bajó del auto enérgicamente, cerró la puerta y caminó hacia las escaleras que se encontraban al costado del edificio, que era de esos en los que todas las puertas dan hacia el frente, como si fuesen un montón de habitaciones colocadas encima y al lado de las demás. Siguió hasta el final del corredor y se detuvo frente a una de las puertas, primero miró hacia el suelo unos segundos y luego volvió la cabeza hacia su derecha, observando la carretera y las montañas mientras el sol se veía reflejado en sus lentes oscuros. Dio un suspiro profundo y tocó la puerta.

A este punto cabe destacar que Cid era un hombre alto, más o menos de 1 metro 85, caucásico, contextura media y de 35 años, en cuyo rostro siempre había una barba de al menos dos días, llevaba una camisa azul, pantalones semi-formales color beige y unas botas muy elegantes parecidas a las que llevaría un vaquero en el viejo oeste, adicto al cigarrillo y sin familia, puesto que los únicos parientes cercanos que seguían con vida vivían en el extranjero, pero esto ya lo profundizaremos más adelante.

*knock knock knock*

Los golpes en la puerta rebotaban dentro de su cabeza y en sus recuerdos, sus ojos ahora estaban perdidos en sus pensamientos y las imágenes pasaban frente a ellos provocándolo, recriminándole sus actos pasados.

... diez años antes...

- Cid, debes irte de la casa. Debes entender que ya has desperdiciado las oportunidades que te hemos dado – Dijo la madre de Cid, quien parada en la puerta de su casa, dejó caer una maleta grande y pesada frente a los pies de su hijo – Ya es hora de que seas un hombre independiente.

Cid tomó la maleta y se fue sin pronunciar una palabra, lo que su madre no sabía era que un par de horas antes él acababa de ser rechazado por el amor de su vida, y ahora ya ni siquiera tenía una casa a la cual volver. Tiró la maleta en el asiento del copiloto de su Pick-Up, que para ese entonces estaba reluciente puesto que sus padres se la habían comprado hace poco y, aunque era usada, se veía bastante bien. En su mente imaginaba toda clase de acontecimientos, visualizaba todas las posibilidades, sus ideas se iban retorciendo más y más y, sin nadie que lo trajera de vuelta a la cordura, estas ideas poco a poco fueron echando raíces para florecer. Encendió el auto y se fue, pero no pasó mucho tiempo antes de su regreso, puesto que unas dos horas más tarde Cid se encontraba de nuevo estacionado frente a su casa. Bajó del auto y se dirigió a la puerta, sólo que esta vez no sostenía una maleta, sino un bate.

*knock knock knock*

- ¿Hola? ¿En qué te puedo ayudar?

Una voz femenina esfumó todo lo que pasaba por su cabeza, haciéndolo volver a la realidad, la puerta medio abierta dejaba ver a esta linda chica, de un hermoso cabello muy corto y disparejo, contextura delgada y altura media, yo diría que de 1 metro 70, vestía unos jeans recortados hasta los muslos y una camiseta blanca.

- ¿Naomi? … ¿Eres tú?
- ¿Cid?

En ese momento se reconocieron y sus caras drásticamente mostraron una sonrisa emocionante, el brillo en sus ojos significaba tiempos felices del pasado que habían vuelto al presente, así como la felicidad que demostraban con su risa incontenible.

- ¿Qué haces aquí? –Preguntó Naomi, sonriente.
- Supe que vivías aquí y quise pasarme a saludar, hace mucho que no sabía de ti y pensé que quizá podríamos tomarnos un café un día de estos. – Respondió Cid.
- Sí… eso me gustaría mucho – Dijo ella, mientras sonriendo como si no se lo pudiera creer – Pero ahora no, estoy algo ocupada. ¿Tienes un boli?
- Sí, claro.

Cid sacó un bolígrafo del bolsillo de su camisa y se lo dio, ella le anotó su número en la palma de la mano y le devolvió el bolígrafo.

- Llámame mañana y hablamos, ¿Sí?

En el fondo de la habitación se escuchó un tropezón y algunos envases cayendo al piso.

- ¡Mierda! – Dijo una voz masculina – ¡¿Naomi?! ¡¿Volviste a mover la mesa?!

Cid volteó la mirada, fingiendo desinterés.

- Eh, bueno… vale – Dijo Cid- Te llamaré mañana.
- De acuerdo – Dijo Naomi – Adiós.

Ella cerró la puerta y Cid volvió por donde había venido, se paró frente a su auto y encendió un cigarrillo mientras contemplaba la habitación desde el estacionamiento. Cuando lo hubo terminado, subió a su auto y condujo de vuelta. Mientras conducía, viejos recuerdos pasaban frente a sus ojos como de costumbre.

- Naomi… al fin te encontré… al fin podremos estar juntos… te voy a rescatar y te compensaré por mis errores, lo prometo.
 
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....... wtf..... perdoname pero no te sigo el paso, donde empieza le historia (alomejor en otro post) independientemente de eso; si este es el principio va bien, la verdad yo ne tengo idea de ortografia paro alguno mas lo hará, en lo que a la historia se refiere (espero que continues) esta agradable , pienso qué, necesita un desarrollo con mas aventura y misterio.
Pero bueno lo mas importante es que no dejes de escrobir PAZ.
 
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