Volví para matarlos a letras. (Re violento el tipo)
¡Hola a todos! ¿Cómo están? He vuelto con u poema realizado en la inmensidad del campo, ese que tiene toda la magia que necesita uno para volar y crear ilimitadamente.
Sin más que decirles les dejo el escrito, no me apedreen por mi falta. Se que me extrañan. (Egocentrismo mode on, con un toque de ternura por la lejanía temporal)
Profundidades.
En las dos profundidades se puede sentir
la extraña, y a la vez común sensación,
de soledad y observación constante, reprimente,
odiosa si no fuera por que se puede ahogar.
Ésta, se ha expresado hoy,
en forma de suspiro ronco por las hendiduras abiertas
que ya no pueden expulsar más nada.
Deben expulsar algo,
y ese algo es el agua que los rodea,
su manto protector intangible y glorioso.
Ya no tienen miedo,
acurrucados bien pegados.
Sienten calor materno dentro de esa masa
acuosa gigantesca
que los embadurna de pies a cabeza.
Están ahogados.
No se dan cuenta, o más bien,
tienen miedo a percatarse
de esa ilusión que los mantiene felices.
Lloran, pero nunca se lo imaginan.
Lloran para no reírse de la profundidad en la que están.
Se les está acabando los tanques
y va siendo hora de resecarse al sol.
Sol.
¡Hola a todos! ¿Cómo están? He vuelto con u poema realizado en la inmensidad del campo, ese que tiene toda la magia que necesita uno para volar y crear ilimitadamente.
Sin más que decirles les dejo el escrito, no me apedreen por mi falta. Se que me extrañan. (Egocentrismo mode on, con un toque de ternura por la lejanía temporal)
En las dos profundidades se puede sentir
la extraña, y a la vez común sensación,
de soledad y observación constante, reprimente,
odiosa si no fuera por que se puede ahogar.
Ésta, se ha expresado hoy,
en forma de suspiro ronco por las hendiduras abiertas
que ya no pueden expulsar más nada.
Deben expulsar algo,
y ese algo es el agua que los rodea,
su manto protector intangible y glorioso.
Ya no tienen miedo,
acurrucados bien pegados.
Sienten calor materno dentro de esa masa
acuosa gigantesca
que los embadurna de pies a cabeza.
Están ahogados.
No se dan cuenta, o más bien,
tienen miedo a percatarse
de esa ilusión que los mantiene felices.
Lloran, pero nunca se lo imaginan.
Lloran para no reírse de la profundidad en la que están.
Se les está acabando los tanques
y va siendo hora de resecarse al sol.
Sol.
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