[OneShot] Las personas comunes también merecen un homenaje

OP
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Buenas! preparé éste OneShot para un concurso, pero dado a mi "enorme" esfuerzo haciéndolo, decidí postearlo en el foro. "No quiero que me insulten, sólo entretener" (?) Espero les guste y disfruten. Ya que es un OneShot, éste es su único capítulo.

Carlitos
Basado en un hecho real…
La vida en Latinoamérica va de mal en peor, hace tiempo me enteré del hecho de que Guatemala, mi país de origen superó a algunos países africanos en desnutrición ¿Así de mala es la vida aquí? Pero no hablaré de esto, más bien me dirijo a hablarle a usted lector, sobre la vida de un jovencito que murió hace unas semanas, no les diré el nombre ya que no lo conozco, pero supongamos que se llama “Carlitos” y su pequeño homenaje.


El joven está tranquilamente dormido en su “cama”, que es nada más una sabana delgada casi rota, en plena madrugada y reposando en el suelo de tierra de su propia casa. Con un techo que se derrumbaría con mínimo sismo.

- ¡Despierta ya Carlitos! – le gritó una femenina voz.

- ¿Má? Pero todavía tengo sueño.

- ¡No, no, vos te levantas ahorita! – y Carlitos se levanto rápidamente y tomó su mochila.

Enseguida Carlitos comió su desayuno, que aunque fuera mísero le daba pocas energías para sus actividades, pero no en la escuela, la familia del chico era pobre y entonces él debía ayudar en los gastos. Luego de desayunar fue al centro de la ciudad, pasando saludar a Don Pérez, el señor de la tienda que a veces le regalaba algún dulce. Y también saludo a Doña Raquel que ayudaba a coserle los pantalones cuando se rompían. Ambas personas vivían en su vecindario.

Llego al centro de la ciudad en bus público, y cuando llegó, estando frente de un semáforo en rojo, saco tres pelotitas y comenzó a hacer malabares con ellas durante unos segundos, hasta que se detuvo y guardo las pelotas en su mochila.

Se acercó a un carro que esperaba pasar, y con una mirada chillona dijo:

- ¿No me regala un quetzal? – pero el conductor aceleró y se fue de allí.

Y así continúo toda la tarde hasta las 4:30 PM, regresó a su casa con apenas unos Q14.75 recaudados de los conductores que le dieron, que apenas alcanzaban para la cena diaria de la familia y que aun así les haría un poco más para alimentar a su menor hermanita de dos años que necesitaba su leche, mejor dicho su Incaparina, un producto nacional de acá.

Aprendió el “bello arte” de malabarismos desde muy chico, su padre tiene la mentalidad de: “Si habla y camina, tiene que trabajar”, ya que sus padres lo trataban así cuando él era joven, y no dudaría en poner en práctica eso con sus propios hijos, aunque él se pasará el día bebiendo por el barrio y su madre se dedicaba a cuidar a sus dos hermanitas en la casa, la otra tenía un año de vida.

Carlitos tomó el transporte para regresar, pero le tocaba caminar unas cuantas cuadras para su casa, además debía comprar la cena para la familia, entonces se apresuró con las manos llenas de fichas de Q1.00, y cuando llego a cuadra y media de su destino…

- ¡Hey niño! ¿Qué llevas ahí? – preguntó una voz masculina y acentuada, mientras el joven se volteaba.

- Es dinero para mi mamá, Don Pedro – y saludó al hombre fornido que conocía desde pequeño, un mecánico que tenía un taller a dos cuadras de donde estaban.

- Mira, te voy a contar algo – Entonces el señor se agacho enfrente de Carlitos y le dijo - ¡No estés enseñando así el dinero que te lo van a quitar! Mejor vente al taller, que te regalo un agua.

Don Pedro era un viejo amigo de Carlitos y especialmente de su padre, les ayudo varias veces en algunas cuestiones y siempre invitaba a Carlos al taller cuando le era posible, además adoraba estar en compañía.

El problema es que era muy apostador, normalmente los domingos por la noche pasaba en juegos de apuestas con unos pocos conocidos, apostando y siempre debiendo.

Ambos caminaron bromeando entre sí, contando chistes sobre las personas del barrio, como la apariencia de Doña Teresa y su forma de tratar a los niños que jueguen por su casa; también como vestía Juan el carnicero, siempre con su delantal, es más, es muy difícil verlo vestir sin el delantal.

Llegaron al taller, y así Don Pedro le ofreció una Coca-Cola a Carlitos, él acepto pero justo después de hacerlo, tocaron a la puerta. TOC TOC. Don Pedro fue a atender.

El niño se quedo descansando viendo la televisión, normalmente veía canales nacionales aunque los programas fueran de Estados Unidos como “Dos hombres y medio” o algún otro anime como “Inuyasha” o “Dragon Ball”.

Como sea, eso es lo de menos, notemos las personas que tocaron la puerta; era un señor de baja estatura vestido con un elegante traje acompañado de dos mastodontes hipermamadísimos como si fueran al gimnasio todos los días.

- ¿Cuándo me pagarás Pedro? - pregunto el señor pequeño.

- Verás... aún necesito un poco más de tiempo sabes.

- Mira, no me importa que te falte, yo necesito mi dinero... O sino...

- ¡¿Sino qué?!

El pequeño hombre le hace un gesto con la cabeza a las personas junto suya y rápidamente ambos mastodontes le dan un empujón leve a Don Pedro, seguido de varios golpes a mano cerrada.

Pero no termina así, Don Pedro les responde con suaves golpes comparados a los de ellos, él cae al suelo y las tres personas entran al taller.

- Lamento que terminará así, pero debiste pagarme... - dice el hombrecito – Termina con él, Juan.

Entonces el enorme hombre saca una pistola 9 mm de su bolsillo, apunta a Pedro y da un respiro. ¡Bom! Dispara una sola vez para acabarlo - ¿Nos vamos ya, Jefe? - preguntó el sujeto.

- ¿¡Qué le hicieron a Don Pedro?! - preguntó una voz chillosa, era Carlitos, mientras el hombrecillo puso toda su atención al susodicho.

- Eso es lo que pasa po... - Carlitos no lo dejó terminar, corrió hacía él y con una llave inglesa en su mano, lo golpea justo en la cabeza. Causándole una herida profunda.

Pequeñín cayo al suelo brotando sangre de su calva - ¡M-Maténlo de la peor forma! - grita el señor - ¡Hagánlo sufrir! - y así los enormes guardaespaldas se abalanzan y brutalmente golpean varias veces a Carlitos.

Estaba cubierto de herida y moretones, la sangre le salía de la boca, ni siquiera se podía levantar. Pero aún no terminaba - ¡Tomen ese infla-llantas! Y después ¡Exploten su ano! - entonces uno de los sujetos, tomó el infla-llantas del difunto Don Pedro, que yacía al lado de éste.

El segundo le dio la vuelta al pobre Carlitos, que rogaba por su vida, pero el primer hombre no le puso importancia; de una forma brutal penetro su trasero con la punta del infla-llantas - ¡AHH! - grito Carlitos.

Un mar de sangre brotaba de la parte de su pantalón, y sus gritos eran cada vez más fuertes - ¡Vámonos, rápido! - dijo el hombrecillo. Y así dejaron al chico sufriendo en agonía hasta que murió.

Yo no conocía a “Carlitos”, es más posiblemente ni siquiera se llamaba así, y peor aún nadie sabe quien lo asesino. Lo único que sabemos es que murió de una forma inhumana en un taller, quizás fue “Don Pedro” (que tampoco sé, si él existe) o puede que haya tenido otro asesino.

Pero éste fanfic no trata de culpar a ésa persona, querido lector, trato de hacerle un pequeño homenaje escrito al chico que murió ése día. No sólo las personas famosas merecen ser recordadas...​

Producciones... BIG BANG!
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