Brainstorming: Academia de Escritura

Hace tiempo no sentía esta sensación, esa sensación de cuando somos niños y nos espera una sorpresa escondida con recelo por un ser amado; algo que tiene valor para el alma y deja un poco a la razón de lado, que es lo que muchos a veces no damos su debida importancia y vale más de lo que imaginamos.
Esa noche clara de luna llena en Al-Thur anunciaba la llegada de los elfos.
Esta se encontraba de fiesta. Las luces de colores que decoraban las casas y hacían cambiar de matices a las calles, bullían por los magos y los conjuntos de magos, que hacían trucos o cantaban odas. Los primeros se desaparecían o movían las cosas de lugar, les daban a los niños dulces o los hacían levitar.
En cambio, los bardos, cantaban odas al amor; a Liönde la imponente, reina de todos los elfos o a Murt; el bárbaro más conocido en todo Ohal. Tampoco el rey se salvaba de algún canto burlón hacia él, acercándose mas a lo vulgar, por sus penosas acciones en las tierras fronterizas de Ohal.
En los bares granjeros, guerreros y viejos compañeros se juntaban para charlar de las ultimas revueltas por los campos, o para embriagar las penas que llevaban tiempo sin nombrar.
Yo me encontraba allí, sentado cerca de una ventana no muy bien encuadrada, echa de roble, mirando hacia afuera de tanto en tanto y regocijándome del dueño; que muy parlanchín me contaba historias de los años olvidados. Su cantina estaba bien preparada para la cantidad de gente que por el acontecimiento se reunió. Galones de vino y cerveza recorrían como ríos las entrañas de los hombres, mientras que yo fumaba en mi pipa un poco de cainíbo y escuchaba, tranquilo y a la vez ansioso, las canciones impías que recitaba el bardo que de seguro fueron los causantes de la pérdida de una de sus cuerdas.
Llegue aquí por una casualidad, y que había dejado los bosques cercanos de Al-thur para suministrarme ya que me quedaría más tiempo en Hol-tharas, el bosque de verde resplandeciente. Alto son los árboles y se encuentra una gran paz allí, en el poblado lo usan para sacar leña, que se consume más tardíamente; o para hacer edificaciones. Yo me encontraba allí recolectando hierbas para después seguir camino hacia los montes de Farios. Ahí, escuche de una tropa de elfos grises que venía hacia aquí escoltando a un sabio elfo y yo intuía quien era. No me imaginaba que me encontraría aquí a Astrof, uno de los más conocido entre los sabios elfos en todo Ohal.
Me imaginaba, en mi emoción, el poder tener la oportunidad de hablar con él y poder así, descubrir un poco más en la infinidad de su saber, de qué forma me podría guiar en lo que me quedaba de mi travesía para así llegar a mi objetivo final. Esta fue mi primera motivación para quedarme en Al-Thur a esperar a Astrof, la segunda era que me fascinaban los elfos.
Estos seres rodeados de misterios, tan extraños y maravillosos, me hacen volar en mis divagues. Su cultura que cada vez se encierra más con la de los humanos, tiene vestigios de la vieja era; cuando los fundadores de la raza todavía no articulaban palabra alguna. Y pocos o ninguno quedan de la primera era, y de ellos ninguno escribió nada. Enanos, Glaunurs, Tiots o Humanos, nadie sabe su origen o sus primeras historias, y yo creo que debe haber alguna que contar. Esta segunda idea me motivo a quedarme esperándolo.
Ellos me dejaron enamorado cuando, de pequeño, tuve un encuentro con uno de ellos.
Me había ido con mi padre al bosque, era recién la tarde cuando nos adentramos al mismo para cazar. Esa era la primera vez que iba y me quede, a mis siete años, enamorado de la belleza e inmensidad de la naturaleza. En ese bosque, podía vislumbrar matices marrones y rojizos; causados por el otoño frío y ventoso que tocaba mi rostro. Yo me encontraba totalmente perplejo de las imágenes que veía y los sonidos de los gorriones cantando a lo lejos, como murmullos, de seguro ensimismados en sus nidos o platicando en sus cantos lo ocurrido bajo sus alas o por el habla del viento.
Cuando me percate que no había nadie alrededor mío llore, llore porque pensaba que el bosque, en su inmensidad y poder, me devoraría sin apuro y con deguste. Corrí por los senderos que me creaba gritando, desesperado y confundido, a mi padre; hasta que me adormecí y caí, sollozando y escuche una voz, que se acercaba dulcemente; recitando en una legua que no entendía, pero que me pareció muy hermosa.
—Athan osindri, fioth nathmir—. "Descansa niño, nada ocurrirá".
Al despertar me estaba cargando alguien, al abrir los ojos la vi a ella.
Era de una tez blanca impresionante, que se coloreaba con la de los árboles y se oscurecía en la sombra. Tenía un perfil afilado con una pera que sobresalía un poco y una nariz redondeada; sus orejas asomaban por entre sus rizos oscuros, como en la penumbras más feroces. Sus ojos de un color pardo que destellaban al sol con un color dorado.
Me miro un momento y siguió atenta al camino; grácil, se movía ella por entre los bosques a buen trote y el viento le movía sus rizos hacia mi cara. Me enamore de ella sin creer lo que veía, como los hombres cuando descubren que lo verdadero lo tuvieron cerca, en sus narices y era la vida misma, la vida que nos regala todo pidiéndonos una pequeña recompensa.
En un tocón viejo hicimos un pare, estaba rodeado de hojas y retoños de plantas que crecían por la humedad. Me sentó, y me pregunto con un tono tosco y entrecortado a cada palabra.
— ¿Cómo te llamas? — Al cabo de preguntarme se sentó al lado mío y se corrió su pelo del rostro, para dejar sobresalir su radiante sonrisa.
—Me llamo Frederik, ¿Cómo se llama usted?
—Para ti, pequeño, soy Miönd…—Se quedó pensando las palabras que iba a decir, su rostro, hermoso a la luz del claro, la volvía especial; única. — ¿Cómo te has perdido por este bosque? ¿Viniste solo?
—No, vine con mi padre de caza pero me perdí viendo el bosque.
—Eres muy pequeño todavía para seguir a papa— me dijo con un tono de reto, como las madres tratan a uno cuando hace una travesura—, creo que lo vi hace un momento atrás…
— ¿En serio? — le dije, parándome emocionado— ¿me podrías decir llevar con él, por favor?
—Sí, te llevare con gusto Freälindum. — apenas termino de hablar la abrace y le sonreí, le agradecí y me cargo para ponerse en marcha. — agárrate fuerte y no te sueltes.
Me llevo de vuelta, a trote vivo, por la inmensidad del bosque que; de a poco, iba tomando colores azules y rojizos, ya que estaba anocheciendo con el pasar del tiempo. El atardecer se fue con nosotros y al vislumbrar a mi padre, quieto de la impresión, teniendo el arco con cara apesumbrada y triste, de seguro por mi perdida.
Miönd me dejo libre de sus brazos y corrí al lado de mi padre para abrazarlo mientras ella le explicaba lo ocurrido conmigo. Mi padre estaba acostumbrado de ver a los elfos por el bosque, pero no estaba preparado para encontrarme a mí, me tenía en sus brazos y no me soltaba, me decía que se disculpaba por no haberme visto de reojo y yo solo le atine a sonreír. Le dio las gracias a Miönd, ella se las devolvió y me vio a mí, me tomo en sus brazos, arrodillada, me susurro al oído: “Tu curiosidad te llevara lejos Freälindum, vas a ver que nos volveremos a encontrar”.
Al soltarme se echó al trote y se volteó, me saludo y desapareció sin más por los bosques. No la volví a ver desde esa ves y lo único que averigüe fue que ella era parte de un conjunto de elfos blancos nómades que iban rumbo a los lagos de Woch, a la parte más apartada del norte de Ohal.
Esto fue una de mis pasiones más encarnizadas. Recorrer las tierras en busca del saber de los elfos, ya que estas escondían rituales, que me llamaron desde ese encuentro la atención y gran impresión por su belleza y su habla tan refinada. Con el tiempo me empezaron a llamar las otras razas igual, con sus rituales, su habla y sus apariencias.
Llegando así la medianoche, pudimos vislumbrar sus siluetas saliendo por el bosque

Andaba despacio. Llovía. No le importaba que las pequeñas gotas de llovizna tocaran su rostro. Con tan solo una bolsa grande de deporte llena de ropa, abandonaba el orfanato. Su hogar desde que nació, hacia ya dieciocho años. Todo y el mal tiempo, las calles de Nueva York estaban tan ajetreadas como siempre. Todo tipo de vehículos ocupaban los tres carriles sin avanzar a gran velocidad. La gente, por el contrario, iba lo más de prisa que podían, ya fuese con un paraguas o una simple chaqueta para protegerse del agua.
Se disponía a cruzar la calle cuando oyó desde lejos como le llamaban. Al girarse, vio a Lilith, una niña rubia de pelo corto y rizado de tan solo nueve años que había vivido con él. La vio aproximándose corriendo con un paquete en la mano. Cuando la pequeña niña paró, tomó aire.
-¿Qué haces aquí Lilith? Vas acabar con un resfriado y con tu uniforme todo mojado!-dijo el muchacho con una sonrisa en el rostro.
-Solo quería darte esto.- dijo la pequeña apartándose el pelo medio mojado de la cara y jadeando.- no lo he podido acabar antes.
-Gracias. Y ahora vuelve antes de que te acabes de mojar, o la Hermana se va a enfadar.
-Adiós Kailer. Te echaremos de menos.
-Y yo a vosotros- penso para sí.
Al recibir el regalo, él le dio un beso en la frente y la niña se fue corriendo. Kailer guardo el paquete que le acababan de dar en la bolsa de deporte. Seguidamente, se la volvió a poner colgada del hombro y cruzó la calle.
Se había despedido de todo el mundo y dejaba su vieja vida atrás. Todo y empezar su propio nuevo camino en un día de lluvia, sabia que le esperaba un gran viaje. Por suerte tenia los recursos para hacerlo. Ya hacia años que trabajaba y tenía algo de dinero ahorrado. Por desgracia, para empezar esta nueva aventura tuvo que renunciar a trabajar, al menos por el momento, y así que no le quedase nada que le ligase a esa ciudad.
Estuvo andando durante rato, podía haber cogido el autobús o el metro e incluso un taxi, pero prefirió andar, llegando así a un hotel que encontró cerca de la octava avenida con la 42. Fue a recepción y pidió una habitación. El recepcionista lo miró de arriba abajo con ojos críticos. Le pasó otra ojeada.
-¿No vas a causar ningún problema verdad?
-No señor, solo quiero pasar la noche e irme.
Era normal que el hombre desconfiase, ya que no se veía muchos chavales hospedados en un hotel. A parte estaba mojado por la lluvia y su imagen no era la mejor que podía dar de si mismo. Se ofreció de pagar por adelantado la noche. Unos ojos escrupulosos le dieron un último vistazo.
Al final y a regañadientes el recepcionista le dio la llave de una habitación. Esta estaba situada en el segundo piso, en un pasillo poco iluminado y con la paredes pintadas de un color ocre . La cerradura de la puerta iba un poco dura y tuvo que probar un par de intentos antes de que la llave entrase. Cerró la puerta y dejó su equipaje cerca de ella en el suelo.
No era una suite pero no estaba mal. La habitación estaba dotada de una cama, una mesita de noche con una pequeña lampara, un pequeño armario de madera empotrado, un pequeño lavabo, un cuadro lleno de polvo colgado en la pared encima del cabezal de la cama, y de una ventana que daba a la calle.
-Ya que no me han dejado quedar una noche más en el orfanato, por esta noche me tendré que apañarme como pueda antes de que salga el avión.- pensó
Se quitó toda la ropa mojada y la dejo colgada en el perchero del armario para que se secase un poco, al tiempo que se daba una ducha. Al salir con la toalla puesta, cogió una camiseta de tirantes blanca de la bolsa y unos boxers, también el regalo que le había dado su pequeña amiga.
Se estiró en la cama. Puso el cojín apoyado en la pared y se incorporo. Dio unas cuantas vueltas al paquete envuelto en un papel azul con pequeñas estrelleras y una cinta dorada antes de abrirlo. Primero saco el lazo. Seguidamente quito la cinta adhesiva que había en los laterales y lo desenvolvió por completo. Era una especie de diario con la tapas duras de color madera y con una cenefa dibujada muy cuidadosamente a mano que repasaba los laterales. Lo abrió. En la primera pagina había escrito algo seguido de todo de firmas:
“Kailer, sabemos que vas a comenzar un nuevo viaje, por eso te regalamos este diario, para que puedas escribir todo lo que te pase, y para que te acuerdes de todos nosotros.”
No faltaba ni una firma, todos habían colaborado con la pequeña para hacer ese regalo. Por la parte posterior de la pagina había enganchada una foto de ese mismo año con todos los huérfanos, cuidadoras, cocineros y con la hermana superior del centro.
Cogió la cinta que lo envolvía y le hizo un nudo alrededor de la libreta para que ésta no se abriese cuando estuviese dentro de la bolsa. Dejo el regalo encima de la mesilla y se dispuso a dormir.

Abrió los ojos de golpe. Notaba el viento a su alrededor debido al movimiento. No estaba andando, ni corriendo, ni siquiera estaba montado en un vehículo. Estaba volando! No se podía creer que le estaba sucediendo. Se mantenía en el aire como si nada y encima volaba a una velocidad considerable. Miró hacia atrás, pero no vio nada atado a su cuerpo que lo sujetara en el aire, tampoco ningún artefacto estaba a su alrededor que pudiese hacerle elevar de esa forma. Al despistarse mirando hacia todos los lados su trayectoria en linea recta se vio afectada por un par de vueltas sobre sí mismo que lo desequilibro y le hizo perder altura. Mientras caía tal como haría un avión derribado pensó:
-¡Menuda caída me espera!
El suelo estaba cada vez más cerca de él, cerró los ojos y gritó:
-¡Contra el suelo no! ¡quiero ir hacía arriba!
En pocos instantes recupero la postura inicial; el cuerpo estirado, con los brazos inclinados para atrás y la cabeza levantada. Puso su mano derecha delante de su cara y empezó abrir y cerrar el puño. Notaba su cuerpo más vivo que nunca y encima estaba volando, que mas podía pedir.
Siguió volando siguiendo un mismo rumbo, pero haciendo un suave movimiento en zigzag. Sobrevolaba una zona de prados verdes con espontáneos arboles apareciendo de vez en cuando. No había muchas nubes y el sol calentaba su espalda. Era un clima totalmente distinto al otoñal de Nueva York, más bien era uno de primavera o verano.
A lo lejos se empezaba apreciar una gran encina. De lejos ya parecía grande pero al ir acercándose esta empezó a ser de un tamaño descomunal. Debajo de ella había un hombre reposado en su enorme tronco. Cada vez las dos figuras estaban más cerca. Kailer decidió bajar, el problema que tenía es que no sabía como. Intentó señalar al suelo con la cabeza y los brazos, pero no le sirvió de nada. Como segunda opción trató de impulsarse con los pies. Esta vez solo consiguió perder un poco de velocidad. Finalmente se movió tal y como lo hizo en el momento de perder altura del suelo y su cuerpo así descendió. Fue bajando cada vez más rápido para acabar en el suelo con un fuerte impacto con los pies seguido de una media voltereta medio revuelco.
Se levantó sacudiéndose la tierra de la ropa y quejándose para dentro del dolor que le estaba causando su pierna derecha en ese momento. Estaba situado a pocos metros del gran árbol lo suficiente para oír murmurar al hombre que decía:
- Tendrás que mejorar ese aterrizaje.
La primera impresión que tuvo fue asombro y desconcierto.
-¡Claro que tengo que mejorar, casi me mato! -Quiso gritar.
Vaciló un instante y respondió de la manera más educada que le salió.
-Gracias por el consejo. Intentaré hacerlo mejor la próxima vez. ¿Por cierto, sabes donde estamos exactamente?
-Estamos aquí, eso es obvio.- levanto un poco la cabeza y lo miro solo con el ojo derecho medio abierto.- No me sorprende que estés un poco perdido con la caída que te acabas de dar.
Luego volvió a cerrar el ojo y a reclinar su cabeza para retomar su descanso.
-Que gran ayuda.
Pensó irónicamente. Estuvo mirando a su alrededor por unos momentos. No se podía contemplar nada que destacase. Prado verde, arboles a lo lejos y un sol de mediodía que no le servia para poder orientarse. Pasó por delante de aquél hombre sin decir nada. Siguió andando. Unos pocos pasos más tarde oyó de nuevo la voz del hombre.
-¿Te vas sin decir nada?
-No quería interrumpir tu siesta.- dijo en tono sarcástico mientras daba la vuelta sobre sí.- pensaba que querías descansar.
-Te estaba esperando en verdad.
-¿Me esperabas a mi?
Ahora Kailer estaba más sorprendido que nunca. El hombre se incorporó poco a poco, abriendo los ojos. Se levantó. Extendió su mano para proseguir diciendo:
-Me llamo Trep, encantado de conocerte.
Delante de él, ahora, estaba de pie un hombre de pelo hasta el hombro de color azulado y canoso. Tenia parte de esté sujeto por pequeñas coletas y trenzas que se repartían equitativamente por todo el cabello. Sus orejas acababan en punta y estaban todas agujereadas por varios pendientes en forma de pequeños aros dorados. Los ojos eran color turquesa pero les faltaba brillo, era como si estuviesen apagados. Su rostro estaba relleno de marcas, dos que le recorrían cada una de sus mejillas y cinco más que ocupaban el espacio que había entre el labio inferior y la barbilla. Su piel era morena. Era alto, de un metro ochenta o por los alrededores, acompañado por una buena figura que denotaba un buen nivel físico. Sus ropas eran algo antiguas. Un jersey verde de manga larga y un chaleco sin mangas de piel recubrían su torso, mientras que sus piernas estaban guarecidas por unos pantalones marrón oscuro de pana y las botas que llevaba eran viejas y estaban muy gastadas.
Se dieron la mano.
-Me llamo... Kailer. ¿Encantado de conocerte?
La situación le superaba un poco y no tenia ni idea de que decir o hacer. Por suerte o por desgracia el que tomó la voz cantante no fue él. Sin soltar su mano, Trep hizo un movimiento muy rápido de muñeca y derribó a Kailer sin que se diera cuenta.
-Si que estás verde, creó que te sobrestimaba.
Desde el suelo Kailer hizo una pequeña mueca.
-¿Y ahora ésto a que ha venido?-Otra vez más no entendía lo que pasaba a su alrededor.
Luego se levantó con la ayuda de Trep.
Kailer intentó sorprenderlo con un puñetazo. Su puño quedó quieto y sujeto por la mano de Trep que lo cogió como si nada.
-¿Querías ponerme a prueba?- dijo Trep sonriendo.-¿O simplemente querías devolverte?
-Un poco ambas.- En ese momento se sintió como un niño pequeño con un rebote debido a una rabieta, se calmo un poco para decir- ¿Y eso de que me estabas esperando?
-Esperaba a que alguien cayese del cielo y mira por donde tu lo has echo. No sabes como volar y yo puedo ayudarte.- Dio un pequeño salto y se mantuvo en el aire durante un tiempo, luego descendió poco a poco hasta volver a tocar los pies en el suelo.-Creo que yo me vuelvo a dormir un rato, si quieres puedes acompañarme, hay árbol de sobras.
-Estará de coña, este tío está como una cabra. Primero dice que puede enseñarme a volar y ahora me dice que haga la siesta con él.
El hombre se reclinó sobre el robusto sauce y se puso otra vez en la misma posición en la que se lo había encontrado.
-Que remedió no tengo otra cosa que hacer.
Él lo imitó y se puso cómodo sentado en la hierba y con la espalda en la corteza dura y rugosa. Poco a poco fue cerrando los ojos hasta quedarse dormido.

Un desierto perdido, careciente de vida por si mismo, pero no de sentimientos, un desierto solitario y triste, con deseos de estar en compañía de alguien, solo para que lentamente su arena se lo tragué por completo, y esté con el para siempre.
Pero incluso ese desierto de arena, sin voluntad en si, que va hacia donde el viento quiera, que no se sabe que hay mas allá de las interminables dunas de arena, había algo de vida, apenas con suficiente fuerza para mantenerse, había una vivienda, o parte de ella, unas cuantas paredes y el techo suficiente para crear una pequeña sombra, en medio de la nada, lentamente siendo sepultada, donde dos jóvenes, un chico y una chica, se resguardaban del sol, cuales rayos podrían quemar en un instante cualquier esperanza que se interpusiera en el.
-No podemos quedarnos sin hacer nada – dijo la joven con un tono decidido – necesitamos irnos, si no queremos morir aquí.
-Yo no me puedo ir – respondió el chico, sin ningún tipo de anhelo alguno – este es mi hogar.
-¿Por qué? Explícame porque – contesto algo enojada – ¿Porque preferiste vivir así? Alejado de la sociedad, perdido en tu propia soledad, ¡Quien se construye una casa en medio de la nada!
El chico, levantando su mirada hacia la chica y una leve sonrisa, contesto.
- Tienes razón, pero la pregunta tal vez sea porque decidiste quedarte conmigo, nosotros tan solo somos amigos. – algo confuso, se dirigió a la chica.
-¡A que te refieres con eso! – Respondió enojada y algo decepcionada - ¡Eso es más que suficiente! Ese ha sido siempre tu problema.
-No era necesario que tuvieras que arruinar tu gran vida social para darme algo de compañía, - Interrumpió – tu viniste a sacarme de aquí, y sabias que fracasarías desde el principio, ¿Por qué seguir intentando?
-Te equivocas, – dijo la chica extrañamente feliz – pero ahora que has dicho eso, creo que encontré la respuesta a todo esto, el porque buscas alejarte de todos, el porque nunca has amado.
El joven se decía a si mismo que evitaba eso para no sufrir, pero solo se engañaba a si mismo.
-Lo haces porque eres demasiado egoísta, – con un tono amargo y frió – lo eres tanto que quieres todo para ti solo, incluso tu sufrimiento.
La mente del joven intentaba reconsiderar, ¿Era egoísta? Si, lo era, y siempre lo había sabido, pero nunca lo había tomado como procedencia de su actitud.
-Inclusive, – esta vez de forma más triste, la chica expresó – lo eres tanto que no puedes preocuparte por los demás, ¡No puedes salir de ti mismo para poder amar!
Tras esas palabras, el chico lo descubrió, sabia que debía de hacer y que debía de manifestar.
-Por favor dime, ¿Por qué quieres morir aquí? – señalo la chica, preocupada y desolada la vez.
-Porque, - con la cabeza inclinada y con cobardía, el chico indicó – esto es lo único que tengo, y si tengo que morir, ¡No quiero morir solo!
La chica, sin palabras, y con una expresión de sorpresa durante varios segundos, le dio la espalda a su amigo antes de que pudiera ver sus ojos llorosos, y sus lágrimas caer en la arena, que saboreaba la tristeza y la decepción antes de desaparecer.
-Comprendo – Contesto la joven con un nudo en la garganta – me voy, si lo que quieres es morir con algo que es tuyo, entonces me iré. Gracias.
Fueron las últimas palabras que le dirigió, cuando empezó su rumbo hacia lo desconocido, abandonando al joven, que solo podía observar como su silueta se distorsionaba por el calor, alejándose, hasta que la misma arena que estaba bajo sus pies, hiciera que desapareciera.
-Exacto, soy egoísta, siempre lo eh sido, pero en realidad esta casa no es nada para mi, ahora solo son escombros, solo recuerdos de lo que algún día tuve, – dijo alegremente – soy tan egoísta que prefiero la muerte para mí solo, pero la verdadera razón, – tomando un poco de arena entre sus manos, observándola, viendo como el viento la arrastraba – simplemente no quiero que mueras, no sin alguien que te ame de verdad, en esta tierra de nadie.
Tras esas palabras, el chico solo tenía que esperar, hasta que la arena quisiera, enterrarlo, lentamente, mientras el sol lo sometía, esperar a morir con lo único que era completamente suyo: su soledad.

Uni dijo:

Vestida de estricto color negro, Ana aceptó, con una sonrisa triste y sin escuchar realmente, las condolencias de su vecino... nuevamente. Tampoco se hubiera perdido de mucho. Era la quinta vez que velaban a su marido y los asistentes no estaban muy seguros acerca de como expresarse. La situación era insólita.

El primer velorio había sido hacia dos años. Todo había transcurrido de manera más o menos normal hasta que el difunto se incorporó en el cajón. Fue la primera noticia que tuvo sobre la extraña condición de su compañero de vida. Le habían diagnosticado una extraña patología por la cual tenía la tendencia a caer en un estado de catalepsia. Cuatro veces había ya "resucitado".

Miro el ataúd. Recordó el día que lo hicieron construir. Habían instalado en su interior un dispositivo especial. Quien estuviera dentro, con solo separar los codos del cuerpo, oprimiría un mecanismo de alarma ubicado los lados que haría sonar una sirena. Era la única forma de asegurarse que su esposo no fuese enterrado vivo.

Se encontró pensando en cómo sería morir. En realidad, después de la primera experiencia, este se había vuelto un pensamiento recurrente. Su marido decía no recordar nada. Algo así como dormir sin soñar. Pero... ¿acaso su testimonio contaba para algo? Después de todo, el nunca había estado realmente muerto. ¿Habría un mas allá? ¿Cómo sería? O tal vez era la nada más absoluta. Pasar del ser al no-ser por toda la eternidad.

Los empleados del cementerio ingresaron al panteón dispuestos a terminar con su trabajo, y se pararon respetuosamente a un lado de la puerta, esperando. Hubo un movimiento que apenas percibió de gente acomodando sus abrigos para salir al frio exterior.

"Tal vez la muerte solo es ilusión. Tal vez somos seres inmortales cambiando de envoltura. En algún lado leí que algunas personas sostienen esa idea. ¿Cómo es que le dicen? Ah, si... reencarnación"

Cuando la última persona abandonó el lugar, se volvió a los sepultureros y les pidió que la dejaran unos minutos a solas, para despedirse. Los hombres, con mirada comprensiva, obedecieron.

"¿Pero por qué morimos? ¿Cómo puede uno saber cuándo le ha llegado la hora? Después de todo, gente que debería haber muerto, milagrosamente sobrevive. ¿Acaso hay alguna forma de saber cuándo uno debe morir y cuándo no?"

Se acercó al cajón, sacó un delgado estilete de entre sus ropas y sin dudarlo lo apoyó en cuerpo inerte, a la altura del corazón. Cargó todo su peso en el y lo hundió... una vez... y otra... y otra... hasta un total de ocho.

"¡Estoy harta! ¡Harta de esta situación! ¡Harta de sufrir por ti! ¡Harta de extrañarte! ¡Harta de no saber si es para siempre o te veré aparecer de nuevo! ¡No más! ¡No más! Esta vez no..."

El cadáver, por supuesto, no sangró. Le acomodó la ropa. Los pequeños orificios, únicos testigos del hecho quedaron ocultos. Cerró la tapa del ataúd y la trabó. Al salir, el pensamiento sobre la muerte volvió a ella, ya era una costumbre.

"Tal vez la gente muere si cree que va a morir. Como cuando algo la asusta. Si uno se asusta mucho, es porque cree que está por morir, y si se asusta demasiado, efectivamente muere. Si... eso debe ser. Si uno cree que se muere... pues se muere. ¿Y que pasaría a la inversa? ¿Que pasaría si un muerto creyera que aun sigue...?"

La sirena a sus espaldas interrumpió sus pensamientos.



Edito
PD: Quiero un titulo que cobre sentido al leer el final, sin revelar el mismo. Y todavia no se me ocurre.

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Tengo que admitir que me dejaste gratamente sorprendida. El texto está muy bien explicado, la lectura amena y te mantiene en el hilo de la historia hasta el final.
Eso sí, después de los puntos suspensivos ("..."), por regla, se empieza con mayúscula, y te faltaron acentos en algunas partes:

Miro el ataúd​

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"Miró".

Hubo un movimiento que apenas percibió de gente acomodando sus abrigos para salir al frio exterior.
​

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"Frío".

Cargó todo su peso en el y lo hundió...​

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"Él".
Creo que esos son todos. Te los remarqué precisamente porque son pocos, todos pasables, pero te los muestro para terminar de dejarlo perfecto al texto.
En cuanto al título, te comprendo perfectamente. Yo misma siempre tengo problemas con ello, pero aquí te dejo un poco de información aportada por los usuarios sobre ese tema:
Aprendamos a Escribir Juntos
Es bueno crear muchas opciones y luego elegir la que más se apega o explique mejor el tema expresado. Si no se te ocurre aún, es mejor dejarlo pasar y pensarlo antes de escribir uno con el que estás en desacuerdo.
Muy bien. Tu escrito, como dije, me pareció perfecto. No veo absolutamente nada criticable: las escenas bien narradas, las descripciones también, la manera en la que juegas con los tiempos es sensacional pues no te aparta del hilo central de narración como leí algunas que lo hacían. El final, me pareció excelente pues te queda esa duda y el misterio de que el hombre sigue vivo incluso después de haberlo asesinado.
El razonamiento de la mujer me atrapó por completo y creo que nos deja con la idea de que la vida no es más que un sueño. Muy cautivador xD
Sinceramente, te felicito por tu escrito y realmente espero ver más de ti ;D

Puntaje: 45 pts.​

Bragi. dijo:

"HISTORIA DE UN LOBO QUE APRENDIO HA VIVIR Y UN HOMBRE QUE APRENDIO HA AMAR"

Era otro día en los helados bosques de Escandinavia, siempre era la misma situación. Por la mañana me despertaba, me ponía a pensar si habré tomado la decisión correcta, me levantaba, con la ayuda del fuego absorbía el calor necesario para energizarme, salía al exterior, me vestía y a la ves asía uso de mi indumentaria, y al poco tiempo me aventuraba en el bosque para cazar mi cena. No había mucho de lo que obtener algo comestible, siempre ponía trampas en determinados lugares, la caza en muchas ocasiones no era muy fructífera, un día pensé... “y si regreso a la civilización…y si vuelvo a estar en comunidad con mis pares…” pero reflexione, y me dije “… ¡NO! Usted, hombre valeroso, tiene que sobrevivir, la humanidad ya no tiene remedio, mientras yo sufría en mi hogar por lo mal que me hacían sentir las personas, no tenia refugio… hasta que llegue a este lugar olvidado por los “humanos” intacto…” solo invadido por el confortable frio, aquel bosque era un lugar bello para mi, sola habitado por animales ignorantes al depredador de bosques… al destructor de eco-sistemas que aguardaba paciente por acabar con cualquier ser vivo que se interpusiera en su camino. Después de pensar continúe mis andanzas, de improvisto me tope con una escena atroz, algo que simplemente no podía creer, observe a dos lobos jóvenes, eran macho y hembra… “Al parecer una pareja joven”…me acerque cauto y a pasos moderados, pero fue innecesario, ya estaban muertos su sangre rodeaba su cadáver, me acerco mas y noto algo pequeño moviéndose en el regazo de la madre, lo observe atentamente y era el cachorro de ambos, me maraville con aquella deslumbrante escena… “creo que el destino o los dioses me favorecieron con este momento”… enseguida tome al pequeño lobo y lo acomode en un saco que siempre portaba, me di el tiempo de enterrar a sus jóvenes padres y regrese a mi hogar, jamás olvidare aquella noche, no puede dormir… el pequeño lobo se quedaba mirándome, con un rostro apenado… herido quizás por la pérdida de sus padres… al día siguiente apenas el alba hubiese iluminado mi choza, emprendí rumbo al hogar de un viejo pastor de las montañas, medio día tomo completar el viaje pero valió la pena, a llegar intercambiamos, cuatro pieles, dos garrafones y un viejo revolver que adquirí antes de llegar acá, por lo que el aseguraba eran 6 litros de leche fresca …” yo no le creí, ya que pesaba un poco menos de lo que se suponía”… me despedí y partí rumbo de vuelta a mi “hogar”, después pensé y llegue a la conclusión de que tendría que alimentarlo con leche un tiempo aproximado de tres meses, después calculaba que tendría edad suficiente para empezar a consumir carne…
Los días pasaban rápidamente, mientras continuaba con mi rutina, despertaba, me vestía, le daba su ración de leche a mi “compañero”, y me aventuraba en el bosque, revisaba mis trampas, trataba de cazar algún venado, siempre tenía que estar pendiente de mis “adversarios”, hablo de lobos y osos, llegaba un punto al atardecer y volvía, en algunas ocasiones me quedaba viendo el atardecer y reflexionaba… ”Doy gracias al destino por darme esta maravillosa oportunidad” a veces el estar alejado de todo es útil, uno llega a pensar mucho, reflexiona sobre las cada decisión de su vida y siempre termino con la misma conclusión “Doy gracias al destino, a los dioses, a Cristo por favorecerme con este momento”…después me preocupe mas de mi compañero, jugaba con él, lo acariciaba, dormía en regazo, transformo mi odisea de sobrevivencia en una estadía placentera…

Transcurrió un tiempo aproximado de tres meses, ya deje de ir gradualmente hacia la cabaña de aquel pastor y lleve a mi pequeño lobo a cazar… le di de comer por primera vez la carne de un conejo, en un principio apenas la probo, rechazo su porción, después empezó a probarla y llegado un momento la empezó a degustar a mordiscos… “Tengo que reconocer que para esos momentos que emocione”…Y seguí el mismo método hasta que no comía otra cosa que no fuese carne, llegado un momento quería que aprendiese a cazar por sí mismo o lo lleve a que viese una manada de lobos, que estaba colindante a mis lugares de recolección. El y yo observábamos buena parte del día como se organizaban y capturaban a su presa, y cuando volvíamos poníamos en práctica lo aprendido… “Era divertido” iban pasando los días y mi pequeño amigo crecía más y mas llego un tiempo en el que era tan grande que llegaba a exigir kilos y kilos de carne… cuando pensé dije… “es momento de dejarlo ir”…un día me prepare a ir al bosque junto con él, pero no era para cazar o recolectar si no intentar algo nuevo… decidí dejarlo partir y que viviese el resto de su vida como un ser natural, me acerqué a un montículo de nieve justo a varios metros detrás de la manada, tome a mi compañero de la vida y lo inste a unírseles fue duro para mi dejarlo libre… “si por mi fuese lo ligaría a mí para siempre” pero cuando se trata de la libertad de los demás nunca hay que interponer sus caprichos, así que lo empujaba y empujaba hasta que comprendió lo que trataba de hacer, dejo de oponer resistencia y se acercaba despacio, un poco temeroso asía los que serian sus nuevos compañeros, apenas se acerco todos se allegaron a olfatearlo, y después de un rato mirarlo y olfatearlo lo aceptaron, y abandonaron el lugar juntos….fue el momento más emotivo en mi vida… “Mi mente era invadida de viejos recuerdos, de cómo lo alimentaba, acariciaba y disfrutaba con su compañía” …mientras lo veía alejarse con su camada, las lagrimas taparon mi sonrojado rostro, era un momento de mucha alegría y tristeza a la vez porque era posible que no lo volviese a ver, abandone el lugar lentamente recordando todo momento alegre vivido gracias a él, llegue a mi choza y no podía dormir pensando en cómo se adaptara, como estaría recorriendo las heladas planicies con su nueva manada, e inclusive he llegado a pensar en cómo conseguiría una compañera y como tendría su propia camada… “Las lagrimas no cesaban”…hasta que concilie el sueño, pasaban los días mientras retomaba mi rutina, despertar, vestirme, salir, revisar las trampas, cazar algún animal, un día me aventura mas allá de los terrenos de costumbre y divise a una venado, me impresiono lo grande que eran… “Sin exagerar digo que podría alimentarme varios días con él, tome mi rifle, apunte y oigo detrás mío un estruendoso ruido, voltee la mirada y era un oso pardo de enormes proporciones, no tuve tiempo de recargar y apuntar ya que de un zarpazo me dejo mal herido, mis gritos de dolor inundaban el valle y la planicie, reflexione… “Si he de morir acá, voy a descansar en paz, porque he vivido como siempre mi corazón lo deseaba… moriré libre…” yo esperaba el golpe final cuando de improvisto, dos grandes lobos se abalanzaron sobre aquel oso, cuando se los quito de encima otro cinco lobos vinieron a atacarle, el oso tenía varias heridas y huyo del lugar, me emocione profundamente cuando vi a mi viejo amigo acercarse y lamer mi mejilla, mi corazón se exaltaba de alegría justo cuando me creía muerto, justo cuando no tenía esperanzas de volverlo a ver apareció, salvando mi


Vida y dando alivio a mi dolor, lo abrase y acaricie, lo tome tan fuerte por no poder contener mi emoción… me llevo hasta el centro del grupo y se aposto junto a una hembra, y veo una de las cosas más maravillosas que me ha tocado ver en la vida… veo a un hermoso cachorro, no es más grande que su padre cuando lo vi por primera vez, momentos después fui a la choza por hiervas curativas y unas vendas, el decidió acompañarme un momento, los aproveche al máximo y jugamos como lo hacíamos antes, y después nos despedimos con un emotivo abrazo y partió a un rumbo sin fin junto a su camada… de ahí nunca más lo volví a ver pero quede tranquilo, ya no temo por él, estoy aliviado porqué, ya es parte de una manada e incluso ya tiene una familia… “Estoy Feliz”…

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Reinicio
-Sr. Se está acabando el tiempo, no podemos desenlazar semejante cantidad de cadenas, es ahora o nunca.
-¡Emegencia! Estamos llegando a los niveles críticos de energía o lo mandamos de nuevo bajo las circunstancias originales, o perdemos el proyecto.
-Sr. Le repito, estamos…
-YA TE ESCUCHE, la primera vez. Háganlo, tan pronto como reunamos la energía suficiente para intervenir nuevamente, me encargaré de este asunto. No importa si me lleva, incluso, años.
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¿Ah? ¿Dónde, dónde estoy…? Caigo…caigo… ¿en la oscuridad?
Un nuevo día en Tucland
“Estamos cerca, estoy seguro… hay alguna cosa que no está faltando y lo más probable es que esté en nuestras narices ¡Estoy seguro! Tenemos que pensar… si los recuerdos están enlazados en el Corazón, y es el mismo tiempo el que los hace crecer… ¿Cómo volver a acortarlos y recuperar información….? ¿Cómo?...”
*BIP BIP BIP BIP BIP BIP BIP*
Jeff: Uhm…
*BIP BIP BIP BIP BIP BIP BIP*
Jeff: No, ya es hora… que mal me duele todo.
Jeff es un chico de 19 años, actualmente estudia para algún día ser lo que él llama “profesional”. Es el tipo estudioso, pero prefiere que no se note. Invierte su tiempo libre buscando que jugar en sus consolas o por foros en internet. Adora el atletismo, aunque desde hace 2 años que no lo practica por cuestión de tiempo. Suele hacer amigos fácilmente y tiene una excelente capacidad de imaginar cosas de lo más extrañas. Hay quienes piensan que debería dedicarse a dirigir alguna serie cómica de TV.
Jeff: Bueno, ya… estúpido sonido… lo tengo que cambiar, este despertador me tiene cansado ya. ¿¡AH!? Clases es 5 minutos… ¡Me dormí! Um, rápido… ¡a bañarme!
En clases:
Jeff: Que bien, todavía no abrieron. Ahí están los chicos, jajaja ¿habrán estudiado?
Jeff: ¡Hola a todos que tal! Con la típica sonrisa de “recién me levanto” y su típico peinado “odio el peine”.
Max: ¿Qué haces Jeffry?
Emi: ¡Hoola!
Sophie: ¡Hola! Todo bien.
Jeff: Somos los únicos a esta hora, yo que pensaba que ya venía tardísimo.
Sophie: Ya sabes como es aquí, y mas nosotros somos muy impuntuales.
Jeff: Supongo que eso nos hace mas especiales. Con picardía responde.
Max: Ahí viene el Licenciado JM.
Licenciado: Hola, ¿cómo andan? ¡Qué cara la de algunos! Ya abro, espérenme un segundo.
Pasaron unos 10 minutos, llegaron Joshua, Lirith, Joaq, Fiby, John y Motch. Todos integrantes de la comisión VII. Justo cuando ya era imperativo entrar…
¡Hola Jeff!
Jeff: ¿Lilo? Hey, ¿cómo va todo?
Lilo: Vengo a mostración habilidad táctica, me cambiaron los horarios y ahora tengo temprano los Jueves.
Jeff: Coincidimos en horarios pero no en materias, yo ahora entro a la clase de Armas I.
Lilo: Bueno, parece que están entrando ya. ¡Nos vemos! Se aleja corriendo hacia su clase.
Lilo y Jeff son amigos de secundaria. Lilo es una joven alegre, suele enojarse únicamente cuando Jeff anda cerca de ella, al parecer, es uno de los pocos que puede hacerla enojar, y mucho. Destacada entre los compañeros de clase, suele ocupar su tiempo libre dibujando, navegando por la red o viendo toda clase de animé. Puede decirse que tiene un temperamento explosivo, suele gritar con frecuencia, aunque ella no lo nota. Es hábil a la hora de socializar con gente nueva. Detesta toda clase de deporte o actividad física.
Armas I: El corazón
Lic.: Hola, buen día a los que no salude hace un rato. ¡Qué mal ser el turno de las 8 AM! Bueno, por lo menos se desocupan a las 11, yo tengo que seguir hasta las 14. Con el típico semblante picaresco.

El licenciado, autoproclamado como “JM” es el profesor del turno de las 8 AM. Enseña, entre otras comisiones, a la comisión VII. Es una persona misteriosa, ninguno de los alumnos conoce algún dato de su vida personal. Sin embargo, es muy sociable y es de los que promueven el contacto “profesor alumno” como amigos. Suele levantar el ánimo de los que no llegaron a estudiar todo y a veces, cuando un alumno se queda “sin ese punto que le hacía falta” mueve algunos hilos y… mencionado alumno obtiene aquello que lo mantuvo sin dormir durante la noche anterior.
Lic. JM: Bueno, antes de empezar a preguntar… quiero explicarles lo que muchos suelen confundir, luego veremos dudas y luego el típico ping-pong de preguntas y respuestas.
Bueno, como saben hoy tenemos que ver cómo es que el arma de cada uno de ustedes se relaciona con lo que es su persona y como es que pueden convocarla.
Todos sabemos que además del corazón anatómico existe lo que llamamos como “corazón
fuente”. El encargado de dar lo que nosotros llamamos personalidad, sentimientos, lazos.
Existen dos tipos de corazones fuente, aquellos que poseen la capacidad de asociarse a un arma, y los que no. Nuestro enfoque ahora es dirigido, por supuesto al primero.
Aquellos que poseen un arma como ustedes, tuvieron que pasar por el proceso de “despertar”. Una persona es considerada de “corazón fuente simple” hasta que se demuestra lo contrario, es decir, hasta que por alguna circunstancia logra convocar por primera vez su arma. La forma en que estos dos elementos interactúan corresponde ya, a otro tema. Lo veremos mas adelante.
¿Alguna duda hasta ahí?
Jeff: Si, yo tengo una. Si el corazón fuente es lo que nos da la personalidad ¿Digamos que, es lo mismo que nuestro cerebro?
Lic. JM: No, no es lo mismo. Ambos trabajan en conjunto. Los mecanismos no fueron establecidos con claridad, pero la teoría mas aceptada es que, el corazón fuente es capaz de expresarse a través del cerebro, es decir, el cerebro actúa como nexo entre el mundo exterior y el corazón fuente. Es lo que comunica nuestro ser con el entorno y el encargado de las operaciones de razonamiento, cálculo, etc.
Jeff: Que interesante, la verdad.
Lic JM: Bueno, ahora. No se conoce mucho acerca del corazón fuente, salvo que de alguna manera es capaz de almacenar los sentimientos, los afectos, y recuerdos. Y es precisamente eso en lo que aquellos que investigan hacen énfasis.
Emi: ¿Cómo logra investigar algo que no se ve ni se puede tocar? ¿Cómo se llegaron a las conclusiones que usted menciona?
Lic JM: Existen personas con la extraña habilidad de poder extraer el corazón de otros. Hace ya muchos años que la técnica que se usó en ese momento está prohibida y olvidada, nadie sabe como es que algunos viejos brujos lograban hacerlo. Al parecer obtuvieron corazones de criminales, y al ser separados de sus cuerpos y sometidos a experimentación, se llegaron a estas conclusiones.
Max: Ja ¿criminales? Ni ellos se lo creen. Debieron ser personas comunes y corrientes.
Jeff: Aun así… criminales o no el proceso parece inhumano.
Lirith: Entonces… ¿cómo hacen ahora para investigar?

Lic. JM: Existe una forma fácil y no invasiva. El escáner FMUNT. Es un dispositivo que mediante fotometría es capaz de tomar lo que se llama “espectro fuente”. Cuando una persona conoce a alguien, se enamora, o bien ocurre lo contrario pasa por algún mal momento como una separación, pelea etc. El espectro suele mostrar cambios en su longitud de onda, frecuencia, etc. Esos datos son aprovechados para saber cómo reacciona el corazón fuente ante diferentes vivencias.
John: Uh, es complicado.
Jeff “en su pensamiento”: Vaya, si todo esto es verdad, significa que en algún momento hubo personas sin corazón por ahí. ¿Qué habrán sentido o no esas personas?

kailer dijo:

Es un poco largo y espero que no haya muchas faltas ortográficas, pero he puesto mi mayor empeño.
Esto en teoria es solo la introducción de una nueva historia que quiero hacer. Ahora habra que esperar a ver que dices los expertos.

Introducción (Obra aun sin nombre)

Spoiler

Andaba despacio. Llovía. No le importaba que las pequeñas gotas de llovizna tocaran su rostro. Con tan solo una bolsa grande de deporte llena de ropa, abandonaba el orfanato. Su hogar desde que nació, hacia ya dieciocho años. Todo y el mal tiempo, las calles de Nueva York estaban tan ajetreadas como siempre. Todo tipo de vehículos ocupaban los tres carriles sin avanzar a gran velocidad. La gente, por el contrario, iba lo más de prisa que podían, ya fuese con un paraguas o una simple chaqueta para protegerse del agua.
Se disponía a cruzar la calle cuando oyó desde lejos como le llamaban. Al girarse, vio a Lilith, una niña rubia de pelo corto y rizado de tan solo nueve años que había vivido con él. La vio aproximándose corriendo con un paquete en la mano. Cuando la pequeña niña paró, tomó aire.
-¿Qué haces aquí Lilith? Vas acabar con un resfriado y con tu uniforme todo mojado!-dijo el muchacho con una sonrisa en el rostro.
-Solo quería darte esto.- dijo la pequeña apartándose el pelo medio mojado de la cara y jadeando.- no lo he podido acabar antes.
-Gracias. Y ahora vuelve antes de que te acabes de mojar, o la Hermana se va a enfadar.
-Adiós Kailer. Te echaremos de menos.
-Y yo a vosotros- penso para sí.
Al recibir el regalo, él le dio un beso en la frente y la niña se fue corriendo. Kailer guardo el paquete que le acababan de dar en la bolsa de deporte. Seguidamente, se la volvió a poner colgada del hombro y cruzó la calle.
Se había despedido de todo el mundo y dejaba su vieja vida atrás. Todo y empezar su propio nuevo camino en un día de lluvia, sabia que le esperaba un gran viaje. Por suerte tenia los recursos para hacerlo. Ya hacia años que trabajaba y tenía algo de dinero ahorrado. Por desgracia, para empezar está nueva aventura tubo que renunciar a trabajar, al menos por el momento, y así que no le quedase nada que le ligase a esa ciudad.
Estuvo andando durante rato, podía haber cogido el autobús o el metro e incluso un taxi, pero prefirió andar, llegando así a un hotel que encontró cerca de la octava avenida con la 42. Fue a recepción y pidió una habitación. El recepcionista lo miró de arriba abajo con ojos críticos. Le pasó otra ojeada.
-¿No vas a causar ningún problema verdad?
-No señor, solo quiero pasar la noche e irme.
Era normal que el hombre desconfiase, ya que no se veía muchos chavales hospedados en un hotel. A parte estaba mojado por la lluvia y su imagen no era la mejor que podía dar de si mismo. Se ofreció de pagar por adelantado la noche. Unos ojos escrupulosos le dieron un último vistazo.
Al final y a regañadientes el recepcionista le dio la llave de una habitación. Está estaba situada en el segundo piso, en un pasillo poco iluminado y con la paredes pintadas de un color ocre . La cerradura de la puerta iba un poco dura y tubo que probar un par de intentos antes de que la llave entrase. Cerró la puerta y dejó su equipaje cerca de está en el suelo.
No era una suite pero no estaba mal. La habitación estaba dotada de una cama, una mesita de noche con una pequeña lampara, un pequeño armario de madera empotrado, un pequeño lavabo, un cuadro lleno de polvo colgado en la pared encima del cabezal de la cama, y de una ventana que daba a la calle.
-Ya que no me han dejado quedar una noche más en el orfanato, por esta noche me tendré que apañarme como pueda antes de que salga el avión.- pensó
Se quitó toda la ropa mojada y la dejo colgada en el perchero del armario para que se secase un poco, al tiempo que se daba una ducha. Al salir con la toalla puesta, cogió una camiseta de tirantes blanca de la bolsa y unos boxers, también el regalo que le había dado su pequeña amiga.
Se estiró en la cama. Puso el cojín apoyado en la pared y se incorporo. Dio unas cuantas vueltas al paquete envuelto en un papel azul con pequeñas estrelleras y una cinta dorada antes de abrirlo. Primero saco el lazo. Seguidamente quito la cinta adhesiva que había en los laterales y lo desenvolvió por completo. Era una especie de diario con la tapas duras de color madera y con una cenefa dibujada muy cuidadosamente a mano que repasaba los laterales. Lo abrió. En la primera pagina había escrito algo seguido de todo de firmas:
“Kailer, sabemos que vas a comenzar un nuevo viaje, por eso te regalamos este diario, para que puedas escribir todo lo que te pase, y para que te acuerdes de todos nosotros.”
No faltaba ni una firma, todos habían colaborado con la pequeña para hacer ese regalo. Por la parte posterior de la pagina había enganchada una foto de ese mismo año con todos los huérfanos, cuidadoras, cocineros y con la hermana superior del centro.
Cogió la cinta que lo envolvía y le hizo un nudo alrededor de la libreta para que ésta no se abriese cuando estuviese dentro de la bolsa. Dejo el regalo encima de la mesilla y se dispuso a dormir.

Abrió los ojos de golpe. Notaba el viento a su alrededor debido al movimiento. No estaba andando, ni corriendo, ni siquiera estaba montado en un vehículo. Estaba volando! No se podía creer que le estaba sucediendo. Se mantenía en el aire como si nada y encima volaba a una velocidad considerable. Miró hacia atrás, pero no vio nada atado a su cuerpo que lo sujetara en el aire, tampoco ningún artefacto estaba a su alrededor que pudiese hacerle elevar de esa forma. Al despistarse mirando hacia todos los lados su trayectoria en linea recta se vio afectada por un par de vueltas sobre sí mismo que lo desequilibro y le hizo perder altura. Mientras caía tal como haría un avión derribado pensó:
-¡Menuda caída me espera!
El suelo estaba cada vez más cerca de él, cerró los ojos y gritó:
-¡Contra el suelo no! ¡quiero ir hacía arriba!
En pocos instantes recupero la postura inicial; el cuerpo estirado, con los brazos inclinados para atrás y la cabeza levantada. Puso su mano derecha delante de su cara y empezó abrir y cerrar el puño. Notaba su cuerpo más vivo que nunca y encima estaba volando, que mas podía pedir.
Siguió volando siguiendo un mismo rumbo, pero haciendo un suave movimiento en zigzag. Sobrevolaba una zona de prados verdes con espontáneos arboles apareciendo de vez en cuando. No había muchas nubes y el sol calentaba su espalda. Era un clima totalmente distinto al otoñal de Nueva York, más bien era uno de primavera o verano.
A lo lejos se empezaba apreciar una gran encina. De lejos ya parecía grande pero al ir acercándose esta empezó a ser de un tamaño descomunal. Debajo de ella había un hombre reposado en su enorme tronco. Cada vez las dos figuras estaban más cerca. Kailer decidió bajar, el problema que tenía es que no sabía como. Intentó señalar al suelo con la cabeza y los brazos, pero no le sirvió de nada. Como segunda opción trató de impulsarse con los pies. Esta vez solo consiguió perder un poco de velocidad. Finalmente se movió tal y como lo hizo en el momento de perder altura del suelo y su cuerpo así descendió. Fue bajando cada vez más rápido para acabar en el suelo con un fuerte impacto con los pies seguido de una media voltereta medio revuelco.
Se levantó sacudiéndose la tierra de la ropa y quejándose para dentro del dolor que le estaba causando su pierna derecha en ese momento. Estaba situado a pocos metros del gran árbol lo suficiente para oír murmurar al hombre que decía:
- Tendrás que mejorar ese aterrizaje.
La primera impresión que tuvo fue asombro y desconcierto.
-¡Claro que tengo que mejorar, casi me mato! -Quiso gritar.
Vaciló un instante y respondió de la manera más educada que le salió.
-Gracias por el consejo. Intentaré hacerlo mejor la próxima vez. ¿Por cierto, sabes donde estamos exactamente?
-Estamos aquí, eso es obvio.- levanto un poco la cabeza y lo miro solo con el ojo derecho medio abierto.- No me sorprende que estés un poco perdido con la caída que te acabas de dar.
Luego volvió a cerrar el ojo y a reclinar su cabeza para retomar su descanso.
-Que gran ayuda.
Pensó irónicamente. Estuvo mirando a su alrededor por unos momentos. No se podía contemplar nada que destacase. Prado verde, arboles a lo lejos y un sol de mediodía que no le servia para poder orientarse. Pasó por delante de aquél hombre sin decir nada. Siguió andando. Unos pocos pasos más tarde oyó de nuevo la voz del hombre.
-¿Te vas sin decir nada?
-No quería interrumpir tu siesta.- dijo en tono sarcástico mientras daba la vuelta sobre sí.- pensaba que querías descansar.
-Te estaba esperando en verdad.
-¿Me esperabas a mi?
Ahora Kailer estaba más sorprendido que nunca. El hombre se incorporó poco a poco, abriendo los ojos. Se levantó. Extendió su mano para proseguir diciendo:
-Me llamo Trep, encantado de conocerte.
Delante de él, ahora, estaba de pie un hombre de pelo hasta el hombro de color azulado y canoso. Tenia parte de esté sujeto por pequeñas coletas y trenzas que se repartían equitativamente por todo el cabello. Sus orejas acababan en punta y estaban todas agujereadas por varios pendientes en forma de pequeños aros dorados. Los ojos eran color turquesa pero les faltaba brillo, era como si estuviesen apagados. Su rostro estaba relleno de marcas, dos que le recorrían cada una de sus mejillas y cinco más que ocupaban el espacio que había entre el labio inferior y la barbilla. Su piel era morena. Era alto, de un metro ochenta o por los alrededores, acompañado por una buena figura que denotaba un buen nivel físico. Sus ropas eran algo antiguas. Un jersey verde de manga larga y un chaleco sin mangas de piel recubrían su torso, mientras que sus piernas estaban guarecidas por unos pantalones marrón oscuro de pana y las botas que llevaba eran viejas y estaban muy gastadas.
Se dieron la mano.
-Me llamo... Kailer. ¿Encantado de conocerte?
La situación le superaba un poco y no tenia ni idea de que decir o hacer. Por suerte o por desgracia el que tomó la voz cantante no fue él. Sin soltar su mano, Trep hizo un movimiento muy rápido de muñeca y derribó a Kailer sin que se diera cuenta.
-Si que estás verde, creó que te sobrestimaba.
Desde el suelo Kailer hizo una pequeña mueca.
-¿Y ahora ésto a que ha venido?-Otra vez más no entendía lo que pasaba a su alrededor.
Luego se levantó con la ayuda de Trep.
Kailer intentó sorprenderlo con un puñetazo. Su puño quedó quieto y sujeto por la mano de Trep que lo cogió como si nada.
-¿Querías ponerme a prueba?- dijo Trep sonriendo.-¿O simplemente querías devolverte?
-Un poco ambas.- En ese momento se sintió como un niño pequeño con un rebote debido a una rabieta, se calmo un poco para decir- ¿Y eso de que me estabas esperando?
-Esperaba a que alguien cayese del cielo y mira por donde tu lo has echo. No sabes como volar y yo puedo ayudarte.- Dio un pequeño salto y se mantuvo en el aire durante un tiempo, luego descendió poco a poco hasta volver a tocar los pies en el suelo.-Creo que yo me vuelvo a dormir un rato, si quieres puedes acompañarme, hay árbol de sobras.
-Estará de coña, este tío está como una cabra. Primero dice que puede enseñarme a volar y ahora me dice que haga la siesta con él.
El hombre se reclinó sobre el robusto sauce y se puso otra vez en la misma posición en la que se lo había encontrado.
-Que remedió no tengo otra cosa que hacer.
Él lo imitó y se puso cómodo sentado en la hierba y con la espalda en la corteza dura y rugosa. Poco a poco fue cerrando los ojos hasta quedarse dormido.

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/Neil dijo:

Tierra de nadie.

Spoiler

Un desierto perdido, careciente de vida por si mismo, pero no de sentimientos, un desierto solitario y triste, con deseos de estar en compañía de alguien, solo para que lentamente su arena se lo tragué por completo, y esté con el para siempre.
Pero incluso ese desierto de arena, sin voluntad en si, que va hacia donde el viento quiera, que no se sabe que hay mas allá de las interminables dunas de arena, había algo de vida, apenas con suficiente fuerza para mantenerse, había una vivienda, o parte de ella, unas cuantas paredes y el techo suficiente para crear una pequeña sombra, en medio de la nada, lentamente siendo sepultada, donde dos jóvenes, un chico y una chica, se resguardaban del sol, cuales rayos podrían quemar en un instante cualquier esperanza que se interpusiera en el.
-No podemos quedarnos sin hacer nada – dijo la joven con un tono decidido – necesitamos irnos, si no queremos morir aquí.
-Yo no me puedo ir – respondió el chico, sin ningún tipo de anhelo alguno – este es mi hogar.
-¿Por qué? Explícame porque – contesto algo enojada – ¿Porque preferiste vivir así? Alejado de la sociedad, perdido en tu propia soledad, ¡Quien se construye una casa en medio de la nada!
El chico, levantando su mirada hacia la chica y una leve sonrisa, contesto.
- Tienes razón, pero la pregunta tal vez sea porque decidiste quedarte conmigo, nosotros tan solo somos amigos. – algo confuso, se dirigió a la chica.
-¡A que te refieres con eso! – Respondió enojada y algo decepcionada - ¡Eso es más que suficiente! Ese ha sido siempre tu problema.
-No era necesario que tuvieras que arruinar tu gran vida social para darme algo de compañía, - Interrumpió – tu viniste a sacarme de aquí, y sabias que fracasarías desde el principio, ¿Por qué seguir intentando?
-Te equivocas, – dijo la chica extrañamente feliz – pero ahora que has dicho eso, creo que encontré la respuesta a todo esto, el porque buscas alejarte de todos, el porque nunca has amado.
El joven se decía a si mismo que evitaba eso para no sufrir, pero solo se engañaba a si mismo.
-Lo haces porque eres demasiado egoísta, – con un tono amargo y frió – lo eres tanto que quieres todo para ti solo, incluso tu sufrimiento.
La mente del joven intentaba reconsiderar, ¿Era egoísta? Si, lo era, y siempre lo había sabido, pero nunca lo había tomado como procedencia de su actitud.
-Inclusive, – esta vez de forma más triste, la chica expresó – lo eres tanto que no puedes preocuparte por los demás, ¡No puedes salir de ti mismo para poder amar!
Tras esas palabras, el chico lo descubrió, sabia que debía de hacer y que debía de manifestar.
-Por favor dime, ¿Por qué quieres morir aquí? – señalo la chica, preocupada y desolada la vez.
-Porque, - con la cabeza inclinada y con cobardía, el chico indicó – esto es lo único que tengo, y si tengo que morir, ¡No quiero morir solo!
La chica, sin palabras, y con una expresión de sorpresa durante varios segundos, le dio la espalda a su amigo antes de que pudiera ver sus ojos llorosos, y sus lágrimas caer en la arena, que saboreaba la tristeza y la decepción antes de desaparecer.
-Comprendo – Contesto la joven con un nudo en la garganta – me voy, si lo que quieres es morir con algo que es tuyo, entonces me iré. Gracias.
Fueron las últimas palabras que le dirigió, cuando empezó su rumbo hacia lo desconocido, abandonando al joven, que solo podía observar como su silueta se distorsionaba por el calor, alejándose, hasta que la misma arena que estaba bajo sus pies, hiciera que desapareciera.
-Exacto, soy egoísta, siempre lo eh sido, pero en realidad esta casa no es nada para mi, ahora solo son escombros, solo recuerdos de lo que algún día tuve, – dijo alegremente – soy tan egoísta que prefiero la muerte para mí solo, pero la verdadera razón, – tomando un poco de arena entre sus manos, observándola, viendo como el viento la arrastraba – simplemente no quiero que mueras, no sin alguien que te ame de verdad, en esta tierra de nadie.
Tras esas palabras, el chico solo tenía que esperar, hasta que la arena quisiera, enterrarlo, lentamente, mientras el sol lo sometía, esperar a morir con lo único que era completamente suyo: su soledad.

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John. dijo:

Hola! bueno como ya la había comentado a Maloriecienta necesito no solo mejorar la ortografía, sino que necesito aprender a describir mejor. Tiendo a hacer relatos con mucho dialogo y 0 descripción. Bueno, quiero que me ayuden sobretodo en eso. Respecto a esto que voy a publicar (lo vengo trabajando desde hace tiempo, agregándole pequeñas cosas de a poco) tienen algunos parecidos con algunos juegos, pero les prometo que en sí, la historia es original. Algunos elementos no.
Un saludo, y bueno aqui esta:

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Reinicio
-Sr. Se está acabando el tiempo, no podemos desenlazar semejante cantidad de cadenas, es ahora o nunca.
-¡Emegencia! Estamos llegando a los niveles críticos de energía o lo mandamos de nuevo bajo las circunstancias originales, o perdemos el proyecto.
-Sr. Le repito, estamos…
-YA TE ESCUCHE, la primera vez. Háganlo, tan pronto como reunamos la energía suficiente para intervenir nuevamente, me encargaré de este asunto. No importa si me lleva, incluso, años.
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¿Ah? ¿Dónde, dónde estoy…? Caigo…caigo… ¿en la oscuridad?
Un nuevo día en Tucland
“Estamos cerca, estoy seguro… hay alguna cosa que no está faltando y lo más probable es que esté en nuestras narices ¡Estoy seguro! Tenemos que pensar… si los recuerdos están enlazados en el Corazón, y es el mismo tiempo el que los hace crecer… ¿Cómo volver a acortarlos y recuperar información….? ¿Cómo?...”
*BIP BIP BIP BIP BIP BIP BIP*
Jeff: Uhm…
*BIP BIP BIP BIP BIP BIP BIP*
Jeff: No, ya es hora… que mal me duele todo.
Jeff es un chico de 19 años, actualmente estudia para algún día ser lo que él llama “profesional”. Es el tipo estudioso, pero prefiere que no se note. Invierte su tiempo libre buscando que jugar en sus consolas o por foros en internet. Adora el atletismo, aunque desde hace 2 años que no lo practica por cuestión de tiempo. Suele hacer amigos fácilmente y tiene una excelente capacidad de imaginar cosas de lo más extrañas. Hay quienes piensan que debería dedicarse a dirigir alguna serie cómica de TV.
Jeff: Bueno, ya… estúpido sonido… lo tengo que cambiar, este despertador me tiene cansado ya. ¿¡AH!? Clases es 5 minutos… ¡Me dormí! Um, rápido… ¡a bañarme!
En clases:
Jeff: Que bien, todavía no abrieron. Ahí están los chicos, jajaja ¿habrán estudiado?
Jeff: ¡Hola a todos que tal! Con la típica sonrisa de “recién me levanto” y su típico peinado “odio el peine”.
Max: ¿Qué haces Jeffry?
Emi: ¡Hoola!
Sophie: ¡Hola! Todo bien.
Jeff: Somos los únicos a esta hora, yo que pensaba que ya venía tardísimo.
Sophie: Ya sabes como es aquí, y mas nosotros somos muy impuntuales.
Jeff: Supongo que eso nos hace mas especiales. Con picardía responde.
Max: Ahí viene el Licenciado JM.
Licenciado: Hola, ¿cómo andan? ¡Qué cara la de algunos! Ya abro, espérenme un segundo.
Pasaron unos 10 minutos, llegaron Joshua, Lirith, Joaq, Fiby, John y Motch. Todos integrantes de la comisión VII. Justo cuando ya era imperativo entrar…
¡Hola Jeff!
Jeff: ¿Lilo? Hey, ¿cómo va todo?
Lilo: Vengo a mostración habilidad táctica, me cambiaron los horarios y ahora tengo temprano los Jueves.
Jeff: Coincidimos en horarios pero no en materias, yo ahora entro a la clase de Armas I.
Lilo: Bueno, parece que están entrando ya. ¡Nos vemos! Se aleja corriendo hacia su clase.
Lilo y Jeff son amigos de secundaria. Lilo es una joven alegre, suele enojarse únicamente cuando Jeff anda cerca de ella, al parecer, es uno de los pocos que puede hacerla enojar, y mucho. Destacada entre los compañeros de clase, suele ocupar su tiempo libre dibujando, navegando por la red o viendo toda clase de animé. Puede decirse que tiene un temperamento explosivo, suele gritar con frecuencia, aunque ella no lo nota. Es hábil a la hora de socializar con gente nueva. Detesta toda clase de deporte o actividad física.
Armas I: El corazón
Lic.: Hola, buen día a los que no salude hace un rato. ¡Qué mal ser el turno de las 8 AM! Bueno, por lo menos se desocupan a las 11, yo tengo que seguir hasta las 14. Con el típico semblante picaresco.

El licenciado, autoproclamado como “JM” es el profesor del turno de las 8 AM. Enseña, entre otras comisiones, a la comisión VII. Es una persona misteriosa, ninguno de los alumnos conoce algún dato de su vida personal. Sin embargo, es muy sociable y es de los que promueven el contacto “profesor alumno” como amigos. Suele levantar el ánimo de los que no llegaron a estudiar todo y a veces, cuando un alumno se queda “sin ese punto que le hacía falta” mueve algunos hilos y… mencionado alumno obtiene aquello que lo mantuvo sin dormir durante la noche anterior.
Lic. JM: Bueno, antes de empezar a preguntar… quiero explicarles lo que muchos suelen confundir, luego veremos dudas y luego el típico ping-pong de preguntas y respuestas.
Bueno, como saben hoy tenemos que ver cómo es que el arma de cada uno de ustedes se relaciona con lo que es su persona y como es que pueden convocarla.
Todos sabemos que además del corazón anatómico existe lo que llamamos como “corazón
fuente”. El encargado de dar lo que nosotros llamamos personalidad, sentimientos, lazos.
Existen dos tipos de corazones fuente, aquellos que poseen la capacidad de asociarse a un arma, y los que no. Nuestro enfoque ahora es dirigido, por supuesto al primero.
Aquellos que poseen un arma como ustedes, tuvieron que pasar por el proceso de “despertar”. Una persona es considerada de “corazón fuente simple” hasta que se demuestra lo contrario, es decir, hasta que por alguna circunstancia logra convocar por primera vez su arma. La forma en que estos dos elementos interactúan corresponde ya, a otro tema. Lo veremos mas adelante.
¿Alguna duda hasta ahí?
Jeff: Si, yo tengo una. Si el corazón fuente es lo que nos da la personalidad ¿Digamos que, es lo mismo que nuestro cerebro?
Lic. JM: No, no es lo mismo. Ambos trabajan en conjunto. Los mecanismos no fueron establecidos con claridad, pero la teoría mas aceptada es que, el corazón fuente es capaz de expresarse a través del cerebro, es decir, el cerebro actúa como nexo entre el mundo exterior y el corazón fuente. Es lo que comunica nuestro ser con el entorno y el encargado de las operaciones de razonamiento, cálculo, etc.
Jeff: Que interesante, la verdad.
Lic JM: Bueno, ahora. No se conoce mucho acerca del corazón fuente, salvo que de alguna manera es capaz de almacenar los sentimientos, los afectos, y recuerdos. Y es precisamente eso en lo que aquellos que investigan hacen énfasis.
Emi: ¿Cómo logra investigar algo que no se ve ni se puede tocar? ¿Cómo se llegaron a las conclusiones que usted menciona?
Lic JM: Existen personas con la extraña habilidad de poder extraer el corazón de otros. Hace ya muchos años que la técnica que se usó en ese momento está prohibida y olvidada, nadie sabe como es que algunos viejos brujos lograban hacerlo. Al parecer obtuvieron corazones de criminales, y al ser separados de sus cuerpos y sometidos a experimentación, se llegaron a estas conclusiones.
Max: Ja ¿criminales? Ni ellos se lo creen. Debieron ser personas comunes y corrientes.
Jeff: Aun así… criminales o no el proceso parece inhumano.
Lirith: Entonces… ¿cómo hacen ahora para investigar?

Lic. JM: Existe una forma fácil y no invasiva. El escáner FMUNT. Es un dispositivo que mediante fotometría es capaz de tomar lo que se llama “espectro fuente”. Cuando una persona conoce a alguien, se enamora, o bien ocurre lo contrario pasa por algún mal momento como una separación, pelea etc. El espectro suele mostrar cambios en su longitud de onda, frecuencia, etc. Esos datos son aprovechados para saber cómo reacciona el corazón fuente ante diferentes vivencias.
John: Uh, es complicado.
Jeff “en su pensamiento”: Vaya, si todo esto es verdad, significa que en algún momento hubo personas sin corazón por ahí. ¿Qué habrán sentido o no esas personas?

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