OP
Sí otro relatito, esta vez me esforzé mucho para escribirlo, según yo no hay fallas mayores, pero estoy seguro que encontraran algo xD, bueno espero que les guste aquí va:
En aquel día de invierno, me encontraba caminando hacia un destino al que no quería llegar, no era el lugar en sí el que no quería ver, sino una persona en especial, un ser amado al que temía ver en tan deplorable condición, mientras me dirigía hacía mi hogar el cuerpo me temblaba, sentía frío por fuera, pero mí corazón se mantenía cálido en el interior, posiblemente por tanta tristeza que provocaba el pensar en aquella persona, las frías gotas de agua que caían del cielo gris empapaban mi rostro bruscamente, era como si el cielo mismo llorara por el fin de algo, algo bueno, como si el destino quisiera que me sintiera más miserable, mi mente no podía dejar de pensar en la enfermedad que acechaba a mi pequeño hermano, de alguna forma sabía que ya no le quedaba mucho tiempo.
La tristeza que arremetía contra mi corazón en ese momento, era algo que nunca había sentido, es decir ¿Cómo prepararse para la muerte de alguien tan cercano a ti?, alguien que ha estado a tu lado casi toda tu vida y luego que simplemente se desvaneciera como si nunca hubiera existido, quedando solamente el recuerdo de una persona por el que alguna vez podrías haber muerto, la respuesta era simple: No podías. Por mucho tiempo me mantuve rezándole a Dios para que decidiera el aceptar cambiar mi vida por la de él, pero Dios nunca respondió, "El cielo no funciona así" me repetía muchas veces mientras seguía mi andar.
No faltaba mucho para llegar a casa, mientras seguía caminando calle abajo, me detuve en una pequeña juguetería, una juguetería en la que según mi memoria, yo le había comprado su primera pelota de soccer a mi hermano, simplemente me detuve y comencé a pensar.
De pronto interrumpiendo mis reflexiones abruptamente, vi que el reflejo de un tipo alto con traje oscuro y sombrero negro apareció de la nada, tenía la apariencia de un hombre mayor, con canas en su cabello y arrugas en su rostro, en ese momento mi corazón dio un vuelco, ese sujeto no estaba allí antes ¿O sí?
No lo pensé dos veces antes de seguir caminando, aquella persona lucía por alguna razón y completamente discordante con su apariencia... peligroso, tal vez eran sus ojos, unos ojos que no expresaban ninguna emoción, solo un incómodo vacío, como si en algún momento hubiera perdido su propia alma, o tal vez nunca la hubiera tenido.
Comencé a acelerar el paso, no faltaba mucho para llegar a casa, ya que se encontraba unas cuantas cuadras mas adelante, me había alejado bastante de él, pero aún así comenzaba a ponerme algo nervioso, ¿Qué rayos le pasaba a ese tipo? ¿Estará enfermo? ¿Será solo un loco o algo así? mi mente comenzó a divagar tonterías cuando de repente, volví a verlo, pero esta vez esta persona estaba parada justo en frente de mí, sin hacer nada mas que observarme en forma extraña, como si quisiera algo, me harté y reuní de valor para decirle algo para que se fuera cuando de pronto la "persona" abrió la boca.
Un horrible chirrido llegó hasta mi cabeza, era un sonido totalmente insoportable, como si miles de uñas estuvieran raspando una pizarra ubicada en el interior de mi cerebro, sentía un dolor tan fuerte que hubiera preferido mil veces arrancarme las orejas a tener que seguir soportándolo, claro si al hacerlo hubiera echo alguna diferencia.
El horrible sonido no cesaba, estaba desesperado así que comencé a correr, corrí y corrí, mis piernas chocaban contra el piso con todas mis fuerzas, casi como si quisiera que se agrietara el suelo con cada pisada, pero lo hacía para escapar, ya me había alejado bastante pero el sonido no se detenía, miraba hacía la derecha y allí estaba, con la boca abierta y observándome, como tratando de decir algo, seguí corriendo y volví a verlo en la esquina de la izquierda con los mismos ojos vacíos, ojos que podrían devorar mi alma si quisieran, los ojos del hombre del traje oscuro. ¿De qué estoy hablando? ¿Será que me estoy volviendo loco?, no, no puede ser nunca me había pasado nada parecido, nunca había tenido indicios de locura, esto era algo diferente, se sentía muy real.
Por fin llegué a mi casa, nunca había estado tan feliz de volver a ver mi casa, pero el horrible sonido seguía allí, no podía sacármelo, comencé a rascarme la cabeza como si esperara que de alguna forma mis uñas lo sacaran de allí, pero no salía, así que simplemente corrí con todas mis fuerzas hasta casi llegar a la puerta de mi casa, cerré los ojos por un segundo tratando de imaginar una forma de pedir ayuda a mi padre, pero cuando los abrí, allí estaba de nuevo el sujeto que ocasionaba todo esto estaba parado en la puerta de mi casa.
-¡Vete, largo de aquí! -le grité. Pero no se movía, seguía allí junto con el irritante chirrido.
Estiré mi brazo para intentar golpearlo, cuando lo hice el sonido cesó, por fin se detuvo, y el hombre adoptó una mirada diferente, una mirada llena de paz, una paz que llenó mi alma de tal forma que todas mis preocupaciones desaparecieron, me sentía realmente feliz.
Se acercó a mí y me murmuró algo, algo que cambiaría mi vida para siempre, él me dijo: Te escuchamos, ven conmigo y se cumplirá lo que deseas.
Me quedé parado observándolo, quería que fuera con él, mi corazón me decía que sí, que si iba todo se solucionaría y todo estaría bien, pero mi cabeza me decía que no, me decía que no podía ir, tal vez era peligroso, no sabía nada de él, y si trataba de hacerme daño, ¿Cómo iba a cuidar de mi hermano si me iba? ¿Cómo iba a ayudarlo en un momento tan difícil para él, si no me encontraba allí?
En un súbito momento, en el que hubo una mezcla de emociones en mí, predominó el miedo y tomé una dedición, grité con todas mis fuerzas, como si quisiera que todo el mundo me escuchara: ¡No, no iré contigo!
En ese momento el hombre del traje oscuro desapareció tan rápido como había llegado, no podía creer lo que había visto, tal vez sí me estaba volviendo loco. Entré a mi casa rápidamente y subí las escaleras dando grandes saltos, abrí la puerta de la habitación de mi hermano y encontré a mi padre sentado en su cama, sujetando su mano con fuerza, y... llorando, sabía lo que había pasado, mi hermano estaba muerto.
Entonces lo comprendí todo, Dios si había escuchado mis plegarías y estaba dispuesto a ayudarme, estaba dispuesto a intercambiar mi vida por la de mi hermano, esa fue la razón por la cual envió a aquel sujeto, quería que fuera con él para salvar a mi hermano, pero... no lo acepté, tal vez en el fondo sí sabía que ese era el plan desde el principio, el de cambiar vidas, pero decidí aferrarme a mi miedo y escapar de allí, dejar a mi hermano por mi propio bien, decidí no morir.
PD: cambié de letra, me gusta el gothic xD
El hombre del traje oscuro
En aquel día de invierno, me encontraba caminando hacia un destino al que no quería llegar, no era el lugar en sí el que no quería ver, sino una persona en especial, un ser amado al que temía ver en tan deplorable condición, mientras me dirigía hacía mi hogar el cuerpo me temblaba, sentía frío por fuera, pero mí corazón se mantenía cálido en el interior, posiblemente por tanta tristeza que provocaba el pensar en aquella persona, las frías gotas de agua que caían del cielo gris empapaban mi rostro bruscamente, era como si el cielo mismo llorara por el fin de algo, algo bueno, como si el destino quisiera que me sintiera más miserable, mi mente no podía dejar de pensar en la enfermedad que acechaba a mi pequeño hermano, de alguna forma sabía que ya no le quedaba mucho tiempo.
La tristeza que arremetía contra mi corazón en ese momento, era algo que nunca había sentido, es decir ¿Cómo prepararse para la muerte de alguien tan cercano a ti?, alguien que ha estado a tu lado casi toda tu vida y luego que simplemente se desvaneciera como si nunca hubiera existido, quedando solamente el recuerdo de una persona por el que alguna vez podrías haber muerto, la respuesta era simple: No podías. Por mucho tiempo me mantuve rezándole a Dios para que decidiera el aceptar cambiar mi vida por la de él, pero Dios nunca respondió, "El cielo no funciona así" me repetía muchas veces mientras seguía mi andar.
No faltaba mucho para llegar a casa, mientras seguía caminando calle abajo, me detuve en una pequeña juguetería, una juguetería en la que según mi memoria, yo le había comprado su primera pelota de soccer a mi hermano, simplemente me detuve y comencé a pensar.
De pronto interrumpiendo mis reflexiones abruptamente, vi que el reflejo de un tipo alto con traje oscuro y sombrero negro apareció de la nada, tenía la apariencia de un hombre mayor, con canas en su cabello y arrugas en su rostro, en ese momento mi corazón dio un vuelco, ese sujeto no estaba allí antes ¿O sí?
No lo pensé dos veces antes de seguir caminando, aquella persona lucía por alguna razón y completamente discordante con su apariencia... peligroso, tal vez eran sus ojos, unos ojos que no expresaban ninguna emoción, solo un incómodo vacío, como si en algún momento hubiera perdido su propia alma, o tal vez nunca la hubiera tenido.
Comencé a acelerar el paso, no faltaba mucho para llegar a casa, ya que se encontraba unas cuantas cuadras mas adelante, me había alejado bastante de él, pero aún así comenzaba a ponerme algo nervioso, ¿Qué rayos le pasaba a ese tipo? ¿Estará enfermo? ¿Será solo un loco o algo así? mi mente comenzó a divagar tonterías cuando de repente, volví a verlo, pero esta vez esta persona estaba parada justo en frente de mí, sin hacer nada mas que observarme en forma extraña, como si quisiera algo, me harté y reuní de valor para decirle algo para que se fuera cuando de pronto la "persona" abrió la boca.
Un horrible chirrido llegó hasta mi cabeza, era un sonido totalmente insoportable, como si miles de uñas estuvieran raspando una pizarra ubicada en el interior de mi cerebro, sentía un dolor tan fuerte que hubiera preferido mil veces arrancarme las orejas a tener que seguir soportándolo, claro si al hacerlo hubiera echo alguna diferencia.
El horrible sonido no cesaba, estaba desesperado así que comencé a correr, corrí y corrí, mis piernas chocaban contra el piso con todas mis fuerzas, casi como si quisiera que se agrietara el suelo con cada pisada, pero lo hacía para escapar, ya me había alejado bastante pero el sonido no se detenía, miraba hacía la derecha y allí estaba, con la boca abierta y observándome, como tratando de decir algo, seguí corriendo y volví a verlo en la esquina de la izquierda con los mismos ojos vacíos, ojos que podrían devorar mi alma si quisieran, los ojos del hombre del traje oscuro. ¿De qué estoy hablando? ¿Será que me estoy volviendo loco?, no, no puede ser nunca me había pasado nada parecido, nunca había tenido indicios de locura, esto era algo diferente, se sentía muy real.
Por fin llegué a mi casa, nunca había estado tan feliz de volver a ver mi casa, pero el horrible sonido seguía allí, no podía sacármelo, comencé a rascarme la cabeza como si esperara que de alguna forma mis uñas lo sacaran de allí, pero no salía, así que simplemente corrí con todas mis fuerzas hasta casi llegar a la puerta de mi casa, cerré los ojos por un segundo tratando de imaginar una forma de pedir ayuda a mi padre, pero cuando los abrí, allí estaba de nuevo el sujeto que ocasionaba todo esto estaba parado en la puerta de mi casa.
-¡Vete, largo de aquí! -le grité. Pero no se movía, seguía allí junto con el irritante chirrido.
Estiré mi brazo para intentar golpearlo, cuando lo hice el sonido cesó, por fin se detuvo, y el hombre adoptó una mirada diferente, una mirada llena de paz, una paz que llenó mi alma de tal forma que todas mis preocupaciones desaparecieron, me sentía realmente feliz.
Se acercó a mí y me murmuró algo, algo que cambiaría mi vida para siempre, él me dijo: Te escuchamos, ven conmigo y se cumplirá lo que deseas.
Me quedé parado observándolo, quería que fuera con él, mi corazón me decía que sí, que si iba todo se solucionaría y todo estaría bien, pero mi cabeza me decía que no, me decía que no podía ir, tal vez era peligroso, no sabía nada de él, y si trataba de hacerme daño, ¿Cómo iba a cuidar de mi hermano si me iba? ¿Cómo iba a ayudarlo en un momento tan difícil para él, si no me encontraba allí?
En un súbito momento, en el que hubo una mezcla de emociones en mí, predominó el miedo y tomé una dedición, grité con todas mis fuerzas, como si quisiera que todo el mundo me escuchara: ¡No, no iré contigo!
En ese momento el hombre del traje oscuro desapareció tan rápido como había llegado, no podía creer lo que había visto, tal vez sí me estaba volviendo loco. Entré a mi casa rápidamente y subí las escaleras dando grandes saltos, abrí la puerta de la habitación de mi hermano y encontré a mi padre sentado en su cama, sujetando su mano con fuerza, y... llorando, sabía lo que había pasado, mi hermano estaba muerto.
Entonces lo comprendí todo, Dios si había escuchado mis plegarías y estaba dispuesto a ayudarme, estaba dispuesto a intercambiar mi vida por la de mi hermano, esa fue la razón por la cual envió a aquel sujeto, quería que fuera con él para salvar a mi hermano, pero... no lo acepté, tal vez en el fondo sí sabía que ese era el plan desde el principio, el de cambiar vidas, pero decidí aferrarme a mi miedo y escapar de allí, dejar a mi hermano por mi propio bien, decidí no morir.
PD: cambié de letra, me gusta el gothic xD
Última edición: