Crónicas de Toril

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Crónicas de Toril

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Una aventura por los Reinos Olvidados

Prólogo
Las tierras olvidadas que ningún bardo menciona en sus historias. Pocos son los aventureros que cruzan sus límites para explorarla, y son menos aún los que regresan para contar sus historias. Son las Tierras de las Hordas, una extensión que divide Faerûn de Kara-Tur. Lugar de misterios y leyendas. Lugar en la que los aventurados pierden su afán de contar historias y los distraídos escriben la suya.

Lugar del antiguo imperio de Raumathar, hogar de poderosos paladines; también olvidado por el paso de los años; por su destrucción a manos de Narfell. Sus grandes habilidades en la batalla son apenas recordado por algunos.

Son los Páramos Sin Fin.

Lugar de las leyendas de Khazari, los misterios de la Torre de las Muchas Ventanas que servía de faro antes de que se extinguiera el imperio, la ambición de la cueva de los mil Dioses, y las muertes de Bhaluin. Aquellos que se aventuran a la ciudad inundada siempre vuelven; algunos vuelven con riquezas inimaginables, otros vuelven tal como se fueron, pero la mayoría regresan muertos; sus historias se difunden rápido y son mutiladas con igual precisión. Esto es Taan, llamada así por sus habitantes. Guardián del secreto más grande de los elfos.

Kilómetros hacia el norte de la ciudad inundada se encuentra el bosque de Shalhoond que sirve como frontera entre el civilizado sur y las tierras salvajes del norte. Conocido también como Gran Bosque Salvaje sirve de asentamiento para las colonias humanas de Semphar y Murghom, cuya principal vía de subsistencia está en la tala del bosque. Pero aquellos que se internan demasiado para hacer su trabajo jamás regresan. Algunos lo atribuyen a las malvadas criaturas que viven en el bosque, pero otros opinan que la atmósfera se siente diferente, como si un cruce de planos tuviera lugar no muy lejos de ahí.

En el centro del bosque habita la población más grande de elfos dorados que se encuentran fuera de Siempre Unidos, la isla de los elfos; incluso por encima de la conocida Evereska. Lugar de residencia de los sanadores y clérigos más fuertes de Toril, muchos de los cuales se marchan a Siempre Unidos y los pocos que quedan sólo ofrecen sus servicios a los elegidos por Mystra o a héroes que se han ganado su respeto.
Todos los elfos son bienvenidos en el bosque, pero muy pocos entre ellos conocen su existencia y ninguno que no sea de esta raza ha escuchado una palabra sobre su localización, excepto los elegidos de los dioses.

Sólo se puede llegar a la ciudad de los elfos por aire o por un estrecho pasadizo por el bosque, pero para lograrlo se debe conocer su ubicación, de lo contrario la magia que la protege confundirá a todo el que se acerque y no recordará nada.

Por debajo de la superficie se encuentra un territorio al que nunca llega la luz, un territorio de silencio total en el que aquél que se atreve a romperlo pone su vida en peligro. También hay lugares de vida, y los que encuentran un camino y se ponen al borde de una ciudad podrán apreciar la belleza que inunda las cuevas, la majestuosidad y perfección con que está tallado cada centímetro. Pero no están a salvo. Es el hogar de las criaturas más viles de todos los reinos. Hogar de drows, duergars y kuo-toas. La Antípoda Oscura.

Es ahí, por debajo de la superficie del Gran Bosque Salvaje, muchos kilómetros al oeste donde se encuentra Undrek'Thoz, una de las grandes metrópoli drow que existen en la Antípoda Oscura. Contiene once ciudades unidas por una alianza, pero primeras madres matronas de cada ciudad buscan no sólo mantenerse en el poder de su ciudad, sino ascender aún más rivalizando con las otras secretamente. Es por eso que las ciudades están conectadas por una serie de portales que impiden que artefactos que contengan metal pasen a través de ellos, y los viajeros que lo hacen se verán despojados una vez que viajen entre las ciudades. Así evitan los asesinatos, o al menos lo intentan.

§

Una figura solitaria estaba sentada examinando unos papeles que descansaban sobre un pequeño altar de piedra. La habitación estaba a oscuras excepto por una diminuta vela que ardía cerca de los papeles. Lo único que podía iluminar era la piel oscura de aquella criatura. Su cabello era blanco y caía por detrás de sus hombros, sus ojos eran de un amarillo que penetraba hasta la huesos; tenía una mirada llena de determinación.

Se inclinó un poco para dejar que la luz se derramara sobre el mapa que debía aprenderse durante los siguientes 3 ciclos. Suspiró complacida del bien que le traería su dios si lograba contemplar la tarea y apagó la vela pero no le impidió ver en la oscuridad. Sus ojos adquirieron un color rojo por haber cambiado a la infravisión. Captaba todas las ondas de calor y frente a ella se veía un punto naranja en el punto donde se encontraba la vela aún caliente. Por debajo vio el mapa que también estaba imbuido por un poderoso hechizo que lo hacía sobresalir en la infravisión. En la parte superior se podía leer Shalhoond. La sacerdotisa sonrío y salió de la habitación. Su trabajo por esa noche había terminado.
Parte 1
El Destino

A veces me pregunto qué se sentirá ser diferente. Vivir con la pasión de los humanos que no se detienen a la hora de arriesgar su vida; pero es que claro, no es lo mismo arriesgar ochenta que ochocientos años. Sin embargo el ímpetu que le ponen a sus acciones, las ansias de llegar a algo, de cumplir sus metas lo más pronto posible, es algo que deseo.

Pero esa vida no estuvo destinada para mí. El destino no fue dulce conmigo, no me deja caminos para elegir y me ha cerrado todas las puertas desde el momento que nací. A pesar de ser tan joven estoy encerrada en un mundo en el que pocos de mi raza se aventuran y por el que razas más jóvenes, humanos, halflings e incluso los longevos enanos lucharían para llegar a mi posición.

No deseo estar en el lugar que me han establecido, quiero salir a explorar el mundo, vagar libremente allá a donde me lleve el viento. Quiero volar con un elfo alado, forjar una espada enana, explorar las profundidades con los svirfneblis. Ver una ciudad drow con mis propios ojos.

Quiero salir de aquí, tengo mis propios sueños. Pero no puedo. “No debes llorar cuando alguien se marche, debes tenerlo siempre en ti. No llores por lo que perdiste, lucha por lo que te queda. No llores por lo que ha muerto, busca lo que ha nacido en ti. Y sobretodo no desperdicies lágrimas. Si vas a llorar, hazlo por ti. Si tus lágrimas no son para ti entonces dáselas a alguien que en verdad las merezca, no hay mejor regalo que una lágrima merecida y peor desperdicio que una lágrima que no lo es.” Eso fue lo último que me dijo mi maestro cuando tuvimos que separarnos. Los primeros quince años de mi vida los pasé educándome en la cultura elfa. Muchos envidiarían al maestro que impartía mis clases. Era un ícono para todos los elfos dorados, era un conocido sabio y mejor dicho, era alabado gracias a sus técnicas en la lucha.

Todos los niños elfos aprenden durante quince años cómo comportarse ante el mundo; normalmente son los padres los que imparten las lecciones, dejando el resto del tiempo para que otro familiar o un maestro de armas entrene a sus pequeños en la lucha. Yo no tuve a mis padres para que me enseñaran lo que significa ser un elfo.

Fui entrenada por el mejor, y aunque sólo tengo dieciséis años, tan sólo una niña entre los de mi raza, puedo vencer a la mayoría de los cursos avanzados de las academias de guerreros. Tan preparada y tan necia. Es lo que me dicen todos los que se detienen a hablar conmigo. Pero aún recuerdo la última conversación con mi maestro. Prometió que nos volveríamos a ver cuando el momento llegara; el momento para el que me estuvo preparando y que cada vez se ve más cercano, lo que me mantiene atada a este mundo que no deseo. No llorar por lo que ha muerto.



Ilúmel​

Capítulo 1 «

Una criatura emergió de las sombras, tan sigilosa que pocos en los Páramos Sin Fin podrían notar su presencia. No emitía ningún sonido a cada paso que daba, e incluso cuando pasaba por encima de ramas quebradizas no sucedía nada. Muy a su pesar, por atrás de ella alguien seguía su rastro, un explorador que tomaba incluso más precauciones. El cazador se había convertido en presa fácil.

Se escabullía por entre los árboles de la región Lassë-Oiolaiqua, el único camino por el que se podría entrar al maravilloso castillo de la Dama del Bosque de Shalhoond sin que tuviera que verse las caras con los tres guardias que estarían custodiando en ese momento el acceso principal.

La Guardia del Bosque era un grupo de luchadores entrenados para resguardar el camino y la entrada a la ciudad elfa dentro del Gran Bosque Salvaje. Cada cierto tiempo, diversas razas enviaban a sus adolescentes a ser entrenados y puestos a prueba en este lugar; entre ellos elegían a los que serían los nuevos miembros de la Guardia del Bosque y los que regresarían a sus hogares para convertirse en maestros de armas. La criatura sabía que podía enfrentarse en igualdad de condiciones si se encontraba a uno de ellos, quizá incluso saliera victoriosa si luchaba contra dos, pero luchar contra tres era un suicidio.
«Ja! Suicidio» se dijo con una mueca burlesca en sus labios. «Esta misión ha sido un suicidio desde el principio». Sin embargo eso no la detuvo, sabía que de salir exitosa tendría el favor de su dios y nada la complacía más que eso. Por fin tendrían una oportunidad de alcanzar una fuerza con la que su amenazada estructura regresaría a los niveles más altos de poderío. Nadie se atrevería a atacar una vez que su misión terminara.

Caminaba lentamente pero con seguridad, sus años de experiencia se reflejaban en cada uno de sus pasos. Levantó la cabeza con cuidado para apreciar los últimos rayos del sol que se escabullían por entre las ramas. Aunque ahora usaba su visión con el espectro de luz normal, se lastimó los ojos no acostumbrados a tanta luz. Fue por eso que la misión tenía que empezar a esta hora, no podía arriesgarse a cometer un error gracias a la luz del astro que aquellos elfos tanto veneraban.

Su gran habilidad se debía a las costumbres innatas de su raza, primos de piel negra de los elfos danzarines de la superficie. Con su cabello blanco y ojos amarillos que reflejaban una maldad intensa fue fácil para el que ahora se había convertido en cazador reconocer la raza de aquél que se había internado demasiado en el bosque; era un drow y por el cuerpo demasiado estético y su movimiento ágil y sutil supo que era una hembra drow, incluso cuando ya el sol había extinguido su luz para dejar paso al suave reflejo de Selune y sus lágrimas. La preocupación del cazador aumentó con creces al constatar quién estaba tras la violación al perímetro del bosque; el hecho de que una hembra drow estuviera en los dominios de los elfos dorados sólo podía significar que se traían entre manos una misión importante que sólo una sacerdotisa podía realizar, que eran entre todos los drows las que contaban con el mayor favor de la Diosa Lloth, la Reina Araña. Eran las hembras las que estaban por encima del poder en las ciudades drow y una madre matrona regía cada casa. Eran más altas y más fuertes que los varones y sólo los hechiceros más poderosos y los maestros de armas de cada casa podían estar a la altura de una de las hembras sin poder, pues una sacerdotisa siempre estaría por encima de un varón.

Incluso si no era noble, la presencia de una hembra era inquietante y tenía que zanjarse rápido el asunto o se verían en problemas. Los exploradores eran severamente castigados si no podían proteger los lindes del bosque. El castigo era simplemente removerlos de sus filas, pero era lo único que tenían pues habían servido siempre fieles a la Dama del Bosque y una vez fuera de sus filas la magia presente en el bosque los consideraría intrusos y perderían la memoria, olvidando con ello la ubicación de la ciudad e incluso su identidad, por lo que saliendo del bosque se encontrarían perdidos entre las ciudades humanas, condenados a vagar hasta encontrar por casualidad a otros elfos que lo ayudaran o a morir por no poder encontrar una vida adecuada con el paso del tiempo.

Esto era lo que más preocupaba al explorador. Estaba enterado que los elfos, excepto aquéllos que fueron exiliados de la ciudad, podían cruzar el bosque sin ser afectados por la magia de confusión, pero un elfo drow era algo completamente diferente y hasta ahora todos creían que estaban resguardados de ellos. Tenía que avisar con rapidez a Zentsin, capitán de la guardia personal de la Dama del Bosque.

Keznaîf era el mejor explorador de los semielfos, había sido elegido para ser maestro de armas de su pueblo pese a lo que pidió quedarse entre la fila de los guardias del bosque. Gracias a su sobresaliente trabajo se le otorgó un privilegio, aunque no tan grande. Ser un explorador era algo por lo que la mayoría de los elfos de Evereska darían toda su fortuna; dejarían sus títulos de nobleza sólo para poder conocer la ciudad y protegerla. A pesar de que su dotes en la lucha no eran tan buenos, la agilidad de Keznaîf lo compensaba en gran manera y sólo Zentsin lo había superado en su habilidad como explorador. No por nada era el capitán.

En cuanto un explorador llegó con la noticia de que vio una sombra en el bosque moviéndose con gran agilidad, fue Keznaîf el que tomó la tarea de rastrearla dejando tranquilos a los otros exploradores. Ningún habitante de las cercanías podría escaparse del semielfo. De haber sabido con antelación que se trataba de una drow, Keznaîf habría llevado consigo a media docena de exploradores y enviado a otros a avisar a la guardia o directamente al capitán. Los largos años de paz habían provocado que su confianza creciera hasta límites alarmantes. Se prometió no volverlo a hacer.

A pesar de ser el mejor, a Keznaîf no le fue fácil encontrar el rastro de tan hábil criatura, y fue únicamente la ausencia de brisa sobre el alto pasto lo que le señaló que alguien había pasado por ahí. Tiempo después de seguir el rastro, el elfo de la superficie confirmó sus sospechas; se dirigían hacia la ciudad elfa. Sin embargo cuando el rastro que hasta entonces iba siempre hacia el norte se inclinó un poco a la izquierda en una senda sinuosa supo que en realidad se dirigían al castillo; lugar donde residía la regente elfa, Dama del Bosque y señora de los elfos dorados. «¿Por qué no toma el camino más directo hacia el castillo?» se preguntó Keznaîf. Ahora la drow parecía empeñada en dejar huellas para despistar a cualquiera que encontrara su rastro.

El semielfo decidió quedarse atrás para prevenir que la drow sospechara que alguien la seguía y una vez que creyó que había transcurrido el tiempo suficiente volvió a buscar la pista que iba dejando la elfa de las profundidades como lo hizo la primera vez. Lo volvió a encontrar, esta vez con mayor rapidez, y emprendió su persecución hasta tenerla a la vista. Estaba tan concentrado en su tarea que no distinguió como sus pasos lo estaban dirigiendo a Iluvemórnië, la parte más densa y por lo tanto más oscura del bosque, un lugar en el que los rayos del sol y la luz plateada de la luna quedaban atrapados entre las ramas superiores de los grandes árboles y sumían a la superficie en un estado de eterna oscuridad.

Fue hasta el momento en el que Keznaîf se internó en la oscuridad cuando supo que el destino lo había llevado a una muerte segura. Nadie sobrevivía a un drow luchando en la oscuridad. Eran la raza con la mejor vista, su infravisión detectaba cada onda de calor con una exactitud increíble y eran los seres vivos los que más calor despedían por lo que podían apreciarlo con tanta claridad como un humano ve a la luz del día, y a pesar de que todos los elfos tienen buena visión nocturna, son los semielfos los que menos desarrollada tienen esta habilidad. Keznaîf sacó su espada al instante, pues no iba a morir sin defenderse. Era un elfo orgulloso e intentaría eliminar a la drow aunque le costara la vida.

Empezó a dar pasos hacia atrás rogando dar con el fin la parte oscura del bosque. No podía estar muy lejos pues no se internaron durante mucho tiempo. La desesperación empezó a afectar sus movimientos que ahora lo hacían tropezar o dar un paso en falso, volteó la cabeza y vio un haz de luz unos metros más allá y sabiendo que teniendo la luz de su parte podría presentar una mejor batalla echó a correr sin cuidar sus pasos. Para un observador que viera la escena fuera de la región de oscuridad habría observado cómo una figura salía corriendo envuelta en una esfera de oscuridad y unos instantes después vería a una criatura negra saliendo detrás de la curiosa figura.

Se detuvo confuso porque no pudo salir a la luz a pesar de haber corrido lo que pensó era el doble de la distancia que tenía que recorrer. Dio nuevamente la vuelta y miró hacia arriba. Se vio envuelto por la luz y sólo en ese momento comprendió su error, había estado dentro de una esfera de oscuridad, habilidad innata de los elfos oscuros. Escuchó el sonido del viento cada vez más cerca e inclinó hacia el frente su cabeza a fin de ver qué lo ocasionaba. Fue lo último que vio. Al momento siguiente una cabeza de serpiente le mordió el cuello hasta sentir su último aliento, regresando después al cinturón de su ama que todavía sostenía el látigo con su delgada pero fuerte mano.



La drow se deslizó con el corazón palpitándole de tal manera que podía escuchar sus propios latidos sin poner demasiado esfuerzo en la tarea. Le parecía totalmente alarmante, acostumbrada a la quietud de la Antípoda Oscura una acción como aquella la haría sucumbir ante una presa de excelentes sentidos. Era tan fuerte que quizás un Svirfnebli, los enanos de las profundidades, podría detectarla por la vibración que producía en las rocas.

Se encontraba frente a una muralla de al menos doce metros de altura y sería el primer obstáculo que tendría que sortear hasta llegar a la cámara principal donde se encontraría Eätári sumida en su profundo letargo acaecido por una enfermedad hacía ya varias semanas. «Si la matrona Vrasl hubiera puesto más empeño en el veneno no tendría que estar haciendo este viaje» se lamentó la elfa oscura. «Y gracias a ella ahora tenemos la oportunidad de afianzar nuestra posición en Undrek'Thoz». Una sonrisa recompuso su rostro. Era hora de actuar.

Se cubrió con su piwafi y se dispuso a subir usando la levitación, que era otra de las habilidades innatas de todos los drows. Al llegar a la cima dedicó su tiempo a observar el interior. No le preocupaba la posibilidad de ser descubierta a esa altura. Con la oscuridad de la noche y su piwafi de manufactura drow sería difícil que la vieran. Sólo alguien supiera dónde encontrarla habría distinguido la extraña silueta que no concordaba con los bordes irregulares de la estructura. De haber estado alguien usando la infravisión también habría sido descubierta en el primer instante en el que se posó en lo más alto del muro, pero sabía que no sería así con los confiados elfos de la superficie. No creían que ninguna criatura pudiera llegar tan lejos.

Frente a ella se encontraba el castillo en todo su esplendor. La estructura principal era completamente de lo que parecía un cristal de color negro metálico y sabía que su color variaba respecto al ángulo en el que era alumbrado por el sol. Se decía que el primer día del año el color que tomaba auguraba el futuro para esa nueva etapa. Esta vez había sido gris. En todo su alrededor se elevaban otras torres de mármol blanco que a la luz de la luna contrastaba con el maravilloso cristal. La estructura completa era gigantesca y hermosa, y lo único que podía competir contra ese fulgor era el jardín que rodeaba el edificio principal.

Era impenetrable. Las semanas de encierro que había pasado aprendiendo cada uno de sus movimientos una vez dentro de la fortaleza elfa no la habían preparado para semejante situación. El jardín era un laberinto de belleza palpable. Incluso la drow tuvo que aceptar que el jardín podía rivalizar con las casas de las matronas del consejo regente de cualquier ciudad, que las componían las madres matronas de las casas más poderosas.

Dejó de lado sus pensamientos para continuar con su misión. Habían escuchado que era imposible encontrar la salida del laberinto de Eätári, pero ella sólo necesitaba entrar. Una vez ahí completaría su misión y sus hermanas se encargarían del viaje de regreso.

Bajó de la muralla de un salto y unos pocos metros antes de caer puso en práctica su poder de levitación, otro poder innato de los drows. Recorrió sigilosamente el pegada a la muralla; tenía que encontrar la entrada. Mientras recorría el jardín por la parte exterior, pudo apreciar la perfección con la que había sido construida la fortaleza. Las torres exteriores parecían no tener entrada, pero la elfa oscura no se dejaba engañar, de ser descubierta saldría la Guardia del Bosque en pleno por todas las torres y se vería rodeada en cuestión de segundos. Sabía que tenían una entrada oculta y que además las torres estaban comunicadas con portales a la estructura principal, pero sólo un guardia podía atravesarlo por lo que la idea de entrar por ahí había sido descartada desde los primeros días en los que se planeaba la estrategia.


Estaba tan concentrada en encontrar la puerta secreta de una de esas torres, que por poco es descubierta cuando una patrulla nocturna pasó a unos metros de ella. Sólo la sombra de la torre y su piwafi la habían salvado esta vez. Rodearon la torre y se dispuso a seguirlos, pero una vez que había tomado la primera curva ya habían desaparecido.

Siguió caminando con más cuidado pero sin reducir el paso, sabía que no podía demorarse demasiado o se vería obligada a terminar su misión cuando los rayos del sol alumbraran el territorio. Pese a ello no se podía recorrer todos los alrededores del castillo sin demorarse. Además de los numerosos encantamientos que lo protegían, estaba construido para que cualquier criatura con un poco de inteligencia se viera obligada a contemplar su belleza aunque sea unos pocos minutos. Los que eran suficientemente poderosos para evitar los hechizos, acababan sucumbiendo ante una cuestión más simple a los ojos de muchos. No sería la primer incauta que apresaban por quedarse mirando varios minutos un árbol dorado o la estructura principal cuando cambiaba de color a la luz del sol.

En numerosas ocasiones sintió una punzada en el cuello. Sabía que se había quedado contemplando el paisaje y sus hermanas le recordaban la misión cada que podían. La última había sido especialmente dolorosa cuando el símbolo de su casa, un espejo que reflejaba un ojo morado sobre círculos púrpuras y negros del cual salía un haz de luz hacia arriba; se había calentado al extremo de hacerle daño. «Estúpidos elfos, no sé cómo he podido caer en su encanto tantas veces».

Cuando rodeó el castillo por completo ya habían pasado varias horas, y aparte de su encuentro con la patrulla nocturna había visto a pocos elfos vigilando. Sólo había dos entradas y sería difícil pasar por ellas. En la entrada norte, a unos cientos metros de donde se encontraba, estaban seis elfos de la guardia de entre los cuales uno figuraba en el pergamino que un archimago drow le había dado. Sería peligroso enfrentarse contra ese elfo. En la entrada sur se encontraba un miembro de la guardia personal de Eätári y tres miembros de la guardia. «Tiene que haber otra entrada» pensó mientras se ocultaba detrás de unos pequeños arbustos. «No puedo luchar contra seis elfos y ese miembro de la guardia personal no se debe subestimar». Creía haber visto la cara de ese miembro en particular, pero no lograba recordar su nombre.

El jardín tenía las paredes un poco más bajas que la muralla exterior pero no podía arriesgarse a que tuvieran detectores de magia en los que no pasaría desapercibida. Intentó detectar alguna señal que le indicara la protección mágica pero después de fallar en varias ocasiones desistió. «Debí haber traído un miembro de la Sorcere, ellos podría detectar estas cosas en cuestión de segundos» se decía. Sorcere era la academia drow para la magia, a donde asistían todos los drows machos que eran asignados por sus madres para tomar el camino de la hechicería. Los que no tomaban este camino eran enviados a Melee-magthere, la academia de lucha. Las hembras en cambio asistían a la academia de sacerdotisas, donde se formaban para adorar a su Diosa que les otorgaba los favores a sus casas. «Estoy mejor así, un macho me habría estorbado, no necesito su ayuda. La matrona Drathir y mis hermanas me protegerán. Nuestro Dios nos otorgará su favor y no habrá magia que nos detenga. Ni siquiera Vrasl». Nuevamente sintió el ardor en su cuello, señal de que su hermana mayor habría notado que omitía el título de matrona a la renombrada drow.

Todavía insegura pero con la presión del amanecer que cada vez se acercaba más, se dirigió hacia la puerta sur. Cuando logró entrever a uno de los guardias lanzó su globo de oscuridad unos metros más allá de ellos. Al ver el globo de oscuridad los bien preparados miembros de la Guardia del Bosque supieron de inmediato a lo que se enfrentaban, y para desgracia de la elfa oscura, uno de los miembros se lanzó corriendo hacia el laberinto con el fin de pedir ayuda a la torre más cercana. El miembro de la guardia personal se dirigió al el globo de oscuridad dando órdenes estrictas a los otros dos guardias de no moverse de su sitio hasta que él lo dijera o que la situación lo requiriese.

Zentsin se adentró en la oscuridad; y siendo el mejor explorador y el elfo a cargo de la seguridad al completo de Eätári, podía confiar en todos sus sentidos de manera independiente sin depender de la visión. Podía seguir a un enemigo y pelear en completa oscuridad. Al ver que el elfo entraba en el globo, la drow no podía desaprovechar la oportunidad y se abalanzó contra los dos guardias restantes. El movimiento fue tan rápido y preciso que uno cayó inconsciente antes de percatarse que lo habían golpeado. El otro de inmediato le gritó a Zentsin y se dio la vuelta para seguir a la criatura que había entrado en el laberinto.

Zentsin salió del globo de oscuridad y corrió hacia la entrada del jardín. «No será difícil alcanzarla, pronto entrará en un callejón sin salida y podremos atraparla» pensó confiado «Ni siquiera es necesario avisar a la guardia que protege a Eätári»

La elfa seguía corriendo decidiendo a cada paso hacia donde tenía que dirigirse. Hacía ya rato que había dejado de escuchar pasos detrás de ella del elfo que había salido a perseguirla en el primer instante, pero a pesar de haberlo perdido sabía que no podía confiarse; en cualquier momento tendría varias docenas de elfos buscándola por todas partes. Llegó a un punto que se abría en un pequeño campo. En el centro se encontraba una fuente de la que se desprendía una ilusión que mostraba a un elfo bellísimo que tenía un par de alas en la espalda. En la mano derecha sujetaba una espada que relucía con los rayos del sol pertenecientes también a la ilusión, y en la mano izquierda sostenía una cuerda. Frente a ella se encontraba un dragón negro que lanzaba su aliento ácido sobre el elfo. En el instante siguiente el elfo alzaba el vuelo y hundía su espada en el cuello de la criatura.

La drow conocía esa ilusión, era la mítica batalla de los avariel contra los dragones, donde los primeros perdieron a la mayoría de sus miembros y era conocida por llevar a la raza hasta la extinción pues los elfos alados ahora vivían sólo en las leyendas. Era la segunda vez que la veía. «No puede ser que esté caminando en círculos» se decía hasta que nuevamente distinguió el sonido de pasos, pero esta vez era de al menos media docena de guerreros. Más allá de la fuente sabía lo que se encontraría; tres caminos que simulaban dirigirse hacia el mismo lugar, pero ella sabía que el del lado derecho tenía un descenso unos cuantos metros más allá de empezar. Esta vez tomó el camino central.

— Quiero que la atrapen — rugió Zentsin a los seis guardias en la intersección. — Pero cuando la tengan acorralada... es mía, la quiero viva —.
— Sí mi lord—. Contestaron al unísono los otros elfos de distintas razas.


Cuatro guardias se dividieron entre los caminos externos y Zentsin con los dos sobrantes se encaminaron por el pasadizo central. Cuando llegaron a otra bifurcación Zentsin ordenó a los guardias que se fueran por la izquierda mientras el se marchaba por el camino de la derecha. Ya había durado demasiado la persecución y la única oportunidad que tenían era que la drow estuviera perdida.

Estaba a punto de abandonar la búsqueda cuando detectó cierta modificación de sonidos que llegó hasta él. Se puso en cuclillas para examinarlo con detenimiento y pudo deducir que la drow se encontró con uno de los numerosos pasillos sin salida y debía estar buscando la mejor manera de volver sobre sus pasos, por lo que descuidaba su sigilo natural. Corrió deprisa hacia la fuente del sonido y al doblar hacia el callejón se vio envuelto en la oscuridad.

Al momento desenvainó su espada y se concentró en usar los sentidos que le ayudarían a salir vivo de la situación. Con el chasquido del látigo que salía de la mano de su dueña Zentsin giró su muñeca para que la espada trazara un círculo que protegiera su cuerpo. Sintió como el látigo se desviaba hacia abajo y su calzado era apresado por la poderosa mandíbula de la serpiente. La drow jaló del látigo y derrumbó al elfo que al verse desequilibrado perdió el contacto con su arma que le provocó una herida en el hombro al caer. Agarró el arma con la mano izquierda y lanzó un tajo hacia sus pies. Al instante pudo sentir que quedaba libre de la presión de la serpiente y se puso de pie. Para el siguiente ataque ya estaba preparado. Giró su cuerpo a un lado al tiempo que extendía su brazo herido y agarraba el látigo por el cuello de una de las serpientes. Una descarga helada recorrió todo su cuerpo en el momento en el que otra de las serpientes hincaba sus dientes en el antebrazo y a pesar de que sentía que sus fuerzas lo abandonaban a cada segundo tiró del látigo con toda la fuerza que fue capaz.

El globo de oscuridad de se desvaneció, sabía que no le había hecho daño con la maniobra pero había perdido la concentración necesaria para mantener la habilidad. Cuán fue la sorpresa del elfo cuando vio que la elfa se encontraba en el suelo; y mientras ésta se ponía nuevamente en pie logró ver que su piwafi tenía dibujos con gamas violetas y rojas, lo que la distinguía como una noble de una casa gobernante. No fue hasta que se puso totalmente de pie que Zentsin pudo reconocerla.

—Erizel — dijo el elfo con odio, mencionando el nombre de la drow que tenía enfrente.
— Lar uns'aa Drathir — replicó la drow con un poco de sarcasmo, corrigiendo al elfo que la llamara por el nombre conocido de su casa.
— Qué te trae por aquí, Drathir — empezó Zentsin. — Debe ser una misión muy importante para que los dioses nos honren con la segunda hija de una primera casa regente.
— Los detalles los podrás observar tú mismo cuando termine lo que vine a hacer. O quizá no tengas la oportunidad de verlo, porque no saldrás de aquí con vida.
— Creo que ya notaste mis habilidades para la lucha, creo que te costará cumplir tu propósito este día. Ya sabrías que nadie me ha superado jamás.
— Zentsin.— Apuntó la drow al reconocer al capitán de la Guardia Personal. — Que bueno es saber que mi Dios Ghónador me otorgará doblemente su favor al saber que también te he matado.
— ¿Ghónador? ¿No eran todos en Undrek'Thoz adoradores de Lloth, o es que decidieron rebelarse contra todos?
— Sólo eres un patético macho... como todos mis hermanos. Jamás entenderán los designios de una sacerdotisa.
— ¿Y por qué te enviaron a ti? — contestó Zentsin alegrado de haber distraído hasta ese punto a la drow; ya se veía que el amanecer llegaría pronto, además había dado tiempo suficiente para que se agrupara la guardia. — ¿No será que tuvieron miedo de enviar a todo un ejército y sólo te enviaron para sacrificarte a fin de probar nuestras fuerzas?
—Dos orn yaith whol vel'bol dos telanth, el — dijo Erizel al tiempo que sacaba su estoque y comenzaba el ataque.

Sus movimientos eran muy rápidos, incluso para el promedio drow; pero no se enfrentaba a alguien prmedio y Zentsin no tuvo muchos problemas en detener su primer ataque. Erizel sabía que no podía retrasarse más y sin duda se entretendría bastante si se detenía a luchar con el elfo. Debía terminar cuanto antes.
Nuevamente emprendió el ataque, esta vez era una maniobra directa. Corrió de frente y en el último momento lanzó un globo de oscuridad y extendió su brazo para hundir el estoque. Fue desviado y la drow tuvo que rodar hacia un lado y deshacer la oscuridad.
—Sorprendente— dijo en un ataque de pánico.
—Al parecer llevas mucho tiempo en la superficie y te está afectando. En una hora cuando los primeros rayos del sol caigan sobre Shalhoond no serás rival para mí y ni para ningún otro elfo— declaró el explorador personal de la Dama del Bosque. —Aunque... creo que te queda aún menos tiempo; sólo hace falta que escuches — terminó haciendo énfasis en la última palabra. Era verdad, numerosas pisadas se acercaban ya; no llegaría siquiera al amanecer.
—Es ese el motivo por el que nuestra pelea termina aquí.— Se dio la vuelta y el elfo aprovechó la ocasión. Descargó su arma sobre el costado derecho de Erizel. La elfa estaba esperando esa acción y giró al tiempo que se agachaba para sacar una daga de una de sus botas y desgarraba todo el costado del guardia, dejándolo gravemente herido.
—¿Creías que un simple elfo gris podía detener a una sacerdotisa drow? — dijo, burlándose de la raza del elfo al tiempo que daba media vuelta y se encaminaba a lo que parecía era la entrada del castillo. —Patético—.

La situación no podía ser mejor; todos los guardias que debían estar en la entrada del castillo eran los primeros que habían acudido a auxiliar en la búsqueda en el laberinto y los guardias en el interior estaban sumidos en una confusión, que si lo hacía con cuidado, pasaría desapercibida.

Abrió las enormes puertas y se encontró en la sala principal del castillo; tenía tanta luz que le lastimó los ojos y no pudo apreciar la belleza del lugar al que había entrado. Las paredes se encontraban tapizadas de cuadros de reyes y reinas de antaño. Elfos de gran belleza y porte orgulloso estaban representados en las numerosas obras. Estaban incluso aquellos que habían reinado antes de la llegada de los elfos a Faerûn. Los candelabros alumbraban la sala a todo lo largo, despedían una luz blanca que parecía indemne al paso del tiempo, hechizada por algún elfo o algo superior. Así era.

Al acostumbrarse a tanta claridad pudo distinguir lo que estaba buscando. Al final de la sala se encontraban dos puertas de roble aún más altas que las principales, por donde acababa de entrar. No había ningún guardia a la vista. «Pensé que sería más difícil. Si todo sigue así podré regresar a la Antípoda Oscura antes de lo previsto y ganarme los favores de Ghónador» se dijo al tiempo que sentía un nuevo pinchazo que salía del emblema de su casa. Sabía que había sido su hermana mayor; si Erizel conseguía el favor personal de Ghónador tenía el camino libre para convertirse en la primera sacerdotisa de la casa, eliminando así a su hermana mayor del camino; y después, cuando su madre muriera o tuviera un “accidente” ella sería la madre matrona de la casa Drathir.

Cruzó la habitación sin problemas y llegó frente a las puertas. Eran de madera blanca y tenía grabado un bosque con tanta precisión que se podían apreciar diminutas criaturas caminando entre las ramas caídas. Alargó su mano derecha para empujar las puertas; pero en cuanto rozó la madera una descarga de energía la recorrió y paralizó su cuerpo. No podía moverse y sintió cómo la energía también hacía su trabajo dentro de ella y ya le costaba respirar. No duraría mucho tiempo y en caso de que lograra sobrevivir a la descarga, los guardias no tendrían problema en acabar con ella en su estado.

—¡No puede ser! No lo logrará — gritó una frenética Zvebr’yl, madre matrona de la casa Dring Nep’nybrhel la cual era conocida como Drathir. Se encontraba en el atrio principal de su casa en Undrek-Thoz, la Ciudad Segmentada. Estaban todas sus hijas y cuatro sacerdotisas expertas sumando una docena de drows en la habitación. Cualquier drow que observara al grupo sabría que se realizaba un ritual, pero a todos los sorprendería ver en el centro una escultura de Ghónador y no de Lloth. Mantenían una letanía continua que ayudaría a Erizel en su misión y nada los había interrumpido hasta encontrarse con el poderoso hechizo que contenía la puerta. Con la sorpresa de la madre matrona el encantamiento se vio interrumpido y se vieron forzadas a integrarlo desde el principio, esta vez con un cántico acelerado ya que Erizel no se encontraba bien.

—¿Hermana, ¿todavía me escuchas?—preguntó desconcertada Iymril, la hija menor de la casa aunque ya una sacerdotisa experimentada —¡Maldición, al parecer esa pequeña distracción también cortó nuestra conexión.—
—Cállate Iymril, si seguimos hablando tu hermana estará condenada — dijo con enojo la madre matrona, cantando con desesperación para conseguir nuevamente el equilibrio del hechizo. Una vez conseguida aquella estabilidad deseada, pudieron comunicarse nuevamente.

Iymril, no puedo resistir más. Les fallaré a ustedes y a Ghónador— gimió una suplicante Erizel desde el salón principal del castillo elfo.
La casa Drathir no puede darse el lujo de perder el favor de nuestro Dios ni tampoco el de una sacerdotisa consumada cuando nuestras puertas están amenazadas por la casa Vrasl — contestó Iymril. —Resiste hermana.— terminó en voz alta.
—No puedo, no me queda tiempo suficiente, el amanecer ya está muy cerca.—
Cállate incompetente—rugió la sacerdotisa — compartiremos el dolor y tú podrás liberarte; sirve con honor a tu casa.— Las 12 drows se concentraban en un poderoso y antiguo hechizo que liberaría la presión del cuerpo de Erizel a cambio de que cada una de ellas recibiera una parte del poderoso hechizo.

—Usstan belbau ussta khel, Usstan belbau ussta quortek, sut nindel khel lu' doer ulu uns'aa— mencionaban una y otra vez las drows —Usstan belbau ussta khel, Usstan belbau ussta quortek, sut nindel khel lu' doer ulu uns'aa—

Erizel se vio liberada por completo, cayó de rodillas frente a las puertas sin fuerza suficiente siquiera para correr. Se levantó con mucho cuidado —Hermana, apresúrate, abre la puerta, su hechizo no funcionará mientras nosotras lo estemos reteniendo—dijo Iymril.

La elfa, nerviosa, alargó su mano lentamente y al contacto con la puerta sintió un frío espectral, pero no ocurrió ninguna descarga. Empujó las puertas que ofrecieron cierta resistencia debido a su antigüedad.

Lo que vio la sorprendió aún más. Se encontraba en lo que sabía era el comedor en donde recibían a visitantes importantes, porque sólo esa clase de visitantes llegaban hasta aquel punto. En la mesa central podían estar veinte personas cómodamente sentada y se podían incorporar otras diez sin mucho problema. Treinta personas no era un gran número para un banquete importante y en muchas reuniones a lo largo de todo Toril el número podía ascender hasta a doscientos; pero Shalhoond no era un palacio de fiestas y raramente llenaban el comedor en donde se encontraba Erizel. A cada lado de la mesa había cuatro puertas. En las paredes había paisajes pintados con tal maestría que parecían reales y logró vislumbrar uno que mostraba el bosque Lassë-Oiolaiqua del que había salido hacía unas cuantas horas.

Sabía que una de esas ocho puertas la conduciría al camino que marcaba el final de su misión, la acercaba más a la cámara de Eätári; cuatro de ellas la llevarían a salones que casi con seguridad se encontrarían vacíos, pero otras dos la llevarían a recintos de la guardia. De la puerta restante no sabía nada pues no figuraba en los planos y estaba muy bien disimulada, al fondo y a la derecha, pero para los ojos de una drow no era un desafío importante descubrirla. Supuso que ahí se encontraba algo importante o quizás hasta peligroso. No tenía tiempo de averiguar si se encontraba en lo cierto, así que se encaminó hacia la tercera puerta de la izquierda.

Pasó a través de la puerta y se vio obligada a cambiar a la infravisión pues la esperaba una oscuridad que no se podía penetrar con el espectro normal de luz. En ese momento su instinto le avisó que algo andaba mal y rodó a un lado al tiempo que escuchaba que algo se clavaba en el lugar en el que había estado segundos antes. Se detuvo a contemplar lo que era aquello para encontrarse con una flecha que tenía símbolos extraños además de runas en el lenguaje esencial de la magia e idioma de los elfos de la superficie.

Siguió su camino no sin antes haber arrancado la flecha, ya habría tiempo de investigar los símbolos cuando regresara con sus hermanas.

A pesar de que sabía que el camino debía estar plagado de trampas no tropezó con ninguna. Debía ser porque Ghónador empezaba a notar que cumpliría su misión y había adelantado un poco los favores que otorgaría. Así era su Dios, a veces otorgaba favores infinitos a quienes lo adoraban con obsesión, pero era capaz de darles la espalda en el momento menos esperado.

«Me debe quedar muy poco tiempo, pero sólo es cuestión de quince minutos» se decía al tiempo que llegaba al último pasillo que tenía que recorrer.
Hermana, prepara la plegaria a nuestro Dios que me permitirá salir de aquí, terminaré pronto, o al menos espero que no demasiado tarde. En cuanto lo logre, tendrán que usar el hechizo— comunicó la drow a Iymril.
Usstan zhaun ol, dalninil—respondió Iymril
Primero tengo que combatir a unas cuantas molestias que me estorba.
Tlu kyone.

Alcanzó a distinguir dos cambios de temperatura en su visión. Debían pertenecer a dos de los guardias que estarían custodiando la cámara en donde guardaba reposo Eätári. Dio la vuelta al pasillo al tiempo que cambiaba a la visión normal y lanzaba la flecha que había tomado momentos antes y continuó su camino hasta el segundo guardia que ya comenzaba a dar los primeros pasos de lo que terminaría siendo un fallido intento de dar la alarma. Fue atravesado por un estoque.

Una más, sólo una puerta más y podría completar su objetivo, la abrió con cuidado y se encaminó hacia la hermosa cama, ahora nada podría detenerla, se acercaba, paso a paso, a pesar de que cumpliría su objetivo con mucha facilidad, nunca aceleró el paso, no sabía por qué, pero el cuarto le imponía respeto, sólo unos cuantos pasos, cuestión de metros y podría ver por última vez a la Dama del Bosque, sabía que ese era su momento, el más feliz de toda su vida y quizá el más próspero para su raza. Centímetros, sólo eso separaba su mano del cuello de Eätári, pero increíblemente se detuvo, no podía estar pasando, debía hacerlo ahora o no podría hacerlo nunca, era su única oportunidad; al fin la raza drow podría estar por encima de los elfos de la superficie y el primer paso era este. ¡Debía hacerlo ya!
¿Qué te detiene, joven Drathir?— anunció una voz en su cabeza que no logró reconocer. La elfa saltó de la sorpresa e hizo un pequeño corte en el cuello de la elfa. No hubo ningún sonido de protesta.
—No soy joven, soy una drow adulta.— replicó en voz alta Erizel aunque no sabía a quién le hablaba.
No lo eres, no lo demuestras y pareces ser diferente a los demás drows.
—Cállate— gritó la desesperada drow.
Tienes menos de la mitad de los años que he transcurrido en mi vida, termina de una vez el trabajo que viniste a hacer.
—He dicho que te calles.— Erizel miraba de un lado a otro para reconocer al dueño de la melodiosa voz que poblaba sus pensamientos. Una voz de mujer que denotaba experiencia del paso de los siglos. Una vida llevada con placer y sabiduría.
Erizel, el sol está saliendo ya, tienes que terminar ahora— interrumpió la hermana menor de la drow.

La elfa oscura extendió su mano y clavo la daga en el vientre de la Dama del Bosque, regente de Shalhoond durante muchos, muchos años. Por fin el favor de Ghónador bañaría nuevamente a su casa en esplendor, y con el favor personal que le otorgaría por tan importante misión su hermana mayor ya no era un obstáculo y podría derrocar a Zvebr’yl para convertirse en madre matrona.
Concéntrate hermana, el hechizo está listo, podrás regresar― dijo la hermana menor.

En ese momento, los primeros rayos de sol entraron en la habitación, con una luz tan intensa para los ojos de cualquier drow que provocó la pérdida de la concentración, con esa luz sus fuerzas se irían y sus armas perderían el poder de las profundidades. Corrió hacia la cámara anterior con la esperanza de refugiarse en la oscuridad y completar el hechizo; cerró la puerta sólo para encontrarse con los dos guardias que tomarían las posiciones de sus compañeros ahora sin vida. Detrás de ellos se encontraban otros quince miembros de la guardia, al igual que a Zentsin, que todavía tenía manchas de sangre en sus ropas.

Supo que ese era su fin, pero el orgullo de los drows era inquebrantable y no le permitiría rendirse. Sujetó su arma con fuerza y se puso en camino contra los dos guardias que encabezaban la defensa. No pudo llegar; una flecha le atravesó el corazón. Sentía cómo sus músculos le fallaban, la vida misma se le escabullía y no podía hacer nada. Cayó de rodillas y miró hacia los elfos, sólo pudo observar como el lesionado elfo lunar, aquél con el que había peleado antes, se daba la vuelta bajando su arco. El arco del que salió aquella flecha mortal.

Capítulo 2. El Despertar
Ilúmel despertó sobresaltada en su habitación del castillo, estaba amaneciendo y había algo inusual en el ambiente. Se levantó presurosa de su cama cubierta únicamente por un camisón que se pegaba a su cuerpo y revelaba una figura inocente que apenas comenzaba a desarrollarse. Sería poco menos que una adolescente entre los humanos, pero entre su pueblo era apenas una niña. Era lo que más le molestaba, más incluso que ser elfa; que la trataran como niña.

Esta noche su sueño había sido realmente espantoso; no recordaba muchos acontecimientos pero tenía un vago recuerdo del hermoso jardín donde solía cantar, observar las plantas o simplemente deambular sin rumbo. A veces solía esconderse ahí cuando quería evitar alguno de sus deberes mientras algún mayordomo la buscaba entre el laberinto natural. Ella lo conocía mucho mejor que nadie y muchas veces había encontrado a Zentsin ahí por accidente... o casualidad. O quizás Zentsin salía a buscarla. Ese pensamiento le hizo sentir cosquillas en el estómago. Fuera la razón que fuera a Ilúmel le agradaban esos encuentros. El experimentado guardia la hacía sentir muy bien con su presencia y era la razón por la que últimamente se saltaba todos sus deberes para dirigirse al jardín con la esperanza de encontrarlo ahí. Lo veía con mucha admiración, quizá demasiada. Debía ser por la ausencia de una figura paterna en su vida; pero aquel elfo lunar le gustaba, a pesar de que era mucho mayor que ella. Ya sea porque estuviera ocupado con sus numerosos deberes o porque era su manera de hacerle ver que faltar a sus deberes no era buena idea, Zentsin se había ausentado mucho tiempo en sus encuentros.

Suspiró. Zentsin... él también había estado en sus sueños. Pensó que algo debió confundirla al despertar; si Zentsin había estado en sus sueños no podía ser algo malo. Muchas veces había soñado con él, en su mundo de fantasía perfecto en el que el elfo lunar estaba a su lado, protegiéndola por siempre.

Ahora empezaba a recordar un poco más de su sueño. Su madre también estaba en él. Después de comer algo iría a la habitación de su madre para ver cómo estaba. En realidad no tenía que ir, ya sabía lo que le dirían: está estable pero no pueden hacer nada por ella. No recordaba cuándo había sucedido aquello; Eätári había estado a punto de morir y sólo a fin de salvarse se sumergió en un interminable letargo del que ninguno de los clérigos había podido sacarla. Incluso algunos habían venido desde Siempre Unidos para elevar sus plegarias para sanarla y no lo habían logrado. Hechiceros poderosos de los reinos humanos de Faerûn y los Páramos Sin Fin habían acudido igualmente sin éxito.

Había un momento de su sueño que no lograba ver con claridad. En la oscuridad se deslizaba una criatura como una sombra, pero por más que se empeñaba en concentrarse no lograba recordar qué pasaba después. Cada vez que intentaba evocar ese momento un escalofrío recorría su pequeño cuerpo.

Agitó la cabeza con el fin de despejar la mente de tales pensamientos y decidió que era el momento de ver a su madre. Salió de su habitación y se dirigió por varios pasillos hacia la habitación en donde reposaba Eätári. Primero pasaría a la cocina, su sueño le había provocado un vacío en el estómago que esperaba llenar antes de desilusionarse por los pocos avances que había para despertar a la Dama del Bosque. Ya había vivido suficientes decepciones como para aguantarlas con el estómago vacío. Al llegar al siguiente cruce dio giró hacia la izquierda y descendió un nivel.

Continuaba bajando cuando escuchó unas voces. No alcanzaba a distinguir con claridad lo que decían; se encontraba en la escalera que daba con una pared de una torre de mármol, debían ser guardias los que hablaban. Sólo alcanzó a escuchar una palabra: “Zentsin”.

La mención la alteró un poco, pero no sabía por qué. Decidió cambiar su destino por segunda vez y se dirigió hacia los jardines, quizás ahí pudiera ver al joven guardia que tanto la había cautivado. Le contaría su sueño, decidió. Siempre había sido muy bueno escuchándola y dándole consejos. Nadie la podía ayudar mejor, y ya que su madre no estaba con ella, había sido él quien la había dado su apoyo en tantas dudas que se le iban presentando.

Terminó de bajar el tramo de la escalera y se dirigió hacia la puerta más cercana que daba al jardín. Era una puerta que sólo podía ser abierta por dentro y que pocos miembros del castillo conocían. La usaba muy a menudo para escaparse sin que nadie la viera pasar por las puertas principales, además, era el camino más corto hacia los jardines. Se arriesgaba haciendo tal maniobra pues para volver al castillo tenía que recorrer más de la mitad del laberinto. No era normal que una elfa tan inteligente se tuviera que esforzar cada vez para encontrar el camino de vuelta, cualquiera con tanta habilidad para evitar sus deberes sin duda se habría aprendido el camino de regreso desde la primera ocasión que tuviera que recorrerlo. Quizás a la segunda, para omitir los numerosos errores que cometería cualquiera. Pero el laberinto tampoco era normal. Cambiaba su estructura, dimensión y caminos diariamente. Era una cualidad que todos los habitantes del castillo consideraban normal. Si alguien tenía que salir o entrar debía ser acompañado por un miembro de la guardia que habría estudiado el nuevo camino que correspondería a ese día. También era de las defensas más eficaces contra los intrusos, serían pocos en todos los reinos los capaces de encontrar el camino correcto. Ilúmel era uno de ellos; había perdido la cuenta de las veces que había encontrado el camino de vuelta.

Hizo girar la puerta bien disimulada y salió el exterior. Volteó la cabeza para mirar la estructura de la que acababa de salir. El castillo le devolvió reflejos negros. Su corazón volvió a acelerar, nunca había presenciado que el castillo continuara mostrándose negro una vez que el sol derramaba sus rayos sobre él. «Me estoy preocupando demasiado» pensó. Caminaría por el laberinto, sin tomar un rumbo fijo; eso le ayudaría a despejar su cabeza.

Ya llevaba varios minutos caminando entre las paredes del laberinto, que cambiaba de variedad de flores conforme avanzaba. Lo habían hecho con gran maestría. Tanta belleza que sirviera a la vez de defensa le pareció maravilloso, aunque un poco injusto. Si la elfa más bella estuviera obligada a estar en el centro del laberinto sólo para prohibir el paso a cualquier intruso, entonces su belleza no le serviría de nada; con tal don, lo mejor era mostrarlo al mundo. Sintió compasión por todo lo que formaba parte del laberinto. Nunca saldrían de ahí.

Salió hacia una explanada circular de unos cuantos metros de diámetro. La ilusión de varios elfos luchando entre ellos estaba justo en el centro. La guerra legendaria que dividió a los elfos de la superficie de los drow. La había visto una vez con anterioridad, pero hacía ya muchos años. No recordaba la crueldad que se hacía ver en la expresión de los elfos.

Dio un respingo al darse cuenta que había una figura más allá de la ilusión. Se encontraba de espaldas arreglando las flores de ese espacio. Nunca se había topado con nadie en los laberintos, podía evitar a cualquier guardia en solitario o a una patrulla entera sin que la vieran y se sintió decepcionada de haber llegado justo donde un jardinero estaba haciendo tanto ruido. No se escuchaba nada; sólo había sido su imaginación, o quizás era la costumbre de que los jardineros, generalmente druidas, hicieran ruido al hablar con las plantas, o entonando cánticos para acelerar el crecimiento; pero ahí no había ruido. La figura estaba ahí, en cuclillas, moviendo sus brazos pero sin hacer ningún ruido. No la había visto, así que pensó que podía regresar sobre sus pasos sin que el incidente llegara a oídos de alguno de los guardias.
— Buenos días, princesa Ilúmel— dijo una voz melodiosa cuando ya se estaba dando la vuelta.
La elfa dorada, sorprendida, dio la vuelta para ver al elfo que la había llamado.
—No soy una princesa, mi madre no es la reina, sólo gobierna la ciudad elfa dentro de los bosques de Shalhoond—respondió con timidez.
—¿Entonces cómo debo llamarte?
—Ilúmel será suficiente, soy apenas una niña.
—¿Una niña? No es que odias que te traten como una?
—Sí... bueno...
—Acércate— la interrumpió el elfo.
Ilúmel caminó nerviosa hacia donde se encontraba el elfo. Seguía dándole la espalda y no sabía cómo la había detectado, y mucho menos cómo sabía que era ella antes de verla.
—¿Ves ese capullo? — empezó el elfo sin voltearse para mirarla. Ilúmel se inclinó para ver un capullo que se encontraba junto a otras flores ya abiertas. — Esta flor es tan solo una niña para las demás que la acompañan, pero a veces... — tocó el capullo con su mano — las circunstancias la hacen madurar más que a los demás, revelando un esplendor que nadie esperaba—.

La flor comenzó a abrirse y a adquirir un tono dorado. Era la flor más bella; y las otras, azules, no hacían más que acentuar la belleza de la nueva planta.

El elfo se levantó y se giró para quedar de frente con Ilúmel. Nunca había visto alguien como él. Su cabello era plateado y su piel era blanca como porcelana con matices azulados. Sus ojos verdes eran más grandes y mucho más expresivos que los de cualquier elfo. La elfa se sonrojó cuando el elfo la encontró mirándolo con tanto interés, más no se mostraba molesto por su análisis e incluso una sonrisa asomó por sus labios. Su expresión era propia de alguien con varios siglos de experiencia y a pesar de que los signos de la vejez empezaban a tomar parte del cuerpo del elfo, Ilúmel no había visto ninguno tan hermoso como aquél. Medía cerca de un metro y setenta y cinco centímetros siendo más alto que el promedio elfo. Su cuerpo mostraba delicadeza en todos sus puntos y sus movimientos eran gráciles y silenciosos. Parecía flotar cada vez que daba un paso.

Cuando Ilúmel buscó los ojos del elfo nuevamente, lo encontró mirando hacia el cielo.
—¿Cómo te llamas?—susurró Ilúmel.
—Aersel— contestó sin apartar su mirada del cielo.
—¿Qué es lo que buscas?—. El elfo bajó la mirada hacia la joven.
—No lo busco, lo entendí hace tiempo. Está en mí. Libertad —
La elfa lo miró confusa y miró hacia el cielo.
—Aquí hay muchas cosas que no son libres — explicó Aersel. —Las plantas encerradas en el laberinto, el castillo, elfos.
—¿El castillo? Pero sólo es algún cristal que nos sirve de protección — replicó Ilúmel.
— Tus ojos ven únicamente el exterior, princesa—. Volvió a mirar hacia el cielo mientras daba un paso hacia la elfa. A pesar de que se sentía obligada a recordarle que no era una princesa no quiso interrumpir las cavilaciones de la criatura, pues parecía estar concentrado nuevamente en algún punto lejano sobre sus cabezas. Ilúmel aprovechó para terminar de ver al elfo. Sus ropas eran ligeras, en la espalda tenía una capa corta que sólo le cubría la parte superior. En su cuello colgaba un símbolo de una nube con un ave en el centro. No le sorprendió nunca haberlo visto antes, todo lo que era inusual en el elfo.
Aersal puso la mano al frente de los ojos de la elfa y cuando lo quitó, la sorpresa inundó a Ilúmel. Frente a ella estaba una estructura enorme hecha con árboles debidamente formados y moldeados para que alguien pudiera vivir cómodamente en su interior.
—¿A dónde me has llevado?— Ilúmel entró en pánico. —Regrésame al castillo, ahora.
—Mira a tu alrededor— fue lo único que contestó el elfo. Después... desapareció.
Ilúmel se calmó, muchos años de práctica que le impartieron era para no dejarse dominar por el miedo, si lo hacía sería un objetivo fácil para sus enemigos o cualquier criatura con la que se encontrara.

Alcanzó a ver dos torres de mármol blanco a sus lados; al frente estaba la estructura gigante que había visto antes y un poco más cerca había una pared de flores. Se parecía a...
Giró su cabeza hacia la derecha y entonces vio lo que esperaba. Una flor dorada que se abría por encima de flores azules. Era la que Aersel había hecho crecer frente a sus ojos. Se encontraba en el mismo lugar, pero ahora el castillo no se veía como un cristal negro, sino que revelaba lo que era en verdad. La misma naturaleza moldeada de la forma en que los elfos dorados le habían pedido, sin duda con algunos druidas. No podía creer que su madre no se lo hubiera dicho antes; aunque no podía creer que el cristal fuera una mera ilusión, había algo más que no lograba ver.
Hay también una joven elfa que debe buscar su libertad. Dentro de ella— dijo una voz en su cabeza con un tono que, de haber tenido al elfo enfrente habría estado guiñando un ojo.
Ilúmel no pudo menos que sonreír. Nuevamente veía el castillo como siempre lo había visto, aunque ahora, en el fondo, sabía que vería las cosas de otra manera. Se detuvo a considerar la plática que había tenido. No tenía nada de normal; un jardinero que no había visto nunca, su increíble voz, tan dulce, tan hipnótica, parecía como si pudiera mentir sin que nadie lo notara; su belleza, su cabello, sus ojos, el símbolo que colgaba en su cuello, la capa corta que parecía cubrir algo a su espalda. Quizás una espada, pensó, dando paso a su imaginación al imaginar un jardinero blandiendo una espada con maestría, derrotando a orcos y goblins. Se rió de la imagen.

La libertad. Eso le había dicho, pero no pudo comprender a qué se refería; entendía muy poco de todo lo que acababa de sucederle. Recordó toda la pasión que le había puesto a sus metas de salir por el mundo, ser una aventurera. Quizás se refería a eso, pero lo dudaba; le había llamado princesa por error, pero eso significaba que sabía que la posición de Ilúmel no era fácil, estaba atada por la nobleza, su lugar era junto a su madre, para gobernar cuando ella no estuviera. Eätári había visto el paso de los años, pero si se recuperaba de su actual estado, le quedarían mucho más para gobernar, quizás un siglo, que le permitiría a Ilúmel seguir aprendiendo. Seguir conociendo lo que significa ser un elfo.
§

Zentsin se encontraba en el salón de la guardia, con la mirada perdida cuando otro elfo interrumpió sus pensamientos.
—Capitán, lady Ilúmel no se encuentra en su habitación y...
—Déjamelo a mí, Veril — interrumpió Zentsin.
Veril asintió, poco convencido, pero se dio la vuelta sin atreverse a decirle a su capitán que no le parecía que se encontrara en las condiciones adecuadas para estar persiguiendo a una niña.

Zentsin se quedó nuevamente mirando sin ver. La noche anterior había sido complicada. Su hombro derecho estaba surcado por una herida, que no era nada comparada con la de su costado izquierdo que se abría desde su cadera hasta la mitad de su pecho. Los clérigos habían hecho bien su trabajo, pero primero había hecho atender a los demás heridos y fue el último por lo que la mayoría habían agotado ya sus plegarias curativas. Una venda le cubría toda su espalda y pecho, y cuando Ilúmel descubriera las heridas se preocuparía. No quería darle las noticias a una elfa tan joven a pesar que mostraba más madurez de la que cabría esperar con tan solo dieciséis años.

Se levantó con pesar del escritorio, no sin antes emitir un gemido por el dolor que sus heridas le provocaban con el menor movimiento. También se había negado a las pociones para aliviar el dolor, había otros guardias moribundos que debían pasar sus últimos momentos sin sentir dolor; tenían que ser ellos los que recibieran todo.

A pesar de sus heridas, se dirigió hacia la entrada principal sin hacer más ruido que la suave brisa al pasar entre las ramas de los árboles del bosque. Seguía teniendo el mismo paso seguro sólo entorpecido por los espasmos de dolor que atravesaban su bien formado cuerpo. Sus ojos azules, que tenían unas pequeñas manchas doradas alrededor, reflejaban la tristeza y el dolor por el que estaba pasando y el simple hecho de tener que perturbar a Ilúmel con asuntos de adultos era algo que sin duda no le agradaría a ningún elfo y menos a él. Quizás los del consejo lo tomarían como un juego y se lo dirían de la misma manera que si estuviera una piedra escuchando.

Una vez en el salón que daba a la puerta principal, Zentsin se apartó hacia las sombras. No tenía la intención ni la posibilidad de salir a buscar a Ilúmel; ella regresaría y tendría que pasar por ese punto. Corría el riesgo de que la joven elfa decidiera entrar por una habitación menos concurrida, pero se encontraba más lejos del punto por donde el elfo lunar sabía que Ilúmel había usado para colarse a los jardines. Se sentó y comenzó a sumergirse en su estado de reposo pues los elfos no necesitaban dormir para recuperar sus fuerzas. Era una especie de estado de meditación sin que desconectaran sus sentidos del mundo real. Suspiró.

§

Una figura se deslizaba con cuidado de sombra en sombra para no ser descubierta. Con su metro y medio de alto no destacaba por su estatura en ninguna de las razas que habitaban en la región cercana, y en su caminar entre sombra y sombra, cuando la luz alumbraba sus pasos, el dorado de su cabello relucía aún más. Ilúmel se detuvo y miró a su izquierda. Sus ojos eran dorados con una apariencia líquida, propio de los elfos de su raza. Brincó hacia la siguiente sombra lo más rápido que pudo; se acercaba a la entrada principal y no quería ser descubierta justo ahora que terminaba su aventura.

«Libertad» volvió a pensar al tiempo que se detenía a mirar la puerta principal. No había nadie en esos momentos que pudiera detectar su entrada al Castillo de la Dama del Bosque; pero cuando volvió a caminar no era en esa dirección si no que siguió su curso hacia el otro lado del jardín. Después entraría por una de las puertas orientales. Estaría mejor custodiada que la principal, pues nadie debía entrar al castillo por aquellas puertas, pero ella ya lo había logrado en varias ocasiones.

Esta vez estaba siendo muy fácil para Ilúmel atravesar el laberinto y a pesar de sus numerosos cambios que se hacían cada día, creía empezar a identificar un patrón. Encontrarse con la ilusión de la guerra de elfos contra los drows, la fuente que representaba a los Avariel contra los dragones y una imagen del gran imperio de Raumathar antiguo eran signos de que estaba siguiendo el camino correcto. Por el contrario la estatua de un dragón plateado, un jardín multicolor que Ilúmel sabía era regalo de una de las elegidas de Mystra que habitada muy lejos en Faerûn; y una estatua de lo que creía era un drow, ya que nunca se había acercado demasiado desde la primera vez que la descubrió una noche, mientras la estatua le devolvía reflejos violetas de sus ojos; eran signos de que se estaba perdido.

Había demasiadas esculturas, ilusiones, imágenes y jardines, pero a los demás no les había encontrado un patrón exacto a la hora de decidir su rumbo. También había escuchado de numerosos secretos usados para la defensa contra intrusos y muchos más usados para sorprenderlo y retrasarlo hasta que una patrulla pudiera capturarlos, pero jamás había encontrado tales cosas.

El sol se encontraba sobre su cabeza cuando logró encontrar el camino correcto hacia la puerta oriental. Tomó un camino recto por el que ya alcanzaba a ver la puerta, que no era tan sorprendente como la principal pero que tenía bordes de oro sobre el cristal que ahora se mostraba naranja ante la luz del sol. Estaba a una docena de metros de llegar cuando escuchó las voces de varios guardias que hablaban un poco más allá, al parecer caminando hacia el pasillo en el que ella se encontraba.
—¿Cómo pudiste permitir que te respondiera eso?— dijo una voz.
—Y qué esperabas que hiciera, ¿que le dijera que no está en condiciones? ¿Que no debería emplear su tiempo para buscar a una elfa que no tiene un ápice de responsabilidad? — replicó el otro — ¿Es el capitán, lo recuerdas?
—Lo sé, Veril. Lo sé. Pero al parecer no es el mismo que hace unos años.
—Sigue siendo superior a todos— masculló Veril.
Ilúmel estaba paralizada en el centro del pasillo, al parecer sin notar que los dos sujetos se acercaban cada vez más. Vio un camino que se dirigía hacia la izquierda unos metros más allá y corrió hacia él.
—Aún así creo que debería dedicarse a asuntos más importantes que buscar a Ilúmel
—Lady Ilúmel es la hija de la Dama del Bosque, es necesario mantenerla segura. Además, ya sabes los rumores que corren sobre Zentsin y el laberinto.
Ilúmel se detuvo en seco. Ella también había escuchado los rumores, pero nunca se había encontrado con alguien que hablara tan abiertamente de ellos. Volvió sobre sus pasos y se asomó al tiempo que veía a los dos elfos salir de un lado del laberinto para internarse en el otro y después detenerse.

Los rumores habían consistido primero en que Eätári era la designada a hacer cambiar el laberinto cada día, dándole nuevas formas, esculpiendo nuevos elementos y creando más defensas. Eso se creía porque a la gran elfa dorada le gustaba rondar por el laberinto a horas en las que el sol ya llevaba buen tiempo detrás de las montañas y Selune bañaba Shalhoond con sus suaves rayos plateados. La Dama del Bosque nunca había sido encontrada en sus paseos nocturnos, excepto por aquellos a los que ella deseaba ver. Sin embargo, ahora con Eätári en su estado actual, los rumores habían recaído en Zentsin.
—Son sólo rumores, no deberías dejarte llevar por ellos. Jamás he visto al capitán hacer tal cosa— mencionó el más alejado. —Además, el mismo rumor dice que cualquiera con un corazón inocente y un alma pura puede lograr lo mismo y un elfo dorado jamás podría permitirse tal cosa. Shalhoond es para los elfos dorados, y si un jovenzuelo halfling viniera y pudiera estar cambiando el laberinto según sus deseos sólo porque sus ansias de aventura son nulas, sería una ofensa para nosotros.
—Debes cuidar más tu lengua, Fismai, nuestro capitán es un elfo lunar y lo sabes — le reprendió Veril.
—Un elfo gris. Y uno con mucha suerte — murmuró Fismai.

Era todo lo que podía aguantar Ilúmel, que giró y se dispuso a regresar a la entrada principal sin importarle si la descubrían o no. Tenía que llegar con Zentsin para que reprendiera al tal Fismai, que había rozado la impertinencia contra su capitán.

En su trayecto hacia la puerta principal se topó dos veces con un pasillo que daba hacia la estatua del drow con ojos violetas y se vio obligada a rodear durante mucho tiempo pues no quería atravesar por ese lugar. Se preguntaba qué haría una estatua de un drow en una ciudad elfa. No recordaba haber estudiado a ninguno que mereciera tal honor. Quizás era una ilusión y luego llegaría un elfo a cortarle la garganta en un combate honorable, se dijo. Quizás algún día regresara y se atreviera a entrar al lugar en donde se encontraba, pero ahora no tenía tiempo.

Ya más calmada encontró su camino a la entrada, aunque se decepcionó de no encontrar a nadie que la vigilara porque ellos podrían llevarla con Zentsin lo más rápido posible; y ahora ella se vería obligada a buscarlo por todos los rincones del castillo pues no podía estar segura de donde se encontraría el elfo en estos momentos. Siempre estaba ocupado con algún asunto y era prácticamente imposible encontrarlo sin pedir ayuda de un guardia, razón por la cual siempre decidía probar su suerte saliendo al jardín para que fuera él quien la encontrara a ella.

Al acercarse a las puertas, éstas se abrieron dejando salir la poderosa luz blanca que incluso opacaba la luz del sol que había en el exterior. Como cada vez que entraba por esa sección, Ilúmel presentía que la luz la examinaba por dentro, leyendo su alma. Dio unos cuantos pasos al interior mientras las puertas se cerraban, accionadas por una magia que la elfa dorada desconocía. Se dirigió hacia la punta opuesta de la sala pero se detuvo justo al llegar al centro. Alineó sus manos con las dos esquinas que tenía delante y musitó una oración al tiempo que las alineaba con la luz que estaba por encima de ella. Una sección del suelo comenzó a perder su color y debajo se dejaban ver unas escaleras de piedra, muy irregulares y antiguas.
—Ilúmel— dijo una voz conocida — deberías tener más cuidado cuando abres un camino secreto; el hacerlo de manera tan indiscreta hace que pierda su principal propiedad.
—Zentsin—. Los ojos de la la elfa se iluminaron con alegría. —Eh... quiero decir, perdón, capitán Zentsin, no volverá a pasar — corrigió Ilúmel. Su expresión mostró aún más alegría cuando descubrió que Zentsin sólo le estaba tomando el pelo. El capitán de la guardia se acercó y tomó un mechón dorado del cabello de la pequeña elfa. Jugó con el unos segundos y después se detuvo y la miró a los ojos.
—Hay algo que debo decirte, pequeña Ilúmel — empezó — ayer unos miembros de la guardia ...
—Yo también tengo algo importante que decirte— interrumpió Ilúmel — estaba en el jardín cuando...
—¿En el jardín otra vez? Sabes que tienes deberes que hacer, no deberías estar en el jardín. Sabías que no saldría a buscarte, pensé que con dejar de hacerlo estos últimos días te resignarías y no me buscarías más. Tienes que entenderlo, Ilúmel, soy Capitán de la Guardia del Bosque, protejo a tu madre de los peligros de la región, y soy mucho mayor que tú. Te estimo mucho y me encanta estar contigo, hablarte y apoyarte; pero últimamente me he dado cuenta que me miras como algo más y hasta que no aprendas a diferenciar las cosas no puedo encontrarme más contigo— las lágrimas comenzaron a empañar los ojos de Ilúmel — puedes perderme en cualquier momento si algo pasa en el bosque...
—No te pasará nada, eres el mejor explorador de la región, no hay nadie que pue..
—Ilúmel, no me estás haciendo caso—reclamó Zentsin.— Te supero en edad y en experiencia, mi corazón y mi mente pertenecen a cuidar esta ciudad. Debiste regresar en cuanto pasaste unos minutos en el jardín—. Ilúmel trató de serenarse.
—No pude, me encontré con alguien y después olvidé regresar —dijo con lágrimas en los ojos. —Fue Aersel, el jardinero, conversamos un tiempo y... — se calló pues no quería contarle al capitán todo lo que había sucedido; jamás le creería.
—No hay ningún jardinero con ese nombre en el castillo, ni en todo Shalhoond — se alarmó Zentsin. — ¿Estás segura de que ese era su nombre?
—Eso fue lo que él me dijo.
—¿Y para qué es el collar que te di? Sabes que puede detectar si alguien te miente. Ilúmel, tienes que empezar a aprender de estas cosas. Tu madre está débil y tú eres la principal prioridad de cualquiera que quiera destruir Shalhoond.
—Lo siento — contestó con pesar. Las lagrimas comenzaron a derramarse por sus mejillas.
—Haré que busquen al sujeto ahora mismo
—Pero...
—No hay tiempo, hablaremos después, ve a tu cuarto y espérame ahí.
—Pero...
—Ilúmel— le reprendió el capitán. La elfa volteó su mirada hacia el piso y no dijo nada más.
—Ilúmel— repitió Zentsin — tienes que cuidar de ti—. El elfo se dio la vuelta.
—Zentsin, espera —. El elfo lunar se detuvo e Ilúmel se abalanzó a abrazarlo. El elfo soltó un gemido. —¿Te pasa algo? — dijo a la vez que se sonrojaba al recordar que sólo la cubría un ligero camisón que apenas y la cubría.
—Ve a tu habitación, buscaré al sujeto que te encontraste y después me reuniré contigo. Nada de volver a salir a los jardines— terminó de manera tajante. Jamás le perdonaría salir a los jardines.

La elfa lo vio marcharse por las puertas principales.
—Lo que quería decirte es que Aersel desapareció— dijo Ilúmel en voz baja, aunque sabía el capitán de la guardia ya no podría escucharla. Recordó que no había tenido oportunidad de decirle a Zentsin de los dos guardias que habían hablado de él mientras intentaba entrar por otro de los accesos. Cuando las puertas comenzaron a cerrarse Ilúmel vio que el elfo giraba hacia la izquierda dejando ver ese lado de su cuerpo. Unas mancha roja adornaba todo el costado de las vestiduras que llevaba con él.

Ese fue el momento en el que Ilúmel lo recordó todo. En la oscuridad se deslizaba una criatura como una sombra, vio sus ojos amarillos llenos de desprecio dirigirse hacia el castillo. Zentsin herido, la flecha con los símbolos extraños, los dos guardias que no pudieron detenerla. Una drow. Y su madre. Su madre estaba...
—No,— sollozó al tiempo que más lágrimas se unían a las derramadas anteriormente —no puede ser cierto.
Pero la visión de Zentsin no dejaba opción. Lo había herido la drow, Erizel, mientras entraba por el jardín hacia las habitaciones donde se encontraba su madre.

Bajó por las escaleras que aún seguían abiertas para que algún miembro noble pasara por ellas; pues eran los únicos que conocían el método de apertura de la caverna que guardaba la cripta de los antepasados elfos. Para Ilúmel era, también, una manera de conectar las habitaciones con la sala principal sin tener que molestarse en tener que pasar entre guardias y damas de compañía que la reprendieran por estar fuera de su lugar, aprendiendo una u otra cosa o sentándose junto a su madre para vigilar su sueño eterno.

En lugar de continuar recto en su camino para dirigirse a las criptas, Ilúmel se desvió un poco hacia la izquierda para terminar cerca de las habitaciones. Al salir corrió hacia la derecha y se introdujo por la primer puerta en la misma dirección. Seguía corriendo apresurada y sin que sus lágrimas dejaran de salir. Llegó al pasillo y vio que dos guardias se encontraban fuera de la habitación de su madre. Corrió hacia allí sin detenerse pero los guardias le hicieron un alto.

—No puede pasar, Lady Ilúmel — dijo el guardia de la izquierda.
—Tengo que pasar — contestó con prisa Ilúmel.
—Los clérigos se encuentran reunidos ahora — mencionó el otro guardia.
—No me importa, quiero ver a mi madre — gritó la elfa dorada empujando a ambos guardias, que no se movieron de su sitio.
La puerta se abrió desde dentro y una figura con túnica azul salió por ella. Extendió sus brazos hacia Ilúmel lo que reveló una serie de anillos plateados en tres de sus dedos. En el centro de su túnica se encontraba un medallón en forma de estrella de ocho picos con el superior e inferior más alargados que los otros; en su centro se encontraba una esmeralda.
«Un clérigo de Corellon» pensó Ilúmel, pues había visto ese símbolo en numerosos de sus estudios para representar al principal deidad de los Seldarine, los hermanos del bosque, y se decía que había creado a los elfos con su propia sangre derramada en su batalla con Gruumsh, Dios de los orcos.
—Lady Ilúmel es hija de Eätári, puede entrar a su habitación cuando le plazca— reprendió el clérigo a los dos guardias y ofrecía, a su vez, el paso a la elfa para que entrara.
—Una disculpa, mi Lord — dijeron los dos a una misma voz.

Dentro se encontraban una docena de clérigos que veneraban a distintas deidades elfas. Desde Labelas, Dador de Vida, hasta del mismísimo Corellon. Estaban rodeando la cama de Eätári al tiempo que una misma plegaria era entonada por todos. El clérigo que había salido se le adelantó y se colocó justo a los pies de la cama, en el centro de todos.
—Acércate, joven elfa— susurró.
Ilúmel se acercó paso a paso, cada vez más lentamente. No quería ver lo inevitable, sabía lo que encontraría ahí. Su madre dormida, esta vez por siempre, en un sueño del que no podría despertar; con una herida de daga que había resultado mortal hacía tan solo unas horas.

El clérigo la tomó por un hombro y la pasó hacia delante. Eätári se encontraba ahí, una mano sobre otra se encontraban sobre su vientre. Su cara era tan bella como la de Ilúmel, pero con más edad, y su cabello igualmente dorado presentaba ya algunos destellos de blanco. Sus ojos permanecían cerrados. Podría estar dormida. Las lágrimas de Ilúmel surcaban su rostro deprisa y caían sobre la cama que absorbía sus gotas y sólo revelaba que estaban ahí con una mancha que se extendía cada vez más.

El vientre de Eätári subía y bajaba con tranquilidad.
—Pero...
El clérigo le tocó nuevamente el hombro llamando su atención. Ilúmel giró su cabeza para mirarlo y se encontró con una expresión que le pedía... no, le suplicaba silencio. Así lo hizo.

§

—Busquen por todos lados. Si no conocen a algún elfo llévenlo a mi cámara, ahí esperarán todos hasta que yo regrese. Se hace pasar por jardinero así que no se confíen de nadie, debe seguir por aquí — ordenó Zentsin a los guardias que estaban frente a él. — Muévanse.
Sin un cambio en su expresión los elfos dieron la vuelta y se marcharon hacia el jardín.

Zentsin avanzó lentamente para seguir los pasos de los guardias en la búsqueda del extraño elfo que había abordado a la pequeña Ilúmel. Estaba preocupado por la intrusión pero se sentía aliviado por no tener que darle la noticia a la elfa. Había dado apenas unos pasos en el exterior cuando llegó un elfo corriendo y se detuvo al tenerlo enfrente.
—Capitán Zentsin — dijo jadeando — Keznaîf ha desaparecido, hemos encontrado a los dos exploradores que lo acompañaban... muertos.
El capitán hizo una mueca tanto por el dolor físico como por las malas noticias, el día empeoraba con el paso de las horas.
—Adelántate, que tripliquen la guardia; iré a ver a los elfos que acompañaban al explorador — dijo Zentsin —seguiré el rastro yo mismo.

Conocía el camino a la perfección y sería capaz de cruzarlo caminando con mayor facilidad y rapidez que cualquier otro. Todo el laberinto estaba en su mente, sabía dónde quedaba cada estructura, callejones sin salida, caminos que regresaban al mismo punto; todo, así que no era necesario que se apresurara. De haberlo hecho habría salido del laberinto, habría entrado al bosque donde encontraría a los dos exploradores aún tumbados sobre la hierba, habría encontrado un rastro que seguir, pero sobretodo... habría conservado la vida.

Se encontraba en el punto central del laberinto. No era un punto de localización exacto, pues en realidad pocas veces se encontraba en el centro del laberinto, pero Zentsin le llamaba así puesto que era la mitad de su recorrido y además se sentía la magia que llenaba el espacio. Como el laberinto mismo, este espacio siempre cambiaba, presentaba diversos paisajes, épocas pasadas; y pocas veces, cuando los dioses elfos querían advertir de algún peligro o algún suceso que les complacería enormemente, podía representar escenas futuras. Esta vez únicamente representaba un paisaje que el elfo lunar no conocía, quizás sería parte de Faerûn o de Kara-Tur, o quizás de las Tierras de la Horda alejadas de la zona donde se encontraba Shalhoond. En el fondo se veía una gran cordillera y en las proximidades un lago que reflejaba la luz del amanecer. Zentsin posó su vista en un ave que volaba más alto que las mismas montañas, era grande, por lo que podía deducir. Un dragón; sonrió al percatarse de ese hecho. Se mostraba a gran distancia por lo que no alcanzaba a ver el color de la criatura tan sabia, y quizás peligrosa.

El dragón comenzaba a acercarse al lugar en donde se encontraba parado Zentsin admirando la ilusión de ese día. Y de pronto el dragón se detuvo, como si algo hubiera espantado a tal criatura. El capitán sintió miedo y se dio la vuelta, al tiempo que la empuñadura de una espada lo golpeaba en la sien. Todo empezó a oscurecerse y no pudo distinguir al atacante, que tenía una capucha para cubrir sus facciones. Vio como bajaba la espada para terminar con su trabajo y todo se oscureció por completo. Pensó que su mente le jugaba una mala pasada, no había sentido el golpe. Caía en la inconsciencia cuando la luz regresó y vio al elfo encapuchado huir. El elfo lunar intentó sentarse pero cayó sobre su espalda. Lo último que vio fueron dos ojos verdes acercándose. Algo o alguien había creado la oscuridad y había hecho huir a su atacante. Sólo esperaba que éste terminara pronto, un trabajo limpio. Se desmayó.

Traducciones
Lassë-Oiolaiqua: Hojas siempre verdes
Iluvemórnië: Todo/siempre oscuro
Lar uns'aa Drathir: llámame Drathir
Dos orn yaith whol vel'bol dos telanth, el: pagarás por lo que dices, muere
Usstan belbau ussta khel, Usstan belbau ussta quortek, sut nindel khel lu' doer ulu uns'aa: es un hechizo propio del drow pero traducido literalmente sería, te doy mi cuerpo, te doy mi alma, libera su cuerpo y ven a mí.
Usstan zhaun ol, dalninil: lo sé, hermana
Tlu kyone: con cuidado

Pronunciación

Toril: ril

Nota:
Muy pocos recordarán el primer prólogo que publiqué aquí, pues esto es sólo una adaptación (bastante grande) de esa historia para ubicarla en los reinos olvidados
 
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Feloooooo!!! :44pmN:
Primero, me alegra verte después de taaaaanto tiempo (?)
y segundo, me entusiasma el hecho de que hayas publicado una historia :3 Ya vamos nosotros 2, falta Kujin para que se anime a seguir la que dejó o que empiece otra xD Los Tres Mosqueteros siempre unidos (?)
Ya, dejando de lado mis comentarios infantiles, no tengo mucho que decir de la historia que ya no te haya dicho por msn ._. La gramática perfecta igual que la ortografía. Veo que corregiste lo que mencioné así que te quedó perfecto.
Como te dije, yo creo que me haría falta un mapa, pero en vista de que no quieres proporcionarnos uno, tendrás aún más labor para desarrollar bien cada escenario y ciudad, un verdadero reto xD
Los nombres, raros (y tú te quejas de los míos ¬¬), pero entiendo un poco más que antes después de la breve explicación que nos diste en esta entrega. Sin duda me has dejado picada, y ya tienes una lectora fiel :3 (soy un ángel, a que si? xD)
Me gusta el degradez que hiciste con el título xD sé que es un comentario fuera de contexto, pero quería mencionarlo :OfLIx:
En fin: P.E.R.F.E.C.T.O. Nada criticable desde mi punto de vista, pero ya veremos si tienes tanta suerte en los próximos capítulos xD Espero la siguiente entrega!

Muy pocos recordarán el primer prólogo que publiqué aquí, pues esto es sólo una adaptación (bastante grande) de esa historia para ubicarla en los reinos olvidados

Yo no. No debo haber estado en emudesc cuando lo publicaste, de lo contrario lo recordaría. como te mencioné, estoy segura que lo leí en tu blog, no en emd. Y ya sabes que no leí "Reinos Olvidados", así que tienes una gran misión por delante: deberás esforzarte el doble para que aquellos que nunca leyeron ésa historia, como yo, lo comprenda a la perfección.
Sin más que decir, te felicito :icon_redface:
Nos estamos viendo!
Bye~

P/D: El símbolo que usas de separación no se ve .__.
 
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Buenas felomeno, acabo de leer tu historia y me engancho, lo otro te lo dije por msn por lo que no le veo el sentido a comentarlo por aca, pero de todas formas dejo mi post que es prueba de que me gusto y segire leyendo, i like n n
 
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Primero, me alegra verte después de taaaaanto tiempo (?)
y segundo, me entusiasma el hecho de que hayas publicado una historia :3 Ya vamos nosotros 2, falta Kujin para que se anime a seguir la que dejó o que empiece otra xD Los Tres Mosqueteros siempre unidos (?)
Ya, dejando de lado mis comentarios infantiles, no tengo mucho que decir de la historia que ya no te haya dicho por msn ._. La gramática perfecta igual que la ortografía. Veo que corregiste lo que mencioné así que te quedó perfecto.
Como te dije, yo creo que me haría falta un mapa, pero en vista de que no quieres proporcionarnos uno, tendrás aún más labor para desarrollar bien cada escenario y ciudad, un verdadero reto xD
Los nombres, raros (y tú te quejas de los míos ¬¬), pero entiendo un poco más que antes después de la breve explicación que nos diste en esta entrega. Sin duda me has dejado picada, y ya tienes una lectora fiel :3 (soy un ángel, a que si? xD)
Me gusta el degradez que hiciste con el título xD sé que es un comentario fuera de contexto, pero quería mencionarlo :OfLIx:
En fin: P.E.R.F.E.C.T.O. Nada criticable desde mi punto de vista, pero ya veremos si tienes tanta suerte en los próximos capítulos xD Espero la siguiente entrega!



Yo no. No debo haber estado en emudesc cuando lo publicaste, de lo contrario lo recordaría. como te mencioné, estoy segura que lo leí en tu blog, no en emd. Y ya sabes que no leí "Reinos Olvidados", así que tienes una gran misión por delante: deberás esforzarte el doble para que aquellos que nunca leyeron ésa historia, como yo, lo comprenda a la perfección.
Sin más que decir, te felicito :icon_redface:
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P/D: El símbolo que usas de separación no se ve .__.
Qué se ve como símbolo de separación? Nada?
Gracias por lo del degradado en el título, a mí también me gusta xD.
En cuanto al mapa, no creo ponerlo pronto a pesar de que sí lo tengo, pero eso se debe a que necesito hacer las descripciones necesarias en los siguientes capítulos y cuando crea que tienen una idea clara del terreno entonces lo pondré.

En cuanto a los nombres, no es mi culpa, ya existen (con excepción de los personajes). Recuerda que es una adaptación a una tierra y tiempo ya existentes en el mundo de la literatura. (Con adaptación me refiero a una historia nueva ubicada en un tiempo y que concuerde con lo que está pasando en el mundo [Toril])

Gracias por el comentario y espero que lo de lectora fiel siga siendo verdad cuando veas la extensión de los capítulos xD.
Buenas felomeno, acabo de leer tu historia y me engancho, lo otro te lo dije por msn por lo que no le veo el sentido a comentarlo por aca, pero de todas formas dejo mi post que es prueba de que me gusto y segire leyendo, i like n n

Gracias, te digo lo mismo que le dije a Malorie al final, ya veré si sigues leyendo cuando veas la extensión real xD.

En fin... dónde están Kuja, Picopico, Shadow, Sylar, ioli, Xcess, Mike?? Sin contar a Xcess y Mike los demás siguen en EMD pero simplemente tienen abandonado literatura /:
 
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Vengo para actualizar el tema además de explicar unas cosas.

En, digámosle así, "honor" a uno de mis autores favoritos y su creación, he decido tomar un poco de su estilo.

Lo explico:
Aparte de dividirse en capítulos en libro está dividido en otras secciones más grandes (3 o 4 generalmente) en la que un personaje hace una reflexión. Aparte de hacerlo por la razón que puse arriba, también me deja seguir escribiendo reflexiones mías, como si fuera un relato aparte y así no dejaré de escribir lo que normalmente es el estilo de mis relatos.

Y pues ya está lista esa primera parte. Disfrútenla!
 

.Malorιє.

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En fin... dónde están Kuja, Picopico, Shadow, Sylar, ioli, Xcess, Mike?? Sin contar a Xcess y Mike los demás siguen en EMD pero simplemente tienen abandonado literatura /:

Lol, eso mismo me pregunto yo ._.

--------------------------------------------------------------------------------------------

En fin, veo que ya publicaste tu parte/reflexión ._. Al principio, como sabes, me confundió un poco pero ya quedó bastante claro, aunque esperaba un capítulo sinceramente.
Fuera de eso, gramatical y ortográficamente bien escrito, lectura amena, buenas descripciones y asdf xD Ah, y ya que no te dignas a poner un mapa (y conste que me compré un libro que sí lo tiene y en la primera parte, no al final como dices ¬¬), al menos podrías poner una especie de glosario? Lo digo por las criaturas tan raras que mencionas :S Conozco a la mayoría, pero a esos snirfneblis no los figuraba por ningún lado xD Recuerda que hay personas (yo) que no ha leído "Reinos Olvidados"...
Pero bueno, el glosario me dirás que no ¬¬ ya lo veo venir... xD Ah, y cambia la portada por tu firma, ya que es mejor portada que tu portada.
Dejando eso de lado, me parece bastante interesante. Aún no hay nada definido pero ya me estoy haciendo un idea al menos. Incluso me dejaste intrigada con respecto a "aquello" para lo que la estuvieron preparando; además de que es la primera historia en la que leo que se narra desde la perspectiva de un elfo x3 No sé mucho de ellos, pero ya me iré enterando a medida que avance.
En fin, no tengo más que decir así que espero el próximo capítulo o reflexión xD
Nos estamos viendo!
Bye~
 
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Lol, eso mismo me pregunto yo ._.

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En fin, veo que ya publicaste tu parte/reflexión ._. Al principio, como sabes, me confundió un poco pero ya quedó bastante claro, aunque esperaba un capítulo sinceramente.
Fuera de eso, gramatical y ortográficamente bien escrito, lectura amena, buenas descripciones y asdf xD Ah, y ya que no te dignas a poner un mapa (y conste que me compré un libro que sí lo tiene y en la primera parte, no al final como dices ¬¬), al menos podrías poner una especie de glosario? Lo digo por las criaturas tan raras que mencionas :S Conozco a la mayoría, pero a esos snirfneblis no los figuraba por ningún lado xD Recuerda que hay personas (yo) que no ha leído "Reinos Olvidados"...
Pero bueno, el glosario me dirás que no ¬¬ ya lo veo venir... xD Ah, y cambia la portada por tu firma, ya que es mejor portada que tu portada.
Dejando eso de lado, me parece bastante interesante. Aún no hay nada definido pero ya me estoy haciendo un idea al menos. Incluso me dejaste intrigada con respecto a "aquello" para lo que la estuvieron preparando; además de que es la primera historia en la que leo que se narra desde la perspectiva de un elfo x3 No sé mucho de ellos, pero ya me iré enterando a medida que avance.
En fin, no tengo más que decir así que espero el próximo capítulo o reflexión xD
Nos estamos viendo!
Bye~

Un glosario... es que tú quieres todo desde el principio, es como si leyeras un diario y quisieras saber todos los secretos en la primera página. Escribo (eso creo) lo que a mí me parece suficiente, si yo no supiera nada de los Reinos Olvidados pero me encuentro con una criatura, supondré sólo eso... es una criatura y ya está. Seguro después la describirán, y así será. xD

Espero que no tengas mucha prisa por ver "aquello" porque falta bastante.

Ya que eres la única que lo lee (comenta), supongo que no necesito volver a postear cuando ponga un capítulo nuevo. Yo creo que el primer capítulo estará para mañana, y si no... pues será a más tardar el miércoles.

Saludos y gracias
 
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¿Eh?
Sabia de la existencia del tema, y tenia ganas de pasar a leer pero esperaba algo mas extenso por lo que busque un momento en el que fuera capaz de leer mucho sin ser interrumpido. Lastima que me equivoque y prive de leer por el mismo pensamiento.

Siempre me gustaron las historias (o en cualquier caso, los libros) ambientados en el medioevo o en mundos de caracteristicas similares, por lo que estoy seguro que me gustara pero por ahora no hare nada mas que esperar a que avance mas para estar seguro de eso.

No escribire mas, seria innecesario. Buen tema Felomeno.

Ciao.
 
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Sabia de la existencia del tema, y tenia ganas de pasar a leer pero esperaba algo mas extenso por lo que busque un momento en el que fuera capaz de leer mucho sin ser interrumpido. Lastima que me equivoque y prive de leer por el mismo pensamiento.

Siempre me gustaron las historias (o en cualquier caso, los libros) ambientados en el medioevo o en mundos de caracteristicas similares, por lo que estoy seguro que me gustara pero por ahora no hare nada mas que esperar a que avance mas para estar seguro de eso.

No escribire mas, seria innecesario. Buen tema Felomeno.

Ciao.

Lamento... decepcionarte. (Sé que dirías que no es una decepción, pero si yo entro a un escrito después de haberlo dejado por pensar que es largo y me encuentro con algo que no esperaba, de cierta manera me decepciona)

A partir de ahora encontrarás algo que quizás esté más acorde a lo que estabas esperando al principio.
Gracias por comentar y espero que lo disfrutes tanto como yo lo hago mientras escribo.

Capítulo uno publicado
 

.Malorιє.

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Feloooooooo!!! :44pmN:
Seeeeh, al fin terminé de leer tu primer capi xD Que por cierto está muy interesante, me dejó completamente pegada así que lo terminé al instante; no podía darme el lujo de distraerme con nada más.
Pues, en cuanto a los errores, ya te los remarqué por msn. Nada de cuidado, sólo presta más atención con eso del diálogo xD Ya sabes a lo que me refiero, pero igual se entendió a la perfección... Fue sólo un símbolo, nada del otro mundo.
Y como te dije, me gustó mucho Drathir, lástima que su final fue ése, realmente me hubiera gustado ver una nueva aventura de ella. Pero en fin, así es la vida... (?) Las dorws me encantan xD Creo que soy una fanática (?)
Así que... Ellas estaban adorando a un dios que no deberían adorar? Supongo que se aclarará la razón más adelante (está bien, no comeré ansias xD), pero realmente te luciste, felo. Me encantó. No hay otra manera de decirlo x3 Interesante, entretenida, muerte, traición, y asdf... Genial :emoticon86:
Y psss... No sé qué más decir al respecto, creo haberme explayado ya lo suficiente xD Sólo digo que me fascinó y espero impaciente el próximo capítulo así que ponte a escribirlo ya ¬¬
Nos estamos viendo!
Bye~
 
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Seeeeh, al fin terminé de leer tu primer capi xD Que por cierto está muy interesante, me dejó completamente pegada así que lo terminé al instante; no podía darme el lujo de distraerme con nada más.
Pues, en cuanto a los errores, ya te los remarqué por msn. Nada de cuidado, sólo presta más atención con eso del diálogo xD Ya sabes a lo que me refiero, pero igual se entendió a la perfección... Fue sólo un símbolo, nada del otro mundo.
Y como te dije, me gustó mucho Drathir, lástima que su final fue ése, realmente me hubiera gustado ver una nueva aventura de ella. Pero en fin, así es la vida... (?) Las dorws me encantan xD Creo que soy una fanática (?)
Así que... Ellas estaban adorando a un dios que no deberían adorar? Supongo que se aclarará la razón más adelante (está bien, no comeré ansias xD), pero realmente te luciste, felo. Me encantó. No hay otra manera de decirlo x3 Interesante, entretenida, muerte, traición, y asdf... Genial :emoticon86:
Y psss... No sé qué más decir al respecto, creo haberme explayado ya lo suficiente xD Sólo digo que me fascinó y espero impaciente el próximo capítulo así que ponte a escribirlo ya ¬¬
Nos estamos viendo!
Bye~
Hahahaha te gustarán el Cap. 2 y el 3 y ya voy más avanzado en el 2 de lo que pensaba.
Gracias :)


Estoy agregando pronunciaciones de todos los nombres poco a poco porque seguro que algunos lo hacen mal y otros pues sí son difíciles.
 

.Kuja

De Taiga
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On my way to you
Wow, wow, wow, wow, wooow.

¡Reinos olvidados! Ahhh, qué genial xD.

Lamento la demora en comentar, aunque ya te expliqué lo de mi ausencia de EMD.

Bueno, para mí que conozco algo de los reinos olvidados, Crónicas de Toril no tiene nada que envidiarle a muchos de los relatos que he leído, creo que está bastante cerca del nivel de Guerras de la reina araña, en esencia -no confio mucho en mi criterio porque hace rato que leí guerras; hay cosas de la redacción que hay que pulir pero en general eso es lo que hacen los editores. Sólo habría que verlo terminado, pero me da la sensación de ser algo publicable.

Noté que a medida que narrabas la historia dabas pistas sobre las habilidades y características de los distintos miembros de razas que ibas mencionando; lo haces bien, aunque te repetiste una vez, cuando mencionaste la levitación.

Se cubrió con su piwafi y se dispuso a subir usando la levitación, que era otra de las habilidades innatas de todos los drows.

Bajó de la muralla de un salto y unos pocos metros antes de caer puso en práctica su poder de levitación, otro poder innato de los drows.

Aparte de eso al describir algunas cosas, quizás por intentar hacerlo al tiempo que narras un suceso, se siente un poco recargado. Como un párrafo en el que hablas sobre el espectro de luz normal y la infravisión, y usas tanto la palabra luz que empecé a ver luces en la pantalla (?) xD. No te lo tomes a mal, sé que es difícil porque me ha pasado.

Eso sí, destaco el hecho de que, describiendo y todo, en un capítulo empezaste y terminaste algo. Yo casi siempre dejo una sensación de suspenso incómoda; debo aprender a terminar, al menos para aprender un poco de ambas formas de narrar.

La historia va muy bien. Tiene ese matiz que suelen tener las de forgotten realms, introdujiste bien los espacios, las razas... los nombres -y los significados que diste- me gustaron... En fin, sólo resta saber más del argumento. Parece que hay mucho de dónde tirar -por ejemplo Ghónador, quiero saber de dónde salió xD.

Fue algo agradable de leer, por la sensación de estar en un lugar conocido y nuevo a la vez.

Ojalá lo(s) continúes, lo(s) termines, y lo(s) publiques... así lo(s) terminaré guardando en mi biblioteca al lado de La morada, El nombre del viento y Canción de hielo y fuego.

Dew.
 
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felomeno

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Wow, wow, wow, wow, wooow.

¡Reinos olvidados! Ahhh, qué genial xD.


Lamento la demora en comentar, aunque ya te expliqué lo de mi ausencia de EMD.

Bueno, para mí que conozco algo de los reinos olvidados, Crónicas de Toril no tiene nada que envidiarle a muchos de los relatos que he leído, creo que está bastante cerca del nivel de Guerras de la reina araña, en esencia -no confio mucho en mi criterio porque hace rato que leí guerras; hay cosas de la redacción que hay que pulir pero en general eso es lo que hacen los editores. Sólo habría que verlo terminado, pero me da la sensación de ser algo publicable.

Noté que a medida que narrabas la historia dabas pistas sobre las habilidades y características de los distintos miembros de razas que ibas mencionando; lo haces bien, aunque te repetiste una vez, cuando mencionaste la levitación.





Aparte de eso al describir algunas cosas, quizás por intentar hacerlo al tiempo que narras un suceso, se siente un poco recargado. Como un párrafo en el que hablas sobre el espectro de luz normal y la infravisión, y usas tanto la palabra luz que empecé a ver luces en la pantalla (?) xD. No te lo tomes a mal, sé que es difícil porque me ha pasado.

Eso sí, destaco el hecho de que, describiendo y todo, en un capítulo empezaste y terminaste algo. Yo casi siempre dejo una sensación de suspenso incómoda; debo aprender a terminar, al menos para aprender un poco de ambas formas de narrar.

La historia va muy bien. Tiene ese matiz que suelen tener las de forgotten realms, introdujiste bien los espacios, las razas... los nombres -y los significados que diste- me gustaron... En fin, sólo resta saber más del argumento. Parece que hay mucho de dónde tirar -por ejemplo Ghónador, quiero saber de dónde salió xD.

Fue algo agradable de leer, por la sensación de estar en un lugar conocido y nuevo a la vez.

Ojalá lo(s) continúes, lo(s) termines, y lo(s) publiques... así lo(s) terminaré guardando en mi biblioteca al lado de La morada, El nombre del viento y Canción de hielo y fuego.

Dew.
:D No sé por qué fue que decidí hacerlo de los Reinos Olvidados, no estaba planeado así, pero... teniendo tanta información pensé en adecuarlo a la fecha y lugares correspondientes (más o menos en las épocas de Drizzt, aunque él no tiene nada que ver (?))

Más que tu ausencia en EMD y que no hayas comentado, me preocupaba tu ausencia en el msn, prefiero un amigo que un comentario en un foro (aunque sea mi historia, sí)

Tendré que leer Guerra de la Reina Araña para entender la comparación xD (quizás sea muy malo), pero gracias :).
En verdad sí tengo que leerlo, he visto por ahí que suceden cosas que modifican aspectos generales de Forgotten Realms así que tengo que conocerlos con detalle. Gracias por lo de publicable, que bueno que hay editores que corrijan esas cosas (?) xD


Corregido.

No lo tomo mal, de hecho prefiero comentarios así porque es cuando te das cuenta de tus errores, y mira que ese era horrible. Busqué cuántas veces había escrito luz y eran demasiadas, ya cambié varios porque no era sólo de un párrafo, todo el escrito estaba lleno de "luz". Muchas gracias.

Yo... mezclo los dos, te darás cuenta. Y en doble ración para el siguiente capítulo xD

Ghónador, su destino sigue siendo algo incierto. Gracias.

Quizás sea eso de "nuevo y conocido a la vez" lo que me empujó a adaptarlo a algo que conocía más. De nuevo gracias.

Espero poder terminar este pronto, porque está planeado para extenderse mucho más. Ya sabes, en los reinos olvidados hay un sinfín de posibilidades. Lo malo está en la publicación. Reinos Olvidados tiene su licencia en Timun Mas y otra editorial española (que no sé si siga) y al menos por parte de Timun Mas no publicarán nuevas historias (excepto las de Salvatore), pero ya veremos, sería increíble. Lo peor que puede pasar es que mande hacerlo personal y te mando una copia xD sería un honor que estuviera en tus manos y junto a libros tan grandes.

P.D Me creerías si te digo que estaba esperando tu comentario para poner el siguiente capítulo? xD


Capítulo 2 listo
 

.Malorιє.

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¿Primera comentando el capítulo 2? xD
A ver, antes te remarco un errorcillo que noté:

al parecer sin notar que cada vez los dos sujetos se acercaban cada vez más.

Repetición en "cada vez". Creo que queda algo sobrecargado usarlo dos veces seguidas en una misma oración. Fuera de eso, lo demás está perfecto.
Psssss... Interesante el capítulo, sí xD Creería que bastante. Así que Ilúminel es hija de Eätari y ocupará su lugar en un futuro, quizás no muy lejano si el destino de la Dama del Bosque es tenebroso. ¿Y está enamorada del Capitán? Lindo. Una lástima pues le lleva muchos años aunque quizás no sea más que admiración desmedida, o bien, como dice, la ausencia de paternalidad lo que provoca tales emociones... Habrá que ver.
Justo me estaba preguntando cómo eran los elfos dorados, pero con la descripción que diste fue suficiente. Ahora me pregunto cuál es la diferencia de un elfo lunar y un elfo gris xD
¿Y qué hay de Aersel? Él fue el que salvó a Zenstsin (así se escribía? D: Muchos nombres nuevos para procesar), no? ¿Quién o qué tipo de elfo será? Ya me dejaste con mucha curiosidad por el capítulo 3, y como me dijiste por msn en una ocasión, el tercero estará muy bueno... Hasta tú estabas ansioso por escribirlo xD
En fin, sólo me resta decirte que espero una pronta continuación y te felicito por tu trabajo :3
Nos estamos viendo!
Bye~
 
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felomeno

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¿Primera comentando el capítulo 2? xD
A ver, antes te remarco un errorcillo que noté:



Repetición en "cada vez". Creo que queda algo sobrecargado usarlo dos veces seguidas en una misma oración. Fuera de eso, lo demás está perfecto.
Psssss... Interesante el capítulo, sí xD Creería que bastante. Así que Ilúminel es hija de Eätari y ocupará su lugar en un futuro, quizás no muy lejano si el destino de la Dama del Bosque es tenebroso. ¿Y está enamorada del Capitán? Lindo. Una lástima pues le lleva muchos años aunque quizás no sea más que admiración desmedida, o bien, como dice, la ausencia de paternalidad lo que provoca tales emociones... Habrá que ver.
Justo me estaba preguntando cómo eran los elfos dorados, pero con la descripción que diste fue suficiente. Ahora me pregunto cuál es la diferencia de un elfo lunar y un elfo gris xD
¿Y qué hay de Aersel? Él fue el que salvó a Zenstsin (así se escribía? D: Muchos nombres nuevos para procesar), no? ¿Quién o qué tipo de elfo será? Ya me dejaste con mucha curiosidad por el capítulo 3, y como me dijiste por msn en una ocasión, el tercero estará muy bueno... Hasta tú estabas ansioso por escribirlo xD
En fin, sólo me resta decirte que espero una pronta continuación y te felicito por tu trabajo :3
Nos estamos viendo!
Bye~
Ya corregí el error, no quedaba sobrecargado, quedaba mal xD
Entre un elfo lunar y un elfo gris no hay diferencia. Son los mismos, sólo que elfo gris es de manera despectiva (el otro nombre correcto es elfo plateado). Ya lo explicaré después.

Supones muchas cosas xD ya sabes que eso no funciona conmigo.

Estoy un poco "atrasado" con el tercer capítulo, a pesar de que llevo con él muchos días en mente, pero ahora sí estoy con un poco de presión de la U, así que no he podido ni empezar.
 
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