My Deplorable And Weird Tale (cuento sin nombre)

OP
Mensajes
438
Reacciones
1
Puntos
0
Ubicación
El poblado de Tecojobichi (xD)
Vacaciones de invierno ¡yay! Y por fin edité esta partecita del post xD.

Bueno, después de una pequeña crisis por miedo a la crisis de inspiración (sí, suena raro pero bueno) he vuelto.

Disfruten, o no, no sé. Ojala que lo disfruten xD.

__________


Capítulo 1:
Un día normal de escuela, clase de matemáticas.

Las 4 paredes color salmón blancuzco le provocarían claustrofobia a cualquiera, en especial porque la puerta era de madera maciza color marrón oscuro y las ventanas tenían las cortinas cerradas. Lo único que alumbraba el lugar era la luz de los focos fluorescentes que colgaban del techo. Los mesa-bancos eran de metal y color gris; quien llegara a rallarlos tendría un castigo ridículamente estricto. El azulejo blanco del suelo estaba impecable, ya que el conserje era algo perfeccionista. Para variar, el pizarrón color gris verdoso tenía escrito en la cima “NO HABLAR EN CLASE” y unas cuantas reglas ridículamente estrictas se hallaban escritas en cartulina a lado del pizarrón.

Él estaba simplemente sentado en su escritorio escuchando a la profesora sermonear, no le importaba lo que ella decía. Él ya sabía lo que ella estaba explicando, de hecho, él sabía cosas más allá del conocimiento de su profesora. Se podría decir que él lo sabía todo, o por lo menos la mayoría de las cosas, cosas que mucha gente no sabía. Cosas más allá del conocimiento de los chicos sentados alrededor de él, más allá del conocimiento de su profesora, de la gente que pasaba en sus autos en frente de su escuela, de los tipos en sus oficinas estresados por tratar de llevar pan a la mesa.

Él era sin duda un genio con el título bien ganado, pero nadie lo sabía y él lo negaba rotundamente, actuando como si fuera todo lo contrario a un genio; es decir, como un estúpido.

Llegó a bostezar en una de esas, en eso la profesora golpea la butaca del chico con una regla, casi golpeándolo a él.

–Smith, ¡pon atención a lo que digo! –Le gritó su profesora, quien era una señora que parecía de más de 50 años, arrugada como una pasa y bastante delgada.

–Sí, señorita Parker –Respondió él, y aparentó poner atención unos segundos, hasta que la profesora desvió la vista hacia otro alumno, como un animal salvaje buscando presas inocentes que cazar. En ese momento, él volteó de nuevo a la ventana, pensando que dentro de unas horas saldría de esa cárcel.

Zackary Smith, o "Zack", como lo acostumbraban a llamar, siempre se consideró diferente, o más bien extraño. Bueno, no siempre, sino hasta cierto punto muy temprano de su vida: su cumpleaños número 5.

Zack parecía normal, era de cabello rubio y grandes ojos verdes, que parecían mirar más allá de lo que parece ser para ver lo que en realidad es. Tenía una estatura promedio y su piel era blanca. Siempre fue delgado, pero sin llegar a lo esquelético, en realidad le gustaba el deporte. De pequeño era lindo, y con el tiempo se fue haciendo atractivo.

Pero a pesar de todo, trataba de ocultar un pequeño secreto que surgió, cómo lo dije, a los 5 años. Si se me permite narrar la historia lo haría con gusto, ya que como lo habrán notado, no tengo nada mejor que hacer.


Las serpentinas y los globos adornaban muy sencillamente el lugar, la casa no era muy grande, pero todo mundo estaba feliz a pesar de eso. Había unos pocos chicos jugando escondidillas, y los padres se hallaban poniendo el pastel en la mesa de 6 personas.

El cumpleañero tendría un hermanito en unos días, y sus padres no podían organizar mucho, pero a Zack no le importaba, porque consideraba a su hermano pequeño como el mejor regalo de cumpleaños de la historia, y sabía que, al final, la espera valdría la pena.

Zack acostumbraba a jugar con sus amigos a las escondidas, no eran muchos, pero alcanzaban a tener un buen rato. El pequeño notó ciertas cosas en su vista mientras jugaba con sus amigos, tal vez polvo, tal vez tierra, tal vez la emoción de ser un año más grande. Ignoró lo que sea que fuese eso que veía, tal vez era normal. Había escuchado vagamente cosas sobre los cambios corporales de la gente y un largo etcétera, así que lo tomó como eso.

En la hora de apagar las velitas, el no quería nada en especial (tenía 5 años, ¿qué esperaban?). Después de pensar un poco en algo que quisiera, deseó saber que era ese cambio inesperado en su forma de ver las cosas. Rato más tarde, notó que eran números y ecuaciones lo que veía en el aire ¿cómo? Ni el mismo lo sabía. Cuando las cosas se hicieron más claras fue cuando más confundido se puso, pero volvió a su teoría inicial que eran los cambios por la edad.

En la noche, ya acabado la fiesta, con los globos reventados por los niños, el resto del pastel guardado en el refrigerador para otro día y Zack exhausto, este se fue a hacer su rutina diaria para ir a dormir: cepillar sus dientes, ponerse el pijama e ir a su cama a dormir. Lo que no esperaría es lo que soñó, él rara vez había soñado pesadillas, y nunca había soñado unas tan realistas y espantosas como esas. Era como estar dentro de esos acontecimientos, como verlos de frente. Se levantó de un brinco y abrió la puerta de su habitación, la habitación de sus padres quedaba justo en frente a la suya, pero igual se fue corriendo como si estuviese al otro lado del pasillo.

Fue y despertó a sus padres, o más bien a su padre, ya que su madre no podía dormir. La habitación de los padres de Zack no era muy grande, era un cuarto con una cama al lado derecho de la ventana y una lámpara de noche a la izquierda de dicha cama. Había un pequeño armario de madera de roble en la parte izquierda de la habitación, y un mueble de cajones con una TV arriba del mueble. El piso era de madera y las paredes eran color blanco ligeramente gris.

-¿Qué pasa Zack? –Le preguntó su madre, llamada Susan. La madre de Zackary parecía una muñeca de porcelana, a pesar de que llevaba un bebe en el vientre a punto de nacer. Su piel era blanca, pero no era traslucida, su cuerpo era alto y esbelto. Su cabello era castaño claro y sus ojos eran gris verdoso. Los rasgos de su rostro eran finos y delicados, en los cual reflejaba su sencillez y tenía una personalidad dulce y carismática.

Ella no recordaba que Zackary fuese a despertarlos de noche desde que obtuvo su propia habitación, él siempre había sido ligeramente independiente. Zack se estaba muriendo de la vergüenza, quería que la tierra lo tragase. Para él, ir a la habitación de sus padres por un mal sueño era algo patético, pero tuvo ese impulso. –Tuve… Una pesadilla –Dijo él en voz baja, después de titubear un poco.

Su madre le sonrió y le dijo que podría dormir con ellos. El chico se dirigió a la cama y se acostó en medio de sus padres, se tapó con la suave colcha y recargó su cabeza en las almohadas de la cama. En unos cuantos minutos, Zackary se quedó dormido. A pesar de todo, siguió soñando pesadillas.

El día siguiente, su padre se hallaba empacando, iría a una excavación ya que era arqueólogo, lo cual era una especie de tradición familiar.

-¿Te vas? –Le preguntó Susan, llevando sus manos hacia su vientre, donde se hallaba esperando el nuevo integrante de la familia.
–Sí, no te preocupes, procuraré estar aquí para el nacimiento de Alex –Dijo el padre de Zack, cuyo nombre era Marshall. Marshall era un hombre alto, ligeramente bronceado por la exposición al sol. A pesar de su gran estatura, parecía extrañamente dócil. Era rubio y de ojos verdes. Siempre tenía un aspecto jovial. El siempre había sido humilde, carismático y, a pesar de que no era un niño, era bastante hiperactivo, por así decirlo.

Susan enfocó sus ojos hacia el televisor, estaban las noticias. La escena era bastante desconcertante. Era un callejón desolado, lleno de grafiti y bastante sucio. Había cintas que decían “POLICÍA. NO TRASPASE” rodeándola. Ahí, yacía el cuerpo de una jovencita de unos 20 años de edad, que fue golpeada a morir en ese callejón la noche anterior. Había gente alrededor, ya sea mirando la escena o tomando fotos para el diario, algunos lloraban, otros simplemente estaban en shock. Susan hizo una mueca de desaprobación a la escena.

Zack volteó al televisor, alcanzó a ver una pequeña parte del rostro de la muchacha. Era curioso, pero le parecía familiar, había algo dentro de su cabeza que le decía que la había visto en algún otro lado, pero por alguna razón no la identificaba –creo que conozco esa muchacha –Les dijo a sus padres, probando inclinar la cabeza un poco para distinguir mejor a la mujer, lo cual no sirvió de mucho.

Sus padres miraron al chico por un instante, y luego volvieron a lo que hacían. Tal vez era imaginaciones del niño o una broma, o por lo menos eso pensaban ellos.

Un reportero estaba entrevistando al homicida, pero nadie sabía que lo era. Zackary lo vio y luego recordó: en una de sus pesadillas vio como él golpeaba a la muchacha por una tontería, y Zackary quedó indignado. –Ese tipo debería de estar en la cárcel –Dijo molesto, y sus padres voltearon a verlo algo atónitos.

–¿Por qué dices eso? –Le preguntó Marshall
–Él fue quien golpeó a la muchacha –Respondió Zack, aún molesto
–¿cómo sabes tú eso?
–Lo vi ayer en la noche, se enojó porque ella quería terminar con el novio

Un escalofrío recorrió la espalda de Marshall, luego recorrió todo su torrente sanguíneo. Quiso pensar que Zackary solo sospechaba, o que estaba haciendo una pequeña broma, pero había algo en su interior que le decía que no era ninguna de las dos cosas.

Marshall tenía que dormir bien esa noche, ya que el vuelo saldría mañana temprano. Zack volvió a tener pesadillas, sabía que su padre tenía que descansar, pero su impulso lo hizo ir de nuevo a la habitación de sus padres. –Zack ¿Qué pasó esta vez? –Le preguntó Marshall medio adormilado. Zackary miró hacia una esquina de la pequeña habitación, aún se sentía avergonzado por despertar a sus padres de noche dos días seguidos. –Tuve pesadillas de nuevo –Dijo Zack, jugando con sus dedos.

El padre de Zackary la dejo un espacio en la cama, y le dijo que le contara todo lo que había soñado. Zack no lloró cuando le contó los acontecimientos que soñó, pero solo porque el shock se lo impedía. El chico tartamudeaba de vez en cuando, y hacía bastantes señas con las manos porque lo que soñaba era demasiado para que él lo entendiese por completo.

A Marshall se le dificultaba respirar con cada palabra que su hijo decía. Nunca antes había escuchado algo así, tal vez en las noticias ya que, solo escuchaba atrocidades de parte de su hijo. Las palabras que Zack decía retumbaban en los oídos de Marshall. Cirugías de emergencia, robos, asesinatos y secuestros, era todo lo que Zackary mencionaba.

Marshall dejó que Zack durmiera con ellos otra noche, era justificable.

Eran como las 5:00 A.M. Todos en la casa estaban dormidos menos Marshall, el cual no estaba completamente despierto de todas maneras porque no durmió del todo bien. El sol apenas si se asomaba por las ventanas, Marshall se preguntaba si realmente eran la 5 de la mañana o si Susan había puesto el reloj más temprano mientras él no miraba. Prendió el televisor con el volumen bajo, pero estaban los infomerciales. Marshall apagó el televisor y emprendió camino al aeropuerto.

Cuando llegó al hotel, Marshall encendió la TV justo a tiempo: estaba el noticiero. Se sentó en la cama y comenzó a ver y escuchar atentamente los acontecimientos como nunca antes lo había hecho. Notó que casi la mitad de las cosas que Zack le había contado la noche anterior estaban sucediendo o habían sucedido, lo cual hizo que se le congelara la sangre por completo.
Le dolía el hecho de que su hijo soñara todas las noches algún tipo de tragedia, se sentía entre la espada y la pared, y la desesperación por no poder hacer nada lo agobiaba. Se llevó ambas manos a la nuca, comenzó a dar vueltas por la habitación del hotel y comenzó a buscar ideas. No se le ocurría nada más que estar preparado para cuando Zackary fuera a visitarlo de noche y escucharlo atentamente.

Cuando llegó de nuevo a casa, Marshall procuró tener en la mesa de noche un lápiz y una libreta de notas. -¿para qué quieres esas cosas? –Le preguntó Susan a Marshall
–Para las visitas nocturnas de Zack –dijo Marshall de forma ligeramente indiferente, apagó la luz y trató de dormir.

Capítulo 2:
Pasó un año. Zackary ya no visita a sus padres de noche desde que cumplió 6. Tanto su padre como su madre piensan que la etapa de las pesadillas pasó, y que solo era una especie de síntoma extraño de la edad.

Lejos de que Marshall y Susan estén en lo correcto, Zack solo esperó su cumpleaños para que sus padres no sospecharan nada. Zackary se había vuelto algo inteligente, y notó que no era nada normal el tener visiones cuando dormía, pero seguía pensando que el ver números frente a sí mismo era normal, solo que los suyos eran cálculos más avanzados.

El hermano de Zack, Alex, tenía un año. Era un bebe risueño que se metía absolutamente todo a la boca. Tenía el cabello rubio y unos grandes ojos color verde. Era adorable a la vista, y era extrañamente lindo cuando se metía algo a la boca. Era bastante parecido a Zack, se podía decir que Alex era una versión más pequeña de su hermano mayor.

Zackary acostumbraba a jugar con su hermano en el cuarto de juegos. Era una habitación no muy grande con alfombra color azul marino y paredes blanco ligeramente azulado. Había juguetes regados alrededor y un baúl para guardarlos, el cual prácticamente ni usaban. Cualquiera hubiese tropezado entre el montón de autos de juguete y peluches, pero ni Zack ni sus padres lo hacían.
Alex acostumbraba a meter a su boca carritos de juguete que Zack coleccionaba como pasatiempo. Este le estaba explicando de la manera más simple posible que no debía de hacerlo. De repente, Zackary comenzó a sentirse rígido, sentía que la cabeza le dolía y le daba vueltas, después tuvo la sensación de que se desmayaría.

Fue fugaz, pero vio a un muchacho de unos 15 años alto, con cabello rubio y largo y de ojos verdes frente a él. Su mirada era decidida, inspiraba confianza a pesar de que su rostro era serio. El joven llevaba un pantalón holgado color marrón y un suéter negro con gorra. Zack por alguna razón pensó que había visto al muchacho en otra parte, pero no lo logró identificar. Además de todo, sintió algo, como si el joven frente a él tuviera algo diferente al resto, pero no logró averiguar que era.

Cuando volvió a la realidad, se dio cuenta de que había tenido una visión mientras estaba despierto. –Eso fue raro –se dijo a sí mismo.

Vio que su hermano estaba tendido en el piso, pero no le había pasado nada, solo quería meterse la alfombra a la boca. Pensó un poco en lo que había visto, tal vez era una visión de alguien que conocía. Al principio supuso que se parecía a él mismo, pero vio al pequeño bebe frente a él y cambió de opinión, tal vez se trataba de su hermano, era lo más seguro.

El día D había llegado, con la mochila en el brazo y titubeando un poco, Zack estaba de pie frente a las puertas de su escuela. Había niños brincando de la emoción, otros lloraban y sujetaban a sus padres con fuerza; habían jóvenes que al parecer habían cursado el año anterior ahí, y se abrazaban o se saludaban entre ellos felizmente.

Zackary solamente estaba nervioso, no quería entrar aún a la primaria, sabía que se sentiría claustrofóbico. La escuela era un gran edificio con paredes azul con blanco. La puerta era blanca y enorme, y era como si esperaba con ansias a que Zack la abriera. El enorme edificio tenía unos 2 pisos, lo cual hacía que Zackary se sintiera aún más pequeño y nervioso.

–No te preocupes –Le dio su madre, tranquilizándolo –Aunque no lo creas, tu padre y yo pasamos por lo mismo a tu edad –.

Susan le dio un beso en la frente y se alejó junto con Marshall y con Alex en los brazos. Alex agitaba su mano derecha despidiéndose de su hermano mayor.

El pasillo para ir a su salón tenía las paredes y el techo blancos. El piso era un azulejo color gris azulado. Había puertas alrededor de él, no sabía que salón era cual. Llegó a la puerta que se suponía que era su salón. Entró al aula y halló a algunos niños peleándose por un asiento, otros simplemente temblaban y/o lloraban, y otros estaban conociendo a otros niños alegremente.

Se acercó a dos chicos en especial, tenía un buen presentimiento sobre ellos, y sabía que podía entablar una buena amistad con esos chicos. –Hola, soy Zackary, pero me dicen Zack –Saludó él, ligeramente nervioso.

Ambos le sonrieron –Hola, Soy Albert, pero todo mundo me llama Al –Le dice uno de los chicos. Albert era un muchacho alto y de piel blanca, su cabello era largo y castaño claro, y sus ojos eran color miel. Parecía que era bastante activo, tenía sus ojos casi completamente abiertos y su sonrisa era grande.

–Yo soy Frederick, creo que todos aquí tenemos apodos porque a mí me dicen Freddy, mucho gusto –Dijo el otro muchacho. Freddy era un muchacho con piel entre blanca y bronceada. Su cabello era negro al igual que sus ojos, y tenía la misma estatura que Zack. Freddy parecía un poco más pasmado que Al, ya que sus ojos nunca estaban completamente abiertos, pero miraba todo como si estuviera examinándolo. Era algo serio pero se abría de vez en cuando.

La profesora entró al salón de clases y todos tomaron asiento. Era una señora que parecía más vieja de lo que era. Tenía arrugas debajo de los ojos, parecía ligeramente descuidada y era bastante flaca. Su piel era traslucida y su ropa no combinaba en lo absoluto. –Hola niños, soy la señorita Parker, y yo les meteré conocimientos a sus ignorantes cabecitas con la esperanza de que algún día por lo menos alguno de ustedes llegue a ser alguien en la vida –dijo la profesora.

Desde ese momento, Zackary notó que la profesora no era muy simpática, en especial por la forma en que miraba a todo mundo.
–Señorita, ¡PFF!, mi abuelita es más joven –susurró Frederick al oído de Zack y al de Albert.

A pesar de todo, al parecer la Srta. Parker tenía un oído muy fino –lo oí señorito… ¡Frank! –Le gritó la señorita Parker, apuntándolo.
–Me llamo Frederick, SEÑORA Parker –Le dijo Freddy de forma retadora.
–¡Señorita para usted!

Y así comenzó una pelea entre alumno y profesora, no hubo mucho interesante en la contienda verbal entre Freddy y la Srta. Parker. Más de uno se durmió en clase. Al fin y al cabo, Zack agradeció por el hecho de que la profesora no haya tenido tiempo para dar clases, ya que no parecía que fuese muy buena persona, mucho menos buena maestra.

Y ahí estaban en la cafetería. Zack, Al y Freddy se sentaron en la misma mesa. La cafetería era un lugar enorme, las mesas eran rectangulares como Zack acostumbraba a verlas en las caricaturas, solo que eran color azul marino y no se veían tan fúnebres. Todo mundo se sentaba en grupos, con sus amigos, había otros que preferían estar solos. La comida, a diferencia de lo que todo mundo decía sobre la comida escolar, era de buena calidad.

–Dicen que esta es de las pocas escuelas en las que sirven comida que no está viva –Comentó Albert
–¿En serio? –Preguntó Zack sin prestar mucha atención, mientras comía su puré de papa
–No me están poniendo atención ¿Cierto?
–No es que no te pongamos atención, solo que te respondemos de forma corta
–Pues yo no tengo nada de qué hablar, así que no digo nada –añadió Freddy

Al fin y al cabo, todo trató de comida, no tener nada mejor que hacer y de que nadie le prestaba atención a Albert, así que no fue muy interesante la hora del almuerzo. Zack por una parte incluso quería volver a entrar a clases, tal vez había algo interesante de que hablar ahí.

Inmediatamente después de entrar al salón de clases, Zackary deseó volver a la cafetería a hablar de cualquier cosa. Lo único que hacía la profesora era sermonear, hablar de cuan irresponsables son los niños, un poco acerca de su infancia y sobre una chica llamada Miriam, que era la mejor alumna de todas según la Srta. Parker.

Miriam era apodada como “Miri”. Era una chica bastante ególatra con cabello rizado y rubio que le llegaba a la parte media de la espalda, sus ojos eran marrones y siempre miraba a todos como si ella fuese superior. Siempre vestía o demasiado coqueta o demasiado formal para su edad. Era ese tipo de personas que nunca faltan en un salón de clases y que son las que le arruinan el día a todo mundo, ya saben “la 8ª maravilla del mundo”, “La última Coca-Cola del desierto” o “él último tamal del bote”.

A Zack le supo a gloria el salir de la escuela. Lo único bueno de su nueva escuela fue que conoció más gente, el resto fue solo claustrofobia, aburrimiento y algo de enojo por culpa de una profesora y una niña narcisistas.

Capítulo 3:
Poco tiempo después, cuando conoció bien a todo mundo (y se había vuelto el rival a muerte de Miriam), tuvo una de sus pesadillas de rutina, él ya se había acostumbrado un poco a ciertas cosas que veía, sabía que si no iba a soñar pesadillas toda la vida, por lo menos lo haría por un buen rato. Vio a la señorita Parker en una de sus visiones, verla a ella ya era una pesadilla en sí, pero se percató de que era llevada a urgencias en un hospital. No necesito decir que a la mañana siguiente saltaba de gusto por la pesadilla (y que yo también lo estoy disfrutando). Era lo mejor que había soñado desde que adquirió ese don.

Unas semanas más tarde, a los alumnos de la Señorita Parker se les informó que la profesora había tenido un accidente automovilístico y se había roto una pierna, entre otras cosas, así que no podría ir a dar clases.

Habían chicos volteando hacia el cielo mientras susurraban “¡Gracias!”, otros cantaban parodias de canciones diciendo que era glorioso que la Srta. Parker no pueda dar clases, y otros simplemente gritaban lo felices que estaban o “¡Gloria!”. Todo mundo celebraba que la profesora faltara menos Miriam, que más bien estaba molesta.

Entró un profesor un rato más tarde –Yo soy el Profesor Gregory, me pueden llamar Profesor Greg si gustan, mi nombre es tedioso. Seré el sustituto de la Profesora Parker hasta que se recupere, deseamos que este bien ¿Verdad? –Comentó un profesor al entrar. Gregory era un profesor de unos 40 años, era alto, con cabello ligeramente gris y ojos color gris también. Acostumbraba a vestir formalmente y mucho mejor que la Srta. Parker. Siempre sonreía y ayudaba a los niños en lo que pudiese.

–Perdón pero, se le dice Señorita Parker, PROFESOR –Dijo Miriam en tono pesimista, que se sentía molesta por el reemplazo, ya que se notaba que era un profesor amable

–Bien pues, deseamos que la SEÑORITA Parker se recupere pronto ¿No es cierto? –corrigió el profesor Greg. Varios negaron con la cabeza, y otros decían directamente no. El profesor Greg se rio al respeto –Bien pues, empecemos a conocernos mejor –dijo el Profesor y fue preguntando a los niños sus nombres, gustos y disgustos.

Las clases del profesor Greg eran divertidas y todo mundo anhelaba que el profesor Greg se quedara con ellos en lugar de su antigua profesora. Todos menos Miriam claro, que amaba que la Srta. Parker la tratara como si fuera superior a lo que ella llamaba “escoria”, o sea, sus compañeros de escuela.

Tiempo más tarde, con muletas bajo el brazo, la Srta. Parker volvió al trabajo. Todo mundo se encomendaba a todos los santos para que el profesor Greg regresara y la Srta. Parker se rompiera algo más, desgraciadamente, sus plegarias no fueron escuchadas.

Con lo primero que llegó la Srta. Parker, fue con unos exámenes de matemáticas, la materia favorita de la profesora –Espero que mi suplente les haya enseñado algo de utilidad –dijo, y comenzó a nombrar a los alumnos para que fueran por sus exámenes.
Zack recorrió su examen con la mirada, era la cosa más sencilla del mundo para él. Terminó su examen en segundos y estaba a punto de ponerse de pie y entregar el examen.

Comenzó a sentir mareos, como si estuviese en un barco y se alejara de la realidad, de nuevo la sensación de que se desmayaría. Vio imágenes de una escuela más fúnebre que un cementerio, incluso era gris. Asistían muy pocos alumnos y todos llevaban uniformes con camiseta blanca y pantalón tinto. Reconoció inmediatamente la escuela, era una institución para niños genio reconocida por toda la ciudad, su nombre era Instituto Para Prodigios Steel.

Cuando volvió a la realidad, notó que no había pasado ni un solo segundo. Volteó a ver su examen, notó que era perfecto y en tiempo record. No necesitó mucho tiempo para percatarse de que iría a Steel si entregaba el examen de esa manera. Había tres razones principales por las que Zack no quería ir a Steel: 1) Lo tratarían como un adulto 2) Se sentiría aún más claustrofóbico y presionado en esa escuela 3) Sería como estar entre un montón de Miriam diariamente.

Tomó el borrador, quito las respuestas correctas y se esforzó por sacar todas mal, lo cual fue mucho más difícil que sacarlas bien.
Miriam se levantó de su asiento un rato más tarde y llevó su examen a la profesora. Tiempo después, lo hicieron otros niños, incluyendo a Zack en ellos. Cuando la Profesora Parker terminó de revisar los exámenes, pasó lista para entregarlos. Al llegar con Miriam, el examen de esta tenía todas las respuestas bien y un “PERFECTO” escrito en letras manuscritas encima del examen. Miri volteó a ver a todos como si ella fuera mejor –Tal vez un día me despida de todos estos mediocres y asista a la escuela Steel –Exclamó en voz alta, haciendo que todos la escucharan.

Todo mundo se enojó por el comentario de Miriam menos Zack, quien vio la otra cara de la moneda. Si Miriam asistía a Steel, ya no asistiría a la misma escuela que Zack y sus amigos, Miriam ya no los molestaría y la Señora-¡DIGO! Señorita Parker ya no tendría a quien adular. –Que tengas suerte y espero que te acepten algún día –le dijo el chico en tono dulce y alentador desde su asiento.

Los ojos de Miriam, la Srta. Parker y los del resto de los chicos en el aula se posaron en Zack. Todos los presentes sabían que Zackary odiaba a Miriam y viceversa, así que se desconcertaron por el comentario del muchacho. Miri ni siquiera tartamudeó un “gracias” hacia Zackary, solo lo miró perpleja para después dirigirse a su asiento.

Zackary era el último de la lista, no por su nombre, ya que la profesora tomaba lista por el apellido, sino porque la profesora lo odiaba. –Smith, Zackary –Dijo la profesora en un tono áspero. Zack se levantó de su asiento y fue por su examen. Solo obtuvo una respuesta bien, y esta era el nombre. Había un “DEPLORABLE” escrito en letras grandes en su examen. Zackary le sonrió a la maestra, dio las gracias y se fue alegremente a su asiento. La profesora quedó algo perpleja.

En el almuerzo Freddy y Albert seguían mirando a Zack de forma extraña, apenas si tocaban su comida por mirarlo así. –Zack ¿Por qué le dijiste eso a Miriam? ¿Ya te volviste loco, o solo estás enfermo? –Le preguntó Freddy, levantando la ceja. Zackary le devolvió una risita burlona pero simpática.

–Piénsenlo: si a Miri la aceptan en Steel, ya no vendría a esta escuela, la Señora Parker no tendría a quien halagar y todos felices –Les comentó Zack, mientras comía una rebanada de Pizza.
–Tienes razón, imagínense la vida sin Miriam –Dijo Albert, quien miró al vacío y le brillaron los ojos, pensando en la vida sin Miriam
–Ok ¿Y por qué reprobaste el examen de Matemáticas? –Le preguntó Freddy a Zack, con un tono serio de detective.
–Era eso o yo largarme de esta escuela y asistir a Steel –le dijo Zack
–No inventes, no tienes tal capacidad mental
– ¿Y cómo sabes tú eso?
–Eres listo, pero no tanto
–Qué ¿Quieres que te lo pruebe?
–Eso me gustaría verlo Zack

Los tres quedaron de verse en la casa de Zackary después de la escuela. A sus padres nunca les molestaron las visitas, mucho menos de los amigos de Zack, el que Zack los haya invitado era una clara muestra de que él les tenía completa confianza. Susan incluso se dedicó a ir a la cocina y a hacer bocadillos, cosa extraña ya que, por extraño que suene, Marshall era el que cocinaba en la casa.

La casa de Zack no era muy grande. Al entrar se hallaba la sala, que consistía de 2 sillones colocados alrededor de una mesa de cristal. Las paredes eran color blanco y el suelo era de madera. Más al fondo se hallaba el comedor y, a la derecha de este se hallaba la cocina. Antes de llegar al comedor se hallaba un pasillo, la primera puerta a la izquierda era la habitación de Zackary, la que estaba justo al lado de esta era el cuarto de juegos, y al lado de esta estaba el baño. En la parte derecha del pasillo se hallaba la habitación de los padres de Zack, y más al fondo estaba la habitación de Alex.

Zackary invitó a Albert y a Freddy a pasar a su habitación. Era una habitación ni muy grande ni muy pequeña, con paredes de blanco ligeramente marrón. Había una ventana que daba a la calle y a lado de dicha ventana estaba la cama de Zack, la cual tenía colchas marrón. A lado de la cama había una lámpara de noche con una lámpara y un reloj despertador. En un extremo de la habitación estaban los cajones de Zack y una vitrina con autos en miniatura.

Alex se hallaba en la habitación, metiéndose a la boca justamente el auto en miniatura favorito de Zack, este se apresuró a quitarle el carrito y cargarlo hasta la habitación de juegos. -¿Ese es tu hermanito? –Le preguntó Freddy.

–Si –Dijo Zack mientras limpiaba el carrito y lo metía a la vitrina –No sé que tienen mis carritos que le encanta metérselos a la boca –.

Zack se dirigió a su cama y levantó el colchón. Sacó de debajo de él una libreta de notas. Era negra y parecía un poco maltratada por el uso y por estar debajo de un colchón. Zack le dio la libreta a Freddy inmediatamente.

–¿Y esto? –Preguntó Freddy, mirando la libreta –Digo ¿Se puede saber por qué me la das? –.
-¿cómo que para qué? Pues para que la veas –Le dijo Al bromeando, pero teniendo razón.
–Lo que dijo Al, ahora hojéala o haz lo que quieras menos romperla o dársela a Alex, que todavía tiene hojas blancas –Le dijo Zack
–Sigo sin entender el punto de esto –se quejó Freddy, frunciendo el seño
–Enseñarte que no soy torpe en matemáticas
–Si eso ya lo sé, ¿pero para qué la libreta?
–Son apuntes míos, los hago cuando estoy nervioso o algo así
-¿cómo se que son tuyos? –Es mi letra y les entiendo, eso es suficiente

Frederick tuvo sus dudas, pero de todas maneras hizo lo que Zack dijo. Cada vez que hojeaba la libreta tenía más dudas, pero igual se sentía como un tonto con esas cosas tan avanzadas escritas ahí, no les entendía en lo más mínimo. Siguió sin creerle a Zack, así que le dio la libreta para que hiciera apuntes.

Zackary sacó un lápiz del resorte de la libreta y se dirigió a una hoja blanca. Tapizó unas cuantas páginas con esos apuntes confusos, estaba poseído por el papel y el lápiz, era como si no pudiese parar.

Les devolvió la libreta de una forma indiferente, como si lo que acababa de hacer no fuera la gran cosa, pero a sus amigos les pareció algo impresionante. –Wow, eres un nerd en mate Zack –Le dijo Albert, se le había ido el aire al ver esos apuntes, estaba perplejo.

-¿Desde cuándo sabes todo esto? –Le preguntó Freddy sin despegar los ojos del papel
–Como a los 5 años más o menos –Dijo Zack en tono casual
-¿Alguien más sabe de esto?
-¿Además de Alex y ustedes? Creo que nadie
–Entonces tus padres no saben nada
–No, tal vez me metan a la escuela Steel, y eso sería espantoso
–Ni lo menciones, entonces, eres como una especie de genio
–Que se yo, yo solo veo los números y medidas de las cosas frente a mí como cualquiera, cuando ya me cegaron, los escribo en esa libreta y ya

Hubo un silencio después de lo último que dijo Zack. Albert y Frederick lo miraban preocupados, y dieron un paso atrás –¿Es chiste? –Le preguntó Frederick.

Zackary arqueó una ceja, como si le extrañara la pregunta –No, hablo en serio –Le respondió a Freddy.

Freddy dio un suspiro, titubeaba. No sabía cómo decirle las cosas a Zack, decirle que lo que él consideraba “normal” no era más que completamente anormal. Vio la libreta de apuntes, luego a Albert y por último a Zack –Nadie ve números frente suyo Zack, solo las cosas y ya, apenas de que estén anotados en una libreta, claro –Le dijo Freddy, muy seriamente y con la voz ligeramente temblorosa.

Zackary tragó saliva, algo le decía que Frederick hablaba en serio -¿Es chiste? –Le preguntó. Zack estaba respirando muy profundamente, tratando de tranquilizarse, se había estremecido y tenía escalofríos. Algo dentro de sí sabía la respuesta a la pregunta, pero igual decidió formularla, solo por los escalofríos.

–Yo hice esa pregunta, y no, no es chiste –Le dijo Freddy en tono serio, con su voz dejando de temblar. A Zack se le cortó la respiración y calló en su cama. Llevó las manos a su nuca y se preguntaba a sí mismo una y otra vez cómo no pudo darse cuenta de que no era normal. Le arrebató la libreta a Freddy y la comenzó a hojear. Todos esos apuntes eran producto de ver números frente a sí, sabía que no era normal que fueran tan avanzados, pero no se hubiera imaginado que era anormal incluso verlos. Mordía sus labios con fuerza cada vez que hojeaba la libreta. Reprimía sus ganas de arrancarse el cabello. El golpe fue fuerte para él, se sintió como un fenómeno.

Estaba a punto de comentarles a sus amigos sobre sus pesadillas diarias, y también sobre las visiones despierto, pero si lo de los cálculos terminó mal, sería peor lo otro. Freddy siempre estaba muy ligado a lo racional, Albert era de mente más abierta, pero igual Zackary decidió no revelarle su otro secreto a sus amigos. Igual Al y Freddy prometieron guardar el secreto de Zack a toda costa, lo cual le resulto reconfortante al chico por alguna razón.

Invitó a sus amigos a pasar al cuarto de juegos, ahí se hallaba Alex, tratando de meter el baúl donde iban los juguetes a su boca, cosa que era imposible. La pequeña escena hizo que Albert y Freddy olvidaran por un momento el pequeño talento de Zack.


Capítulo 4:
En un año la gente se acostumbra a muchas cosas, Al y Freddy, por ejemplo, ya se habían acostumbrado a las extrañas capacidades de Zack, y este se había acostumbrado a ver números frente a sí todo el tiempo, al igual que a las visiones espontaneas despierto. Había veces que el ver números todo el tiempo no era tan malo, descubrió que Miriam tenía 2 kilos de más, cosa que le quería restregar en la cara, pero que no podía sino lo echarían de cabeza a Steel.

Cuando Zack pensaba que las cosas no podían ser más raras, un día se sintió extraño, algo no cuadraba. Decidió ir a caminar por los pasillos en la hora del almuerzo para tranquilizarse; suponía que se iba a enfermar o algo así. Sintió los típicos mareos leves antes de una visión, pero esta no fue muy clara, así que decidió concentrarse más. Sentía que era absorbido hacia la nada, que él desaparecía o que todo su alrededor desaparecía, o que él desaparecía. Luego lo veía mejor que nunca, de hecho era como si estuviese ahí. Era el salón de 8º grado, donde el Profesor Greg impartía clase.

El salón de 8º grado se parecía al salón de Zack, pero por alguna razón se veía más alegre. En una pared se hallaba un enorme pizarrón verde ligeramente gris por la tiza, en frente del pizarrón se hallaba la mesa del profesor, donde estaban Gregory y la Srta. Parker, también habían varias butacas individuales acomodadas en filas. Las ventanas estaban completamente abiertas, dejando pasar los rayos del sol.

Gregory y la Srta. Parker veían hacia el frente, veían a alguien. Zack dirigió la mirada hacia donde sus dos profesores la tenían, y se miró a él mismo, tal vez un poco mayor. Tenía un examen frente a él, parecía que se lo acababan de dar porque apenas iba con el nombre; Solamente terminó de escribirlo y contestó las respuestas como si lo estuviese haciendo al azar (eran respuestas con incisos).

No pasó ni el minuto cuando fue a entregar el examen muy indiferentemente y con cara de aburrimiento. El Profesor Gregory puso una cara de satisfacción y alegría al revisar el examen, mientras que en el rostro de la Srta. Parker se reflejaba el horror, y se había puesto pálida también.
Sea lo que sea que haya puesto a los profesores así, Zack sabía que era algo bueno, o por lo menos eso creía él por la cara de satisfacción de su yo más grande.

De repente sintió una especie de jaloneo, luego sintió que se asfixiaba y que todo desaparecía alrededor de él, sentía como casi se le salía el corazón del pecho y luego despertó en una cama.

La cama en la que estaba recostado no se sentía como su cama, ni como la de sus padres, no lograba identificar donde estaba recostado. Examinó la habitación con su vista, incluso un miope se hubiese dado cuenta de que esa no era la habitación de Zack. El cuarto era pequeño y con paredes color beige, había una ventana con persianas al lado de la cama y el suelo era un azulejo blanco.

Zackary quiso salir de ahí inmediatamente después de que sus ojos se cruzaron con la puerta, trató de saltar y correr hacia su libertad, pero notó que estaba conectado a unos cuantos aparatos. Se quitó todo rápidamente y corrió a toda velocidad hacia la salida.

Al salir de la habitación chocó con una enfermera, no era como las que los adolescentes pervertidos ponían en las paredes de su habitación, sino las que salen en los programas de TV que parecen estar en amargura permanente. Su cabello castaño estaba recogido por un molote, a simple vista parecería delgada, pero después de mirarla unos segundos se le notaba que tenía grasa de más. Aparte de todo, miraba a todo mundo con una cara de “Te odio, no me mires”. –Ve a tu habitación, debes de guardar reposo –Le dijo la enfermera en un tono amargado a Zack.

–Estoy bien ¿por qué estoy aquí? –Reclamó el chico.

La enfermera hizo una mueca, como si hubiera chupado un limón, luego miró a Zack de forma retadora –no necesitas saber los detalles, solo te diré que tuviste un paro, pero no lo has de entender, eres pequeño ¡ahora vuelve a tu habitación! –Le respondió la enfermera.

En ese mismo instante, a Zack se le cayó el alma al suelo, tragó saliva y se le heló la sangre, todo al mismo tiempo. Sabía perfectamente por qué fue que pasó eso, se vio a sí mismo en un futuro, y de una manera bastante clara. Sí, su don estaba ahora a otro nivel, pero el precio fue caro.
Zackary fue dado de alta en poco tiempo, no habían hallado nada malo en él. A Zack o le había agradado para nada estar en el hospital; para él, fue simplemente una eternidad.

Cuando volvió a clases, Albert y Freddy lo saludaron de forma alegre, pero Zack no se dedicó a devolverles mucha alegría. Frederick notó que Zack tenía la mirada baja y triste, como si estuviese deprimido. Pasaron los días y las cosas siguieron igual, lo cual preocupó aún más a Freddy.
Un día, Freddy empujó a Albert a hablar con Zack. Albert siempre había tenido el “Don de la palabra”, o por lo menos casi siempre, ya que a veces llegaba a ser imprudente.

En el almuerzo, Zackary solo estaba jugando con la comida y su tenedor tristemente, y Al decidió que ese era el momento perfecto para hablar con Zack.

–Hola Zack –Le dijo de forma alegre. Zack volteo a verlo y le devolvió el saludo, y regresó a jugar con su almuerzo.
–Iré al grano ¿Por qué tan deprimido?
–¿Quién dice que estoy deprimido?
–Tal vez tu tono de voz de “estoy por los suelos” o tu actitud de “me quiero morir”
–No es cierto, no tengo nada
–En serio, si pasa algo para eso están los amigos ¿Cierto?
–No, no creo, si lo supieran me verían raro el resto de sus vidas
–Nah, créeme, puedes confiar en nosotros, lo prometemos
–Mejor olvídenlo, luego se me pasará

Albert llegó a la conclusión de que era inútil, por ahora Zack no quería hablar. Albert ya había tenido sus experiencias con gente deprimida que no quería decir el por qué de su depresión.

En la hora de salida, Albert y Freddy decidieron hacerle una visita a Zack para levantarle los ánimos, o por lo menos saber por qué estaba así. Cuando tocaron la puerta de la casa de Zack, abrió un tipo alto, vestido de forma elegante, con ligeras manchas de sol en la piel y con cabello corto y canoso. Los ojos del tipo eran del mismo color que los de Zackary, solo que los del sujeto que les abrió la puerta inspiraban miedo y parecía que juzgaban duramente. Por un momento, los chicos sintieron escalofríos al ver al imponente sujeto abriendo la puerta.

–¿Qué se les ofrece? –Les preguntó el señor. Su voz era un poco ronca, pero era fuerte e intimidante; después de unos segundos, los niños aún escuchaban el eco de su voz retumbando en sus oídos. –Les hice una pregunta, y me gustaría que la respondieran muchachos –Insistió el sujeto.
Freddy decidió responder, no quería que Albert le dijera algo torpe a l sujeto en la puerta, ya que este parecía no aceptar imprudencias.

–Vinimos a visitar a Zackary, está un poco deprimido y venimos a hacerle compañía para que se le pase –Dijo Freddy en tono amable –¿Nos dejaría pasar por favor? –.

El sujeto en la puerta notó que era un buen chico, pero siempre le ha gustado examinar meticulosamente a la gente -¿Ustedes son los amigos de mi nieto? –Les preguntó. Ni Albert ni Frederick habían visto al abuelo de Zack antes, ya que viajaba mucho según Zack, pero igual les había contado que él nunca se sentía seguro frente al abuelo, y que siempre tenía un mal presentimiento cuando estaba con él y ahora sabían el por qué perfectamente. –Bien, ya que me parecen algo dignos, pueden pasar –Les dijo, y les permitió la entrada a la casa.
–“Dignos”, ¿cómo que por qué y de qué? –Pensó Albert, a quien le pareció algo no muy agradable lo que dijo el abuelo.

Susan les ofreció sentarse en los sillones de la sala, mientras le avisa a Zack que sus amigos fueron a visitarlo. Ambos se sentaron en un sillón, y el abuelo se sentó en otro justo frente a ellos. Él los miraba a ambos como si los estuviese examinando, lo cual los ponía nerviosos, pero tendrían que aguantar ahí, con el abuelo, ya que, después de todo, estaban ahí por Zack.

–Tal vez está así por su abuelo –Dijo Albert en su mente, quien había archivado al abuelo en la sección de “Gente De Cuidado”. Freddy no sabía que pensar, solo tragó saliva.

–Y bien –Dijo el abuelo, ambos chicos dieron un brinco por el susto -¿Desde cuándo conocen a Zackary? –.
–En la es-escuela, el primer día –Dijo Albert, nervioso.
–Así que, en la escuela… Y díganme ¿Qué tan bien se llevan con él?
–Excelente, somos muy buenos amigos –Le dijo Freddy, tratando de aparentar seguridad
-¿Puedo confiar en lo que dices? –Le preguntó el abuelo
Freddy sabía que si respondía “Sí” le iría mal, y si respondía “No” le iría peor. Notó era difícil conversar con el abuelo de Zack.
–Claro que puede confiar en Fred, no podría hallar a un chico más sincero, incluso me dijo cuando cuándo accidentalmente atropello a mi perro con la bicicleta, o cuando le presté un estuche de colores y me lo extravió, él dice la verdad aunque duela, por eso es mi amigo –Le dijo Albert con tono decisivo. El abuelo de Zack quedó impresionado por la hazaña y una pequeña sonrisa apareció en su rostro.

–Bien, es suficiente para mí, se ven como buenos chicos –Les dijo el abuelo –Pero ¿Están con él por su amistad o por su dinero? –.

Freddy arqueó una ceja y Albert no entendió la pregunta.

–¿Dinero? –Preguntó Freddy

–Sí, dinero, los Smith somos una familia de muchos bienes materiales, Zackary heredará gran parte de la fortuna algún día ¿No les dijo? Claro que, no se nota mucho ya que mi hijo y su esposa tienen ese afán de vivir humildemente
–¿n-nos lo puede repetir por favor? –Preguntó Freddy tembloroso
–Que somos una familia de dinero ¿Qué no lo dije bien?
–¿Puedo confiar en lo que dice? –Le preguntó Freddy en tono serio cuando notó que el tono de voz del abuelo se puso algo arrogante.
–Impresionante, tienes potencial niño, eres listo, no sabía que Zackary supiera escoger amigos –Le dijo el abuelo dibujando una amplia sonrisa en su rostro.

La madre de Zack les avisó a los niños que podían pasar a la habitación de Zack. Ambos corrieron, casi volaron hacia la habitación por dos razones: 1) Querían ver a Zack urgentemente. 2) Les dio miedo el abuelo.

El abuelo de Zack los miró de forma ambiciosa mientras se iban, lo que les causo escalofríos.

Capítulo 5:
Cuando llegaron a la habitación de Zack, este estaba recostado en su cama lanzando hacia el techo una pequeña pelota de hule color negro. Aún seguía con esa postura de depresión.

–Insistimos Zack ¿por qué estás tan deprimido? –Preguntó Freddy en tono serio
–No importa, luego se me pasa –Les respondió Zackary en tono desalentado.
–No, si importa, has estado así por unos dos días más o menos, confía en nosotros, si fuiste capaz de decirnos tu… “problema” con las matemáticas, podrás ser capaz de decirnos esto.
–Esto es más serio, ni siquiera mi hermanito lo sabe, y eso que le puedo contar todo porque tal vez ni entienda lo que digo

Albert ahogó la risa por lo que dijo Zackary sobre su hermano pequeño, pero ninguno de sus otros dos amigos notó que el comentario pudiera ser gracioso, ni tampoco notaron la risa ahogada de Albert. –Si tanta confianza nos tienes ¿Por qué no nos dices? ¿Es acaso algo tan grave? –Insistió Frederick. Zack asintió con la cabeza y luego volvió a concentrarse en su pelotita que rebotaba.

–Vamos Zack, te extrañamos. Dinos que tienes, si nos dices te aseguro que te sentirás mejor. Mira, te juramos que no le diremos nada a nadie, y que te creeremos por más ridículo que suene lo que nos vallas a decir, en serio. Bien ¿Qué dices? –Dijo Albert sonriéndole de forma simpática, lo cual animó a Zack para decirles que le sucedía.

Zackary se incorporó en la cama e iba a empezar a explicar, pero seguía con la pelotita de hule.

–Bueno pues, creo que también fue a los 5 cuando…

–¡espera! –Lo interrumpió Freddy –también tendrás que probarlo porque si lo de los números fue algo difícil de tragar esto lo será aún más –.

–De hecho, lo es. Como decía antes de que me interrumpieran, la noche en la que cumplí 5 no se me olvidará ni con meses de psicoterapia. Me fui a dormir y soñé de esas pesadillas con las que uno moja la cama (Pero no la mojé), como cuando ven una película de terror y se trauman ¿Me entienden? –Explicó Zack, sus dos amigos asintieron con la cabeza.

–Así que fui a la habitación de mis padres –Continuó narrando Zackary –Me dio vergüenza pero me ganó el impulso. Resulta que al día siguiente, en el noticiero reportaron que una muchacha había sido asesinada en no sé donde, y curiosamente yo había soñado como la asesinaban la noche anterior, la había matado su novio y el muy descarado hizo como si no supiera nada, pero ese es otro tema. Y las noches siguientes siguieron igual: tenía una pesadilla y sucedía o reportaban al día siguiente, o simplemente días o semanas después, incluso mi papá se había conseguido una libreta de notas para apuntar mis pesadillas. Claro que, luego me di cuenta de que eso no era normal, así que esperé a cumplir 6 años para que pensaran que fue por la edad, aunque al fin y al cabo sigo teniendo pesadillas todas las noches, y ahora creo que sueño despierto o algo por el estilo porque…

–A ver –Lo volvió a interrumpir Frederick –Me estás diciendo que vez tragedias en sueños ¿Y que ahora las estás viendo despierto? –.

Zackary asintió, en cuanto a Albert, este se había quedado sin aliento por lo que le acababa de contar Zack.

–Sí, pero no todas son tragedias –continuó Zack –y algunas son solo por unos instantes, y pienso que si quiero puedo ver lo que me apetezca, pero no sé bien cómo hacerlo… ¡Pero ese no es el punto! La cosa es que el día que les dije que no iría a la cafetería, me sentía raro, no sé cómo explicarlo pero me sentía extraño…
–Es porque lo eres –Dijo Albert bromeando, pero vio que lo veían feo –Era un chiste, no lo tomen en cuenta, continua Zack –.

–Bien pues, luego tuve uno de mis “sueños” despierto –Continuó Zack, haciendo comillas en la palabra “Sueños” –Y como era muy borroso todo, decidí concentrarme un poco más. Luego de eso, me estaba viendo a mí mismo, pero un poco más grande, estaba haciendo un examen en el salón de 8º grado, y el profesor Greg y la Señora Parker estaban ahí viéndome. Cuando les di el examen, el Profesor Greg parecía estar orgulloso, y me pareció genial porque aparte le Señora Parker parecía que había visto un fantasma, no sé bien por qué, pero cuando quería investigar me sentí raro de nuevo y desperté en el hospital. Aparte de todo una enfermera amargada me dijo que se me había parado el corazón y no sé qué más. Creo que me morí por un rato o algo así. Y me gustaría saber que pasó, pero me siento mal porque quien sabe que pasará la próxima vez que lo haga.
La habitación se sumió en el silencio. Albert parecía creer lo que había escuchado, lo prometió, pero Freddy tenía rostro de incredulidad.

–A ver, me dices que vez el futuro malo dormido, y ahora has estado teniendo visiones despierto, y luego me dices que te hallabas en un momento de tu vida más adelante y que lo veías ante tus ojos… Zack, no inventes ese tipo de excusas para justificas que estas deprimido porque tu corazón se detuvo, o si harás pretextos inventa unos más creíbles –Le replicó Frederick, este miraba a Zack como si fuera un niño pequeño que acababa de romper un jarrón de la sala.

–Pues yo si le creo Fred –Le dijo Albert, el cual sonreía y le brillaban los ojos. Tenía la esperanza de que ahora que Zack se desahogó volvería a ser el de antes. Freddy miró por un momento a Albert y luego volvió sus ojos hacia Zack, quien miraba a Frederick perplejo, más bien como si estuviese viendo algo que no estaba ahí, o como si estuviese en la luna.
–¿Que miras Zack? –Le preguntó Fred. Zackary parpadeó con fuerza y pareció volver a la realidad, luego miró hacia otro lado sin decir una palabra.

–Zack, dime que tienes realmente –Le dijo Frederick
–Ya te dije la verdad, si no me crees bien por ti –Le respondió Zackary
–Dime ya la verdad, deja de inventar cosas ¿Quieres?
–Ya te lo dije y te lo vuelvo a decir, te dije la verdad ¿Por qué no quieres creerme?
–Porque es lo más loco que has dicho
–Oh, entonces porque suene algo loco quiere decir que no es verdad, Fred, no todo en esta vida es lógico
–Lo sé, pero no es tan ilógico como tus mentiras

Zackary se levantó de la cama de un brinco, estaba furioso con Freddy, quien no quería creerle – ¡Te estoy diciendo la verdad y no es mi maldita culpa que tu no lo entiendas! ¡Tampoco es la tuya que con esta ya sean dos veces que tu madre se haya intentado suicidar por las deudas y ahora el divorcio! –Le gritó Zack a Freddy. Cuando Zack intentó detenerse, ya era tarde, ya lo había dicho y se odió a sí mismo por gritárselo a su mejor amigo. Ni siquiera sabía de cómo se había enterado, llegó a su mente espontáneamente como las visiones.

Hubo silencio de nuevo, Frederick puso pálido de repente, temblaba y había lágrimas retenidas en sus ojos. Lo notó a pesar de que había bajado la cabeza y miraba al suelo. El les había contado de las frecuentes peleas de sus padres, pero él no sabía nada de algún divorcio. Sabía del primer intento de suicidio de su madre, no lo recordaba ya que era muy pequeño en ese entonces, pero no sabía nada de algún segundo intento.

Albert solo miraba primero a uno y luego al otro, atónito. Por alguna razón se sentía el culpable de todo. No quería hablar, era de las pocas veces en las que Albert sentía que abrir la boca solo empeoraría las cosas.

–Lo siento –Se disculpó Zack, bajando la mirada –No era mi intención gritarte, mucho menos esas cosas sobre tus padres –.

Frederick miró a Zack con rabia y a este se le revolvió el estómago por la forma en la que su amigo lo miraba, sentía culpabilidad por cada segundo que Fred lo miraba así –Dime ¿Cómo supiste esas cosas? Yo no les he comentado nada sobre el intento de suicidio de mi madre, y yo ni siquiera sabía que se fueran a divorciar. Si nos has estado espiando y te sientes culpable me lo hubieras dicho, no importa… Pero estás equivocado en una cosa, mi madre no ha intentado quitarse la vida de nuevo –Dijo Frederick. Su forma de hablar se había vuelto fría y bastante hiriente.

El chico rubio alzó la mirada, se percató de que no lograba convencer a Frederick de que era cierto lo que le había dicho, pero no pudo quedar como un espía o un metiche, y obedeció su impulso de ponerse a la defensiva.

–Tal vez no sea un espía, solo un fenómeno de circo y tu no lo quieres aceptar ya que tienes miedo –Contestó Zack en voz baja y dura
–Así que miedo ¿A qué? –Preguntó Frederick fríamente
–A que yo sepa más de ti y de tu familia que tú mismo
–Siempre lo he dicho, estás algo loco, pero esta vez has llegado al límite Zack, y no puedo creer que digas ese tipo de cosas

Albert no podía soportar verlos discutir, ambos eran sus dos mejores amigos. En ese momento Albert pensó que lo mejor sería alejarse de la pelea, supuso que sería lo mejor para los tres –Los veré afuera –Les dijo con la voz temblorosa y se dirigió a la salida, dejando a Zack y a Freddy solos.
Se dirigió a la sala, notó que el abuelo de Zack seguía ahí, esperaba algo o a alguien, y ese alguien era Albert.

–Y bien ¿Cómo les fue con Zack? –Le preguntó el abuelo. Albert lo volteó a ver e intentó tranquilizarse.
–No muy bien, al parecer todo fue por lo del hospital, pero a Freddy se le hace ridículo, es que a veces Freddy es un poco… frio o algo así –Dijo Albert lo más relajado posible, pero estaba ligeramente tenso. Al abuelo le brillaron los ojos, era esa mirada ambiciosa
–Es eso ¿O tal vez se enojó con Zack por no contarle todo?
–No, no es eso, Freddy no se pone así por esas cosas, es solo el hospital –Le respondió Albert, quien parecía más confianzudo.

Un rato más tarde vio la hora en su reloj de mano, ya era tarde y casi excedía el tiempo que sus padres le habían dado para visitar a Zack. Estaba alegre en cierto modo, ya que el abuelo de Zack le había hecho un interrogatorio todo ese tiempo. –Ya es tarde, me tengo que ir señor –Dijo Albert de manera amigable. El abuelo cabeceó, al parecer le había dicho que estaba bien. Freddy fue a despedirse de los padres de Zack y del pequeño Alex, y por último fue a la habitación de Zackary.

Cuando abrió la puerta, sus dos amigos se seguían mirando duramente, y seguían discutiendo de lo mismo.

–Ya me voy amigos –Les Albert dijo en un tono dócil –Mañana los veo en la escuela –.

Después cerró la puerta lentamente, como cuando una madre le desea las buenas noches a su hijo cuando este ya está dormido y procura no despertarlo. Luego de eso, se fue solo a casa.

Capítulo 6: (capítulo corto)
Al día siguiente, Zack y Freddy no habían cruzado ninguna palabra, solo se retaban con la mirada. Albert no tardó mucho en descubrir que la pelea entre ellos había sido algo fuerte, y que la reconciliación entre ambos tal vez tomaría tiempo y esfuerzo. En el almuerzo, Albert incluso tuvo que escoger de qué lado de la mesa sentarse; usó una moneda para elegir. Se fue con Frederick, no sin antes decirle a Zack que todo fue mediante un juego de azar.

Albert intentó hacer reír a los chicos, pero no funcionó, ambos estaban muy ocupados matándose con la mirada, así que Albert llegó a la conclusión de que era inútil.

Cuando el día de clases terminó, Frederick se fue directo a casa solo. Al llegar, noto que sus padres no estaban, solo una tía que lo cuidaba cuando sus padres no estaban. Su tía tenía cara de preocupación y miraba a Freddy con culpabilidad –Tía ¿Pasó algo o qué? –Le preguntó Frederick.
Su tía trató de contener las lágrimas, y lo logró, pero tenía que darle la noticia a su sobrino tarde o temprano –Tu madre, intentó suicidarse de nuevo –Le dijo con la voz temblorosa.

Frederick se puso pálido. Le pidió a su tía que lo llevara al hospital a ver a su madre, su tía aceptó.

–Y ¿Cómo es que intentó suicidarse? –Le preguntó Fred a su tía, esta lo miró por el retrovisor tratando de relajarse.
–Bien pues, tu padre le pidió el divorcio, y tu madre estaba tan mal emocionalmente que mientras lavaba los platos casi se rebana la muñeca –Le dijo su tía
–Entonces ¿Se lo acababa de pedir?
–Sí, pobre de tu mamá, se ha de sentir muy estresada

Fred recordó su discusión con Zack, recordó lo que este le dijo. Se sintió fatal, Zackary solo decía la verdad, pero Freddy no le creyó. Pensó que Zack no lo perdonaría por la pelea, pero cuando le fue y le pidió disculpas, Zackary lo perdonó y actuó como si nada hubiese pasado. Frederick de paso le prometió ayudarle en lo que fuera con sus visiones despierto, solo por formalidad, o por el hecho de que una parte de él aún se sentía culpable, quien sabe.

Capítulo 7:
En cuanto a los años siguientes de la vida de Zack, no hay mucho interesante: a los 8 años tiene visiones a voluntad, algunas son espontaneas pero tiene más control de su don. Sus calificaciones en matemáticas eran bastante bajas, si no fuera por el resto de sus materias hubiese repetido el año.

A pesar de controlar las visiones, no controla los números y cada vez es peor, ahora tiene que llevar una libreta de apuntes a todos lados y se ha desmayado más de una vez por lo abrumador que es.

Su abuelo es cada vez más severo con él, en especial cuando Zack admitió que la arqueología no le interesaba del todo. Todo mundo piensa que Zackary es un caso perdido, pero igual era el mayor del hijo mayor de su familia, y al fin y al cabo era un chico responsable, no se podía hacer nada para que no recibiera una buena parte de la herencia familiar.

Para los 9 años, casi literalmente solo le daban techo y comida. Zackary había dejado de recibir atención por parte de su familia. Era como una venganza, ya que toda la atención se centraba en Alex, lo cual frustraba a Zack.

Sus emociones reprimidas eran como una bomba de tiempo, o como los globos que aguantan hasta cierto punto hasta explotar. Y sí, “estalló” a los 10 años, lo cual fue un error grave.


Los Smith se habían mudado de casa, era más grande que la anterior y la estaban remodelando. Alex acababa de cumplir los 5 años; ese día Zack había tenido bastantes problemas durmiendo y tenía visiones sin control. Tuvo el presentimiento de que Alex sería igual a él.

Zackary se hallaba pintando la pared con pintura blanca. Sus padres estaban pintando con él, platicaban cosas, bromeaban y hacían cosas así. Zack no se había llevado bien con sus padres desde hace rato, así que el momento fue especial.

Todo era perfecto hasta que a Alex le cae un bote de pintura blanca encima, no supieron cómo, el bote estaba en una mesa fuera del alcance de Alex. Susan y Marshall tuvieron que ir a la antigua casa por ropa y algo con que quitarle la pintura a Alex, y Zack tendría que quedarse cuidando del niño.

Alex notó que Zackary estaba algo serio después de que sus padres se fueron. Zack no estaba serio, estaba molesto, molesto con todo mundo: con sus padres, con su hermano y con él mismo.

Alex se acercó a Zack con la intención de animarlo –Y ¿Cómo te va con la pintura? –Le preguntó el niño a su hermano. Zackary ni siquiera lo volteó a ver, pero había dejado de pintar.

–Escúchame Alex: antes de que llegaras al mundo yo era pequeño y quería un hermano, al cumplir los 6 años nuestros papás nos querían por igual, crecimos nosotros dos y ahora tu eres el centro de atención, eres su universo, y el abuelo nunca se había comportado tan bien con nadie en su vida, solo contigo –Le dijo Zack de forma dura. Hizo una pausa, miró con ira a Alex y continuó –Ahora, oye bien, si vuelves a quitarme un momento de mi vida con mis padres, te juro por mi vida que haré la tuya tan miserable que desearas no haber nacido JAMÁS ¿Me has escuchado? –.

Alex se aterró, Zackary nunca le había dirigido la palabra de ese modo, ya lo había mirado de forma fea antes, pero nunca antes lo había mirado así. Alex se moría por dentro por como lo miraba Zack, y sentía como cada órgano de su cuerpo dejaba de funcionar por cada segundo que Zackary lo miraba, era como si los ojos de este le estuvieran succionando la vida.

–S-si, está bien hermano –Dijo Alex bajando la cabeza para evitar la mirada de Zack, y tratando de contener el llanto. El pequeño se sentó en el suelo y el resto del tiempo miró como Zackary pintaba la pared.

En la escuela, Zack apenas si podía contener su rabia. Era la ira más intensa que él haya sentido jamás. El enojo lo quemaba por dentro, como si hubiesen encendido una fogata dentro de él y le estuviesen echando cada vez más leña, la llama se intensificaba por cada segundo.

Miriam había aprovechado que Zack se mudaba de casa para molestarlo, decía que la casa era horrible a pesar de que nunca la había visto. También era como si la Srta. Parker se hubiese puesto de acuerdo con Miriam para molestar a Zackary, ya que al parecer la profesora reprobaba a Zack por gusto.

Cuando Zackary pensaba que las cosas no podían ser peor, llegó su abuelo de visita. Zack se encontraba haciendo su tarea en su habitación; aún no se habían cambiado de casa, seguían remodelando la otra. El abuelo entró y lo vio fríamente. Zackary hacía como que lo ignoraba, se concentraba en la tarea para intentar no tomar en cuenta que su abuelo lo observaba.

El abuelo lo miraba severamente y Zack sentía como los ojos de su abuelo lo taladraban. –Eres la mayor decepción de la familia –Le dijo el abuelo y se retiró de la habitación.

Se detuvo el tiempo para Zack; Ya ni siquiera podía pensar en paz, ni en su habitación estaba a salvo de la presión o de las críticas, lo tenían rodeado. Sintió que la fogata en su interior estaba fuera de control, mordió sus labios a la vez que se contrajo su estomago por dentro y su garganta se anudaba. Sus ojos al parecer querían extinguir el fuego, ya que comenzaban a derramar agua, ese líquido que sale por los ojos a lo que llamamos lágrimas.

Trató de tranquilizarse, respirar profundo, nada funcionaba en su vida. Lo que le acababa de decir su abuelo lo sentía real ¿Lo era? ¿No servía de nada en su familia o simplemente es la presión que lo atormentaba? Algo era seguro, él lo creía así. No se molestó en no dejar salir las lágrimas, sabía que nadie se interesaría por ellas, no se interesaban mucho en él desde hace tiempo, bastante tiempo, y un silencioso llanto no cambiaría las cosas.

En la casa no se supo nada de Zackary hasta el día siguiente. Zack no era precisamente él, no parecía él del todo, tal vez era su mirada oscura o su actitud fría. Alex reconoció esa actitud, era la misma que había tomado el día que le cayó el bote de pintura encima, la misma frialdad y sobre todo, esa mirada que parecía marchitar el espíritu.

En la hora del desayuno Zack parecía robarle el alma a quien osara mirarlo a los ojos, tal vez lo hacía. Zackary tomó su plato, su vaso y su tenedor y se dirigió a su habitación sin decir una palabra.

Susan y Marshall estaban perplejos por la actitud de Zack, él no acostumbraba a comportarse así. El padre de Zack fue a la habitación de este para hablar de padre a hijo, y tenía el propósito de no dejarlo en paz hasta descubrir el por qué de su comportamiento.

Se dirigió a la habitación de Zackary y abrió la puerta sin tocar. Zack estaba desayunando solo en su cama, con la misma mirada fría con la que despertó.

–Zack, ve a comer a la mesa, podrías ensuciar el piso –Le dijo Marshall
–No me importa –Le respondió Zack
– ¿Cómo que no te importa? Déjate de tonterías y ve a desayunar al comedor
–Ya te dije, no me importa ensuciar el suelo, ahora déjame solo, te veré en el auto
–Zackary, deja de decir tonterías y por favor ve a comer a la…
– ¿Y A TI QUE TE IMPORTA MI MALDITA VIDA, MI MALDITO SUELO Y MI MALDITO DESAYUNO? ¡LÁRGATE Y DÉJAME SOLO MALDITA SEA!

Zack dejó rápidamente su desayuno de lado y corrió a cerrar la puerta en las narices de su padre, Marshall vio la forma en la que Zackary lo veía.

Dicen que los ojos son el reflejo del alma, y en Zack la frase estaba más que bien dicha; no necesitaba hablar para decir lo que sentía, era cuestión de mirarlo a los ojos. Marshall vio el odio en los ojos de su hijo, y la imagen de Zackary mirándolo de esa manera se quedó grabada en él, el color de sus ojos incluso parecía más oscuro.

Marshall decidió que era el turno del abuelo, este siempre había puesto a Zack a ralla. Si el abuelo no reprendía a Zack con éxito, nadie lo haría. Acordaron en que él sería quien llevaría a Zack a la escuela.

En el auto y casi llegando a la escuela, el abuelo comenzó su regaño sutilmente.

–Oí que le gritaste a Marshall –Le dijo el abuelo a Zack –No debiste hacerlo –.

Zackary lo vio con su mirada fría, era oficial que incluso el abuelo se sentía intimidado por esa mirada. Sofocaba a quien tuviese contacto visual con Zackary, ni siquiera el abuelo de Zack podía librarse de el sentimiento de vacío y miedo que provocaban los ojos de Zackary.

–Le grité porque no me dejaba en paz –Respondió Zackary, con un tono de voz casi tan frio como su mirada –MARSHALL no tiene nada que hacer en mi habitación cuando quiero estar solo –.

El abuelo frenó repentinamente y miró a Zack después de titubear un poco, aún sentía frio por el último contacto visual con Zackary .Zack nunca se había dirigido a su padre como “Marshall”.

El abuelo estaba a punto de reprender a Zackary cuando escuchó el timbre de la escuela, estaban a unos cuantos pasos de ella.

Zack se desabrochó el cinturón de seguridad y abrió la puerta del auto para salir –No vengas por mí, yo me iré a casa solo, ya no soy un mocoso dependiente de ustedes. No soy Alex –Dijo Zackary, luego bajó del auto y se dirigió a la escuela.

En mucho tiempo el abuelo no había estado sorprendido de esa manera, era una persona muy difícil de sorprender. Por si fuera poco, en mucho tiempo no había estado con una persona con la que la haya pensado dos veces antes de dirigirle la palabra o simplemente la mirada. En mucho tiempo el abuelo no había cedido ante una persona, y ahora había cedido frente a su propio nieto.

La Srta. Parker llevó un examen sorpresa ese día, de matemáticas por supuesto por dos razones: 1) Algunas personas (Incluyendo a la Srta. Parker) piensan que la inteligencia lógica-matemática es la única existente. 2) Amaba reprobar a Zack.

En esos momentos Zackary seguía furioso, y ahora ya no era solo una fogata, era un enorme incendio que parecía querer consumir todo. Estaba poseído por la ira y el estar harto de todo y de todos, incluyendo de la Srta. Parker y de sus exámenes sorpresa.

Optó por terminar con todo rápido haciendo algunas preguntas al aventón, lo cual significaba que estarían bien ya que, por increíble que pareciera, a Zack se le hacía más difícil responder mal los incisos que responderlos bien.

Miriam no tardó mucho en levantarse de su silla y entregar el examen. Poco rato después, Zackary también entregó el examen.

–¿Tan rápido Smith? –Le preguntó la Srta. Parker
–Sí, ¿Algún problema con eso? –Le respondió Zack
–Tus calificaciones no podrían estar peor, así que no, ninguno, pero por lo menos podrías…
–Solo revíselo y ya
–No me hables con ese tono mocoso que tú no eres…
–¿No soy quien?

En ese momento las miradas de la Srta. Parker y Zack se cruzaron. La Srta. Parker notó el odio en sus ojos, por lo cual titubeó un poco al responderle a Zackary, al parecer la mirada del rubio tenía ese efecto ese día.

–Tú no eres nadie para hablarme así –Le dijo la Srta. Parker finalmente.
–Soy su alumno
–Eso no te da ningún derecho a hablarme así
–Y que usted sea mi profesora no le da derecho a hablarme así tampoco, y tampoco a reprobarme en el resto de las materias solo porque me odia
– ¿Tú crees que no? Pues sí, lo tengo, ahora si podrías sentarte, me molesta tu presencia en mi escritorio
– ¿Quién se cree para hablarme así?
–Tu profesora
–Eso no le da ningún derecho a…
–Sí, si me lo da
–¡Cierre su gran pico y de una vez ponga el 0 en mi maldito examen carajo! ¡Ya me cansé de ti vieja!

Tanto la profesora como el resto de los alumnos presentes miraron a Zackary con perplejidad. Zack nunca le hubiese hablado así a la Srta. Parker, claro que lo deseaba, pero no podría.

–Mocoso malcriado, debería… –Justo antes de que la Srta. Parker terminara su frase, Zack ya le estaba respondiendo
–¿Debería qué? ¡Haga lo que quiera conmigo, máteme si lo desea, me haría un favor! –Zack se aproximó a la puerta y salió. La cerró con tal fuerza que algunos chicos dijeron que pudieron sentir el salón temblando por el estruendo.

En la hora del almuerzo Zack se sentó solo en una mesa arrinconada. Nadie acostumbraba a sentarse ahí, estaba lejos de todo; era como si esa mesa estuviese diseñada para la gente que quería estar sola, y eso era lo que Zackary quería en ese momento.

Albert y Freddy solo lo miraban desde lejos, perplejos. Zack nunca se había comportado de esa manera, jamás había tenido un arranque de ira como ese, ni siquiera con la pelea que tuvo con Freddy hace ya mucho tiempo. –Tenemos que ir a preguntarle que le sucede –Le susurró Fred a Albert, este titubeó un poco, pero al final asintió enérgicamente con la cabeza.

Se acercaron a la mesa pero no se sentaron con Zack, decidieron hacer un poco de distancia –Zack ¿Qué ocurre? –Le preguntó Frederick en un tono neutral, ni muy serio ni muy animado, como si solo tuviese curiosidad. Era parte del plan de mantener la distancia.

Zackary alzó la mirada, sus ojos penetraban a Frederick como un cuchillo.

–Vete –Dijo Zackary en tono frio y atemorizante. Albert y Freddy se sintieron como en ropa interior en Alaska, así que ambos obedecieron a Zackary sin titubear.

El abuelo fue por Zack a la escuela, era lógico que había empezado una especie de batalla entre ambos, o tal vez solo se había intensificado la vieja guerra que tenían entre ellos.

Zackary notó la presencia del abuelo y corrió lejos de él en dirección a casa. El abuelo lo siguió en el coche hasta que Zack se puso a descansar en un semáforo en rojo. Ahí, el abuelo lo alcanzó –Sube al auto ahora mismo –Le dijo el abuelo enérgicamente. Zack dobló a la esquina y corrió, lo cual dejó inmovilizado al abuelo por dos razones: que el semáforo estaba en rojo y no podía dar vuelta en esa calle.

El abuelo solo se resignó a volver a casa y contarle a los padres de Zack sobre el incidente.

Capítulo 8:
Zackary llegó a casa, la cual parecía estar sola, pero Zack no estaba del todo seguro sobre eso. Se fue a su habitación y tuvo una visión en la cual sacaba una nota de su bolsillo. Llevó su mano hacia su bolsillo derecho, ahí había algo, pero no recordaba que hubiese puesto algo ahí; Había un pedazo de hoja de libreta doblado cuidadosamente.

Abrió la nota, esta decía en letras grandes y mayúsculas “DILES POR QUÉ”. No lograba identificar la letra de la nota, ni tampoco la hoja de la libreta, y eso que él conocía bien la forma de escribir de todos los que había conocido.

A pesar de todo, él sabía lo que la persona que haya escrito esa nota quería, era algo que él quería también pero que no se atrevía a hacer. Lo que ambos querían era decirles a sus padres el por qué de sus arranques de ira y sobre sus calificaciones. Zack tenía la sensación de que algunas cosas se arreglarían si dejaba todo salir, pero a pesar de todo, decidió guardar el secreto de las visiones, era irrelevante en ese momento para él.

Zack fue a la sala, él sabía lo que hallaría. Ahí estaban sus padres y su abuelo, todos de pie. El abuelo tenía las manos escondidas en su espalda, su padre estaba de brazos cruzados y su madre jugaba con sus dedos. Alex estaba espiando desde la cocina, al parecer Zack era el único presente que se había percatado de su presencia.

Zackary sabía perfectamente lo que le iban a preguntar, vidente o no, podía saberlo por medio de un poco de lógica.

–¿Me llamaste Marshall? –Le preguntó su padre. La pregunta le pareció graciosa a Zack, ya que esperaba un interrogatorio, pero no esperaba esa pregunta; se limitó a reírse para sus adentros ya que su padre estaba un poco molesto. –Zack ¿Qué te pasa? La vez que le cayó el bote de pintura a Alex, cuando regresamos a la casa, Alex estaba deprimido, y no creo que haya sido por el bote de pintura, tal vez le dijiste algo ¿es cierto lo que digo? –Continuó Marshall.

En ese momento, el chico se percató de que más bien todo sería un gran sermón, y eso le provocaría otro arranque de ira, lo cual le llevaría a cambiar de opinión acerca de revelarles la verdad a sus padres. Por una parte sentía que merecía el sermón, él también se hubiese deprimido si alguien le hubiera dicho las cosas que le dijo a Alex. Por otro lado, no podía arriesgarse a perder el control de sus emociones. Dio media vuelta y se dirigió a su habitación.

–Alto ahí Zackary –le dijo su padre un poco más molesto, pero Marshall tarda bastante en enojarse – ¿Por qué te vas? Ni siquiera hemos terminado –.

Zack volteó y miró a su padre directo a los ojos –Porque convertirán esta conversación en un sermón o un interrogatorio. Tenía algo importante que decirles, pero esperaré para después –le dijo Zack y dejó de voltear hacia su padre para entrar a su habitación.

Más al rato, aproximadamente media hora más tarde, Zackary decide que es buen momento para platicar con sus padres. Sacó una libreta de apuntes de debajo de su cama, ya no era la vieja libreta de apuntes negra y descuidada, sino una libreta marrón de tamaño normal.

Se dirigió a la sala, aún desconfiaba un poco, su abuelo estaba ahí, lo que haría las cosas más difíciles. Zack notó que Alex aún espiaba desde la cocina –Wow, es paciente –se dijo a sí mismo y se dirigió a donde estaban sus padres.

Sus padres y el abuelo estaban todos sentados en el mismo sofá, conversando acerca de la actitud de Zackary. Susan estaba en el centro, Marshall estaba a la izquierda de Susan y el abuelo a la derecha. Se paró en frente de los tres, sosteniendo con ambas manos la libreta. Zack ya no tenía la mirada que parecía robar almas, sino una más sumisa y afable, tal vez con un poco de desconfianza.

–Y bien –Le dijo el abuelo –Nos vas a decir eso importante ¿Verdad? –.

Zackary titubeó un poco, pero al fin asintió levemente con la cabeza y, con las manos temblorosas, les extendió la libreta a sus padres y al abuelo.
Marshall fue quien tomó la libreta, y el abuelo y Susan se asomaron para verla junto con Marshall. Por cada hojeada había varios números y cosas así. Los tres se sintieron atontados –Yo nunca tuve cabeza para las matemáticas –Dijo Susan en una de esas. Pero al igual que Freddy, los tres dudaron sobre si creer que la libreta era de Zack o no.

–¿De dónde sacaste esta libreta? –Le preguntó Marshall a Zack, serio y dudoso.
–La compré con lo que me sobraba del dinero del almuerzo –Dijo Zack
–¿Y los apuntes?
–Esos los tuve que escribir, según yo para eso son las libretas, para anotar
–Sí pero, de donde los sacaste, los apuntes
–No sé

–¿Desde cuándo tienes la libreta? –Le preguntó Susan
–Hace poco: 4 semanas, 2 días, 1 hora con 30 minutos y 45 segundos si mis cálculos no me fallan –Respondió Zack indiferente
–O sea hace un mes –Le dijo Marshall
–Un mes, dos días…
–Ya no lo repitas, ya se cuanto no te preocupes, pero no creo que hallas anotado tanto en tan poco tiempo
–He estado muy mal emocionalmente estos últimos días
–Sí, ya lo sabemos ¿Pero eso que tiene que ver con esto?
–Escribo cuando estoy triste, asustado, nervioso, enojado, presionado y preocupado. De hecho la última hoja que escribí es de hace un ratito, pero no especificaré porque igual ni me entienden.

Los 3 familiares de Zack, más bien los 4 contando a Alex espiando desde la cocina, se sentían como ignorantes frente al chico. El abuelo trató de controlar su impresión, era muy escéptico, y sería raro si no fuese escéptico con Zack –Y esos problemas aquí escritos ¿Están resueltos o no? –Le preguntó el abuelo astutamente.

Zackary lo miró extrañado.

–Claro que están resueltos, en toda mi vida desde que veo números en el aire no he visto alguno no resuelto, incompleto o mal hecho, solo los que están en los apuntes de ciertas libretas o lo de los exámenes claro –Le respondió Zackary

Todos menos Zack y el abuelo quedaron perplejos con lo que Zackary dijo. A sus padres y a Alex les pareció bastante extraño, pero el abuelo seguía sin creerle a Zack.

–Ver números en el aire… Entonces, me gustaría saber que tan bueno eres en matemáticas –lo retó el abuelo, se puso de pie y fue a buscar una calculadora. Salió de la habitación de Marshall y Susan con una.

–Siéntate Zackary –Le dijo el abuelo. Zack se sentó en medio de sus padres–Bien, veremos que tan listo eres, veamos, ¿4 x 2?
–Ocho –Respondió Zack rápidamente.
–Cinco por cinco
–25
–6 x 7
–Cuarenta y Dos
–Nueve por nueve
–81
–Seis por…
–Oh, las tablas ¿Qué sigue? ¿2+2? No soy un mediocre
–Tus calificaciones no dicen lo mismo
–Esas calificaciones pueden decir lo que quieran, pero se me las tablas al derecho y al revés, además, si quiero puedo tener excelencia académica.

El abuelo fue con operaciones cada vez más difíciles, le preguntó sobre números elevados al cuadrado, al cubo, raíces cuadradas, y otras cosas que cada vez eran más dificultosas de resolver, incluso para el abuelo. Zack era incluso más rápido que el dedo del abuelo y su calculadora, habían números que incluso ni cabían en la calculadora, pero Zackary los recitaba casi completos, o por lo menos lo que no le daba flojera decir.

–Ya, hablando en serio ¿Cuándo me preguntarán algo difícil? –Le preguntó Zack volteando los ojos, como si todo lo que le hubiera preguntado el abuelo fuesen cosas de kínder. Había bostezado del aburrimiento, todo le parecía fácil, bastante fácil.

El abuelo quedó indignado y a la vez fascinado por el comportamiento de Zackary –Y ¿Desde cuándo sabes tanto? –Preguntó Marshall a Zack, viendo la cara de enorme aburrimiento del chico.

–Oh pues, creo que cuando cumplí los 5 años pensaba que era basura en el ojo o algo así –Le respondió Zack.

Sus padres quedaron perplejos, se miraron a los ojos mutuamente, era un gran secreto guardado por mucho tiempo y ellos no sabían nada. Pero igualmente, el abuelo tenía aún un poco de incredulidad.

–Zackary –lo llamó el abuelo, y Zack lo miró con rostro de aburrimiento –Entonces si eres tan bueno ¿Por qué siempre repruebas en matemáticas? –.

El abuelo se sintió triunfante, ya que pensaba que Zackary hacía trampa o algo así, y que esa sería una pregunta aún más difícil de responder que las operaciones de matemáticas.

–Por fin me haces una pregunta inteligente –Le dijo Zack, volteando los ojos de nuevo –En realidad podría terminar esos exámenes en menos del minuto, pero pensé que si alguien se enteraba me comenzarían a tratar como a un adulto, es lo que hacen siempre, así que para evitarme la pena me hice el tonto en matemáticas –.

Sus padres, el abuelo y Alex miraron a Zack asombrados, mientras que Zack se asomó para ver a Alex, este dio un salto hacia atrás y tropezó.
En ese momento sonaron cazuelas, platos y artefactos de cocina cayendo, y uno que otro traste roto. –No soy bueno calculando con el sonido pero, a juzgar por cómo sonó eso, creo que tendremos que compra 2 vasos y un plato más para la vajilla. Me voy, tengo tarea que hacer, los veo al rato –dijo Zack y se levantó del sofá para dirigirse a su habitación.

Los padres de Zack fueron a acomodar el desastre de la cocina –Marshall ¿Adivina qué? –Le llamó Susan, con tono ligeramente perplejo.

–No soy bueno adivinando, dime que pasó –Dijo Marshall. Susan levantó del suelo trozos de 2 vasos de cristal rotos y un plato cuarteado. Se les fue el aire a todos, inclusive al abuelo, quien observaba. Estaban atónitos con el talento oculto de Zackary, pero seguían preguntándose acerca del porqué de su mal comportamiento.

Para el día siguiente, Zackary volvió a ser el de antes casi por completo, por lo menos su mirada no le quitaba la respiración a quien tenía contacto visual con él. Zack estaba seguro de sí mismo y listo para revelarle a todos, en especial a la Srta. Parker y a Miriam, acerca de su talento.

La Srta. Parker no tomó en cuenta el examen del día anterior por el incidente de Zack, así que llevó otro examen. Pasó por las mesas repartiendo las hojas del examen, Miriam miró a todos con soberbia y tomó su lápiz para comenzar a responder el examen.

Zackary también comenzó a hacer el examen, pero esa vez no se preocupó por que las respuestas estuviesen mal. Una de las cosas que más impulsaban a Zack a hacer bien el examen era ver la cara de espanto de Miriam, ya estaba saboreando la victoria.

El examen de Zackary ya estaba terminado en menos de 1 minuto, la Srta. Parker apenas había alcanzado a recitar las reglas del examen cuando Zack ya se estaba poniendo de pie para entregar el examen. Zack le dio el examen a la profesora y esta lo miró incrédulamente

–Esta vez sí le puse un poco de empeño –le susurró Zack a la profesora con una sonrisa, luego se retiró a su asiento.

–Zack ¿Qué rayos haces? –Le preguntó Albert atónito, quien estaba estancado en la segunda pregunta. Zack le sonrió levantando la ceja

–Mostrando que no soy un mediocre… Por cierto, es 36 –Le dijo Zackary. Albert no entendió lo último hasta que volteó a ver el examen, efectivamente, era 36.

Zack miró a la Srta. Parker, quien casi se había caído de su silla al ver el examen, parecía que se le iban a salir los pulmones y se tocaba el pecho para tratar de que no se le saliera el corazón. Sus ojos estaban exageradamente abiertos y se había puesto más pálida de lo normal.

Zackary ahogó la risa por la escena. – ¿Qué sucede señorita Parker? –Le preguntó Zack, a pesar de que sabía bien la respuesta, pero quería escucharla de la Srta. Parker.

–Todas… Bien –Dijo la Srta. Parker apenas pudiendo respirar. La mirada de todos se posó en Zackary, era increíble que el chico que había reprobado tantas veces en matemáticas haya sacado todas las respuestas bien y en tan poco tiempo.

–Señorita Parker, tiene que haber cometido un error –Rezongó Miriam –No es posible que ESE mediocre de segunda halla a terminado antes que yo y con todas las respuestas bien, ¡es ilógico! –.

La Señorita Parker miró a Miriam, preocupada y decepcionada, luego dio un largo suspiro –Lo siento querida, pero por desgracia es cierto, ese mediocre de segunda ha terminado antes que tu y con todas las respuestas bien –Le dijo a Miriam, quien se había puesto casi tan pálida como la profesora. Zack solo las miraba mientras se reía en voz baja.

–Bien Smith ¿Me robaste las respuestas o se las copiaste a mi pequeña Miriam? –preguntó la profesora, quien había adquirido un poco de confianza.
–Para nada. En primera: era examen sorpresa y no tendría tiempo para copiar las respuestas, y en segunda, Miri ni siquiera ha terminado el suyo, de hecho, creo que ni siquiera había comenzado su examen cuando yo ya estaba terminando el mío –Respondió Zack burlonamente.
–Entonces ¿Cómo pudiste terminar tan rápido?
–Tal vez soy un genio o algo así
–¿Genio? Has reprobado todos y cada uno de los exámenes de matemáticas que te he aplicado ¿Y ahora eres un genio?
–Exactamente. Por cierto, Miriam, esto te lo he querido decir desde hace mucho tiempo, tienes dos kilos de más

Miriam bajó su blusa y miró a Zack, Miri estaba roja de la vergüenza – ¿Cómo sabes eso? –Preguntó indignada.
Zackary rio para sí mismo y miró a Miriam seductoramente, lo cual obviamente era una burla –Tal vez soy bueno haciendo cálculos, y son bastante exactos aparte –Le respondió Zack con una voz tan seductora como su mirada. Lógicamente le gustaba molestar a Miriam, y esta lo notó.

La chica tomó su lápiz en un momento de desesperación y se lo lanzó a Zack, este lo esquivó como si nada –Eres muy obvia Miriam –Le dijo.

Miriam tomó una libreta de su mochila y estaba a punto de sacarla para lanzarla también –Oh, y ahora tu libreta, cielos Miri eres más obvia de lo que creía –Continuó Zack.

La chica se quedó congelada, miraba a Zack fijamente. El muchacho adivinaba sus movimientos como si nada, lo cual la estresaba bastante.
Miri tenía una lista imaginaria de rivales, a Zackary lo tenía en la sección “Mediocre en todos los aspectos”, pero ahora, había pasado en tiempo record a la categoría “Difícil de hundir”.

Capítulo 9:
No hicieron mucho en el salón de clases después de eso, así que pasaremos a la hora del almuerzo, donde Frederick, Albert y Zackary se reían de Miriam y la Señorita Parker. El Profesor Gregory entró a la cafetería y se dirigió hacia Zack.

–Zackary, te solicitamos en el salón de 8º grado en este momento –Notificó el profesor Gregory en tono serio. Zack se levantó de su asiento y fue con el profesor, no sabía que esperar, tal vez había hecho algo grande y bueno, o tal vez había metido la pata; las posibilidades eran de 50% y 50%.
Llegó al salón de clases de 8º grado. La Srta. Parker estaba en la mesa del profesor, y al lado de ella una silla vacía donde se sentaría el Profesor Gregory.

–Zackary, te aplicaremos un… –le iba a explicar Gregory.
–Examen, lo sé –interrumpió Zack
–Sí, para ver si te subiremos de grado

Zackary, lejos de sentirse angustiado, se sentía excelente por el hecho de ser subido de grado; estaría con los chicos grandes, sería más conocido, y vería a las chicas mayores (los niños de hoy).

El examen le fue entregado, lo recorrió con la mirada y se percató de que sería bastante fácil. Terminó en menos de 5 minutos, ya que no solo era bueno en matemáticas, sino también en el resto de las materias. Fue hacia la mesa de los profesores y entregó el examen con un rostro indiferente. La Señorita Parker estaba boquiabierta y el Profesor Gregory dibujó una sonrisa en su rostro, Zack había pasado a 8º grado inmediatamente.

Ese día, Zackary había pedido permiso para ir al parque de patinaje junto con Albert y Freddy. Zack nunca antes se había subido a una patineta, pero estaba seguro de sí mismo y sabía que podría patinar, pero sobre todo, sabía que le gustaría patinar.

Veía como los muchachos más grandes hacían acrobacias, eran impresionantes y Zack quedaba atónito con las cosas que hacían. Esa fue una de las pocas veces, tal vez fue la primera vez, que a Zackary le gustó tener el don de calcular todo, ya que pudo saber con su habilidad cómo hacer esas piruetas casi suicidas. Se asustó de sí mismo por un momento, se sentía como una computadora, pero cuando subió a la patineta comenzó a calcular sin percatarse de que lo hacía. Se sentía pleno, feliz, su don de calcular las cosas le había permitido hallar su nuevo pasatiempo.

Los amigos de Zack y unos pocos más solo se limitaban a ver al chico “volar” en patineta.

–Zack, dijiste que nunca antes habías patinado –Le dijo Albert atónito mientras iban de camino a casa
–De hecho no, pero aprendí viendo a esos tipos haciendo locuras –Respondió Zack
–Cálculos, ¿verdad?
–Exacto

Cuando Zack llegó a casa, aún sentía la felicidad y satisfacción que le provocaba el patinar; se había sumido tanto en sus pensamientos y en su tranquilidad que había olvidado devolverle la patineta a Fred, quien se la había prestado para que no se quedara con las ganas. Puso la patineta en un lugar visible para devolverla al día siguiente, y se recostó en su cama para recordar su día en patineta.

De repente, sintió esa sensación extraña, igual al día en el que se sintió extraño y su corazón se detuvo, luego vio una imagen borrosa la cual le pareció familiar. No resistió la tentación de concentrarse más, cerró sus ojos y pensó en la imagen. Tuvo la sensación de separarse de su cuerpo, de que todo alrededor desaparecía, o era él quien desaparecía. Cuando abrió sus ojos, ahí estaba él mismo, haciendo los trucos increíbles de hace un rato.

Ahí fue cuando descubrió que no solo podía ver imágenes del futuro o cosas que pasaban en ese mismo momento, sino que también podía ver cosas del pasado. Quería quedarse en ese pedazo del pasado para siempre.

Perdió la noción del tiempo mientras veía todo, aunque en realidad no le importaba el hecho de cuanto haya durado en ese recuerdo. De repente, escuchó algo, como si él estuviera atrapado en algún lugar y escuchara voces desde fuera; “¡Despejen!”, oía. Entonces sintió que lo electrocutaban una y otra vez. Abrió sus ojos y estaba tendido boca arriba en el suelo de su habitación, mientras que un tipo lo electrocutaba o lo resucitaba, Zack lo tomó como lo mismo. –¿Para qué me despiertan? Estaba a gusto –Les dijo Zackary, mientras llevaba una mano hacia su cabeza, la cual le daba vueltas. Sus padres estaban ahí, y lo veían con preocupación.

El tipo que “electrocutaba” a Zack volteó hacia los padres y les sonrió ligeramente –Ya andaba por allá –Les dijo, luego guardó sus cosas y se fue. Zack reconoció a ese sujeto, era un vecino paranoico que siempre tenía equipo médico en su casa.

Zackary no entendía la frase, hasta que llegó su mente el recuerdo de lo que pasó después de la última vez que tuvo una visión en la que parecía estar ahí. También se percató de que ambas visiones fueron bastante agradables, y con el último episodio que tuvo de esa forma se dio cuenta de que podía ver el pasado. Con eso tomado en cuenta, decidió practicar más con su nuevo ‘poder’.

Esperó hasta cierto momento de la tarde para cerrar su habitación con llave y a analizar cosas como saber cuánto tiempo transcurre mientras tiene las visiones, como volver a la realidad y como especificar que ver. No se molestó en intentar que su corazón no se detuviera mientras tenía esas visiones, ya que era como si saliera de su cuerpo por ese tiempo, bastaron unos cuantos intentos fallidos para percatarse de ello.


Capítulo 10:
Al día siguiente, Zackary era la felicidad andante; de todo se alegraba y se reía, incluso le sonrió a Miriam cuando esta lo llamó “mediocre de quinta”.

Cuando la Srta. Parker entró al salón de clases, le ordenó a Zack que tomara sus cosas y que fuera al salón de 8º grado, Zackary obedeció de inmediato. Cuando llegó al salón, el Profesor Gregory le dio un horario y libros nuevos, le asignó un asiento en el salón de clases y le dio la bienvenida al grupo.

La estadía en el salón de 8º grado fue un poco más incomoda de lo que Zack esperaba. Acostumbraban a mirarlo extraño de vez en cuando, pero se sentía más a gusto con lo que le enseñaba el Profesor Gregory, y también con su forma de enseñar, ya que eran cosas más avanzadas y no era tan malo como la Srta. Parker.

En la hora del almuerzo, se percató del hecho de que no estaría con sus amigos en esa hora, ya que no comería en la misma cafetería que ellos. Para empeorar las cosas, ni siquiera se podía escabullir hacia la otra cafetería ya que había una profesora custodiando la puerta. Era una señora alta y esquelética, vestía tristemente y su cabello canoso estaba amarrado en una cola de caballo; aun así su mirada era severa.

–Dicen que un día, un chico se encajó un tenedor en el ojo accidentalmente y que esa vieja que vez allá no lo dejó salir a la enfermería, y que ahora le dicen “el tuerto” –Le comentó a Zack un chico llamado Robert, un nuevo amigo de Zack. Robert era un muchacho de 13 años, alto y bronceado, atlético con cabello castaño oscuro y ojos azules. Era todo un galán con las chicas y tenía una personalidad carismática. Fue uno de los primeros en hablarle a Zack y se convirtió en el modelo a seguir de este desde que ambos se conocieron, era el hermano mayor que Zackary nunca tuvo.

–Entonces ¿No podré ir a ver a mis amigos en la otra cafetería? –Le preguntó Zack decepcionado.

–Amenos de que armes un escándalo lo suficientemente grande, no –le respondió una chica llamada Lucy. Era de la misma edad de Robert, tenía el cabello lacio, largo y de color castaño oscuro; era de estatura alta y su piel era blanca. Era femenina pero no superficial, también era bastante dulce.

En ese momento, a Zack se le ocurrió algo. Sacó de uno de sus bolsillos una pelotita de hule y comenzó a examinar el lugar; no pasó ningún detalle por alto.

–¿Qué haces? –Le preguntó Robert, al ver a Zackary mirar a todos lados minuciosamente.

–Algo –Le respondió Zack, se puso de pie, entrecerró un ojo y lanzó la pelotita de hule con todas sus fuerzas hacia una mesa vecina. La pelotita rebotó en la mesa y de alguna manera, la pelotita alcanzó un foco fluorescente en el techo, por el impacto el foco cayó del techo justo en medio de la mesa de al lado.

Los chicos de la mesa de al lado hicieron tal escándalo que toda la cafetería se puso paranoica, y todos los presentes en la cafetería gritaban, corrían, se ocultaban debajo de las mesas y un largo etcétera; actuaban como si se estuviese acabando el mundo.

A la profesora que cuidaba la puerta no le quedó de otra más que dejar de cuidar la entrada de la cafetería para tranquilizar a los chicos, lo cual le dio a Zack la oportunidad perfecta para escabullirse y salir de la cafetería. Se dirigió hacia la puerta con cautela, salió despacio mientras miraba que la profesora estuviese ocupada tranquilizando a todos.

–Es listo –dijo Robert asombrado mientras veía a Zack salir por la puerta.

Unas semanas después de que Zackary fue ascendido de grado, un prefecto del Instituto Steel acudió a la escuela donde Zack estudiaba. El chico esperaba que el prefecto hubiese ido solo por Miriam, le hubiese hecho un favor a la humanidad según Zack.

En la primera hora de clases, el prefecto de Steel entró al salón de 8º grado. El profesor Gregory presentó al prefecto, luego ambos comenzaron a platicar en privado. Minutos más tarde, Zack vio que el profesor suspiró como si estuviese triste –Zack, te irás con él –le dijo el profesor Gregory, señalando al prefecto con la mirada.

A Zackary se le revolvió el estómago, sintió como si hubiesen metido sus intestinos a una licuadora, tenía nauseas por la pésima sorpresa. Iría a la escuela de sus pesadillas, eran las peores noticias que le habían dado en su vida.

Para la hora del receso la noticia de que Zack iría al Instituto Steel se difundió por toda la escuela. Algunos lo felicitaban, otros sentían lástima por él porque sabían que Zack no se quería ir.

Zackary decidió dar una vuelta por los pasillos para digerir la noticia, de repente vio a la Señorita Parker, a Miriam y a un sujeto no identificado en el salón al que solía asistir. Charlaban sobre algo, pero no escuchaba nada ya que todo fue fugaz. Entonces halló la oportunidad perfecta para usar su nuevo poder para algo medio útil.

Fue a la bodega del conserje y atascó la puerta con una escoba, luego se concentró en esa visión fugaz, no duró ni 2 segundos cuando ya todo estaba pasando ante sus ojos. Los 3 estaban hablando mal de Zack –¿Trajiste lo que te pedí? –Le preguntó la Srta. Parker al sujeto no identificado.

–Claro –le contestó el sujeto, luego sacó del cinturón de su pantalón un arma –¿Qué quieres que haga con ella? –.
–Quiero que deshagas de cierta plaga
–¿Qué plaga?
–Una que empieza con la última letra del alfabeto y termina con la penúltima
–Una adivinanza, genial… se trata de… ¡espera, no me digas!
–De Zackary, idiota

Miriam estaba nerviosa, se veía insegura y jugaba con sus dedos –Tía ¿No cree que está llegando muy lejos con esto? –Le preguntó Miri a la Srta. Parker con nerviosismo.

–Pequeña, para ser el número uno, a veces tienes que jugar sucio, recuerda eso–Respondió la Srta. Parker, mientras acariciaba los cabellos color oro de Miriam.

La chica tenía los ojos enrojecidos y tragaba saliva a cada rato.

–¿Te ocurre algo? –Le preguntó su tía
–es que, no me parece… es injusto ganar así –le respondió Miri –ya te lo dije, a veces hay que…
–lo sé, pe-pero ¿si descubren a mi tío?

El sujeto no identificado hizo una mueca de indignación –no soy idiota Miriam –le dijo a la chica, y esta asintió mirando hacia abajo.

Zack se apresuró a volver a la realidad, pero antes revisó la hora en la que se desarrollaba todo lo que veía, era justo en plena hora del almuerzo. Volvió a estar consciente en su cuerpo e inmediatamente corrió hacia la dirección de la escuela para llamar a sus padres.

Mientras corría por el pasillo, pasó por al lado del tipo que vio en sus visiones con la Srta. Parker y Miriam. Su arma estaba bien escondida en su cinturón de mezclilla, pero Zack sabía que la pistola estaba ahí. Pasó de largo, aparentando no saber nada. Siguió corriendo, estaba tan ocupado mirando sobre su hombro cautelosamente al sujeto del arma que no vio al profesor Gregory pasando por ahí, por lo cual chocó con él. Zackary cayó al suelo, pero el profesor solo perdió el equilibrio un poco.

–¿Qué pasa Zack? Te vez agitado –le dijo el profesor a Zackary –si quieres que te ayude en algo con mucho gusto yo… –.
–No creo que me pueda ayudar con esto Profesor –le interrumpió Zack
–¿Por qué no?
–Porque decir que vi a un tipo raro con un arma debajo de su cinturón y que estaba hablando con la Señora Parker sobre deshacerse de mí es bastante ridículo

Zackary se puso de pie y había dado sus primeros pasos para echarse a correr –Y por que suene ridículo ¿Quiere decir que no es cierto? –Le preguntó el profesor Gregory. Zack se detuvo y volteó hacia el profesor, en ese momento supo que podía confiar en él.

Ambos fueron al salón de 8º grado mientras que Zack le daba al profesor las características físicas del sujeto. El director fue notificado, y ya se encontraba llamando a la policía para cuando Zack y el profesor Gregory se hallaban en el salón. Robert y Lucy los acompañaban, pero Freddy y Albert no se hallaban ahí ya que habían sido amonestados por nada, o tal vez porque la Srta. Parker no quería que los chicos interfirieran en la ejecución de Zackary.

El chico creía que se hallaban a salvo en ese salón de clases, ya que nadie creería que Zack se hallaba en un aula en el almuerzo. Pero al fin y al cabo, el sujeto no identificado cruzó la puerta. –Zackary Smith, al fin –dijo lentamente, luego sacó el arma de su cinturón y apuntó hacia Zack.
El profesor Gregory se puso entre ambos, protegiendo al pequeño muchacho rubio. –¿Crees que no tengo el valor para asesinar a mi propio primo?

–Exclamó burlonamente el sujeto con el arma. Robert, Lucy y sobre todo Zack quedaron boquiabiertos.
–En-entonces ¿es primo de este tipo? –Preguntó Zack atónito
–Sí, y no solo de él, sino también de Amanda –respondió el Profesor
–¿Quién es Amanda?
–Cierto, ustedes la conocen más bien como Señorita Parker, lo siento lo olvidé

Zackary se espantó, no podía creer que un hombre tan simpático y valiente como el profesor Gregory fuese el primo de la bruja de la Srta. Parker.

–Profesor ¿en total cuantos primos son? –Preguntó Robert.
–Solo somos 5 –explicó el Profesor Gregory –este vándalo, la Señora Parker, el padre de Miriam y otro más que ustedes no conocen, como pueden observar no somos muy unidos o afectuosos –.

El primo de Gregory comenzó a perder la paciencia –¡Quítate o te mato junto con el muchacho! –Lo amenazó.

–Quiero ver que lo intentes Bill –lo retó el profesor Gregory. Unas centésimas de segundos más tarde, el gatillo lanzó un estruendo y Gregory cayó al suelo sangrando de un lado de su pecho.

El cuerpo de Zackary estaba completamente congelado por el horror, pero su mente trabajaba a todo lo que daba. El chico sentía que todo era culpa suya, todo por su cerebro –¿por qué no pude ser normal? –se preguntaba una y otra vez para sus adentros. “Normalidad” zumbaba en su mente como una avispa.

Se percató de que Bill ahora apuntaba hacia él. Justo antes de que el sujeto jalara del gatillo, Robert desvío el arma hacia el techo, y trata de abalanzar al tipo contra la pared. Lucy mientras tanto, buscaba con desesperación algo para detener o disminuir la hemorragia del profesor Gregory. La jovencita se quitó su blusa, igual y tenía otra abajo, luego la puso encima de la herida del profesor.

–Lucy… no te… molestes –le dijo el profesor Gregory, tratando de ocultar el dolor que le provocaba la herida.
–No diga nada profesor Gregory, y no se preocupe, estará bien –le dijo Lucy, con un nudo en la garganta y sus ojos rojizos y llorosos.
–Por favor Lucy, dime Greg –le pidió el profesor a la chica afectuosamente.

Mientras miraba como Robert luchaba contra el sujeto con el arma, y veía como Lucy estaba tratando de detener la hemorragia de Gregory, Zackary se sentía impotente. Zack nunca antes había tenido ese sentimiento, o por lo menos no tan intenso como en ese momento, quería que todo terminase. Veía como otros ponían su vida en juego por él, mientras que él solo estaba ahí inmóvil e inútil.

Robert fue empujado por Bill, este apuntó hacia la cabeza de Robert. –¡Basta! –Gritó Zack desesperado antes de que el primo de Gregory pudiera hacer nada. El tipo armado y el resto voltearon a ver a Zackary alarmados e impresionados.

–Si quieres asesinarme hazlo –dijo Zackary, tratando de contener su llanto y desesperación –pero déjalos a ellos en paz –.

Zack ya no le temía a morir, en su mente pensaba que era lo mejor. Ya no tenía nada que perder: iría a una escuela tan fúnebre como un cementerio, un profesor estaba moribundo por su culpa, siempre fue un portador de malas noticias, era la decepción de su familia, el resto de su vida trabajaría en algo que no le interesa y ni siquiera se había enamorado. Para él, su vida ya no tenía sentido, y estaba listo para dejar el mundo a pesar de no llegar siquiera a la pubertad.

Capítulo 11:
Dicen que la vida de uno pasa por su mente cuando va a morir, Zack ya había escuchado ese rumor. Vio millones de imágenes pasar por su mente, la gran mayoría de ellas, si no es que todas, fueron de personas como sus familiares y amigos, gente que él conocía. Vio un momento bastante peculiar, vio al joven de cuando tuvo su primera visión mientras estaba despierto a los 6 años. Era un momento de la vida de Zack, pero a la vez un momento de la vida del muchacho.

Zack estaba corriendo por una calle del camino largo a casa; se hallaba huyendo del abuelo. Chocó con un muchacho rubio y de ojos verdes, con un suéter negro y pantalón marrón holgado. Zack cayó al suelo cuando chocó con el joven, este le extendió la mano gentilmente para ayudar a Zackary a ponerse de pie. Zack lo tomó del brazo y se puso de paró con la ayuda del joven.

–¿De qué huyes? –le preguntó el muchacho, metiendo sus manos en sus bolsillos; al parecer era un acto que él hacía inconscientemente, y curiosamente Zack también lo hacía de vez en cuando.

–De mi abuelo –respondió Zack –no lo sé pero, no tengo un buen presentimiento con él cerca –.

El joven puso un rostro serio y asintió con la cabeza en señal de aprobación –haces bien en evitarlo, créeme, es peor de lo que crees –le dijo el joven a Zackary. El muchacho sacó una pequeña libreta de apuntes y una pluma de su bolsillo. Escribió algo en una hoja, la arrancó y la dobló, después se la entregó a Zack. –Guárdala en tu bolsillo y léela en tu casa –dijo el joven, y Zack obedeció.

El joven dio media vuelta y comenzó a caminar –¡espera! –le gritó Zack. El joven se detuvo y volteó a ver a Zackary –¿quién eres? ¿Quién te envió a darme esta nota? –preguntó Zackary.

El muchacho le sonrió amigablemente –¿quién soy? Tal vez el pequeño que se metía tus carritos de colección a la boca ¿Y quién me envió? TÚ… sabes quién –le dijo el joven, luego le guiñó el ojo y siguió su camino. De repente, el joven se detuvo sin voltear –oh, por cierto, probablemente no recuerdes nada de esto, por eso respondí tus preguntas –le dijo por último a Zack.

Antes de que Zackary pudiera preguntarle algo más, fue noqueado por la espalda, no supo cómo, no escuchó nada, ni siquiera una respiración detrás de él, simplemente desmayó. Cuando despertó no recordó nada de lo que había pasado, simplemente lo ignoró y siguió corriendo del abuelo.

La mente de Zackary comenzó a trabajar más rápido de lo normal, y eso era bastante rápido. –Tú sabes quién… tú sabes quién… –pensaba sin parar una y otra vez. No sabía quién, le sonaba ilógico –yo sé quien… ¿quién? –seguía analizándolo, pero por más que buscaba, no hallaba la respuesta.

De repente recordó un pequeño detalle –“TÚ… sabes quién” –pensó. Recordó el pequeño énfasis en la palabra “Tú” –¿yo? –concluyó.

Tuvo un pequeño momento de alegría, no solo podrá ver el pasado y el futuro, sino hacer que otra gente viaje a través de él. Luego pensó en otra cosa, en el hecho de que sabía perfectamente que el futuro no estaba escrito en piedra, y que tal vez lo había cambiado; ya había hecho ciertos cambios menores al futuro, o había tenido visiones que no pasaban por completo. Pensó lo peor, el hecho de que no llegaría a ser por lo menos adolescente. Le alegró que por lo menos, si hubiese llegado a adulto o tal vez más joven, hubiese llevado su don a otro nivel, lo hubiese podido llamar “poder sobrenatural”, sería único y no por el hecho de asistir a Steel.

Cuando Zack volvió a la realidad, notó que no habían pasado ni un segundo. El sujeto con el arma seguía apuntándolo, Lucy estaba arrastrando a Gregory a un lugar seguro, y Robert seguía en el suelo adolorido por el empujón.

El sujeto jaló del gatillo, justo en ese momento Robert se puso de pie y tomó el brazo con el que Bill sostenía el arma. Jaló el arma del sujeto hacia abajo, provocando que Zack recibiera el disparo en una pierna y callera al suelo.

En el rostro de Robert apareció una sonrisa de satisfacción, Bill vio la sonrisa del muchacho, lo cual lo irritó porque creyó que era una especie de burla, así que se libró de Robert y golpeó a este en la cabeza con el arma. El muchacho cayó al suelo de nuevo. Bill se aprovechó y pateó al muchacho en el estómago; le divertía ver sufrir al chico.

Apuntó el arma hacia la cabeza de Robert, quería deshacerse de él. Bill recibió un golpe de un borrador de pizarrón, por lo cual tiró su arma y comenzó a sobar su cabeza. Robert trató de tomar el arma, pero Bill la pateó sin darse cuenta de lo que había hecho.

Cuando el primo de Gregory retiró las manos de su cabeza, buscó el arma con la mirada. Vio hacia el frente y no supo si burlarse o sentir temor. Zack tenía el arma en sus manos y apuntaba hacia el sujeto; el chico se había armado de valor y parecía decidido, ya que quería acabar con todo de una vez por todas.

En los ojos de Zackary se notaba su decisión y su ira. Bill lo vio a los ojos, seguía indeciso sobre qué sentir. Los ojos verdes de Zack penetraron en la mente del sujeto que solía tener el arma, este sintió que moría por dentro, sintió la rabia que sentía Zack, y luego sintió desesperación. Decidió mirar hacia las manos del chico, donde se hallaba el arma, y todo ese licuado de emociones desapareció, luego tuvo el descaro suficiente para tener la capacidad de burlarse de todo.

–¿Crees que tienes el valor suficiente para dispararle al primo de tu profesor? –le preguntó el sujeto a Zack de forma burlesca mientras se carcajeaba de una forma irritante. Dejo de reír cuando sintió un dolor y un sangrado en su pierna, pero siguió en pie, luego sintió el perforar de una bala en su otra pierna, y ya no pudo permanecer parado.

Supo que Zackary le había disparado sin titubear –¿matarte? No… ¿Dispararte? Sí –le dijo Zack mirándolo y riendo burlonamente, ya no le tenía miedo al sujeto. Repentinamente Zack comenzó a sentirse débil y mareado, dejó caer el arma y luego se dejó caer inconsciente; no lo pudo evitar.


Capítulo 12:
Abrió sus ojos, vio un techo blanco –el hospital –pensó indiferente.

Notó que alrededor de su cama estaban sus padres y sus dos mejores amigos. Susan sollozaba en el hombro de Marshall mientras este la acariciaba, Albert y Freddy miraban la pierna herida de Zackary, la cual estaba vendada. –Oigan, estoy vivo –les dijo Zack con un poco de esfuerzo tratando de soportar el dolor en su pierna.

Los ojos de todos en la habitación brillaron de felicidad (o por las lágrimas de alegría) y se abalanzaron hacia Zack para darle besos, abrazos y a decirle cosas como “me alegro de que estés bien” o “qué bueno que ya despertaste”. De tanto cariño, Zackary terminó empalagado.

Cuando la lluvia de cariños terminó, Zack preguntó por alguien que no muchos se hubiesen esperado –oigan ¿y Alex? –preguntó a sus padres y amigos. Todos vieron a Zack perplejos; ya todo mundo sabía que a Zack no le agradaba la presencia de su hermano menor. –afuera, con el abuelo –le respondió Marshall.

Zack quedó aterrado en cierto modo –¡¿Con el abuelo!? –Preguntó en voz muy alta, gritando más bien. Respiró profundo y se tranquilizó después de eso, el sobresalto provocó que le doliera la herida. –Bien pues, me preguntaba si Alex podía venir, me quiero disculpar con él por algo –pidió Zack. Sus padres asintieron, y todos salieron de la habitación. Momentos después llevaron a Alex con Zack y los dejaron solos.

Alex se sentía inseguro, pensaba que Zack le iba a decir algo hiriente. –Hola –le dijo Zack con una sonrisa. Al contrario de lo que Alex pensaba, Zack se estaba comportando bastante amable.

–¿Qué no me odiabas? –Preguntó Alex con inseguridad, cubriendo su cabeza con sus manos, pensando que Zack lo golpearía. Zack volteó los ojos, pero seguía alegre.

–Nah, no te odio, solo no me gusta que acapares la atención, pero por eso no vienes –le respondió Zack sonriente –bueno pues, eres un buen hermano, creo que me harás más de un favor cuando seas un poco más grande –.

Alex quedó confundido, no lograba entender el cambio de comportamiento tan repentino de su hermano –¿Eh? ¿Te sientes bien Zack? –preguntó el niño un poco preocupado, pero Zackary se rió al respecto.

–Olvídalo, estás muy mocoso para entenderlo –le dijo Zack alegremente. Luego tomó a Alex y comenzó a frotar la cabeza del pequeño con sus nudillos mientras le hacía una especie de llave de lucha libre en el cuello, la típica muestra de cariño y juego rudo que se hacia a un hermano menor o a un amigo.

Alex sabía de qué se trataba, que era una extraña muestra de cariño, pero a él nunca le gustó. –¡Hey, eso duele!... ¡suéltame Zack, en serio!... ¡nunca me gustó este juego! –gritaba Alex mientras su cabeza era taladrada. Zackary hizo caso omiso, pensaba que todo era parte del juego.

De la nada, Zack sintió que sus brazos eran presionados y jalados hacia atrás, pero no sentía a nadie que lo estuviese jalando o empujando. Fue como una especie de ráfaga que lo alejó de Alex, ráfaga la cual provocó un ligero dolor en los brazos de Zack.

–Eso te pasa por frotarme así la cabeza –rezongó Alex –¿no sabes que no soy bueno controlándolo? –.

Zackary quedó perplejo –¿controlándolo? –Se preguntó a él mismo en voz alta.

No necesitó pensar mucho para llegar a la conclusión de que Alex también tenía algún tipo de habilidad.

Tuvo la tentación de saber más sobre el talento de Alex, así que decidió tener una visión sobre él. –Alex, quiero hacer algo… un experimento, no sé si te moleste –le dijo Zack. Alex asintió para decir que estaba de acuerdo, luego Zackary tomó a su hermano del brazo.

Ambos cerraron los ojos, Zack para concentrarse y Alex por seguir la corriente, pero los abrió después porque no entendía el por qué hacerlo. Luego de unos segundos, cientos de imágenes llegaron a la mente de Zackary, todas del muchacho rubio que le había dado la nota, o por lo menos de alguien parecido pero menor. Descubrió que era capaz de mover objetos sin tocarlos, y que era bueno en ello; también vio a una chica de cabello castaño oscuro y ojos color miel jugando juegos rudos con Alex, después los vio a ambos, pero besándose.

Soltó el brazo de Alex y abrió los ojos de nuevo. Miró a su hermano pequeño fijamente, luego sonrió como si algo hubiese resultado satisfactorio –serás más bueno de lo que creí –comentó Zack.

El pequeño solo miraba a Zack como si hubiese visto a un fantasma, estaba boquiabierto y ligeramente pálido, además de que sus manos temblaban un poco –¿por qué me miras así? –preguntó Zackary simpáticamente.

–Zack ¿Quién era ese niño? –preguntó Alex.

–¿Qué niño? ¿A qué te refieres? –preguntó Zack, dejando de sonreír un poco, se había empezado a asustar un poco, tal vez sí vio a un fantasma.

–El niño de cabello amarillo de ojos de color verde, el que se… besaba con la niña –explicó Alex.

Zack lo entendió en ese momento, no era que Alex hubiese visto un fantasma, era que había tenido una visión junto a él. Tuvo las sospechas de que todo tenía que ver con que haya tomado del brazo del chico, pero no podía apresurar conclusiones, así que decidió averiguarlo mejor.

Durante los días que esperaba el alta, Zack se dedicó a experimentar un poco con eso de compartir visiones; Practicó un poco con Alex, podía compartirlas con él, pero no sabía si podía compartirlas con cualquier persona o era porque él y Alex eran hermanos.

Decidió experimentar con alguien más.

Cuando la enfermera lo estaba atendiendo (la misma enfermera amargada de la otra vez), Zack la tomó del brazo y tuvo una visión, el experimento fue todo un éxito. La enfermera se asustó tanto que pidió la renuncia casi de inmediato, la cual no solo Zack esperaba, sino también varios pacientes y algunos trabajadores, así que no hay de qué preocuparse.

En poco tiempo, Zack salió del hospital. No sabían cómo sanó tan rápido, ni él mismo lo supo, pero lo hizo.

Capítulo 13:
Albert y Freddy visitaron a Zack en su casa cuando salió del hospital, Susan abrió la puerta y los invitó a pasar amablemente. Los dos chicos fueron corriendo a la habitación de su amigo el rubio, el chico se hallaba escribiendo en su libreta para anotar cálculos –¿estás estresado? –Le preguntó Frederick; Zackary solo lo volteó a ver y soltó una pequeña risita.

–¡Claro que no! Simplemente me dieron ganas de escribir algo, no sé, me comenzó a gustar –Respondió Zack. Freddy simplemente lo vio arqueando la ceja y haciendo una mueca, tuvo el impulso de preguntarle si la bala no le afectó el cerebro, pero no lo hizo por no ser imprudente.

–¡Hey Zack! No lo vas a creer –dijo Albert emocionado, recargándose en el borde de la cama con las manos –despidieron a la Señora Parker por dejar entrar a un intruso armado –.

Zackary se puso de pie de un brinco y sonrió ampliamente –¡No te lo puedo creer, pero es genial! –Gritó. Albert asintió enérgicamente con la cabeza, y Freddy solo los miraba casi hacer fiesta.

–También hay una profesora suplente, la hija del profesor Gregory, y es tan linda, deberías verla dar clases –continuó Albert –y a nosotros nos han asignado otro profesor, un tal profesor William o algo así –.
–Es un buen profesor, casi tan bueno como el profesor Gregory –intervino Fred
–en eso sí tienes razón

El dolor de la herida en su pierna había desaparecido por completo, así que Zack estaba dispuesto a brincar de la emoción; no podía esperar a volver a la escuela, hasta que alguien tocó la puerta de su habitación. –Pueden pasar –dijo el chico, nada le podía quitar la sonrisa del rostro, o por lo menos casi nada.

El abuelo abrió la puerta. Zack seguía sonriendo, pero sus amigos habían quitado la sonrisa de sus rostros y la habían cambiado por una expresión de ligero pánico –Zackary, ve a la sala ahora mismo –le ordenó el abuelo en tono inexpresivo. Aunque igual el abuelo siempre había tenido un timbre de voz algo amenazante.

El chico no tuvo más opción que obedecer. Se despidió de sus amigos con la mano, y movió sus labios diciendo algo, pero no emitía ningún sonido. Lo que Zack quería decir era “ahora vuelvo”, y por suerte sus amigos lo lograron interpretar bien.

Cuando llegó a la sala, vio que Susan estaba de pie entre la sala y el comedor, sosteniendo algo detrás de ella, Zack no tenía que ser un genio para saber que lo que sostenía era ropa colgada en un gancho.

–Zack, te tengo una sorpresa –dijo su madre en tono dulce, luego le mostró a Zackary la ropa. Era un uniforme de camisa blanca de botones con cuello y un pantalón color tinto; cualquiera distinguía ese traje, era el uniforme de Steel. Al pobre de Zack se le fue el aire, deseó estar de nuevo en el hospital siendo atendido por la enfermera amargada con cara de pocos amigos

–En serio, si tanto me odian me hubieran puesto en adopción –dijo el chico sin pensarla mucho, Susan lo tomó como un chiste y rió.
–¿Vez? Te dije que le gustaría –le dijo el abuelo a Susan. Zackary lo volteó a ver con el ceño fruncido, ya casi le daban ganas de golpear a alguien, más bien, de golpear al abuelo.
–Una pregunta ¿Tendré que llevar ESO diario? –cuestionó Zack en tono de asco, apuntando hacia el uniforme.
–De lunes a viernes –le respondió Susan alegremente
–en serio, lo repito, si tanto me odian pónganme en adopción, o por lo menos usen una soga para ahorcarme, ya que un funeral es más alegre que esa escuela

Susan rió de nuevo, le parecía gracioso lo que su hijo le decía. En cuanto al abuelo, seguía inexpresivo, pero las frases de Zack lo irritaban.
Asistió a Steel el primer lunes de la semana siguiente. Albert y Freddy se ofrecieron a acompañarlo, pero eso no hacía que Zack se sintiese mejor. –Valla suerte que tienes –le dijo Albert bromeando ya en frente del edificio. Al chico rubio la broma le hizo sentir peor.

–Vamos, no puede ser tan malo –comentó Freddy, animando a Zack –además, nos podremos ver aún en el parque de patinetas después de clases, sales a la misma hora que nosotros –.

Zack entró al edificio y notó inmediatamente que estaba casi vacío. –No aguantaré ni la semana –se dijo a sí mismo, y recorrió los pasillos buscando señales de vida.

Los pasillos eran anchos y tenían paredes blancas ligeramente grises, el techo era completamente blanco y el suelo tenía un alfombrado color tinto. Por más que buscaba, no hallaba gente por el lugar.

Decidió buscar su salón de clases, el cual tardó en hallar. Cuando halló la puerta indicada, quedó unos segundos ahí parado pensando si debía de abrir esa puerta o no, al final optó por asomarse un poco.

El salón de clases era casi tan “alegre” como los pasillos: Tenía las mismas paredes, el mismo techo y el mismo suelo. Habían mesa bancos metálicos al igual que en su vieja escuela, solo que en su vieja escuela habían muchos más. En los mesa bancos se hallaban 2 niños y 3 niñas de la misma edad que Zack, todos anotando lo que la profesora les dictaba.

La maestra volteó hacia donde se hallaba Zackary, luego le hizo una señal con la mano para que entrara y el chico no tuvo más opción que obedecer. –Llegas tarde –rezongó la profesora, luego le mostró a Zack un asiento para que se sentara.

Lo que le enseñaban a Zack en Steel era mucho más avanzado de lo que le enseñaban en su vieja escuela, eso en parte le gustó al chico, pero por otro lado ahora se aburría porque algunas eran cosas que no le interesaban del todo. En realidad, Zackary sospechaba que lo que enseñaban en Steel era aún más avanzado de lo que enseñaban en la universidad.

En la hora del almuerzo iban a una cafetería, era casi igual a la que estaba en la vieja escuela de Zack, pero en Steel la cafetería tenía colores tinto y blanco, además de que el lugar era mucho más pequeño, y todos los grados almorzaban en la misma cafetería y a la misma hora.

–¿Qué creen que contenga este alimento? –Preguntó uno de los chicos de la mesa de Zack. Olvidé mencionar que se sentaban por grados.
–Quien sabe, tal vez deberíamos experimentar con él para saber que lo compone –sugirió el otro chico.

Zackary solo los veía y volteaba los ojos todo el tiempo –¿Qué importa? Es comida, ya saben, para comer ¿A quién le importa que contenga? –Dijo volteando los ojos. Estaba un poco irritado porque uno de los chicos había sacado una lupa de su bolsillo, como si el alimento se tratara de una especie de químico peligroso.

–A nosotros –dijo el chico que sacó la lupa, y comenzó a examinar la comida. Zack solo exclamó un “¡Agh!” y volteó los ojos de nuevo. Ese día lo hizo tan seguido que se consiguió un nuevo record personal.

Fue al parque de patinetas después de clases. Ahí estaban Albert y Fred, esperándolo –Hola Zack ¿Cómo te fue en tu nueva escuela? –Saludó Freddy. Zack lo vio con el seño fruncido y bastante molesto.

–“No puede ser tan malo” –arremedó Zackary irritado
–Vamos, no pudo ser TAN malo
–bueno pues… veamos: estuve escribiendo como idiota por casi 2 horas, sin contar que nos pusieron a hacer otras cosas ridículas aparte de escribir, estuve rodeado por 5 Miriam distintos, en la cafetería seguían hablando de estudiar, regresé al salón de clases y seguí escribiendo como idiota y me trataban como si fuera un mayor de edad ¿¡y tú dices “no pudo ser TAN malo”!? No me…
–OK, ya entendí, pero no es para tanto Zack
–preferiría mil veces estar en la cárcel a estar ahí, por lo menos en la cárcel puedes hallar algo para matar el aburrimiento, en Steel ME moriré de aburrimiento
–si tanto te molesta dile a tus padres, y si no, simplemente provoca tu expulsión, eres bueno irritando profesores y engreídos, y si aparentas ser idiota de nuevo de seguro te expulsarán

Zack lo pensó por unos segundos, luego le pareció una excelente idea. Lo mejor de todo, era que no tendría que esforzarse por irritar gente; si a él le irritaba alguien, la irritación era mutua, era una especie de impulso inconsciente.

–Sí, eso haré –le dijo Zack a Freddy alegremente –eres un genio Fred, cuídate de que no te descubran los de Steel –.

Fred no supo si reírse o molestarse por el comentario, así que quedó inexpresivo. Albert solamente se rio.

–oh bueno ¿Patinaremos o no? –Preguntó Albert, aún riéndose un poco. Sus amigos asintieron, y fueron a pasar el rato.

Capítulo 14:
Días después, Zackary vio a Ann en uno de sus sueños, esta recibía una llamada desde su casa; lo que le dijeron por teléfono la había hecho romper en llanto y salir del salón de clases. Zack no sabía que era exactamente qué clase de cosa le habían dicho, pero por alguna razón le dio lástima, y se sintió obligado a evitar que Ann recibiera esa llamada. Al día siguiente en clases, Zack no dejaba de mirar a Ann, la cual se ponía nerviosa por lo mismo.

–Deja de mirarme así –le dijo ella con tono de molestia.
–lo siento ¿estaba mirándote? –Zack se hizo el tonto
–No juegues conmigo, te repito: deja de mirarme así
–está bien, pero hazme un favor
–¿cuál favor?

Zackary estaba a punto de decir algo, pero de repente se quedó viendo hacia la nada. Ann chasqueó los dedos para sacar que Zack saliera del trance, y funcionó.

–¿qué? –Preguntó Zackary
–Te quedaste mirando al vacío, ¿por qué? –Dijo Ann. Hubo un pequeño silencio.
–No, no fue nada
–Dime, ¿tienes alguna enfermedad, síndrome o algo así?
–No, bueno sí… no sé
–¿qué te pasó?
–Ya te dije, nada, sólo hazme un favor
–Si te lo hago me dirás qué te pasó?
–Que no me pasó nada, solo te puedo decir que el favor que te pido es por tu bien
–Sí, claro –Dijo Ann sarcásticamente.

Zack la miró con una mueca de desagrado –solo no contestes la llamada –le dijo, luego miró hacia otro lado.

–¿Qué llamada? –Preguntó ella
–Nada, solamente no respondas –le dijo Zack, luego su tono se puso serio –es mejor que, te enteres al llegar a tu casa –.

Ann miró a Zack con incredulidad; la forma de actuar del chico le pareció extraña. –¿Te han dicho que eres raro? –Dijo, alejándose un poco de Zack.
–No hasta ahora, pero para todo hay una primera vez.

Un rato más tarde, una llamada llegó al teléfono de la profesora, esta contestó y por unos segundos se quedó inmóvil. Miró a Ann, luego le dio el teléfono –son tus padres –le dijo inexpresivamente. Ann se quedó unos segundos con el teléfono en la mano “solo no contestes la llamada” recordó. Quería obedecer, pero eran sus padres, y para ella cualquier cosa que dijera Zackary no era creíble, así que llevó el teléfono a su oído.

Unos segundos después colgó y rompió en llanto, le devolvió el teléfono a la profesora y salió del aula, aún llorando. –Mujeres, ¡Hm! –dijo uno de los chicos del salón de clases.

–Machista –le dijo Zack molesto, y siguió a Ann rápidamente.

Llegó a alcanzar a la chica por uno de los pasillos, la tomó del brazo, pero esta trató de zafarse golpeando a Zack. –¡Hey!, deja de golpearme –le dijo Zackary tratando de detenerla.

–¡suéltame! –gritó Ann llorando –¡quiero estar sola! –.
–¿en serio quieres eso? Si realmente lo quisieras no estuvieras llorando de esta forma, ¿no crees? –Dijo Zack con seriedad; su tono se parecía un poco al de Frederick, lo cual le pareció curioso y extraño por un momento.

Ann se tranquilizó y dejó de golpear a Zack; estaba atónita.–¿cómo te enteraste de que…? –Preguntó Ann, pero Zack la interrumpió.
–Es algo que no te puedo decir, pero te dije que hubiese sido mejor recibir la noticia en casa, quedaste en ridículo frente a todos los del salón, creo que perdiste reputación
–Me da igual ¿por qué no puedes decirme cómo te enteraste de que mi abuela murió?
–Te parecerá una historia ridícula
–creeré todo lo que digas, solo quiero saber cómo lo sabes –Ann dejó de llorar en ese momento, ya que todo su interés se centró en cómo es que Zack sabía esas cosas.
–Está bien, te lo diré. Te juro que sólo te diré la verdad, si me crees o no es tu problema

Ann sonrió un poco, y ambos se sentaron en el suelo uno en frente al otro –bien, comienza –ordenó la chica, impaciente.
–Pues creo que, empezó cuando tenía 5 años… esto sólo lo saben mi hermano menor y dos amigos míos, nadie más porque, tú sabes, es complicado y…
–¡no le des más vueltas al asunto, ya dímelo de una vez!
–Veo el futuro, en sueños o tal vez en visiones que llegan de repente. De vez en cuando también el pasado, es raro pero es útil en ocasiones
Ann miró a Zack con el seño fruncido, y este la miró sin expresión alguna –oh, entonces es eso ¿y esperas que te lo crea? –Preguntó la chica, enojada; creía que Zackary le estaba haciendo una broma.
–En realidad no, pero no perderé el tiempo convenciéndote, he tenido peleas con uno de mis amigos por intentarlo, y no me gustaría pelear contigo

La chica se ruborizó un poco y miró hacia un lado sonriendo. Zack miró la reacción de Ann y no la comprendió, pero le pareció que se veía linda de esa manera.

–Te vez bien cuando te sonrojas –le dijo –pero ¿por qué lo hiciste? –.
–Me parece lindo que no te quieras pelear conmigo –Ann lo miró a los ojos.
–No muchos se quisieran pelear con una chica, y sigues triste por lo de tu abuela
–Por cierto, ¿cómo lo supiste?
–Te dije nada más y nada menos que la verdad, lo juro, creerme o no es tu decisión
–Creo que, te creeré por esta vez, solamente porque tuve pruebas

El resto del rato conversaron amablemente ambos de cualquier cosa; Ann y Zack se habían vuelto buenos amigos. Su amistad con Ann le dio a Zackary las ganas para llevarse un poco mejor con el resto del salón de clases, con algunos no lograba socializar, y con otros por lo menos lograba saludarlos amigablemente.


Capítulo 15:
Era un día medio normal de la escuela, y Zack estaba como siempre tratando de estar lo más distraído posible. Tocaron la puerta y la profesora se aproximó a esta, abrió y entró un muchacho con el uniforme de Steel. Era un chico nuevo, obviamente.

El chico era de la misma edad y estatura que Zack, el color de su cabello era negro brillante, su piel era blanca como la nieve y sus ojos eran azul oscuro. Se veía bastante serio, pero sonreía maliciosamente y miraba a Zackary fijamente.

–Niños, este es Leonard y nos acompañará el resto del año, tal vez por más tiempo –dijo la profesora mostrándoles al chico.
–Mucho gusto –saludó Leonard educadamente, pero aún no despegaba los ojos de Zack.

Se dirigió a la silla vacía que estaba detrás de Zackary –¿Puedo sentarme? –Le preguntó; su voz sonaba amable, pero había algo que a Zack le incomodaba.

–No soy tu jefe, siéntate ahí si quieres, me da igual –Le respondió Zack.

Leonard se sentó en la silla, y no dejó de mirar a Zackary por el resto del día, cosa que lo incomodaba.

El día siguiente, Leonard se sentó a un lado de Zackary, el siguiente a un lado de Ann y el siguiente entre ambos.

Zack llegó después de clases al parque de patinaje como de costumbre, solo que esa vez llevó a Ann consigo para mostrarle el lugar. Notó que Albert y Freddy estaban molestos, y que no fueron a patinar inmediatamente después de que Zack llegara.

–Hola ¿Y ese milagro que no están patinando? –Le preguntó a sus amigos.
–Un chico nuevo, y es un idiota egocéntrico –le respondió Freddy malhumorado.
–Vamos, no puede ser tan malo Freddy
–ahora me doy cuenta que esa frase no apoya mucho, no la volveré a usar en mi vida

Zack sonrió por lo que dijo Freddy, no lo volvería a molestar con esa frase. –nunca digas nunca, por cierto ¿cómo es el chico? –Preguntó con indiferencia.

–Tiene el uniforme de Steel y parece muerto… o zombi, para que me entiendas está más que pálido y…
–Ese maldito de Leonard –Dijo Zack apretando los puños
–¿lo conoces?
–¿Tú qué crees?

Zackary fue a buscar a Leonard; moría de ganas por darle un buen puñetazo en la cara. Lo halló siendo felicitado por un grupo de chicos, lo cual hizo que la sangre de Zack hirviera de rabia, se dirigió hacia Leonard, este lo vio venir y sonrió burlonamente.

–¿Qué haces aquí? –Le preguntó Zack.
–Pues divirtiéndome un poco ¿qué no vez? ¿Y tú qué haces aquí? –Le respondió Leonard en tono confiado mientras lo veía a los ojos. Después de eso, hubo un silencio largo entre ambos.

Zack estaba más que furioso, pero por alguna razón no se atrevía a hacer nada, y ese algo era que Leonard le provocaba inseguridad. Dio media vuelta y se fue con rabia, ya que no le hizo nada a Leonard.

Albert, Frederick y Ann quedaron atónitos por lo que hizo Zack, pensaban que retaría a Leonard a patinar, o por lo menos lo golpearía en la cara.

–¿Qué pasó Zack? ¿Por qué no le enseñaste como se patinaba realmente? –Le preguntó Fred.
–O por lo menos cómo se golpeaba realmente –Añadió Albert.
–Para serles sincero, Leonard me ha dado un mal presentimiento desde que lo vi –explicó Zack –no es como la desconfianza que me provoca mi abuelo, es más bien… creo que es malo –.

Los 4 se miraron entre sí, luego no les quedó de otra que ignorar a Leonard, lo cual fue difícil.

El año no pasó precisamente volando para Zackary, en especial porque Leonard estaba pegado a Ann como un chicle se queda pegado en un zapato. A Zack le molestaba bastante el hecho de que Ann y Leonard estuviesen tan juntos todo el tiempo, era como si el “chico zombi” quisiera hacerlo enfadar quitándole a su mejor amiga.


Se acercaba el cumpleaños de Zack, y lo dejaron faltar a la escuela ese día, ya que se lo había rogado a sus padres casi de rodillas.

Albert y Frederick no habían visto la casa nueva de Zackary aún, y ambos chicos pensaban que se trataba de una casa pequeña como la anterior. La nueva casa de Zack era de 2 pisos, al entrar estaba la sala y más al fondo el comedor, y a la izquierda de este se hallaba la cocina. En la sala se hallaban las escaleras para el segundo piso, donde estaban todas las habitaciones.

–Esta casa está más grande –dijo Albert al entrar a la casa, quien miraba todo impresionado.
–No es para tanto –le dijo Zack –nos mudamos solo para callarle la boca al abuelo, quería que nos mudáramos a una casa a “nuestra altura” o algo así, pero a mí me gustaba mi antigua casa –.

En la hora de apagar las velitas, todos le preguntaron que había deseado. Él no iba a decir nada, creía en el mito de que decir que se deseo en un cumpleaños era de mala suerte, pero lo que deseó fue saber que tenía Leonard contra él.

Después deseó nunca haberlo deseado.

Al día siguiente en la escuela nada molestaba a Zack, ni siquiera Leonard. Zackary incluso se tomó su tiempo para salir, algo inusual en él.
Iba saliendo por la puerta principal, pero vio a Leonard con alguien y decidió ir a ver qué estaba haciendo. Se escondió detrás de la puerta de la escuela y trató de escuchar todo lo que ellos decían.

El sujeto con quien estaba Leonard era alto y parecía de unos 40 años, su cabello era gris y su piel blanca, además llevaba puesta una gabardina marrón claro y un sombrero; el sujeto no parecía de confianza.

Decidió acercarse más, así que fue corriendo hacia un arbusto y se ocultó tras él, ahí las cosas se oían mejor –¿oíste eso? –preguntó Leonard, y a Zack le pasó un escalofrío por la espalda.

–Es solo una estúpida ardilla, no cambies el tema –dijo el sujeto, y Zackary respiró aliviado.
–¿qué le estaba diciendo?
–Sobre el chico ¿seguro de que es él?
–Estoy casi completamente seguro
–¿casi?
–Sí, pero…
–no hay peros, tienes que estar cien por ciento seguro, no deben de haber errores en esto
–s-sí, claro
–me dijiste que había cumplido años hace poco ¿algún comportamiento extraño?
–estaba feliz como una lombriz, ni siquiera pude molestarlo
–¡te he dicho que no lo provoques ¿qué pasa si se da cuenta de lo que es capaz de hacer? Estás jugando con fuego muchacho!
–C-claro, pero…
–pones muchos peros ¿pero qué?
–¿pero entonces que hago para saber si realmente es él, si no puedo provocarlo para que me muestre de lo que es capaz?
–dale esto a la profesora… si el chico lo descifra, es a quien buscamos–. El sujeto le dio a Leonard una hoja doblada y este la guardó en un bolsillo de su pantalón.
–Después de saber si es él o no… –preguntó Leonard –¿qué haremos? –.
–Ya sabes: o trabaja para nosotros, o nosotros para su muerte, así de fácil.

A Zack se le durmieron las piernas por el miedo; tenía la corazonada de que a quien buscaban eran a el chico que los espiaba desde un arbusto, o sea a él. No quería saber que había en ese pedazo de papel, desde su experiencia con su hermano menor-mayor ya no subestima el poder de lo escrito en una hoja.

Leonard se fue del lugar junto al sujeto misterioso, y por suerte no tomaron el camino que Zack acostumbraba a tomar al ir al parque de patinaje o a casa. Zackary quiso correr a todo lo que daba, pero sus piernas no respondían, de hecho ninguna parte de su cuerpo respondía, solo temblaba.

Luego de unos minutos Zack ya se pudo mover y corrió hasta más no poder hacia el parque de patinaje, donde Albert y Fred lo habían estado esperando desde hace rato.

Cuando llegó sus amigos lo miraron molestos y luego un poco preocupados –perdón por el retraso –dijo Zack mientras tomaba aire.

–Zack, parece que has visto un fantasma ¿qué pasó? –Le preguntó Fred con preocupación.
–Larga historia, luego les explico –le respondió Zack, caminando hacia el interior del parque.

El resto del día continuó pálido y con cara de asustado, y ni siquiera se subió a la patineta. Lo único que quería era descifrar lo que Leonard y el otro sujeto querían hacer, por qué lo buscaban y qué tenía escrito exactamente ese papelito que el sujeto le dio a Leonard. Lo que más quería saber Zackary era de que era capaz, y por qué era tan peligroso que Leonard lo estuviese molestando.


Capítulo 16:
Llegó a casa y lo primero que hizo fue ir a encerrarse a su habitación para buscar respuestas. Estuvo dando vueltas por todo su cuarto, pero no se le ocurría nada. Por alguna razón recordó el papelito que le dio Alex; no sabía por qué, pero suponía que ver ese pedazo de papel le daría ideas, así que fue hacia sus cajones, y justo cuando iba a sacar la nota, Susan lo llamó para que bajara y saludara a alguien.

Disimuló el pánico que tenía por la mala experiencia a la salida de la escuela y bajó, ahí estaban sus padres con dos personas más: una mujer de piel clara, cabello castaño y ojos color miel; y un hombre de cabello negro, ojos marrón oscuro (parecían negros a simple vista), de la estatura de Marshall y con piel un poco más oscura que la de este.

–Zack, ¿Recuerdas a Amanda y a Miguel? –Le preguntó Susan.
–Hola Zack. –Dijo Amanda de forma amigable.
–¿Es tu hijo Susan? ¡Como ha crecido estos años! –Comentó Miguel, extendiéndole la mano a Zack para saludarlo, él solo siguió la corriente.

Zackary no lograba recordar mucho de Amanda o de Miguel, solo que eran viejos amigos de sus padres, y que Miguel era de familia extranjera, fuera de eso, para él, eran como dos completos extraños.

Se sentó en la sala con ellos; no conversó mucho, solo escuchaba las anécdotas que todos contaban. Estuvo ahí por un buen rato ya que, a pesar de que no habló mucho, se divertía con lo que contaban, e incluso se olvidó de Leonard.

En medio de la plática, una bombilla que colgaba del techo de la sala estalló sin previo aviso, Zack dio un salto por el susto, pero los demás siguieron tranquilos y solamente voltearon a ver el lugar donde hace unos momentos estaba la bombilla.

–¿De nuevo se rompió? –Dijo Susan alegremente, mientras se levantaba del sofá e iba por una escoba –Creo que, tendremos que llamar al electricista. –

Zack escuchó una pelea arriba, lograba reconocer la voz de Alex, pero no la de la persona con quien discutía este. Se puso de pie y se dirigió a la habitación de su hermano. Cuando entró, halló a Alex con alguien más discutiendo a gritos, o más bien peleando en el suelo por una simple figurita.

Con quien Alex peleaba era una chica de su misma edad y un poco más bajita que él. Su cabello era rubio, sus ojos eran color marrón oscuro y su piel era blanca. Llevaba puesto un vestido color verde con estampado de rosas blancas, y en su cabello llevaba una diadema verde que combinaba con el vestido. La niña se veía adorable, pero a la vez parecía bastante caprichosa.

–¡Te digo que no! –Gritó la niña mientras arrebataba la figurita de las manos de Alex y se ponía de pie –¡son muñecas, y son para niñas! –.
–¡Que no es una muñeca! –Dijo Alex con ira; sus cabellos parecían tener estática –¡Tú dile Zack! –.

Zackary solo se quedó callado por un momento; la escena le causaba un poco de gracia –pelear por tal tontería –se dijo a sí mismo en voz baja, luego miró a la niña. –Y tú niña ¿cómo te llamas? –Le preguntó amablemente. La pequeña solo volteó a ver a Zack con curiosidad.

–Miranda –Dijo indiferente, luego volvió al tema de las figuritas –¿en serio hay muñecas para niñas? –.
–¿Eres la hija de Amanda y Miguel?
–Mis papás se llaman así –Miranda sonrió.
–Entonces sí.
–¿sí qué? ¿Las muñecas para niños?
–Sí, hay “muñecas” para niños, y eres la hija de Amanda y Miguel.
–Oh, bueno yo me voy, adiós.

Miranda se despidió con la mano y se fue del cuarto de Alex dando brinquitos, no sin antes dejar caer la figurita al suelo. –Me cae mal ella –comentó Alex con un poco de rabia, y Zack estuvo de acuerdo con el niño, pero no lo expresó abiertamente.

Zack regresó a su habitación, tratando de olvidar el tema de los bombillos rotos y la irritante niña. Comprendía la actitud de Alex, ya que Miranda era una chica bastante molesta.

En ese momento, recordó la conversación del sujeto desconocido con Leonard sobre molestarlo, que era peligroso hacerlo, así que se le ocurrió ponerlo a prueba. La idea que se le ocurrió de cómo probarlo le provocó el odiarse a sí mismo, pero el fin justificaba los medios, por lo menos en esa ocasión.

Se dirigió a la habitación de Alex y le preguntó si podían hablar, este aceptó y ambos fueron al cuarto de Zack. Cerró la puerta para no dejar expuesto el secreto de su hermano.

–¿para qué me llamaste? –Preguntó Alex. Zackary solamente lo miró; no le iba a decir que eso era una especie de experimento, ya se odiaba a sí mismo por eso, no quería que su hermano lo odiara también. Pensó en una respuesta, pero decidió comenzar con la prueba de una vez.
–¿Te gusta esa niña? –Preguntó. Alex se ruborizó un poco, no por vergüenza, sino por enojo.
–No, ¡claro que no! La odio. –Respondió, apretando los puños.
–No puedes odiarla, apenas la conoces, y era bonita ¿no crees?
–No, no me gustan las niñas
–Oh ¿entonces te gustan los hombres? Vaya, no creí que fueses homosexual.

Alex no entendía lo que “homosexual” significaba, pero comprendió lo primero, y terminó aún más enojado. De nuevo, su cabello parecía tener un poco de estática. –¡no me gusta nada! ¡Ni niños ni niñas! ¡Los dos me molestan en la escuela! –gritó furioso. Parecía que quería llorar, lo cual le partió el corazón a Zack, pero continuó.

Algo que notó Zackary, es que Alex dijo que tanto los niños como las niñas lo molestaban en la escuela, lo cual le pareció curioso –Te molestan ambos, ¿por qué? –preguntó.
–Dicen que soy raro, por hacer que cosas se muevan solas. –Alex cruzó los brazos, pero su cabello parecía ya no tener estática.
–Pues, eso es raro, y mucho, porque yo no he visto a nadie que haga eso, solo tú.
–No me gusta que digan que soy raro.
–Debes serlo para que te guste Miranda.

La estática volvió a parar los cabellos del chico; le molestaba que Zack dijera que le gustaba Miranda. –No es verdad –dijo en voz baja, pero con rabia.
–Yo sé que te gusta, es la única que no te molesta con que eres raro, no va en tu escuela.
–¡A ella la odio más que a todas las niñas de la escuela! –Dijo a gritos, estaba realmente enojado. Luego, de la nada, el vidrio de la ventana de Zack se rompió, y Alex cayó inconsciente al suelo.

Lo que había oído de Leonard era cierto, pero ahora Zack estaba más molesto consigo mismo que con él. Cargó a Alex en su espalda y lo llevó a su habitación para recostarlo en la cama. –Perdón, luego me la cobras. –Le dijo, y se retiró del lugar para recoger los pedazos de vidrio roto de su habitación.

Capítulo 17:
La semana siguiente en la escuela, Leonard se hallaba molesto y no le quitaba la mirada de encima a Zack. Este se sentía incomodo por ello, pero el hecho de que Leonard estuviese molesto lo tranquilizaba, ya que era, en cierto modo, una buena señal.

Zack llegó al salón de clases y notó que la profesora no estaba, pero que el resto de los alumnos estaban en sus sillas estudiando. Se dirigió a su asiento y sacó su libreta de notas para hacer algo, procurando que nadie viese lo que escribía.

Ann notó que ocultaba algo, así que se acercó un poco para ver, pero Zackary se percató de inmediato lo que ella tramaba. –Valla Ann, si que eres sutil. –Le dijo en tono sarcástico y se alejó un poco de ella.

–Por Dios Zack, déjame ver qué escribes, por favor. –Le dijo, muriendo de curiosidad.
–no es nada ¿por qué quieres saber?
–¿Vez? Dijiste que no era nada, no hay problema.
–Y como no es nada no quieres saber.
–No, como que quiero saber porque lo ocultas ¿no crees?
–Si lo oculto es por algo ¿no crees?

Ann estaba a punto de decir algo más, pero notó que todos ponían atención a algo que Leonard tenía. Oía las voces de los demás diciendo “déjame ver eso”, “¿qué es?”, “¿dónde lo conseguiste?”, y ella quería saber también qué era, así que se dirigió hacia donde estaba Leonard. A pesar de que le molestaba que Leonard tuviera toda la atención, Zack respiró aliviado por el hecho de que le quitó a Ann y a su curiosidad de encima.

Unos minutos más tarde Ann volvió a su asiento a un lado de Zack con una sonrisa de satisfacción en el rostro.

–Y ahora: ¿qué clase de estupidez exótica hizo Leonard, el magnífico? –Le preguntó Zack con humor pero con rabia a la vez; le molestaba que Ann socializara con su enemigo.

–Eres muy celoso Zack. En realidad Leonard trae en un papelito un acertijo bastante extraño, está un poco difícil, pero fui la primera en resolverlo.
–Increíble. –Su tono se había vuelto sarcástico e indiferente.
–Eres un poco vil de vez en cuando, ¿por qué no vas a resolverlo?, será divertido.
–Tan divertido como esta escuela.
–Ese es el espí…-¡oye!, vaya majadero que eres.
Zack se encogió de hombros, haciendo que Ann se sintiera insultada.

–Zack, esa no es forma de tratar a las mujeres –Le dijo Leonard. El rubio volteó a verlo, y notó esa mirada maliciosa en sus ojos, la que siempre utilizaba a la hora de molestarlo o meterlo en problemas.
–Solamente mis familiares y amigos me llaman Zack, y tú no estás en ninguno de los dos grupos.
–Está bien, Zackary, vaya que eres cobarde.
–¿Y ahora por qué?
–Por tratar así a una mujer, y por el hecho de no querer resolver un simple acertijo. ¿Qué puedes perder? Ya todos saben que eres un idiota.

El comentario de Leonard provocó que Zack se molestara, así que cerró su libreta y se dirigió hacia su rival y hacia su pequeña hoja. Ann halló la oportunidad perfecta para saber qué tanto escribía el chico en su libreta, así que dirigió su mano hacia ella y la tomó rápidamente.

Zackary tomó la hoja que Leonard tenía en sus manos, y este reflejó satisfacción en su rostro, pero cuando Zack estaba a punto de ver qué había apuntado ahí, recordó que el sujeto con quien charlaba Leonard le había dado una hoja, y que lo que había dentro de ella les ayudaría a identificar quien era a quien buscaban.

Decidió cambiar de opinión, devolver el pedazo de papel –no, no lo haré. –Se dijo a sí mismo, y dejó la hoja en el mesa-banco de Leonard.
–Ahora sí que eres cobarde de cobardes, niño. Pero bueno, ¿qué le vamos a hacer?
–Yo no soy ningún cobarde, lo hago porque… porque no probaré nada si lo resuelvo o no. No le veo un punto a esto.

Leonard miró con rabia a Zackary, lo cual lo intimidó y a la vez le alegró. Ambos quedaron mirándose fijamente a los ojos, cuando la atención de todos se posó en Ann, o más bien algo que ella tenía.

–¿Y ahora qué? –Se preguntó Zack y se dirigió hacia donde estaba su amiga. Se dio cuenta que todos veían junto con ella una libreta de apuntes, y no cualquier libreta de apuntes, sino SU libreta de apuntes.

–Ann, ¿qué haces? –Le preguntó Zack casi a gritos. Ella solamente lo vio con cara de susto.
–Nada, viendo.
–¡Te dije que no vieras mi libreta de apuntes! ¡Por Dios Ann sí que eres metiche!

Todos voltearon a ver a Zackary, perplejos. –Ann había dicho que era tu libreta, pero no le había creído. –Dijo uno de los chicos con cara de asombro.

Zackary lo sabía: “gracias” a la curiosidad de Ann, le sería más difícil, si no es que imposible, ser expulsado de Steel. Miró hacia Leonard, y este seguía mirándolo con ira; era uno de los peores momentos de la vida de Zack.


En la hora de salida de la escuela, Zack le pidió a Ann que ambos charlaran a solas cuando todos los demás salieran del aula. A la chica no le quedó más que aceptar. Cuando ambos quedaron solos, la conversación comenzó: –Dime, ¿por qué tomaste mi libreta si te dije que no lo hicieras? –Preguntó Zack, molesto pero con serenidad; se parecía a su abuelo.

–Simple curiosidad, es todo. –Contestó Ann con indiferencia.
–“Simple curiosidad” ¿te das cuenta de lo que provocaste?
–Sí, ya no tengo dudas de que hay un cerebro dentro de tu cabeza, y el resto de los chicos piensan igual. Deberías de estar feliz, ahora por lo menos ya no estarás en riesgo de que te expulsen con tu actitud de vándalo.
–Ann, no puedo creer que no lo hayas notado, ¿no te das cuenta de que eso precisamente es lo que he querido desde que puse un pie en esta escuela?
–¿por qué querrías ser expulsado?
–Esta es una escuela para narcisistas, nerdos y mataditos, y no sé si te has dado cuenta pero yo no califico en ninguno de los tres. Además, quiero volver a mi vida normal en una escuela normal y con mis amigos normales.
–A ver: ¿escuela para narcisistas, nerdos y mataditos? ¿Así me ves tú?

Quedaron en silencio por unos momentos; Zack había metido la pata, de nuevo. –No yo no… yo no quería decir eso, perdóname. –Se disculpó.
–No, ya lo dijiste, ya me lastimaste y ya expusiste tu punto de vista. Si me crees una persona de esas piensa lo que quieras, solamente deja de hablarme.
–¿Ahora vas a ser mi enemiga por esto? Tú no eres nada de eso, solamente…
–¿solamente qué?
–Estás en esta escuela como yo, es todo.
–Sí, la diferencia es que a mí me agrada esta escuela, así que soy una de esos ”narcisistas, nerdos y mataditos”.

Ann dio media vuelta y se fue, y dejó a Zack con las palabras en la boca –terca. –Susurró.

Lo único que quería en ese momento era irse a su casa y olvidar todo, así que tomó su mochila bruscamente y salió del aula, tratando de sacar a Ann y la discusión que tuvo con ella de su cabeza, más no podía por la combinación de rabia y culpa en su interior.

Estaba saliendo del edificio y vio a Ann a lo lejos. Suspiró. Siguió caminando pero algo, una especie de sensación, lo hizo voltear atrás, no había nada así que siguió. Luego, al voltear tropezó con alguien –¡ten cuidado idiota! –Le dijo con quien tropezó. Zack volteó a verlo a la cara y vio que era Leonard.

–Y ahora qué, ¿te equivocaste de camino? –Le preguntó Zack con la intención de molestarlo.
–No, solamente decidí caminar un rato ¿algún problema con eso, Zack? –Respondió Leonard con tranquilidad, sonriendo de manera burlona como siempre.
–Ya te dije, no tienes el derecho de llamarme así, no somos amigos.
–Creo que en eso tienes razón Zackary. Te veré otro día, tengo prisa y no tengo tiempo para esto.

Leonard pasó por un lado de Zack, este volteó hacia donde su enemigo se dirigía y vio a lo lejos a alguien. Se percató de que era el mismo sujeto desconocido de la otra vez. –¿Qué demonios quiere con ese tipo? –Se preguntó a sí mismo, pero decidió ignorarlo; no quería llevarse un susto de nuevo.

Cambió de opinión cuando estaba ya en la esquina. Vio hacia atrás, notó que Leonard y el extraño charlaban, pero no podía oír nada de lo que decían. Recordó su habilidad para estar en ciertos lugares y momentos, decidió usarla en ese momento; por fin la usaría para algo realmente útil.

Corrió hacia un lugar cercano y se concentró en Leonard y el extraño, dentro de unos segundos ya estaba ahí, en ese momento. –Yo que pensaba que no iba a funcionar –pensó, pero se sintió triunfante. Se paró realmente cerca de ambos, igual ya sabía que no lo verían.

–…se peleó con su amiga, eso sí lo sé. –Dijo Leonard. Zack no entendía del todo el rumbo de la conversación, solo sabía que hablaban de él.
–Esto no está funcionando Leonard, no hemos avanzado nada.
–¿Y cómo hacerle entonces si ni siquiera quiere voltear a ver el papel?, además de que resolver el acertijo para el resto de la clase fue demasiado fácil. Es molesto que el sospechoso número uno esté entre genios.
–Sí, lo es. Y tenemos que buscar otra forma de verificar si él es a quien buscamos.
–Mejor simplemente lo secuestramos y lo torturamos hasta que lo diga.

A Zack le pasó un escalofrío por toda la espalda, se imaginaba todo de Leonard menos eso.

–No seas idiota hijo –dijo el extraño –si hacemos eso y no es él nos podría ir mal, y si lo es nos irá peor –.
–Pero si es él y no sabe podría…
–Es una estupidez, punto.
–Entonces ¿tienes una mejor idea?

La mirada del extraño se volvió increíblemente severa, peor que la del abuelo de Zack. Parecía que Leonard se había vuelto más pequeño, se veía tan indefenso ante el tipo que incluso dio lástima a Zackary.

–Sí, la tengo, y más vale que no vuelvas a hablarme así ¿entendiste? –Dijo el extraño. Leonard asintió ligeramente tembloroso. –Lo que tienes que hacer es acercarte a él, ser su amigo y que te tenga confianza, así podrás tenerlo mejor vigilado –.

Leonard miró al sujeto con cara de desagrado –¿ser su amigo? ¿Quieres que sea amigo de ese estúpido? –preguntó casi a gritos; odiaba la idea, al igual que Zack.
–No tienes opción ¿me has entendido? Desde ahora vas a ser amigo de él, pero es solamente para tenerlo cerca e investigarlo. No es obligación que te agrade, solo que tu le agrades.

Leonard asintió con la cabeza de mala gana –bien, pero si llego a hacerle daño será tu culpa –rezongó –y odio este lugar ¿por qué siempre nos reunimos aquí? –.
–Porque ya habías dicho que el chico odia este lugar, dudo que se quede aquí tiempo extra.
–Yo lo odio tanto como él.

Por un momento Zack sintió que Leonard le agradaba, gracias al hecho de que ambos odiaban a Steel, pero no debía de dejar que se le acercara o quisiera ser su amigo… ¿o sí?, se le había ocurrido algo, pero ya lo dejaría para después. Volvió a su cuerpo y se dirigió a casa, no sin antes echar un último vistazo desde lejos a Leonard y al extraño. Seguían hablando, pero decidió no escuchar más por el momento.

Capítulo 18:
Cuando llegó a casa, notó que había invitados en la sala.

Uno de ellos era un hombre con una edad cercana a la de Marshall, tal vez un poco más joven y un poco más bajo. De cabello negro, ojos azules y piel bronceada que parecía más bien quemado por el sol. Una barba un poco crecida que parecía que no se había afeitado esos últimos días. Vestía como si fuese a ir a hacer ejercicio: pants color gris, una camiseta blanca y tenis. Se veía amable, pero a la vez parecía un poco reservado.

Junto con el hombre estaban dos niñas de unos 9 años, eran gemelas. Tenían el cabello de color castaño claro, casi rubio, ondulado y ambas tenían una diadema color rosa. Ojos grandes y azules, piel blanca y lisa, y una sonrisa encantadora. Ambas usaban el mismo vestido rosa pastel y zapatos negros. Parecían muñequitas de colección.

Zack se quedó de pie admirando la belleza de ambas niñas. Una de ellas volteó hacia donde estaba él y lo saludó con la mano. Zack solamente hizo lo mismo con un poco de nervios y notó que la otra niña también lo había saludado. El chico sentía que era el mejor 2x1 que podía haber existido jamás.

–Hola Zack –Le dijo Marshall –. Ellos son nuevos vecinos, saluda –. Al parecer Marshall no notó que ya lo había hecho
–Hola –saludó Zack. Le temblaba un poco la voz ya que se sentía nervioso por las niñas; nunca le había pasado algo así. –Estaré arriba, a-adiós –. Corrió hacia su habitación, buscando en ella un refugio contra los nervios.

Se topó con Alex en el pasillo del segundo piso, quien estaba viendo desde ahí a todos en la sala. –¿Ya viste qué bonitas están esas niñas? –comentó, apuntando con el dedo hacia las gemelas.
–Sí, ya las vi, y sí, son muy lindas –Le respondió Zack, mirando a las niñas como si fuesen una obra de arte.
–Las estás viendo como si estuvieras enamorado.
–¡No es cierto!, solo dije que eran bonitas.
–Sí, y también las vez como si estuvieras enamorado.
–No digas nada, algún día te gustarán las mujeres como a mí y el que las verá como si estuviera enamorado serás tú.
–No, a mi no me va a pasar porque todas las chicas me odian.
–Las chicas a esa edad odian a todos los hombres.
–No, solo a mí, pero a los demás no, y hoy por accidente lastimé a una.
–¿La golpeaste? –Le preguntó, dejando de mirar a las gemelas para mirar con perplejidad a Alex.
–No, la lastimé, la lancé a la pared –Respondió Alex, luego se molestó de la nada –¡Pero solo fue un reflejo, y ella me estaba molestando! ¡Yo no tengo la culpa de nada! –Dio media vuelta con ira, entró corriendo a su habitación y cerró la puerta bruscamente, dejando a Zack confundido.
–¿Y ahora qué le hice? –Se preguntó a sí mismo y se dirigió a la habitación de su hermano.
Tocó varias veces, pero Alex no le abrió la puerta. Decidió que si su hermano se podía enojar sólo, también se podía tranquilizar sólo, y volvió a la sala para conocer mejor a los nuevos vecinos.

Escuchó que conversaban sobre en qué escuela podrían estar las niñas, por lo que notó que los vecinos nuevos venían de otra ciudad. Se sentó en el mismo sillón donde estaban las niñas y las saludó amablemente de nuevo.

–Tú debes de ser Zack –dijo una de ellas, la que estaba más cerca de él –. Me llamo Samanta, y mi hermana se llama Tamara, mucho gusto –.
–El gustó es mío. –Dijo Zack sin darse cuenta, y ambas chicas se ruborizaron por el comentario, lo cual hizo que se vieran más lindas para él.
–Ah, y mi papá se llama Mark –dijo Tamara.
–¿De dónde vienen? –Les preguntó.
–De muchos lados, mi papá trabaja en un circo.
–¿en serio?
–No, solamente bromeaba, en serio. En realidad venimos de Los Ángeles.
–Oh, ¿y por qué se cambiaron de casa?

Ambas se quedaron calladas por unos instantes y se miraron entre sí, parecían preguntarse la una a la otra si responder o no. Al final volvieron a mirar a Zack con un poco de seriedad en sus rostros.

–Se separaron nuestros papás, ya no se quieren cerca uno del otro porque mi mamá trataba mal a Matt, pero igual se lo quedó quien sabe por qué. –Explicó Samanta.
–¿Quién es Matt? –Preguntó Zack a pesar de sentir que la pregunta era imprudente.
–Nuestro hermano pequeño, tiene más o menos la edad de tu hermanito. Creo que se hubieran llevado bien ellos dos ¿no te parece?
–Sí. Ojala puedan recuperar a su hermano, es más: si pudiese, yo les ayudaría.

Ambas chicas le sonrieron con amabilidad; ese comentario que hizo Zack les pareció bastante lindo.

–Niñas, creo que ya sabemos en qué escuela van a quedar –Les avisó Mark poniéndose de pie, y ambas niñas voltearon a verlo –. Veremos lo que necesitan para la inscripción y demás, pero por ahora nos vamos porque tenemos que ordenar todo en la casa. Marshall nos va a ayudar un poco –. Marshall asintió con la cabeza y se puso de pie junto con Mark.

–Zack, ¿vienes a ayudar? –Le preguntó Marshall. El chico titubeó un poco, pero al final aceptó; todo con tal de estar con las gemelas un rato más.


En los días siguientes Leonard se había portado muy amablemente con Zack: los primeros días no le decía nada que lo ofendiera, y luego comenzó a intentar charlar. De vez en cuando Zack seguía la corriente, pero trataba de no entablar una amistad por ese momento.

Tenía planes para ello, pero no podía pensar con claridad, cosa que raras veces le había ocurrido. Culpaba a las nuevas vecinas, ese par de niñas idénticas y bellísimas que vivían en frente de su casa. Casi se moría cuando supo que la escuela en la que fueron a parar fue en la que acostumbraba a asistir antes, eso quiere decir que se veían diario con Albert y Freddy; la suerte de ellos, al parecer de Zack, era más que inmensa.

Un día, decidió por fin hablarles, entablar una conversación con ellas o invitarlas a algún lado. Pasó por una tienda de regalos antes de ir a clases, ahí, compró un osito de peluche pequeño pero caro; no le importaba, le daban bastante dinero sus padres (bastante). Pero antes de dar ese pequeño regalo, necesitaba asegurarse que era apropiado.

Fue con Ann después de clases, le dijo que quería hablar con ella de algo serio. Zack sabía que si sacaba el presente antes de explicar todo la chica llegaría a una conclusión equivocada, se haría ilusiones y luego él tendría que destrozarlas inevitablemente, así que le explicó al principio de qué se trataba todo.

–Mira Ann –comenzó –: resulta que unas chicas se mudaron a mi vecindario, y creo que es buena idea darles un regalo ¡pero de bienvenida!, no vayas a pensar otra cosa. Les compré uno de camino a la escuela, pero no sé si sea apropiado, ¿crees que me puedas ayudar con eso? –.

Ann hizo una mueca, no una de desagrado, sino una de no entender del todo el punto. Frunció la boca hacia un lado y levantó ambas cejas. –Pero, ¿estás seguro de eso? ¿Y si piensan otra cosa? Por ejemplo: podrían pensar que te gustan. –Explicó.

Zack quiso hablar, pero no logró más que tartamudear un poco entre “pues…” y “no es que…”. Ann rio un poco por lo mismo, y negó con la cabeza con una sonrisa burlona.

–No me digas que te gustan ¡pero si las acabas de conocer! –Dijo Ann.
–¡Claro que no! Son bonitas, es todo. –respondió Zack, ruborizado y mirando hacia abajo y a un costado.
–Está bien, no es para tanto. A ver ese regalo.

El chico se dirigió a su mochila y sacó el presente que había comprado. Era un pequeño osito marrón, no muy vistoso, tal vez demasiado para el precio que tenía. Ann examinó el peluche meticulosamente, como si se tratara de algo más cuidadoso que la simple apariencia del muñeco. –Pues… es sencillo, así que no creo que piensen mal de él. –Explicó. Por alguna razón, Zack respiró aliviado por ello.
–Gracias Ann. Te veo mañana. –Le dijo rápidamente. Le quitó el peluche y lo guardó rápidamente en su mochila, para luego cruzar la puerta corriendo.

En cuanto Zack salió, el semblante de Ann cambió por completo. No parecía alegre, al contrario, parecía deprimida, y sus ojos se habían enrojecido un poco. Suspiró y miró hacia el suelo. Tomó sus cosas y también salió, pero con un paso mucho más lento.

De camino a su casa, Zackary se halló con Leonard y chocó con él como era habitual; sus encuentros con él en la calle se hacían cada vez más frecuentes, lo cual era bastante sospechoso… y molesto. –Hola Zack –Le saludó, sin molestarse en lo más mínimo por el choque entre ellos, es más, tenía una sonrisa en su rostro.

–Hola –Dijo Zack secamente, y pasó por un lado de Leonard caminando.
–¿A dónde vas? –Leonard caminaba por detrás de Zack, lo seguía, cosa que lo irritó.
–A donde no te interesa.
–Por favor Zack, ¡ten un poco más de educación!
–A mi casa ¿qué, es novedad o algo así?
–En realidad sí, porque siempre vas al parque de patinetas primero.
–Oh, y es que ahora no puedo ir primero a mi casa.
–No digo eso, es solo que…
–¿Solo que qué?, dime ¿por qué tanto empeño en ser amigos ahora? –Preguntó Zack airado, pero aún así no mirada a Leonard.
–¿Qué no podemos ser amigos?
–¡No me refiero a eso! Todo el año molestándome, ¿y ahora queriendo entablar amistad conmigo? ¿Qué demonios tienes en esa cabeza Leonard? ¿Crees que cederé tan fácilmente? ¿Qué actuaré como si nada hubiera pasado y podremos ir tomados de las manos al parque de patinetas, conversar e invitarnos algún bocadillo como sin nunca hubiésemos peleado? ¡Reacciona!

Leonard se detuvo en seco, con rostro inexpresivo, y miró a Zack. Este también dejó de caminar y volteó a ver a Leonard.
–¿y ahora qué? –Le preguntó, pero Leonard seguía ahí de pie sin hacer o decir nada. –En serio, creo que tienes problemas. Ve a un psiquiatra… hablo en serio. –

Zackary estaba dispuesto a reanudar su caminata a casa, pero Leonard lo tomó del brazo con un rostro de desesperación.

–Si no vas a decir nada, déjame ir. Si voy primero a mi casa es por algo importante, y no estoy para tonterías Leonard. –Le dijo Zack; en ese momento ya estaba más que irritado, pero su tono de voz era más bien serio.
–Es que… comprende, por favor –Dijo Leonard. Su voz se había vuelto melancólica, pero Zack no estaba dispuesto a tentarse el corazón con él.
–Comprender, sí. ¿Comprender qué?
–No tienes idea de lo difícil que es esto para mí, yo… yo…
–¿Tú qué?
Leonard guardó silencio; su desesperación había aumentado un poco.
–¿Recuerdas cuando te dije “niño” la otra vez? –Preguntó.
–¿Y cómo que eso qué tiene que ver?
–Soy mayor que tú. No tengo la edad que aparento.
–¿Ahora tienes un desorden hormonal o algo por el estilo?

Hubo silencio entre ellos de nuevo. Leonard suspiró y se puso un poco más sereno. Zack estaba listo para cualquier cosa que dijera.

–No, peor que eso. –Explicó Leonard –He visto cosas, muchas. No sólo viví esta época, sino también cuando tu abuelo era joven, y tu bisabuelo, y tu tatarabuelo. –

Zack no dijo nada por unos segundos, simplemente estaba ahí incrédulo. Él y Leonard parecían estatuas, mirándose a los ojos. Entonces, de la nada, Zack comenzó a reír a carcajadas, no porque creyera que lo de Leonard fuese un chiste, sino por el hecho de que lo haya dicho tan de repente, en ese preciso momento. Para Zack eso era mucho más que simple desesperación, era más bien como su último recurso para llamar su atención.

–¡Por Dios Leonard! –Dijo entre risas –¡En serio tienes problemas! Ahora lo digo REALMENTE en serio: ve a un psiquiatra. –
–¡Deja de reírte! ¡Hablo en serio!
–No es que no te crea Leonard –Zack había dejado de reír un poco, pero seguía –, es que… decirlo todo de esta forma, ¡la gente creería que estás loco!, ¡loco!. –
–Tú también lo crees ¿no?
–En parte, claro. Por el hecho de habérmelo dicho todo de una manera tan idiota.
–¿Me crees y yo soy el loco?
–Primero te quejas porque me río de ti, ¿y ahora porque te creo? En serio que eres inconformista Leonard. Sí, te creo, pero no porque este loco o porque te esté tomando el pelo, sino porque creo que en cierto modo sí te vez viejo.
–Siempre he tenido esta apariencia Zackary.
–Da igual ¿Tienes alguna prueba de haber vivido tanto?
–Algo así, por lo menos te puedo probar que no puedo morir.
–Eso lo quiero ver.

Leonard miró hacia todos lados cuidadosamente, como si revisara que nadie lo estuviese viendo. Luego, sacó de su mochila sus tijeras, las cuales eran bastante filosas y puntiagudas, justo como las exigían en la escuela. Las tomó con fuerza con una mano, y luego, para la sorpresa de Zack, encajó las tijeras en su muñeca, haciendo una mueca de dolor por un momento, para después volver a su rostro sin ninguna clase de emoción.

La sangre salía a chorros, de una manera alarmante. Zack calculaba que Leonard estaría muerto en muy pero muy poco tiempo; se preguntaba si diría unas últimas palabras.

Pasaron unos instantes, luego más tiempo, y Leonard seguía ahí de pie, inexpresivo y con las tijeras clavadas en su muñeca, la cual parecía no tener más sangre que derramar. Sacó las tijeras de su cuerpo, entonces las volvió a meter a su mochila. Su mano temblaba un poco por el dolor.

Zack se había quedado sin palabras, –¿cómo puede seguir de pie?, no, ¿cómo puede seguir vivo? –Se preguntó en su mente.

Su rostro se había vuelto pálido por la impresión, estaba casi tan pálido como Leonard y temblaba como si tuviese hipotermia. Tomó la mano de Leonard y examinó la herida; aún no lo podía creer, pero ahí estaba, claramente no era ninguna clase de truco: nada más y nada menos que una profunda herida en un lugar peligroso para cortar. Cualquier otra persona hubiese estado muerta en ese momento.

–N-no eres humano. –Tartamudeó Zack, apenas con aliento, mientras soltaba la mano y Leonard y lo miraba directamente a los ojos.
–Define “humano” –Dijo Leonard, casi como un robot. Desde que le reveló su secreto a Zack era como si fuese otra persona, más fría y cerrada. No se parecía en casi nada al Leonard que conocía.
–¡Por Dios Leonard!, ¡de-definir algo así! –Zack sentía una combinación de terror, asombro e ira, la cual era completamente visible.

Leonard miró su herida indiferentemente, luego la tapó con su otra mano. –Esta va a tardar en sanar. –Murmuró, como si se tratara de una cosa cualquiera.

–Espera, ¿no te curas rápidamente?
–Un poco más rápido que la gente normal, fuera de eso, debo de esperar a que las heridas sanen. Habían otros que sanaban al instante, pero no es mi caso .Lo bueno es que no me dejan cicatrices –Explicó Leonard –. Por cierto, ten más cuidado a la hora de mirar a la gente a los ojos.

Zackary no comprendió eso último –¿Y por qué habría de tener cuidado con eso? –Preguntó. Leonard volteó los ojos, como si la respuesta fuese exageradamente obvia.
–Los demás podrían ver tus sentimientos y viceversa, sentir lo que tú, entre otras cosas. Es una maldición que pocas veces he visto.
–¿Maldición? ¿Por qué he de estar maldito?
–No me digas que es muy lindo eso. Es como estar vivo por siempre: suena emocionante, pero en realidad no es tan lindo como lo pintan –Una sonrisa maliciosa se dibujó en los labios de Leonard. –A menos de que sepas cómo aprovecharlo, en ese caso no sería una maldición del todo. –

Zack lo supo en ese momento: Leonard aprovechaba su inmortalidad y, más que eso, la disfrutaba y la amaba. No sabía si sentir repulsión o felicidad por ello, de hecho, no sabía qué sentir en ese momento; toda esa situación le había revuelto las ideas en la cabeza.

–De casualidad –Preguntó Leonard, aún sonriendo maliciosamente –¿No has experimentado otra clase de cosas… extrañas? –.
–¿A qué te refieres? –Preguntó Zack, más sin embargo, sabía perfectamente a lo que se refería.
–No lo sé, pareces de los chicos a los que les pasan cosas extrañas.
–Fuera de tú y tu… “bendición” no, nada extraño.
–¿Seguro? Ni siquiera cosas como… no sé ¿visiones o algo por el estilo?

Zack fingió una carcajada, la cual fue bastante convincente –¡Cielos Leonard!, ¡Vaya estupideces las que dices! Si tuviera visiones o algo así, las estuviera usando para cosas como ganar dinero, tú sabes, trabajaría de adivino. –Dijo riendo.
–Oh, bueno yo, pensé que eras cierta persona a quien busco, ya veo que me equivoqué –Dijo Leonard decepcionado, luego rio de forma claramente fingida –. Te veo mañana en la escuela Zack. –Dio media vuelta y se fue por el camino contrario.

Zackary no estaba del todo seguro de si se había librado de Leonard, pero sabía que por el momento era así. Esa idea hizo que se disiparan la impresión y el miedo de saber que era inmortal, y que en realidad tenía muchos más años que él, de hecho, tenía más años que su bisabuelo, el cual ya había muerto desde hace años.

Se fue a casa silbando; olvidó todo por completo en el camino: a las gemelas, la escuela, a Leonard y su inmortalidad, el hecho de que tenía otro extraño don además de los que ya conocía, todo. La caminata lo tranquilizaba, lo relajaba y lo desconectaba del mundo, en realidad, el simple hecho de estar en movimiento lo hacía sentir libre de las ataduras del mundo, tal vez por ello amaba a los autos, a las patinetas y el caminar.


Leonard, mientras tanto, se quedó esperando otro rato más en la escuela. Vio a lo lejos una figura, era su padre; ese sujeto a quien siempre veía ahí, frente a la escuela.

–Llegas tarde –Le reprochó a su padre. Este lo miró de forma severa, eso hizo que Leonard cambiara su actitud completamente, se volvió completamente tímido y sumiso por esos instantes.
–Dime, ¿ahora qué sabes de él?
–Ahora no estoy tan seguro si es él realmente, me dijo que no había tenido ninguna clase de visión, de hecho se rio al respecto.
–y, ¿entonces qué? Supongo que ha de ser un mediocre, uno del montón ¿cierto?
–No, no del todo.
–Y eso por…
–Porque noté algo en sus ojos.
–¡Sí, claro! ¡Veamos a la gente a los ojos! ¡Es claro que ahí están todas las respuestas! –Lo había dicho de forma sarcástica y severa, agitó sus brazos hacia el cielo, de hecho, al parecer había gritado su comentario al cielo. Estaba completamente molesto, pero ese comentario irónico le hizo calmarse un poco.
–Déjame explicarte: pude ver sus sentimientos.
–Me vas a decir que ahora puedes ver los sentimientos de las personas por medio de sus ojos.
–No, cualquiera puede en los ojos de ese idiota.
–Le tocó la mala suerte –Se había tranquilizado un poco en ese momento, es más, parecía mucho más calmado. –. Fuera de eso, para serte sincero, algo me dice que ese muchacho sí es a quien buscamos. Vigílalo más de cerca, y si él no se percata de su poder, tú guíalo. –

Leonard asintió tímidamente; era claro que su padre lo aterraba. Cuando este se iba a ir, el chico dijo una cosa más: –Por cierto, ya sabe que soy inmortal –.

–No me interesa –Dijo su padre, sin dejar de andar. –. Siempre y cuando no descubra el resto, todo estará bien. Por mi te pueden meter a un laboratorio del Área 51 o en uno de los tales expedientes X, no importa. –

A Leonard le molestó dicho comentario. Cuando vio que su padre estaba lo suficientemente lejos, le levantó su dedo medio completamente en forma de insulto. Si a él no le importaba que metieran a su hijo a un laboratorio científico, tampoco le importaría tal grosería.


Zack había llegado a su casa, ahí recordó repentinamente que le daría un regalo a las nuevas vecinas; le llegó como un balde de agua fría. Tomó el regalo de su mochila y corrió hacia la casa de las chicas. Tocó el timbre y respiró profundo, esperando que alguien abriera la puerta, de preferencia alguna de ellas.

Unos segundos más tarde una de las niñas abrió la puerta. Llevaba puestos unos jeans azul marino y una blusa purpura, y se estaba poniendo un lazo del mismo color para amarrar su cabello, con lo que parecía estar batallando.

–¿Te ayudo? –Preguntó Zack. La niña negó con la cabeza, al tiempo que se quitaba el listón, tomaba de nuevo su cabello y volvía a intentar amarrarlo. –Al parecer sí necesitas ayuda –Insistió. La chica lo volteó a ver, primero con una mueca, luego con resignación. Suspiró y asintió, le dio el listón en la mano y se puso de espaldas para que Zack le ayudara.

–Gracias, ya me estaba desesperando. –Agradeció, mientras el chico amarraba su cabello con el listón, maniobrando para que el regalo que les iba a dar de bienvenida no se le cayera.
–Ya está. Por cierto, ¿a dónde van? –Preguntó con curiosidad.
–Al aeropuerto. –Le respondió, dando media vuelta para no quedar de espaldas –Mi hermano vendrá de visita por un tiempo, tal vez a vivir, ¿no es genial? –.
–Mucho. ¡Ah!, y les traje un regalo de bienvenida.

La chica sonrió al ver el peluche que Zack traía en las manos –¡Está muy lindo! –Dijo emocionada –Se lo enseñaré a Samanta –.

–Gracias. Creo que me voy entonces, ojala que se puedan quedar con su hermano.
Justo cuando Zack se iba a ir, Tamara lo abrazó fuertemente, lo cual hizo que el chico se ruborizara. Sintió mariposas en el estómago y una felicidad inmensa, algo que nunca antes había sentido, pero no le molestaba el volverlo a sentir.
–Eres el niño más lindo que he conocido Zack –dijo la chica, lo cual hizo que Zack se ruborizara aún más.

Tamara dejó de abrazarlo y agitó su mano en señal de despedida. Zack hizo lo mismo y se dirigió a su casa, con una emoción y felicidad que nunca antes había sentido.

Fue a su habitación, se tiró a la cama y miró al techo por el resto de la tarde. Nunca antes se había sentido tan feliz, ni siquiera las veces que le ocurrían desgracias a la Señorita Parker.

Repentinamente tuvo una visión, llegó de improvisto; había olvidado que tenía esa capacidad.

Era el aeropuerto: un lugar grande, con bastante gente con maletas cargando o con llantas. Puertas automáticas de vidrio, por lo cual desde dentro del lugar se podía ver al estacionamiento y viceversa. Se oían los aviones aterrizar y despegar, aunque de vez en cuando el sonido era sofocado por el ruido de la gente hablando por teléfono, pidiendo su pase de abordar, saludando o despidiéndose de sus familiares.

Se trataba de un lugar que Zackary conocía muy bien, como la palma de su mano. La razón era que, a pesar de que él no era un viajero frecuente (de hecho, solamente había viajado en avión una o dos veces), su padre y su abuelo lo eran, y casi todo el tiempo los acompañaba allá.

Vio a ambas chicas, las gemelas, abrazando a un pequeño más o menos de la edad de Alex.

El chico tenía una larga cabellera negra que casi cubría sus enormes ojos azules; era de tez bastante blanca, aún más que la de las chicas; bajito y de complexión delgada. Vestía una camisa negra, unos jeans deslavados, un par de tenis negros y de su cuello colgaba un collar de yin yang.

Parecía un pequeño vampiro. Su mirada era ligeramente triste al igual que su sonrisa y, a pesar de que era solamente una especie de película lo que Zack veía, sentía algo de terror hacia el chico. Por alguna razón, si lo veía en persona no se acercaría a él tan fácilmente. Era como si emanara energía negativa.

Fuera de eso, el niño era bastante agradable a la vista. Su piel pálida, su rostro, sus ojos, su cabello, todo en él era dotado de hermosura. Si no fuese por la negatividad que parecía rodearlo, cualquiera se le acercaría y comentaría sobre su belleza.

En la noche Zack no dejó de pensar en el chico, de hecho, en algunas de sus pesadillas vio al niño y a la visión que tuvo. Se preguntaba cómo él podía significar algo malo. El hermano pequeño de esas chicas no podía significar algo malo, si era solamente un niño, y alguien con semejante apariencia no podía significar algo malo.

Capítulo 19:
No tuvo mucho tiempo para pensar en ello, pronto terminaría la primaria y entraría a la secundaria. Había escuchado maravillas sobre esa etapa por parte de los Skaters del parque: que ahí se conocían los amigos de toda la vida, las fiestas se hacían más intensas, se vivían los romances al máximo, entre otras cosas
.
Sabía que en Steel no aprovecharía las ventajas y maravillas de la secundaria, y también sabía que debía de ser expulsado pronto, si no, se quedaría estancado ahí probablemente hasta la preparatoria, cosa que no quería que sucediera.

Decidió preguntar cómo salir de tal problema a Frederick y a Albert; sabía que no era lo más sabio del mundo, pero no tenía a otras personas a quienes pedirles consejo además de sus padres, pero su madre estaba feliz con Zack en Steel y su padre no se hallaba muy seguido en casa.

Les preguntó en el parque de patinaje cuando iba llegando. Les explicó lo que Ann hizo con su libreta de apuntes y que eso le complicaría las cosas. Tanto Fred como Albert creían que era un caso casi perdido, pero no imposible.

–¿Cómo salir de Steel? –Suspiró Freddy en voz alta y lenta, y se sentó en una banca del parque. –Me suena a que será difícil, mucho muy difícil. Podrías…
–No, no funcionaría –Interrumpió Zack mirando al resto de los patinadores; parecía desinteresado o indiferente.
–¡Pero si ni siquiera te dije lo que…!
–Dañar propiedad escolar. Te oí decirlo antes de que lo dijeras… y no, no me expulsarán por patinar en los pasillos, ya lo intenté y con eso dieron la clase de física.

Frederick arqueó una ceja, confundido –¿Qué tú oíste que yo qué? –Preguntó sin saber bien lo que decía. Lo que quería preguntar era más bien: “¿Cómo pudiste oírme decirlo antes de que lo dijera?”.

–Es obvio ¿no? Lo supe por… ya sabes qué. –Respondió volteándolo a ver. Fred asintió en señal de que había comprendido.
–Hey Zack, y no se te ocurrió... ¿ya sabes qué pensé decirte? –Dijo Albert.
–Supe que preguntarías, que ibas a preguntar si sabía qué me ibas a decir, pero lo que me ibas a decir era más bien la pregunta.
–No entendí.
–No leo mentes Al, simplemente sé lo que me vas a decir. Me ibas a hacer la pregunta, pero no me ibas a explicar tu idea.
–Oh, vaya. ¿Y no sería buena idea que…?
–No pienso hacer eso, ¿de dónde sacaría los suficientes huevos y el papel higiénico?
–Tus padres te dan mucho dinero.
–El cual no pienso gastarlo en ello. Igual y ni me expulsaran por eso, además ¿Acaso no has visto el edificio? ¡Es enorme! Necesitaría un helicóptero o un avión y tirar todo desde arriba. Y no, no pienso conseguir ninguna de las dos cosas.
–Tienes el titulo de adivino bien ganado. ¿Has pensado en trabajar en ello?... ¿sabías que preguntaría eso?
–No, ya no oigo lo que me van a decir, gracias a Dios. Llega de vez en cuando.

Fred sonrió por el comentario y vio a los patinadores. Se le ocurrió que Zack podría ir a preguntarles a ellos; siempre tenían ideas ingeniosas, estúpidas, a veces aparentemente suicidas pero, sobre todo, eficaces.

–Oye Zack, ¿y si les preguntas a los Skaters de secundaria? –Le sugirió.
–No, no quiero que sepan que estoy en Steel; me verían raro. –Dijo Zack.
–Podrías mentirles y decirles que pides consejo porque un familiar o amigo tuyo está en esa escuela.
–Eso ya es cuento viejo. Yo no lo creería si me lo dijeran a mi.
–¿Se te ocurre algo mejor?

Zack no respondió, tenía la cabeza sin ideas.

Después de unos segundos silenciosos por no tener mucho que decir, una idea llegó a la mente de Zack –¡Ya sé! –Exclamó eufórico y se paró de un brinco de la banca. Albert y Freddy dieron un salto por el susto. –¡Por Dios! ¿Cómo no se me ocurrió? ¡Si es tan simple! –.

–¿Qué? ¿Qué te llegó o qué rayos? –Preguntó Fred casi sin aliento por el susto, con una voz ligeramente chillona.
–Le podría decir a mis padres que no me gusta estar en Steel ¡Ellos lo comprenderían! Les daría mis razones y listo, ¡no sé cómo no se me ocurrió antes!

Albert lo miró con un poco de sorpresa; no sabía qué expresión usar. Fred simplemente lo miró incrédulo, atónito y un poco molesto. –Casi me matas de un infarto ¿por esto? Cielos Zack, increíble revelación debo decir, merece un aplauso. –Dijo sarcásticamente, luego comenzó a aplaudir en forma de burla.

–Hablo en serio –rezongó Zack, mirando a Frederick con una mueca de desagrado –. Suena estúpido pero podría funcionar. Es una mejor idea que intentar volar el salón de química –.

Fred se encogió de hombros –Pues como quieras. Tú eres el genio –le dijo a Zack y más tranquilo. Se puso de pie y tomó su patineta, Albert y Zackary hicieron lo mismo.

Esperó un fin de semana cerca de su último día de clases, la razón era que Marshall estaría por esos días, y quería decírselo a sus dos padres de una vez.

Con lo que no contaba era con que su abuelo también estaría ahí y eso le complicaría las cosas; su abuelo, siempre cuestionándolo todo. Decidió esperar a que se fuera, pero no esperaba que un poco antes de su partida le contara algo que lo dejó atónito.


Zack iba bajando las escaleras en la mañana de un sábado, estaba medio dormido y aún tenía puesto el pijama. Vio que su abuelo estaba sentado en el sofá, esperándolo.

–Zackary, ¿podemos hablar? –Le pidió el abuelo. Zackary simplemente asintió y se sentó al lado de él, aún adormilado.
–¿Hablar de qué? –Preguntó el chico, tallándose un ojo con el puño y mirando al vacío.
–De algo, que me dijeron hace mucho tiempo –Respondió el abuelo serenamente, con una pequeña sonrisa –. Me gustaría contarte qué ocurrió, ¿te parece? –.
–¿Tengo opción?

La expresión del abuelo se había endurecido un poco, pero aún seguía extrañamente pasivo. –No me molestaría que mejoraras tus modales –Respondió con educación –. Ya sabes que a nosotros se nos entrega nuestra parte de la herencia al cumplir los 18 años ¿cierto? –.

–Me lo repiten hasta el cansancio ¿cómo no saberlo? –Zack había dejado de tallar su ojo y puso sus manos en sus rodillas. Aún seguía medio dormido, lo cual se notaba en su tono de voz, en su mirada perdida y que cabeceaba un poco.
–Sí. No sé si sabías, pero cuando me fue entregada a mi no sabía qué hacer con ella, así que fui con una adivina y…
–¡Que forma más estúpida de gastar dinero!
–¡No me interrumpas cuando te hablo! –Su voz se había vuelto más severa. Zack lo volteó a ver un poco asustado y asintió; ya no volvería a interrumpir –Bien. Como te iba diciendo, fui con una adivina; quería saber sobre mi futuro y sobre el futuro de mi familia. Ese día me dijo cosas muy… interesantes que no voy a olvidar –.

El abuelo guardó silencio; era obvio que quería que Zack dijera algo.

–Y supongo que me las vas a contar aquí y ahora ¿no? –Preguntó. Su abuelo esperaba que preguntara algo como “¿qué cosas?”, pero no se molestó por ello.
–Exactamente. De hecho, esto se lo conté a tu padre y a tus tíos, también a tus primos. Ahora te lo cuento a ti.
–¿Y para qué? Los adivinos solamente son ladrones que se la pasan viendo qué decir para tomar del bolsillo de otros. Si le atinaron bien, si no, también.
–No, créeme que no. Esta “ladrona” me dijo cosas, como dije, muy interesantes. Comenzó hablándome de mi pasado, y no cometió ninguna equivocación. Luego me habló de lo que vivía en ese momento, y luego comenzó con mi futuro. Todas las predicciones que me hizo se han cumplido, menos una: la que me pareció la más increíble e interesante de todas.

Zack miró al abuelo con curiosidad, pero luego se disipó. Si algo sabía de los adivinos, era que todo lo decían al azar y, si decían algo correcto, era que eran expertos en el lenguaje no verbal y que no habían conseguido empleo en otro lado; cuando se trataba de adivinar el futuro, usaban toda clase de métodos, pero no era que tuviesen alguna capacidad sobrenatural. Él sabía al respecto, no podía ser engañado.

–Supongo que lo dijo para impresionarte y sacarte más plata. –Expresó el chico en tono burlón.
–No, para nada. Aunque sí, por un momento creí que me estaba tomando por idiota.
–¿Y qué te dijo que te pareció tan impresionante? Debió haber sido algo estúpidamente increíble. Muy, muy increíble.
–Estás en lo correcto Zackary. Me habló de mi descendencia, me dijo que sería poderosa.
–Económicamente, ya sé. Tal vez un “Paris Hilton” en versión masculina se levante de entre nosotros.

El abuelo miró con enojo a Zack; aparentemente no tenía sentido del humor, o tal vez lo tenía, pero desapareció con la edad.

–No, no me refiero a económicamente. –Prosiguió y aclaró su garganta. –Por… increíble que suene, esa señora se refería a otro tipo de poder. Me dijo que tendría un descendiente con un poder de adivinación aún más fuerte que el de ella y que, de hecho, llegaría más allá de la adivinación; se puso pálida al decirme aquello. También que tendría a un descendiente con el poder de la telequinesis, sabes lo que es eso, ¿cierto? –Zack asintió; esa historia había llamado su atención, cosa que notó el abuelo –. Como dije, al principio pensé que bromeaba, o que creía que yo era un loco, pero luego noté que hablaba en serio. Me sonrió, me miró con respeto, me dijo que esa descendencia que tendría la capacidad de jugar a ser Dios, y me dijo que me envidiaba. Además de todo eso, me dijo que tendría la suerte de conocer a dicha descendencia. –

A Zackary se le heló la sangre y se le quitó el sueño de repente. “Jugar a ser Dios”, esa frase no le parecía divertida, a pesar de que tenía la palabra “jugar” en ella; nunca le gustó creerse superior. Sabía que la adivina hablaba de él, también de Alex. Sabía que el poder ponía a babear al abuelo y que, si bien debía de ser cuidadoso al no exponer sus talentos, debía de tener aún más cuidado con el abuelo de ahí en adelante.

–Zackary, ¿conoces a un familiar así? –Le preguntó después de unos segundos de silencio, sacando a Zack de sus pensamientos.
–No, no, yo no… ¿Y seguro que la tipa no consumía drogas o se escapó del manicomio?

La mirada del abuelo se volvió aún más severa, taladraba la cabeza de Zack con ella, lo intimidaba, entre otras cosas.

–Nadie, ¿seguro? –Insistió el abuelo, disimulando su rabia a como podía.

–Ya le dije que no –Le respondió Zack con completa serenidad –, y francamente no creo en esas cosas: ni en ver el futuro, ni en la telequinesis, ni en cualquier otra cosa que le haya dicho esa “adivina”. Si tuvo suerte y dijo cosas que se cumplieron, bien por ella, es suertuda; pero, si lo piensa mejor, es ridículo que exista gente así. Además, ¿qué clase de capacidades más allá de la adivinación?
–Eso yo me lo guardé para mi Zackary, y si no se lo dije a tu padre o al resto de tus familiares, mucho menos te lo diré a ti. Y creo que con esto me queda claro de que no conoces a nadie así.
–Ni lo conoceré, créeme.
–Está bien, que tengas buenos días. Y no te vuelvas a dormir; tienes esa mala costumbre.

El abuelo se puso de pie y se dirigió al patio de atrás; le gustaba salir a tomar aire en las mañanas. Zack respiró aliviado, se puso de pie y fue a su habitación a tomar sus cosas para ducharse. La plática con el abuelo lo había dejado intranquilo, no iba a poder dormir por ese rato y se preguntaba si dormiría esa noche.


Esa misma tarde decidió decirles a sus padres que ya no quería estar en Steel. Su abuelo iría a dar una vuelta, así que podría decir todo tranquilo.
Les dijo a sus padres que si podía hablar con ellos de algo importante, ellos dijeron que sí y se sentaron en la sala; cualquier conversación o noticia importante, al parecer, se daba en la sala. Susan y Marshall estaban sentados juntos en el sofá, Alex miraba como todo sucedía desde las escaleras y Zack caminaba de un lado a otro de la sala lentamente, pensando cómo le diría a sus padres que no quería seguir en Steel; no era algo tan impactante y serio como “soy homosexual” o “embaracé a una chica”, pero aún así era complicado decirlo.

–¿Por qué tan nervioso? –Le preguntó Marshall.
–Es que no sé cómo decirlo –Respondió Zack.
–¿Es algo grave?
–No, no mucho. No creo.
–¿Te metiste en problemas con alguien de la calle? ¿Estás molesto con nosotros? ¿Eres homosexual?
–No, por supuesto que no y… ¿Qué clase de pregunta es esa? Soy heterosexual ¿Y qué si no fuera así?
–Entonces ¿Por qué tan preocupado?
–Es que ustedes están tan felices conmigo en Steel y…
–¿Te expulsaron, suspendieron o algo parecido?
–Ojala fuera así. No es eso, es que no quiero seguir en esa escuela.

Zack había dejado de caminar en círculos y se quedó de pie en frente de sus padres, quienes lo miraban en silencio un poco desconcertados, su padre menos que su madre.

–¿No quieres estar en Steel? –Preguntó Susan –Pero si es la escuela más reconocida de la ciudad. Quiero decir que… esa escuela es lo mejor que pueda haber, muchos quieren estar ahí. Además, es lo mejor para ti, para jovencitos como tú. –

–¿Y cómo qué clase de jovencito soy mamá? Dímelo. –Zack se había molestado por el argumento de su madre; odiaba ser diferenciado del resto de esa forma.

–Pues, sobresalientes, diferentes, con más capacidades.
–¿Dices que tengo más capacidades que otros por ser casi una calculadora humana?
–También tienes otras capacidades, y esa escuela es la más indicada para explotarlas.
–Me sobreestimas.
–No lo creo. Te conozco bien Zack, sé que puedes hacer algo mejor, y que Steel es lo mejor para ti.
–¡Por el amor de Dios! Hasta hace poco te enteraste de mis “capacidades”. No me digas que me conoces.

A Zackary le dolió decirle eso a su madre, sabía que la había herido. Pero no podía decir que era la persona más feliz del mundo en Steel, y no pensaba sacrificar su felicidad y su juventud solamente por el hecho de que su madre estaba feliz con él en esa escuela.

Susan contenía sus leves ganas de llorar. Respiró profundo y preguntó: –¿Por qué no quieres seguir en Steel? –.

–Tengo una lista extensa –Explicó Zack –, pero mis principales razones son: Me tratan como a un adulto, no creo que encaje ahí, detesto que digan que soy “mejor” simplemente por estar ahí, me aburro más que en una escuela común, no tengo amigos porque odio la forma de ser de todos ellos (menos de Ann). Etcétera, etcétera, etcétera. –
–¡No te tratamos como a un adulto! Marshall, tú dile.

Marshall tembló un poco cuando su hijo y su esposa lo voltearon a ver esperando respuesta suya. Se sentía como cuando estás calmado en la escuela y de repente un mentiroso dice “él fue” apuntándote con el dedo índice mientras todos en la escuela te miran.

–A mi ni me metan. Sólo quiero que Zack esté cómodo y que sea buena escuela. Yo estaba completamente conforme con su escuela anterior; tenía buen nivel educativo. Claro, Steel no está mal, pero él es el que va a estudiar de lunes a viernes, yo no. –Se excusó Marshall; se sentía amenazado, su tono de voz y el hecho de que se halla alejado un poco hacia la esquina del sofá como si lo estuviesen amenazando con un arma lo delataban.

–¿Qué quieres decir con eso? –Preguntó Susan ligeramente molesta, con un poco de indignación y cruzando los brazos.
–Que si tan incómodo se siente en Steel, simplemente lo cambiemos a su antigua escuela.
–¿Crees que progrese más ahí?
–Que esté en Steel o no, no garantiza que vaya a ser más exitoso en la vida, y yo ya estoy orgulloso de él. Además, ponte en sus zapatos: ¿te gustaría ir toda la semana a un lugar que odias?

Susan suspiró y miró hacia el suelo. Consideró lo que Marshall le había dicho; era un buen argumento. –¿Estás seguro de que no quieres seguir en Steel? –Le preguntó a Zack.
–Claro que no quiero seguir ahí, si no, no les estuviera diciendo que quiero cambiar de escuela –Respondió.
–Espero no arrepentirme, pero ya no estarás en Steel. Iremos a inscribirte en otra escuela luego.

Zack sonrió por lo que Susan dijo; quería saltar de alegría, pero sabía que debía de contenerse. –Me parece bien –Dijo, disimulando su alegría.
Susan se retiró a la cocina casi al instante, Marshall fue detrás de ella, preparándose mentalmente para lo que sea. Zackary simplemente se dirigió a su habitación.

Se topó con Alex en las escaleras, pero no le sorprendió ya que Alex siempre observaba de lejos todo tipo de conversaciones. –¿Ya no vas a ir a Steel? –Le preguntó Alex.

–No.
–¿Volverás a tu vieja escuela?
–Tal vez.
–¿Te veré en el almuerzo?
–No creo.

Silencio.

–Oh, está bien.

Alex se fue dirigió a su habitación, estaba a punto de abrir la puerta, pero Zack lo detuvo. –Alex, por cierto, me dijiste que movías cosas sin tocarlas ¿verdad? –Le preguntó. El chico asintió.
–¿Por qué preguntas? –Preguntó Alex.
–No, por nada. Solamente no le digas al abuelo ¿está bien?
–Está bien ¿Por qué?
–Simplemente no le digas.

El chico no entendió por qué no decirle al abuelo, claro, sabía que el mover cosas sin tocarlas no era normal, pero no entendió del todo por qué no revelar su poder a su abuelo. –¿Y a nuestros padres? –preguntó.

Zack no supo exactamente qué responder, así que se encogió de hombros.

Capítulo 20
El lunes, Zack le dijo a Ann que el próximo año probablemente ya no estaría en Steel; le dio la noticia por medio de una nota en plena clase. No llegó respuesta hasta la salida de la escuela, de hecho, Ann no le habló hasta la salida de la escuela.

–Qué manera más valiente de decírmelo –Le dijo Ann a Zack cuando este iba saliendo del aula con su mochila; creía que Ann no le hablaría tal vez hasta mañana.

–¿Te refieres al pedazo de papel? No hallé otra manera. –Respondió el chico, acercándose un poco a Ann para platicar.
–Está el decírmelo de frente.
–Da lo mismo, lo sabes y eso es lo que quiero.
–No da lo mismo, ¿y por qué te quieres ir?
–Creo que sabes bien qué pienso de esta escuela.
–Sí, lo sé, pero no me puedo alegrar por ti.
–No esperaba que lo hicieras.
–Eres un majadero ¿ya te lo había dicho?
–Creo. Igual, estarás igual de bien y quizá mucho mejor sin mí. Si me quieres ver casi siempre estoy en el parque de patinaje, y tal vez venga a visitarte de vez en cuando ¿te parece bien?
–Nadie te quiere ver. Vete si quieres, qué importa.
–No te enojes Ann, no me gusta verte así.

Ann no respondió a ello, simplemente estaba ahí de pie y cruzada de brazos, mirando molesta a Zack.

–Te veo mañana en ese caso –Le dijo por último Zack –, Y ojala para mañana dejes de mirarme como si fuese delincuente. –Después de eso, Zack se fue y cerró la puerta detrás de él.

Ann vio a Zack marcharse, se arrepintió de actuar así con él. Le hubiese gustado decirle que él siempre le provocaba malestar estomacal y enrojecimiento en su rostro, también sudoración excesiva en sus manos y dificultad para articular palabras y frases. Además de todo la había vuelto masoquista, porque le encantaba estar cerca de él y sentir todo aquello; la irritaba y la volvía loca. Lo peor era que habían veces en las que no podía sacárselo de la cabeza, y lo mencionaba mucho en su diario “Zack esto, Zack aquello…”, a veces eran cosas buenas las que escribía, otras malas, pero nunca lograba escribir bien cuando lo mencionaba; sus ideas se desordenaban por completo.

Ese día, Ann escribió sobre Zack en su diario:
Zackary ya no va a asistir a Steel el próximo año. ¡Como lo odio! Dejarme así como así, ¡es inaceptable! Y decírmelo por medio de una nota aún más.
Lo voy a extrañar demasiado; no sé cómo pude vivir mi vida sin él.
A pesar de ello, debo de considerar que es mejor para mí. Él es todo lo contario a lo que he soñado en un hombre o en un amigo. Yo quiero a alguien responsable, caballeroso, estudioso, exitoso…
Mientras que él es la imagen viva de la irresponsabilidad, es infantil en ocasiones, no le interesa el estudio, dudo que llegue a ser algo en la vida. Entonces ¿por qué lo quiero junto a mí todo el tiempo?
Le dije a mi madre lo que sentía: las nauseas cuando él estaba cerca, el que me hacía titubear al decir las cosas, y que lo quería junto a mí siempre. Me dijo que me gustaba pero ¿gustarme él? ¡No por Dios! Aunque pensándolo bien, creo que es verdad. Tal vez debería de decírselo.
”.

Los últimos días de clases Ann escribía en la escuela siempre que podía un discurso de cómo decirle a Zack lo que sentía por él, pensaba qué momento sería adecuado con especial cuidado, hablaba frente a un espejo para ensayar, y repasaba una y otra vez lo que debía de decir. Lo hacía todo de manera más organizada de lo que debía de ser, como si se tratara de una entrevista de trabajo o alguna otra cosa. Ella quería que todo fuese perfecto, cuidaba cada detalle y analizaba las posibles situaciones.

Un poco antes del fin de cursos Ann decidió hablarle a Zack sobre sus sentimientos. El chico salió casi corriendo del salón de clases como de costumbre, lo cual hizo que Ann no tuviera más opción que seguirlo. Lo alcanzó en la puerta de la escuela y lo jaló de la mochila –¡Espera! –Le dijo.

Zack se tambaleó un poco y volteó hacia Ann. –¿Qué quieres? –Le preguntó Zack. La pregunta era grosera, pero su voz era amable.
–Sí. Es que yo… ¡Por Dios! No sé cómo decirlo.
–Simplemente dímelo, o mejor mañana si quieres, no hay problema.
–¡No!, te lo voy a decir ahorita. Yo… bueno, tú más bien. ¡No, espera! Déjame intentarlo de nuevo. ¡Dios! Lo había ensayado.
–Y yo que creía que eras atea… ¿ensayado qué? ¿Qué necesitas ensayar para luego decirlo? ¿A caso es un discurso de despedida?
–¡No! No es eso.
–¿Por qué estás tan nerviosa?

Zackary puso su manos en los hombros de Ann, esta se ruborizó y le comenzaron a sudar las manos; odiaba eso.

–Escucha Ann –Le dijo Zack con total serenidad –: Respira profundo, piensa lo que me vallas a decir y dilo, así de fácil. No puede ser algo tan difícil de decir. –

Ann lo hizo a como Zackary le ordenó, aún seguía nerviosa, pero no había vuelta atrás. –Me gustas –dijo con la mirada baja. Pensó en todo lo que hizo esos últimos días, como había organizado todo, pero que al final no le había servido de nada.

Vio la expresión de Zack, estaba boquiabierto. Este vio que Ann lo miraba, apartó sus manos de los hombros de ella y miró a otro lado. No sabía qué responder. Llevó una de sus manos a su bolsillo y otra a la nuca, luego comenzó a jugar con sus dedos , después se cruzó de brazos y luego metió los pulgares en los bolsillos mientras movía una de sus piernas.

–Pues… sí, eso era difícil de decir –Dijo al fin –. Y yo no sé qué decir. –
–En ese caso no me digas nada. –Le respondió Ann mientras enlazaba sus dedos y miraba a Zack con la cabeza gacha.
–Es que, en estos casos debo de decir algo. Esperas que diga algo ¿no?
–Sí, pero también tenía un discurso preparado para decirte que me gustabas, pero no me sirvió de nada, así que no sé qué esperar.
–Es que… no sé, estoy sorprendido. No me lo esperaba, para nada. Cualquier otra cosa menos eso. Para empezar, dicen que esto debe de ser al revés.
–Sí, ¿y por qué no fue así?

Zack guardó silencio; no sabía cómo decirle las cosas a Ann sin herirla. –La verdad, también me gustas, pero como amiga. No estoy en la edad. –Dijo Zack finalmente.

A Ann se le fue el aliento –Bien, está bien –dijo, conteniendo el llanto –. Entonces, quedamos como amigos –.
–No le hallo nada malo en eso, puedes conocer más chicos, yo puedo conocer chicas, etcétera. Si quieres después podríamos salir ¿te parece?
Ann asintió a pesar de que la idea no le agradaba del todo. Aún quería llorar, pero no podía frente a Zack, frente a cualquier otra persona menos frente a Zack; tenía que parecer firme frente a él. –Te veo mañana –Dijo Ann de último y se dirigió a su casa.

Soltó el llanto cuando estaba lo suficientemente lejos, no lo podía soportar más. Sentía que no debía de llorar, pero lo hacía. Sus sentimientos se lo exigían a pesar de que lo creía innecesario. Zack le había ofrecido su amistad, no la había rechazado, la había tratado con cariño, hasta le había dicho que podrían salir después; ella no hallaba una razón para sollozar en todo eso a pesar de que su amor no fue correspondido. Tenía a Zack como amigo ¿qué más quería?.

Se halló con Leonard de camino a su casa, de pie en la banqueta, esperando a que un semáforo marcara que podía pasar. Hallarlo a él ahí era algo extraño, ya que él nunca tomaba ese camino.

–Hola –lo saludó, poniéndose a un lado de él. Leonard miró a Ann con pequeña sonrisa, a ella le pareció que se veía bien sonriendo.
–Buenas tardes Ann, ¿por qué llorabas? –Preguntó Leonard. Su voz era tranquila, elegante, madura, atractiva. Era como si halagara a Ann con solamente hablar.
–No, por nada. –Se secó las lágrimas con el brazo en ese momento y miró hacia otro lado.
–Por Zack ¿cierto?
–Tal vez, pero no es su culpa. No… no estamos en la edad de ser novios.
–Creo que es así, aunque he visto parejas más jóvenes. De hecho, en algunos países se casan menores que ustedes.
–Pero no estamos en “esos países”.
–En eso tienes razón.

Ann le sonrió a Leonard; le pareció interesante el chico y, de cierta manera, de confianza. Pero aún tenía curiosidad: ¿Por qué él estaba ahí?.
–Oye Leonard, ¿y qué te trae por aquí?
–¿Aquí? ¿A qué te refieres con ello?
–Es decir, nunca te he visto pasar por aquí, ¿vas a algún lugar en especial?
–Oh, no, solamente decidí caminar un rato. Deberías intentarlo alguna vez.
–Lo tomaré en cuenta, pero después.

Leonard volvió a sonreír. Ann no entendía cómo era que Zack una vez había dicho que Leonard era malo, para ella él era bastante agradable, tanto su actitud como su físico. Tal vez su piel era demasiado pálida, como la de un cadáver, pero fuera de eso era atractivo.

–¿Sabes? Ahorita que mencionabas a Zack, he sospechado de cosas acerca de él, ¡no lo malinterpretes! No digo que él sea malo, es otro tipo de sospechas. –Dijo Leonard contemplando el cielo, sin perder la elegancia en su voz –. Creo que tú también has sospechado de ello ¿no? Solo digo que, tengo un presentimiento –.

Ambos se miraron a los ojos. A pesar de que era de Zackary de quien hablaban, era como si Ann se hubiese olvidado de él. Leonard por esos momentos llenaba el hueco que Zack había dejado en ella. No pensó en si volvería en cuanto dejaran de hablar, de hecho, tal vez esa plática llenara el hueco por un rato más.

–Sí, sé de lo que hablas. Es un chico misterioso aunque no lo parezca. A veces me da la tentación de extraerle sangre e investigarla.
–Pero hay muchos otros chicos misteriosos, no me digas que a todos quieres introducirles una jeringa por el torrente sanguíneo y extraerles un poco de sangre. ¿Hay algo que haga especial a Zackary?

La chica recordó el secreto de Zack por un momento; el hueco volvió por un instante, pero luego se fue.

–No lo creo –dijo ella con una risita –, igual y también me provocas esa tentación de vez en cuando –.
–No lo dudo Ann, no lo dudo. Pero no te dejaré hacerlo.
–Nunca creí que me dejaras. Aunque Zack sigue siendo más interesante porque… bueno, tiene sus atributos.

Los ojos de Leonard se llenaron de curiosidad, a pesar de que una parte de él decía que de lo que hablaba Ann era de los atributos que ella había hallado en él, lo que hacía que ella sintiera atracción por él.

–¿Sus atributos? ¿Cómo cuales? –Preguntó, mirando a los ojos de Ann; se notaba la curiosidad en él, pero aún conservaba su porte.
–Tiene lindos ojos y… –Ann suspiró, no creyó que decirle el secreto de Zack a Leonard fuese algo malo, después de todo, tal vez Leonard no le creía, además era sólo un chico como ella. –Sí, tiene un… secreto. No sé si se enoje por decírtelo, ¿pero qué daño podría causar? Tú quieres ser amigo suyo, creo que debes de saberlo. –
–¿Qué secreto?
–Según lo que yo recuerdo, ve el futuro en sus sueños o algo así. Nunca son buenas noticias lo que él ve. Me lo contó cuando un familiar mío murió, era que lo había visto.
–Eso… es interesante.
–Sí, ya sé que no me crees y que lo invento pero…
–¡No! ¿Cómo crees Ann? Por supuesto que te creo, no te creo capaz de mentir.

Leonard tomó de la mano de Ann al decir aquello. Gracias a esa acción la chica supo que Leonard le creía, le pareció extraño eso, pero no lo suficiente como para prestarle atención.

–¿Y hay algo más aparte de eso? –Le preguntó a la chica.
–No sé, eso tendrías que preguntárselo a él o a sus amigos. Por cierto, se me hace tarde y mis papás podrían preocuparse ¿sueltas mi mano por favor?

Leonard soltó la mano de Ann con cuidado, y esta caminó lo más rápido que pudo a su casa. No era que sus padres se preocuparan porque llegara tarde, era que se sentía culpable por decirle a Leonard el secretó de Zack, ya que era él era el único que debía de contárselo, nadie más.
En cuanto a Zack, él había tenido una mala corazonada durante todo el trayecto al parque de patinetas, no sabía qué era e intentó no preocuparse, pero seguía inquieto.

Capítulo 21:
Frederick y Albert lo estaban esperando en la entrada del parque. Zack iba a entrar, pero ambos se le pusieron en frente.

–¿No vamos a entrar o qué? –Preguntó, mirando a ambos arqueando una ceja, esperando, lejos de una respuesta, que se movieran para poder entrar y pasar el rato.
–No –Respondió Frederick, pero lejos de parecer molesto por ello estaba más bien alegre.
–¿Y por qué?
–Porque –Explicó Albert, un poco emocionado –, hoy patinaremos en la calle para celebrar que ya vamos a terminar la primaria. –
–¿Seguros que quieren?
–¿Por qué? ¿Tú no?
–¡Claro que quiero! ¡Vamos ya, no nos quedemos aquí parados como idiotas!

Sus dos amigos sonrieron, Frederick tomó a Zack del brazo y se dirigieron a donde sea que fuera un buen lugar para patinar.

De camino hallaron unos departamentos abandonados, de esos llenos de grafiti, moho, fierros oxidados, tal vez uno que otro joven drogadicto que va a ese lugar para no ser molestado mientras se adentra en su mundo fantástico por medio de fármacos y droga.

Sus paredes eran de un amarillo desagradable y la pintura se caía a pedazos, dejando a la vista algunos ladrillos, mientras que la tierra y el polvo se asentaban dentro de lo que una vez fueron lugares agradables y habitables. Había miles de telarañas allá y acá, además de varios insectos rastreros. Gracias a la combinación de todos esos factores, se notaba que el lugar no había sido habitado por un buen tiempo.

Zackary miró los departamentos y sugirió que podrían patinar en ese lugar. Albert miró la zona que Zack señalaba y sintió algo de escalofríos, mientras que Frederick alzó la ceja y miró con incredulidad al rubio.

–¿Estás seguro que quieres patinar ahí? –Le preguntó, pasando de tener una mueca de desconfianza a una de desagrado.
–Claro que quiero ¿Acaso crees que bromeaba? ¿No son los que patinan en esos lugares los Skaters más respetados en el parque y en unos cuantos lugares más? –Respondió Zackary, con algo de emoción en su hablar.
–Quiero ser respetado, sí, pero hay otro respeto además del respeto por los muertos ¿no crees?
–Déjate de sarcasmos Fred ¿Qué no querían patinar fuera?
–Fuera del parque, pero no de la civilización.
–No respetas mis órdenes ¿no? –Zack había sonado como si le divirtiera su comentario y el de Fred; obviamente bromeaba, pero aún así moría por hacer algo en ese lugar.
–Si tienes seguro de vida haz lo que quieras. Entraré contigo, pero no garantizo que vaya a siquiera subirme a la patineta mientras esté ahí adentro –Frederick miró a Albert, quien seguía mirando con respeto (o tal vez miedo) al edificio –. Al ¿entras con nosotros o esperas aquí? –.

Albert miró a los chicos y tragó saliva –ustedes sí que son temerarios –murmuró, luego, respirando profundo, dijo: –Si quieren vamos, pero luego vallamos al estacionamiento de la plaza o algo así, que este lugar da escalofríos –.

Zack sonrió y entró corriendo al lugar, dejando atrás a Albert y a Frederick, que iban a paso un poco más lento; Albert porque el lugar era escalofriante para él, mientras que Fred pensaba que era poco prudente patinar en un lugar así.

El rubio vio unos escalones –saltar esas escaleras… –pensó –¿Se podría? –.

Subió las escaleras e hizo los cálculos, en ese momento supo que no podría. A pesar de todo, nunca había intentado desafiar a sus números, y sintió que ese era un excelente momento para hacerlo.

–¡Oigan ¡Al, Fred! –Les gritó desde los escalones, cosa que no ocupaba hacer, ya que ambos estaban viéndolo desde el primer escalón –voy a saltar esto ¿les parece? –.

Frederick levantó las cejas y miró el tramo a saltar –¿estás seguro de esto? –le preguntó a Zackary, algo preocupado por la decisión de este.
–No. –Le respondió Zack.
–¿Te has vuelto loco o qué? –Le gritó Frederick, atónito, cambiando la expresión de su rostro completamente.
–Quién sabe, tal vez todo mundo está loco. Quiero ver si puedo hacer que mis cálculos se equivoquen; ya saben, sentir que todo el tiempo esos numeritos están en lo correcto sin siquiera tener una prueba realmente concreta es un poco… molesto.
–Creo que las pruebas de que “esos numeritos” siempre están en lo correcto abundan ¿no te parece?
–Tratándose de mí, no.

Albert rio un poco, aceptando que Zack tenía algo de razón –Tomando en cuenta de que a ti te pasa CADA COSA, total y puedes violar las leyes naturales o qué se yo –Dijo, apartándose un poco de las escaleras para dejar que su amigo haga ese salto.

Frederick hizo lo mismo, resignado y cruzado de brazos. Recordó un teléfono de monedas no muy lejos del lugar, así que sacó unos cuantos centavos de su bolsillo, teniéndolos a la mano por si la gran estupidez de Zack le dejara heridas lo suficientemente graves para ir y llamar a una ambulancia.

Zackary sentía el estómago revuelto, no sabía si por el miedo o por la emoción. Puso su patineta en el suelo y subió a ella, dándole a todo lo que pudo para poder saltar esos escalones.

Palideció cuando vio que no aterrizaría bien, cerró los ojos a la hora de caer. Rodó un poco a través del suelo, y sintió como se lastimaba a cada vuelta que daba a través del piso. Dejó de rodar y terminó boca abajo, lo cual le ahorró la pena de dar otra vuelta más para poder ponerse de pie, apoyándose con sus manos para poder levantarse.

Frederick y Albert acudieron en su ayuda, lo tomaron de los brazos y lo ayudaron a pararse.

Tenía un labio partido, varias raspaduras, tal vez cierto golpe cerca de la ceja le dejaría una cicatriz, y tal vez se había roto un brazo. Le dolía bastante, y eso se notaba en la expresión de dolor de su rostro.

–Te dije, fue una estupidez –le dijo Fred en tono molesto, pero para nada sorprendido, de hecho, estaba bastante sereno.
–Bien, ya no más pruebas a mi capacidad de cálculo –Se dijo Zack a sí mismo con una combinación de dolor y satisfacción, luego miró a Frederick y le explicó: –. Y, en realidad, no dijiste que era una estupidez, me preguntaste si estaba seguro de hacer tal cosa, y luego si estaba loco –.
–¿Y qué? Se entendió el mensaje ¿o es que el “estás seguro” no puede ser sinónimo de “es ridículo que lo hagas”?
–No, no lo son en lo más mínimo, porque hay una diferencia entre no estar seguro de hacer algo y hacer algo ridículo. Además, me la paso haciendo estupideces según tú ¿no es así?
–Sí, pero esta estupidez en especial cruzó el límite, y aparte de todo, lo tuyo más bien son cosas temerarias que ponen a las probabilidades contra ti ¡pero no intentan desafiar las leyes de la física!

Albert se detuvo a examinar a Zackary con preocupación, luego interrumpió la discusión de sus dos amigos, diciendo: –Yo creo que lo mejor es que lo llevemos a un hospital –.

–No es tan grave, y es más, ya ni me duele. –le dijo Zack con tranquilidad.
–No te hagas el fuerte con nosotros, está bien.
–Al, hablo en serio: no me duele, estoy bien, etcétera, etcétera, etcétera.

Frederick miró a Zack con los ojos entrecerrados y haciendo una mueca con la boca, era su forma de decir sin palabras “no puedo creer que digas/hagas/pienses eso”. Resopló y, cuando estaba a punto de reprender a Zack, notó que ya no tenía esa herida arriba de la ceja, la cual hace unos segundos sangraba a chorros; además de que tampoco estaba herido del labio, lesión la cual era bastante notoria.

Su mirada cambió de indignada a preocupada y sorprendida, tenía la boca ligeramente abierta, y no se movió por unos segundos. No sabía qué decir o qué pensar, se suponía que con alguien como Zack se debería de preparar para cualquier tipo de cosa, pero al parecer siempre que Fred creía que ya había visto todo por parte de él, siempre sacaba son otra cosa.

Zack notó eso y al instante supo que algo no estaba bien; si Frederick se quedaba estático con esa expresión, había algo mal.
–¿Qué ocurre Fred? –Le preguntó, intentando disimular su miedo a que algo malo hubiese pasado.
–N-no estás herido –Respondió con la voz un poco temblorosa.
Zack lo miró por un momento, sin creer lo que acababa de escuchar. Respiró profundo y vio su cuerpo; fuera de que tenía uno que otro pequeño raspón, no había ninguna herida de gravedad en él, incluso dejó de dolerle el brazo.

Tanto Albert como Freddy soltaron a Zack, este estaba estupefacto, fuera de sí. Se quedó mirando al suelo por unos segundos, para después irse caminando, casi como zombi, de los departamentos.

A sus amigos no les quedó más que seguirlo, a ver qué salía de todo eso.

Zackary se dirigió a un mini-súper no muy lejano de ahí. Cuando entró lo refrescó el aire acondicionado del local; casi parecía que no hacía calor afuera. Los productos estaban acomodados casi por secciones, tal como los libros por género en una librería. En la parte izquierda del lugar se hallaba el cajero y un chico de unos 19 años, cabello negro y tez blanca; leía una revista con indiferencia, tal vez no notó que Zack había entrado al mini-súper. Al otro lado del lugar estaba un refrigerador con puertas transparentes, donde se hallaban las sodas o los bocadillos que necesitaban estar fríos. Tanto el suelo era de un azulejo blanco, y una pared era de cristal, como en casi todo mini-súper.

Zack se dirigió hacia el refrigerador, mientras que Albert se recargaba en una pared mientras que, con cara de alivio, disfrutaba de la temperatura del lugar. Frederick miraba con atención al rubio, con los brazos cruzados y a unos escasos metros de él, preguntándose una y otra vez qué irá a hacer.

Zackary tomó una botella de vidrio y sacó de su bolsillo un poco de dinero, se dirigió hacia la caja para pagar y el chico detrás del mostrador volteó hacia él. Zack dejó la soda y el dinero en el mostrador e inmediatamente el otro chico, aparentemente de mala gana, comenzó a hacer su trabajo.

–¿Es todo niño? –Le preguntó el pelinegro con bastante indiferencia, mientras que verificaba el precio de la soda y le devolvía el cambio al chiquillo; tal vez estaba un poco harto de su propia vida, por eso su actitud y la forma de mirar a Zack, que era como si le molestara su propia presencia.

–Sí, es todo. –Le respondió Zack, igual de inexpresivo. Tomó la soda y se dirigió fuera del lugar, con sus amigos tras él.
Caminó un poco hasta hallar un poste, luego, tomó la botella de vidrio y la estampó contra este. Recogió un pedazo de vidrio del suelo y lo encajó en medio de su mano, intentando no gritar por el dolor; simplemente mordió sus labios y cerró los ojos con fuerza, para después respirar profundo y volver a su rostro inexpresivo.

A ese punto Albert y Frederick creían que se había vuelto loco. Freddy corrió hacia él, tomó a Zack de sus muñecas y sacó el vidrio de su mano –¿Acaso perdiste la razón? –Le preguntó histérico, intentando no hacer mucho escándalo.

–No –Le respondió Zack, casi ausente, viendo su propia mano; luego de unos segundos, la miró con sorpresa.
–Entonces ¿Se puede saber por qué metiste un vidrio en tu mano? ¿Acaso eres suicida?
–No, y aunque lo fuera no podría matarme.
–¿De qué demonios hablas?
–Mira donde estaba el vidrio.

Frederick vio la mano de Zack, y notó que la herida se había desvanecido y solamente quedaba algo de sangre coagulada. Tocó la mano y la examinó incrédulo y atónito, intentando decir algo, pero el sonido no salía de su boca.

Albert miró la mano de Zack, pero parecía más bien sorprendido y a la vez emocionado; él siempre actuaba de esa forma al ver algo increíble, no se asustaba como la mayoría de la gente.

–Vaya Zack, ahora te curas en tiempo record. Eso es bueno ¿no te parece? –Le dijo Albert en tono alegre.
–¿No estás sorprendido, asustado o algo? –Le preguntó Zack.
–Lo estaría si te hubieras roto un hueso; ya me acostumbré a que nos pasen cosas raras contigo. Es extraño, Fred es el maduro que se supone que no debería de sorprenderse.

–Albert ¿te das cuenta de que esto no es normal? –Lo reprendió Frederick –No creo que sea para alegrarse. Si Zack se llega a lastimar frente a alguien podrían saber lo que hace –.
–Pero no se va a ir matando todo el tiempo ¿no?

Fred respiró profundo con resignación; sabía que no haría cambiar de opinión a Albert, aunque tenía razón en parte: Zack no era tan torpe como para estar lastimándose todo el tiempo.

En cuanto a Zackary, pensó en las ventajas de curarse así de rápido, como que no iría al hospital; odiaba ese lugar por miles de razones, como que todas las noches veía las atrocidades que ahí ocurrían.

–¿Y si volvemos al parque de patinaje? –Preguntó Frederick. Ninguno titubeó al decir que sí.


De camino, Zackary recordó a cierta persona, alguien que no quería recordar, pero no pudo evitarlo.

–Olvidé decirles la otra vez: ¿Recuerdan a Leonard? –Les dijo Zack; Frederick y Albert asintieron –. Pues… él también sana así, bueno, por lo menos sana un poco más rápido que la gente, y es inmortal de hecho. Ha vivido desde la época de las colonias. Me lo demostró, y no miento –.
–Si él es inmortal, supongo que tú también lo eres. Quién sabe, tal vez tenga tus mismas capacidades. –Comentó Fred con seriedad.
–No me digas eso
–¿Y si es cierto qué?

Hubo un prolongado silencio. Zackary sabía que cabía la posibilidad de que lo que dijo Frederick fuera cierto. A pesar de ello, no tenía pruebas contundentes, es más, estaba agradecido de no tenerlas.

–Ahora que lo dices –confesó Zack –, Leonard siempre anda vigilante conmigo, y he visto que habla con alguien, le da información sobre mí. No sé ni por qué me buscan pero lo hacen. –De nuevo todo estuvo callado entre ellos.

–Ve el lado bueno –dijo Albert, rompiendo el silencio –: ya no estarás en Steel y no estarás cerca de él. No te va a poder seguir molestando. –

El argumento de Albert era cierto, y había hecho sentir mejor a Zack; Albert no era tan maduro como Zackary o Freddy, pero siempre decía algo que hacía sentir mejor a otros, y esa vez no fue la excepción.

Capítulo 22:
Las vacaciones habían comenzado: Zack casi vivía en el parque de patinetas o en lugares de la ciudad abandonados; quisieron seguir practicando en esos terrenos a pesar de los riesgos. De vez en cuando salía con Fred y Albert a algún lado, tal vez al parque, tal vez a una plaza, tal vez al parque de patinetas. Decidió no molestar a las gemelas, quería que pasaran tiempo con su hermano pequeño, además de que sentiría culpa por lo que sucedió con Ann, a quien no había visto en las vacaciones.

Como Zack se la pasaba fuera de casa disfrutando, y Marshall y el abuelo viajaban bastante, Alex y Susan eran los únicos en la casa. Alex no tenía amigos en la escuela, así que no tenía con quien jugar; Susan invitaba a una que otra amiga de vez en cuando y charlaban de esto y aquello. No había mucha actividad, así que a Susan llegó a la conclusión de que salir de vacaciones para visitar familiares no era una mala idea.

Decidió decirlo cuando Zack iba a salir con sus amigos a un edificio que no se terminó de construir para patinar. Estaba a punto de abrir la puerta y tenía la patineta en mano, lo último que esperaba era la noticia.

–Zack, te vas a quedar a hacer maletas hoy –Le dijo Susan amablemente desde la cocina; estaba lavando los platos.
–¿A dónde vamos a viajar? –Preguntó Zack, alejando las manos de la perilla y mirando hacia donde estaba su madre.
–A visitar a tu tía Jessica y a tus primos.
–¿A los gemelos? –Su tono de voz y la cara de desagrado que había puesto delató que no le agradaba la idea en lo más mínimo.
–Sí. Pensé que te agradaban.
–Las gemelas que viven aquí en el vecindario, no ellos.
–Zack, son familia, y hace mucho que no los ves, bastante a decir verdad. Anda, serán una o dos semanas, no te pasará nada. Más al rato puedes ir a patinar con tus amigos ¿te parece?

El chico asintió a pesar de que odiaba la idea. Él y sus primos no se llevaban bien, no era que pelearan todo el tiempo, era que ellos eran fanáticos del humor negro, o sea, amaban hacer bromas pesadas y reírse de sus víctimas. Lo único que tenían en común eran los rasgos distintivos de la familia de los Smith (cabello rubio, piel blanca, ojos verdes) y su pasión por los autos.

Unos pocos días después ya estaban en la casa de sus familiares.

Era una casa de dos pisos. Al entrar se hallaba la sala y los escalones al segundo piso. Los sillones eran color beige, uno contra la pared de las escaleras (la de la izquierda) y el otro contra la pared de la puerta. Las paredes eran color blanco ligeramente gris, al igual que el piso. Más al fondo estaban una amplia cocina y el comedor, este último era para seis personas y de un color marrón oscuro, casi negro. En la cocina se hallaba la puerta para ir al patio de atrás.

Cuando llegaron, Jessica los abrazó a los 3 visitantes con cariño, los invitó a pasar, les dijo que eran libres de escoger dónde dormir y que si querían comer algo; ella siempre recibía a los huéspedes con especial cariño, como si fueran de la realeza.

Jessica era una mujer un poco menor que Susan, pero parecía un poco mayor; se había descuidado después de que falleció su marido hace un par de años, quien era el hermano menor de Marshall. Su cabello estaba corto, un poco debajo de las orejas, de color castaño claro y siempre estaba amarrado por una cola de caballo, dejando escapar unos cuantos mechones, lo cual la hacían ver despeinada. Tenía la piel blanca, pero un poco quemada por el sol y con unas cuantas manchas en el rostro; era unas de las cosas que le hacían parecer mayor. Vestía con un delantal, una blusa blanca, un pantalón deportivo gris y sandalias. Había comido bastante por la depresión que le había causado la pérdida de su esposo, y estaba un poco encima de su peso.

Aún no superaba que su marido haya muerto, pero lo negaba casi todo el tiempo, menos con Susan de vez en cuando, ya que ellas dos eran amigas muy unidas, casi como hermanas.

–Los chicos están arriba –les dijo a Alex y a Zack cuando los dejó de abrazar y besar; su voz era dulce pero a la vez un poco ronca –. Están jugando videojuegos o viendo la televisión, quién sabe. A ellos les va a alegrar mucho verlos.
–Vallan –les dijo Susan –podrían divertirse juntos.

Alex fue con alegría con sus primos, a diferencia de Zack, quien fue más lento por el peso de sus maletas y las pocas ganas que tenía de verlos.

El segundo piso tenía un pasillo en el que se hallaban las puertas hacia la habitación de los gemelos al fondo, la habitación de Jessica en la parte derecha del pasillo y junto a la habitación de esta la habitación de huéspedes.

El cuarto de los gemelos era amplio, con dos camas en la pared izquierda separadas por una mesa de noche con una lámpara, una pequeña colección de autos a escala y un reloj digital; del otro lado de la habitación había un gran mueble de madera con un televisor y una consola de videojuegos, además de unos cajones. Había una puerta en la pared izquierda que iba al baño, y en la pared del fondo había una ventana para ver hacia la calle. Las paredes de la habitación eran amarillo claro, al igual que las cobijas de las camas.

Los gemelos estaban viendo televisión sentados en el suelo, uno con las piernas cruzadas, el otro con las piernas extendidas y el control remoto en una de sus manos.

Eran 3 años menores que Zack, pero eran mucho menos inocentes que él. De cabello rubio y ojos verdes, piel blanca y lisa, con rostro alargado y eran casi de la estatura de Zack. Los dos tenían rostro de chicos traviesos, y siempre miraban a casi todo el mundo como si le fueran a hacer alguna clase de broma.

–Hola –saludó Zackary con antipatía cuando cruzó la puerta de la habitación.
–Hola amargado –dijo el que tenía el control remoto en la mano, de buen humor cuando lo volteó a ver. –Mi mamá dijo que vendrían, ¿van a dormir aquí verdad?
–Espero que no.
–Pues ni modo, tu mamá no va a dormir con la mía ¿no? Se vería raro; va a tener que dormir en el cuarto de huéspedes, y ustedes no dormirán con ella como bebes ¿no?
–Lo dices por molestarme ¿cierto?
–Por supuesto, cuándo no.
–Tú no vives sin molestar Sam, ¿verdad?
Sam quedó sorprendido, pero lo disimuló perfectamente. –¿Y cómo sabes que no soy Simon? –Le preguntó con picardía.
–Solo lo sé.

Sam le sonrió y se encogió de hombros, luego volvió a ver el televisor. –Y por cierto, no te daré mi cama, y Simon tampoco, así que los dos dormirán en el suelo con un colchón inflable o con una sábana tendida en el piso ¿les parece? –Dijo, obviamente esperando que Zackary se enojara.

–No, no me parece ¿dónde quedó su hospitalidad?
–No me sé el significado de la palabra. En serio, no me lo sé.
–Es algo así como ser amables con los invitados.
–Entonces no somos de los que dan ‘hospitalidad’. –Sam hizo comillas con los dedos en la palabra “Hospitalidad”, Zack no entendió por qué, pero decidió dejarlo así; sabía que no haría cambiar de opinión a sus primos.

Alex se había puesto a un lado de ellos a ver televisión, y puesto sus maletas en la cama. Su hermano hizo lo mismo y vio televisión junto con ellos.

A la mañana siguiente, Zackary ya había sido víctima de las bromas de los gemelos: habían puesto un balde con agua encima de la puerta, para que si una persona la abriera se empapara. A Alex le hicieron lo mismo.

Ese mismo día los gemelos habían invitado a un amigo suyo a la casa: Steve. Se trataba de un chico de igual edad a la de los gemelos, con la misma pasión por los automóviles y por el humor negro. De cabello castaño oscuro, ojos color marrón y piel blanca un poco bronceada; era un poco más bajito que sus amigos, y siempre mostraba una gran sonrisa. Se veía como un chico que nunca haría una travesura en su vida, pero en realidad era todo lo contrario.

Los tres estaban en el garaje intentando abrir el auto; habían dejado las llaves adentro jugando, más bien, queriendo encenderlo.

El garaje no era más que una cochera donde solamente cabía un auto a lo largo, pero a lo ancho fácilmente cabrían dos. Había un estante al fondo y otro a la derecha, todos llenos de refacciones o herramientas que una vez habían sido del padre de los gemelos, quien tomaba a los automóviles como pasatiempo. La habitación era oscura, de paredes y suelo color gris, y con un bombillo incandescente colgando del techo, dando luz tenuemente. La puerta de entrada al garaje estaba a la izquierda, era de madera y un poco descuidada.

Alex entró al lugar ya que estaba aburrido, y Zack se estaba dando una ducha para después ir a secar su ropa mojada por la broma de sus primos. –¿Qué hacen? –Les preguntó. Los chicos voltearon a ver y se asustaron por un segundo, pero al ver que era Alex se tranquilizaron y volvieron a lo suyo.

–Nada Alex, ¿por qué no vas a jugar con Zack? –Le dijo uno de los gemelos, Simon, mientras veía por la ventana las llaves, pensando una forma de abrir esa puerta.
–Está bañándose y me aburrí. ¿Qué hacen con el carro?
–Nada, ya te dije. Ahm… jugamos a ver quién puede abrir la puerta sin las llaves.
–¿Y puedo jugar?
–No, tú no.
–No creo que jueguen a eso. Se me hace que hicieron algo tonto y se van a meter en problemas. Y si no me dicen voy a…
–¡Está bien, está bien! Dejamos las llaves dentro del carro y mi mamá nos va a matar si ve que están ahí, y estamos intentando abrir el auto para sacarlas. Nomás no digas nada.
–¿Puedo ayudar?

Los gemelos y Steve miraron al chico por unos segundos y después se echaron a reír a carcajadas, burlándose de Alex. –¿Y cómo nos vas a ayudar? –Le preguntó Simon.

Alex sonrió y se acercó a la ventana del auto, los chicos le dieron espacio para ver qué hacía. Vio fijamente el seguro de la puerta y pegó su dedo índice contra el vidrio, levantó el índice y con él el seguro. Abrió la puerta del auto y sacó las llaves con tranquilidad, mientras que el resto miraron atónitos la hazaña.

–¿Cómo fue que hiciste eso? –Preguntó Sam boquiabierto.
–Tengo mis… trucos. –Respondió Alex con una sonrisa en el rostro, parecida a la sonrisa llena de picardía de los gemelos.

Simon le quitó las llaves a Alex y volvió a dejar todo como estaba. –Hazlo de nuevo –Le ordenó. Alex obedeció, volvió a abrir la puerta y a sacar las llaves como si nada. –Ya, en serio ¿cómo haces eso? –Insistió.
–Me dirán que soy raro si les digo.
–Alex –dijo Simon, rodeando con su brazo la parte de atrás del cuello de Alex, tal como lo hace un camarada –ya decimos y, creemos, que eres raro –.
–¿En serio?
–No, pero ahora sí. ¿Qué clase de conjuro usaste o a qué santo te encomendaste para abrir la puerta del carro?
–No hice nada de eso.
–¿Le pediste al auto que se abriera?
–No.
–Entonces ¿qué hiciste?
–Lo abrí.
–Sí, ya sé que lo abriste pero ¿cómo?
–Pues… no sé cómo decirlo.
–A cómo te salga.
–Yo… –titubeó más de una vez, pero luego de unos segundos dijo con un poco de nerviosismo: –muevo cosas sin tocarlas.

Simon quedó en silencio por un momento, los otros dos querían contener la risa –Ya en serio “X-men” ¿cómo le hiciste? –le preguntó de nuevo.

–Ya te dije, es en serio. ¿Te lo pruebo? –Lo retó, con más seguridad en su hablar.
–Con gusto. Si es cierto te daré… ¿Qué te gustaría?
–Ese carrito rojo que antes era de Zack pero que se lo ganaste haciendo trampa en un juego de Monopoly.
–¡No, todo menos…! Bueno, está bien. Si no es cierto que mueves cosas sin tocarlas tú me darás… ¿te parece bien tu domingo por lo que estés aquí? –Alex asintió –Bien, ve preparando el dinero. ¿Y cómo sabes lo del carrito? Ah, no me digas mejor. –

Simon se alejó de Alex, y este dejo caer las llaves al suelo. Los chicos creían que ya tenían el dinero del pequeño asegurado, pero este hizo que las llaves se movieran de un lado a otro, señalándoles a dónde ir con un movimiento de su dedo índice. Abrió la mano, como si fuese a atrapar algo, y las llaves del auto fueron hacia él y las atrapó sin dificultad.

–¿Me darás el carrito? –Le preguntó a Simon con una sonrisa.

Todos menos Alex estaban boquiabiertos, en especial Simon, a quien casi se le caía la mandíbula. No tuvo más opción que asentir con la cabeza.

Alex corrió fuera del garaje para ir por el pequeño auto de juguete; sabía que Zack amaba ese carrito, y sabía que se pondría feliz al saber que lo había recuperado.

Zackary se estaba secando el cabello enérgicamente con la toalla en el baño, ya se había puesto la ropa, pero sentía que aún tenía el cabello empapado. Escuchó que tocaban la puerta.

–¿Quién es? –Preguntó mirando a la puerta y dejando de secarse el cabello.
–Soy Alex.
–Ahorita salgo, ya te dije.
–Ya sé, pero te tengo una sorpresa.
–¿Y qué es?
–Ya te dije que una sorpresa.
–Dime, no te cuesta nada.
–Ok, ¿Te acuerdas de ese carrito que Simon te ganó?
–¡Claro que me acuerdo! ¿Por?
–Se lo gané, en serio.

Zack abrió la puerta casi inmediatamente después de lo que dijo Alex, estaba sorprendido por lo que había dicho. Vio que tenía el pequeño auto rojo en una de sus manos, y en ese momento supo que no mentía. Sonrió; su hermano le había ganado a Simon su tan preciado auto de juguete ¿cómo no iba a sonreír?

–Tienes el cabello empapado –Le dijo Alex.
–¡No entiendo por qué no se seca! –Se gritó Zack a sí mismo agarrándose el cabello, luego vio a Alex y al carrito, entonces respiró profundo y se tranquilizó. –Ahorita salgo, y creo que usaré la secadora de cabello como una nena; no tengo de otra. –Cerró la puerta del baño y conectó la secadora. Sabía cómo se usaba, pero nunca antes la había usado con él, así que tardó un poco. Se preguntó por un momento qué hacían los gemelos con una de esas, pero decidió no volver a preguntárselo.

Los gemelos y Steve a penas se estaban recuperando de la impresión, aunque ya había pasado un poco de tiempo. Observaban las llaves del automóvil, las dejaban caer en el suelo y esperaban a que se movieran, pero no ocurría nada; lo hacían una y otra vez y nada; las lanzaban hacia arriba y las dejaban caer de nuevo y aún nada. Era oficial: las llaves no se movían solas.

Vieron cruzar la puerta a Zack y a Alex. El primero tenía en su mano el auto de juguete, y en su rostro una sonrisa triunfante. Metió sus pulgares en los bolsillos de su pantalón y se recargó en una de las paredes del garaje, sonriendo burlonamente.

–Y díganme, ¿cómo fue que Alex les ganó el carrito? –Preguntó, mostrándoles el pequeño auto de juguete.
–Una apuesta –Le dijo Sam, quien aún estaba atónito, pero su voz parecía más bien casi inexpresiva.
–¿Y qué clase de apuesta?
–Que él no podía mover cosas sin tocarlas. Perdimos.

A Zack lo golpeó la respuesta como el balde de agua encima de la puerta esa mañana. Su semblante se volvió serio y algo atónito. Vio a Alex, luego a los chicos, y luego de vuelta a Alex.

–¿Eso era? –Le preguntó. Alex asintió como si nada. –Es que… eso no se debe de decir a quién sea, ¡menos a ellos!
–¿Qué él no puede decirnos? –Le preguntó Simon –¿Quieres decir que no nos podía decir nada? ¿Y por qué?
–Irían de chismosos con alguien. No sé, con mis papás, tal vez con su mamá o, peor aún, con el abuelo.
–No le diríamos esto al abuelo ni aunque nos castigara por un mes.

Zack quedó sorprendido por la respuesta, de hecho, miró con un poco de sorpresa a su primo por unos segundos. –¿Hablas en serio? –Preguntó, levantando ambas cejas.
–¿Es que no has visto cómo es? Da miedo. Lo juramos: esto no sale de aquí.

Al jurar, Simon levantó su mano derecha y puso la izquierda en su espalda; Zackary quedó satisfecho con ello. A pesar de todo, sabía que usarían a su hermano para sus propios beneficios y que de vez en cuando lo chantajearían. Lo sabía no por saber el futuro, sino porque conocía demasiado bien a sus primos como para no saberlo. Tal vez sus primos no eran los mejores académicamente, pero eran excelentes cuando se trataba de utilizar a quien sea o a lo que sea para su propio beneficio, incluso a veces sorprendían a Zack con su astucia.

Capítulo 23:
Los chicos no perdieron el tiempo y aprovecharon a Alex lo más que pudieron: tomar cosas de la alacena que estaban demasiado alto, que eran más bien dulces que Jessica les prohibía comer si no terminaban su desayuno o su almuerzo; hacer que gente pasando por la calle tropezara para poder reírse de ellos, asustar a los vecinos abriendo y cerrando sus ventanas, quitar el freno de mano de autos ajenos o abrir las puertas de estos, bajar la pelota del techo cuando jugaban con ella, entre muchas otras cosas (la mayoría maldades).

Alex terminaba diariamente exhausto, pero notaba que sus capacidades aumentaban por el uso; era como hacer ejercicio, y eso usaba como empujón para seguir, además del hecho de que siempre lo estaban chantajeando con decirle a alguien su secreto. Si Zack le preguntaba por qué tan cansado, él respondía que era por jugar con sus primos, pero no mencionaba nada de las travesuras o la sobre-explotación de su poder. Aún así, Zackary tenía una mala corazonada.

No fue hasta que Alex cayó enfermo cuando Zack se decidió por investigar. Fue con los chicos al garaje (casi siempre estaban ahí, haciendo cosas con el auto), estaban viendo cómo funcionaba el motor encendido; les emocionaba verlo todo el tiempo, para ellos era y siempre fue lo más fascinante del mundo, aunque varias veces metían la pata.

–¿Qué le hicieron a Alex? –Les preguntó con seriedad al entrar al lugar, cruzando los brazos.
–No le hemos hecho nada –Le dijo uno de los gemelos con indiferencia; estaba viendo el motor junto con Steve, y su hermano estaba en el asiento del conductor.
–¿Entonces por qué está enfermo?
–Porque se enfermó, ¡duh!
–¿Y cómo se enfermó?
–Tal vez agarró algo en la calle o qué se yo.
–No parece ser una infección ni nada por el estilo.
–¿Ahora eres doctor?
–No.
–¿Entonces?
–Creo que ustedes le hicieron algo. He tenido un mal presentimiento todo este tiempo y creo que es porque ustedes tres andan haciendo y deshaciendo con Alex.
–¡Vamos! Solamente le pedimos que hiciera algunas cosas por nosotros. Y cada vez levanta cosas más pesadas, o sea que se hace más fuerte. El día que se enfermó pudo levantar el coche un poco, ¡fue increíble!... y luego lo dejó caer… y se desmayó. Pero no es grave ¿cierto?

Eso último que le dijo su primo le aclaró las cosas y lo puso a hervir de rabia. Le sorprendió que pudiese levantar el auto, pero le molestó que lo haya hecho porque sus primos se lo habían dicho. Era lógico que eso fuera precisamente lo que había puesto mal a su hermano.

–¡Cómo se les ocurre pedirle tal cosa? –Exclamó airado.
–No sé, tal vez queríamos ver el auto por abajo.
–¡Está enfermo por lo mismo!
–Tal vez no, aunque… tal vez sí sea así. ¿En serio crees que sea por eso?
–¡Lo dices como si no fuera la gran cosa! ¿Acaso no te interesa?
–No se va a morir por eso.
–¡Tal vez sí!
–O.K., ya no le vamos a pedir que levante el auto o cosas muy pesadas si notamos que se pone mal.
–No, ya no lo van a esclavizar como lo hacen todo el tiempo.
–Está bien, está bien. ¿Pero no podemos siquiera pedirle uno que otro favor cuando…?
–¡Ya quedamos en algo! ¡Se hará así y punto!
Zackary salió del garaje, cerrando la puerta con violencia.
–¿Vamos a seguir pidiéndole que nos haga favores, cierto? –Le preguntó el gemelo del asiento del conductor al otro.
–¡Por supuesto que sí! Nomás cuidemos que no lo matemos o lo pongamos mal. Oye, mueve la palanquita esa a tu derecha, quiero ver qué pasa.

Alex estaba en la habitación, durmiendo en la cama de uno de los gemelos. Zack entró y se sentó en una orilla de la cama.

–¿Qué haces Zack? –Le preguntó Alex, despertando un poco.
–Nada, duérmete.
–Ya no tengo sueño. ¿Qué hora es?
–Como las tres de la tarde, no estoy seguro.
–Tú siempre estás seguro de todo. Siempre tienes la razón ¿no?
–No es cierto.
–Pero sabes mucho ¿no?
–Supongo.
–¿Cuándo vamos a regresar a casa?
–Eso se lo tenemos que preguntar a mamá ¿por?
–Sam y Simon me piden mucho que hacer.
–Ya lo sé. Debes de ponerles un alto.
–Me dicen que le dirán a mi mamá que muevo cosas sin tocarlas.
–Entonces si te vuelven a decir eso me lo dices, y yo los haré cambiar de opinión.

Alex le sonrió a Zackary. Le hacía sentir bien que su hermano se preocupara por él, y que no era como en otras familias en las que uno debe de cuidarse las espaldas de su hermano; había visto a varios hermanos así en su escuela.

Días después los gemelos seguían utilizando a Alex, pero procurando que ya no se cansara tanto para no meterse en problemas con Zack. Lo notó de todas formas.

Zackary prometió un escarmiento, y lo prometido es deuda.

Una noche, mientras los gemelos dormían, Zack se acercó a ellos y tomó a cada uno de un brazo. Se concentró para conseguir tener una visión, una horrorosa, y mientras más mejor. Lo logró, y vio como sus primos hacían gestos de miedo o desagrado; era obvio que lo hicieran. El resto lo dejó a la imaginación de ellos, que no pensaba provocarles pesadillas toda la noche.

En la mañana siguiente, tanto Sam como Simon se veían exhaustos y un poco asustados. Ni siquiera jugaban bien a los videojuegos, así que se pusieron a ver televisión.

Su primo más grande llegó, caminaba seguro y sonriente hacia ellos. Entonces les preguntó: –No durmieron bien anoche ¿verdad?

–No, los dos tuvimos pesadillas –Respondió Sam.
–Eso les pasa por no cumplir con el trato.

Los gemelos dirigieron la mirada hacia Zack, quien los miraba con malicia, como cuando Leonard lo miraba a él. Se acercó un poco a ellos, como si les fuera a decir un secreto.

–Escuchen –Les dijo en voz baja, con una voz tenebrosa –van a tener de esos sueños más seguido de lo que creen si no dejan a Alex en paz ¿quedó claro?
–¿Fuiste tú?
–Sí, y no crean que es todo lo que puedo hacer. Es mi advertencia, y pienso cumplirla.
–¿Y si le decimos a tus papás?
–¿Creen que les crean? Suena estúpido.
–¿Y si le decimos al abuelo?
–Entonces espero que se consigan un buen psiquiatra, porque si creyeron que esto fue malo, ni se imaginan lo que les haré si le dicen al abuelo. Harán algo más que llorar.

Zackary se fue de la habitación después de su amenaza. Lo único que quería era asustar a los gemelos, lo cual había funcionado más que bien. En realidad, él no les quería hacer daño y tal vez no lo iba a hacer. Era cierto que no le agradaban, pero ellos eran su familia, y en realidad los gemelos no pensaban bien las cosas.

Después de casi dos semanas en la casa de los gemelos, Marshall y el abuelo fueron de visita. Zackary los vio en la sala charlar con Susan y Jessica; contaban anécdotas y todos reían, menos el abuelo, quien solamente esbozaba una pequeña sonrisa en su rostro.
Se trataba de esas personas que siempre tienen un tono serio, que al parecer carecen de sentido del humor y que nunca se ven con la “guardia baja” en ninguna clase de situación. El abuelo había tenido ese tono serio incluso en el funeral de su esposa, tampoco mostró ningún tipo de expresión en el funeral de su hijo. Era como si el abuelo no tuviese sentimientos o los ocultara.

Notó que Zack los miraba desde el segundo piso y volteó hacia arriba. Sus miradas se encontraron por un momento, pero Zack no quería que el abuelo notara sus escalofríos, así que se alejó de ahí; sentía que tenía suerte de que Leonard le revelara ese detalle acerca de él, porque si no lo hacía probablemente nadie más se lo iba a decir, y eso le hubiese llevado a un problema de intimidación con el abuelo.

–Ahora vengo, –dijo el abuelo, poniéndose de pie –iré a saludar a los chicos… y quiero hablar con Zackary.

Subió los escalones y se dirigió a la habitación de los gemelos, tocó y abrió la puerta sin esperar permiso de nadie. Ahí se hallaban los chicos viendo TV. El mayor intentó no mirarlo a los ojos, de hecho intentó no voltear, pero el resto lo hizo.

–Hola –los saludó a todos con su típica frialdad. Todos le devolvieron el saludo.

Dio un par de pasos hacia dentro de la habitación, puso las manos en la espalda y dijo: –Zack, quiero hablar contigo a solas. Los demás, salgan.

–¿Y no sería mejor hablar en otro lado? –Preguntó Zack; quería evadir la charla a toda costa y, si esta se llegase a efectuar, quería un lugar más privado que la habitación de sus primos, quienes muy probablemente escucharían la plática pegando el oído en la puerta.
–Entonces vamos, hablaremos en otro lado.

Zackary asintió y se puso de pie, siguió al abuelo y ambos entraron a la habitación de huéspedes.

Dicha habitación era bastante sencilla y pequeña: había una cama con sábanas color blanco del lado derecho de la habitación, a un lado de esta una mesa de noche que tenía un cajón, y encima de la mesa de noche había una lámpara. Del otro lado estaba un mueble con cajones, y arriba de este se hallaba una televisión. En la pared del fondo había una ventana desde la cual se podía ver el patio de atrás, y la ventana tenía persianas blancas. Las paredes de la habitación eran blancas, de hecho, todo en la habitación era blanco menos la mesa de noche, la cabecera de la cama, el mueble de cajones con el televisor y el marco de la ventana, ya que estos eran color café oscuro.

El abuelo se sentó en la cama y le señaló a Zack para que se sentara junto a él; al chico no le quedó más alternativa que obedecer.
Zackary jugaba con sus dedos y miraba hacia el suelo, e intentaba no mirar al abuelo a los ojos. Detestaba las charlas con el abuelo, siempre le dejaban un “trauma”.

–¿Y cómo han estado sus vacaciones? –Preguntó el nieto con nerviosismo, intentando comenzar una vana conversación para no hablar de lo que sea que quería hablar el abuelo.
–Yo no tengo vacaciones. –Le respondió el abuelo fríamente.
–Debería de tomarse unas, ¿no cree? Yo me siento bien cuando tengo vacaciones.
–No, y de eso no venimos a hablar.
–¿Es sobre lo de la última vez?
–No, esto es diferente. Y mírame cuando te hablo.

En ese momento Zack no supo qué hacer, no sabía a qué arriesgarse. Al principio pensó que sería buena idea no hacer caso y poner un pretexto, pero eso sería inútil, así que no tuvo más opción que mirar al abuelo. Cuando lo hizo, los ojos del abuelo reflejaron un poco de impresión e interés, lo cual sorprendió y asustó un poco a Zack.

–Interesante –Dijo el abuelo, reflejando su impresión e interés en su voz.
–¿Ocurre algo? –No esperaba tal reacción del abuelo. Creyó por un momento que la adivina le había dado una pista para saber quién era ese descendiente que tanto buscaba el abuelo, eso lo asustó más.
–Sí, ocurre algo: tienes mis ojos.

Zack negó con la cabeza; para él era imposible tener los mismos ojos de su abuelo –si te refieres al color y demás, todos en la familia tienen los mismos ojos –le dijo.

–No, no es eso. ¿Los demás saben lo que sientes con solo mirarte a los ojos?

Después de aquello, el silencio reinó en la habitación por unos segundos.

–¿Y cómo sabes eso? –Preguntó el chico con la voz ligeramente temblorosa; la pregunta de su abuelo le había caído como un balde de agua fría.
–¿Qué no lo dije ya? Tienes mis ojos. –Respondió su abuelo, volviendo a su tono completamente inexpresivo –Me ocurría lo mismo.
–¿Me lo explica mejor por favor?
–Los demás ven tus sentimientos, y tú puedes ver los de ellos, a veces incluso transmitirlos. Me ocurría, y a ti te debe de ocurrir. Había sospechado de ti antes, pero hasta hace un momento cuando nos veías por las escaleras me di cuenta.
–¿Y cómo se dio cuenta?
–Yo no quería ver los sentimientos de nadie, pero te vi y noté que había algo contigo.

Justo cuando Zack creía que ya no podía haber algo peor a lo de la adivina, resultó que su abuelo tenía sus ojos. De hecho, no sabía que era peor: que tuviera los mismos ojos que su abuelo o que su abuelo pueda ver las emociones de otras personas.

Entonces pensó que, si los demás podían ver los sentimientos del abuelo, eso quería decir que no los ocultaba, más bien carecía de ellos. –¿Le han dicho que usted causa escalofríos? –Le preguntó.
–No me lo han dicho. Lo sé, pero escalofríos no es la palabra.
–¿Y entonces cuál es?
–Miedo, respeto, temor. Eso es lo que yo decidí que quería que otros sintieran hacia mí, y ha funcionado hasta contigo, que eres alguien que tiene mi mismo don. Lo curioso es que ni tu padre ni algunos de tus tíos han sentido eso hacia mí.
–¿Y usted demonios siente?
–¿Yo, sentir algo? Me deshice de los sentimientos hace mucho tiempo; son una debilidad mortal. Y más vale que aprendas a hacer lo que yo, si no, este mundo te comerá vivo.

Zack miró con incredulidad a su abuelo. Había torcido los labios y levantado una ceja, e incluso se había tomado el lujo de hablar con seguridad y un poco de imprudencia. –No gracias, prefiero ser comido vivo, ¿eso es todo, decirme eso y ya? –Comentó; fue casi vómito verbal.

–¿Acaso no te parece importante?
–Viniendo de usted no me interesa del todo. Además ¿Para qué decírmelo? No siente nada por mí ni por nadie, no tiene sentimientos ¿no? –En esa respuesta Zack había adquirido una postura más seria y segura.
–Eso es algo diferente, y sí tengo sentimientos hacia las demás personas.
–¿Algo más que desprecio, lástima y odio? Si es así ¿Me dejará poner cara de sorpresa?
–No te burles, y también siento aprecio, pero solo a quienes considere dignos.
–Todo mundo siente aprecio hacia la gente que considera digna de este, ¿o acaso miento?
–Esa es una buena observación Zackary.
–No, es algo obvio. Por cierto, ¿le he dicho que no lo considero “digno” de mi aprecio?

El abuelo no respondió a eso, pero aún así no parecía impactado, triste o impresionado. La reacción de este desorientó un poco a Zack, pero no era extraño para él viniendo de su abuelo.

–Lo sé –el anciano miró al vacío en ese momento –, no deseo que la gente sienta aprecio por mí. Lo que sientes hacia mí es lo que quiero que sientas.
–¿Y quién quiere que su nieto lo odie y le tenga miedo?
–Es mejor a que este no te respete y se aproveche de ti.
–Si alguien siente cariño por ti no se aprovecha; su concepto de cariño es pésimo. ¿Ya me puedo ir?

El abuelo lo miró de nuevo, tal vez con odio o con tristeza; era casi imposible distinguir. Asintió con la cabeza y, casi al instante, su nieto se puso de pie y cruzó la puerta.

Zackary en esa charla dejó de tenerle miedo al abuelo, tal vez porque se enteró de que el abuelo lo provocaba porque le gustaba. No sintió nada más que puro desprecio hacia su abuelo; no podía perdonarle su manera de ser, lo podía hacer con cualquier otra persona, se lo había perdonado incluso a los gemelos, pero a su abuelo no.

Después de eso, Zack y su abuelo casi ni cruzaban miradas, y si lo hacían, Zack siempre lo miraba con desprecio. Su familia no lo notó, y si lo hizo no le pareció extraño; tal vez pensaban que era cuestión de tiempo para que eso ocurriera.

Capítulo 24:
Las vacaciones habían pasado, y era hora de volver a la escuela. Zack se había emocionado por ese hecho: ya no vería a Leonard, ni a las instalaciones de Steel, ni a Leonard, ni al resto de los chicos egocéntricos, ni a su profesora, ni a Leonard…

No había usado su ropa o se había peinado como quería desde hace mucho, le alegraba poder usar el cabello largo, jeans, tenis, la camiseta del color que le plazca, tal vez una chaqueta. Había buscado qué ponerse para el primer día; se sentía como una chica preguntándose si ponerse eso o aquello, pero nadie se iba a enterar, así que en cierto modo no le importó.

Además pensó en qué clase de profesor le tocaría, tal vez Gregory o tal vez alguien más. Aunque decían que cambiaban de profesor por cada materia pero ¿acostumbrarse a tantos profesores? A él no le había tocado eso cuando lo cambiaron de grado, pero quién sabe esa vez. Otra cosa que escuchaba era que en algunas escuelas no solo cambiaban de maestro, sino también de salón de clases ¿también se tendría que acostumbrar? Tal vez era más fácil hacerlo que decirlo, o probablemente no.

Tenía muchas cosas más en la cabeza, como la gente nueva que conocería, las clases nuevas que le darían, la pubertad y la adolescencia, etcétera.
Casi no pudo dormir en la noche, en parte por la emoción, y por otro lado, había visto de nuevo al pequeño vampiro en sus sueños. Aparte de todo, tenía la tentación de ver cómo sería todo mediante una visión, pero no quería arruinar la sorpresa.

Al día siguiente, ahí estaba de nuevo: la escuela a la que no había asistido desde hace mucho tiempo. Vestido con una camisa negra, jeans rasgados y tenis, y con la mochila colgando de su espalda; en la mañana, al ponerse esa ropa, pensó en lo inútil que había sido pensar tanto en qué ponerse la noche anterior.

Era completamente diferente al primer día que fue a la escuela, estaba más que nada emocionado por entrar.

Entró en el edificio y recorrió los pasillos, el patio trasero, vio hasta los baños. Observó a todos los que estarían con él en la escuela, había de todo: desde el más corriente hasta el más fino, nerdos y rebeldes, de los que oían pop y los que oían rock, algunos Skaters también; diversidad, le pareció genial que la hubiera.

Notó que algunos también le dirigían la mirada, en especial chicas. Le pareció curioso ese hecho, él no estaba acostumbrado a atraer miradas, mucho menos del sexo femenino. Vio que una le saludó con la mano, él le devolvió el saludo y continuó con su camino.

No se halló con Albert y con Frederick hasta en el salón de clases. Frederick llevaba una camisa azul abotonada, pantalón negro y tenis; Albert llevaba una camiseta blanca y otra gris de botones encima de esta, esta última desabrochada, jeans azul marino y tenis. Ambos estaban sentados en la mesa del profesor, hablando de cualquier cosa.

Zack se les acercó y los saludó, ambos le devolvieron el saludo y le permitieron sentarse con ellos en la mesa.

–Debes de ser el hombre más feliz sobre la faz de la tierra –le dijo Albert amistosamente.

Zack asintió –No más Leonard, no más compañeros con aires de grandeza, no más uniforme, y sobre todo: no más Leonard –le respondió a Albert con satisfacción.
–Mencionaste a Leonard dos veces.
–Sí, lo sé, es que estoy doblemente feliz por eso.
–Yo no lo estaría, –los interrumpió Frederick con tono de seriedad –si Leonard es inmortal, y si tal vez tiene tus mismas capacidades y quizá más por su edad, lo que debiste hacer es vigilarlo en lugar de huir de él, también sacarle jugo a lo que sabe.
–¿Es que no te alegras por mi? ¡Salí de Steel! Y no me iba a arriesgar a acercarme a Leonard ¡hazlo tú en ese caso! –Le reclamó Zack.
–El problema es tuyo, no mío. Y solamente te di un consejo, y me sorprende que lo que te aconsejé no lo hayas puesto en acción antes; se supone que tú eres el genio.
–Deja de decir que yo soy el “genio”, no lo soy. Y además, si Leonard descubría algo de mi quién sabe qué harían él y su padre. ¿Y quién dice que él podría tener mis mismas capacidades?
–El hecho de que tú tienes las suyas.
–Me puedo enterar solo de lo que puedo hacer, gracias. ¿Cambiamos el tema o qué?

Albert parecía satisfecho por la petición de Zack, mientras que Frederick no; a uno no le parecía que valiera la pena hablar de eso, pero otro sentía que esa plática era importante.

–¿Cómo les fue en vacaciones? –Preguntó Albert, siguiéndole la corriente a Zackary.
–Bien, nada interesante desde que los dos se largaron. –Respondió Frederick con un poco de mal humor.
–¿Y por qué tu no viajaste también?
–Lo hice, pero no ocurrió nada interesante.
–¿Y qué hiciste tú en vacaciones Zack?

Lo primero que recordó Zackary de sus vacaciones fue la charla con el abuelo, recuerdo que no le agradaba en lo más mínimo.

–No muy bien –Dijo –Fui de vacaciones con mis primos y tuve una charla con el abuelo, luego les digo de qué porque debemos de quitarnos de la mesa del profesor ya.

Zackary se puso de pie y se sentó en una butaca cerca de la mesa del profesor, Frederick y Albert hicieron lo mismo. Segundos después, un profesor cruzó la puerta.

El resto del salón de clases se sentó en sus mesas casi de inmediato, mientras que el profesor entraba con la mirada al vacío.

Era alto y blanco, con unas pocas canas en su cabello castaño, pequeños ojos inyectados en sangre, nariz puntiaguda como el resto de sus rasgos faciales y unas pocas arrugas en su frente y alrededor de los ojos. Su cabello estaba ligeramente despeinado, llevaba un traje marrón con la corbata mal acomodada; en una de sus ligeramente huesudas manos llevaba un maletín marrón, mientras que la otra sostenía una taza con café. Parecía tener entre 30 y 40 años, más bien, parecía un hombre descuidado y fiestero de unos 35 años.

Se sentó en la mesa para profesores y se tomó de una sola vez todo su café. Vio hacia el pizarrón y notó que habían varios garabatos y la letra de la canción School’s Out de Alice Cooper. Sonrió y al parecer rio un poco.

–¿De quién son las pinturas rupestres en el pizarrón? –Preguntó en tono amistoso. Un chico levantó la mano lentamente y con timidez, entonces el profesor tomó el borrador y se lo mostró –Entonces, creo que tendrás que borrarlo.

El chico tomó el borrador y comenzó a borrar, ya terminado el trabajo, le devolvió el borrador al maestro y regresó a su lugar.

El profesor se puso de pie y tomó el gis y dijo: –Hola jóvenes, soy el profesor James. Perdón por mi aspecto de hoy, es que tengo una vida social activa. Doy matemáticas, la materia más tediosa del mundo… si no se busca la forma de hacerse divertida. Pero primero a lo primero: sus nombres y etcétera.

James era un tipo agradable, como un adolescente en el cuerpo de un hombre mayor de edad. Aunque era un poco irresponsable y amaba las fiestas, era un excelente profesor. Zackary lo comprobó en su primera clase con él y porque decidió hurgar en su pasado. Al concluir la clase incluso se despidió de forma amistosa.

Varios profesores dieron clase a Zack: desde el más amable hasta el más amargado. Hubieron algunos que dejaron hora libre por ser primer día, otros que en cuanto entraron al salón de clases pusieron a trabajar a todos casi sin dejarlos respirar. Pero en definitiva, el profesor que más apreció Zack de todos fue al profesor James; no había tenido tanto aprecio hacia un profesor desde Gregory, a pesar de que ambos eran casi completamente diferentes.

En la hora de salida vio a 3 personas que no creería que vería: a las gemelas y al pequeño vampiro. Ambas tomaban de una mano del niño y se dirigían a su casa. Decidió seguirlos, pero una chica de su clase se atravesó en su camino.

Era casi de la estatura de Zack, de complexión delgada, apenas si tenía pechos y un poco de cadera. De piel blanca, más bien un poco morena; cabello negro, lacio y hasta la mitad de la espalda; grandes ojos verdes que miraban a Zack con timidez, pero que estaban entrecerrados porque le molestaba un poco la luz del sol. De labios finos, rostro un poco alargado y mejillas ruborizadas, esto último tal vez no todo el tiempo.

No había hablado con Zackary anteriormente, de hecho, Zack no había conversado con ninguna chica de su clase, solamente había hablado con sus amigos y con alguno que otro chico más.

–Hola, oye –dijo la chica con nerviosismo –, es que… aposté con unas amigas que te hablaría y… tú sabes, vine y… ¿cómo te llamas?
–¿Por qué apostar esas cosas? –Preguntó Zack extrañado, olvidando de momento a las gemelas.
–Aquí entre nos, ellas dicen que tienes lindos ojos, lindo cabello, se te ve bien tu ropa… y eso.
Zackary rio con lo que ella dijo. –¿Lo dicen ellas o tú? –Preguntó con una sonrisa ligeramente pícara.

La chica se ruborizó bastante y se comenzó a morder las uñas. Zack no comprendía la reacción de la chica; tal vez era que no lo conocía, o era porque se trataba del primer día de clases. Llegó a su mente la idea de que tal vez él era atractivo para ella; le pareció algo un poco loco, pero no significaba que no fuese posible.

Recorrió el lugar con la mirada, procurando que la chica no lo notara, y ahí estaban, un pequeño grupo de chicas que se susurraban cosas y reían, mirándolos a él y a la chica en frente suyo.

–Está bien –le dijo Zack con amabilidad, viendo de nuevo a la chica –¿Qué te pidieron exactamente?
–Que te preguntara tu nombre, qué te gustaba, qué hacías en tu tiempo libre y esas cosas. –Respondió la chica con la voz temblorosa.
–Está bien, pero primero tú respóndeme: ¿cómo te llamas? ¿Qué te gusta hacer? ¿Qué haces en tu tiempo libre?
–Me llamo Isabel y… me gusta salir con mis amigas y comprar. T-tú sabes, cosas de niñas.
–Entonces: soy Zack, también me gusta salir con mis amigos, pero yo voy a andar en patineta.
–Bien y… ¿te gustaría ir a algún lado algún otro día?
–Me caíste bien, así que tal vez te invite ir al parque de patinetas conmigo, en parte para que tengas de qué presumir a tus amigas; sería divertido ¿no?

Isabel sonrió y aceptó la invitación. Zackary rodeó la parte de atrás del cuello con su brazo, la miró con ternura y se acercó al oído de la chica –ve la cara de espanto de sus amigas –le susurró; su voz delataba que se divertía. La chica volteó a ver a sus amigas, todas la miraban atónitas, cosa que también la divirtió a ella.

Zack no sabía que podía causar tal impresión en las chicas; no lo entendía, tal vez por no haberlo experimentado anteriormente. Sólo estaba seguro de una cosa: le gustaba y lo iba a disfrutar.


Ann no había parado de morderse los labios y de ver el asiento vacío de Zackary. No permitió que nadie más se sentara en ese lugar, y mintió diciendo que estaba ocupado por alguien; tal vez no mintió del todo: ESTABA ocupado, ya no más.

Los chicos que iban con ella el año pasado no comprendieron su postura ya que, para ellos, Zack era un mediocre que no era digno de recordar; en cuanto a los nuevos, creyeron la mentira de su compañera.

Le faltaba la concentración y solamente hacía garabatos en su libreta. Sabía que la partida de Zack le afectaría, pero no creyó que le afectaría tanto.

En la hora de descanso vagó por los pasillos, y se quedó un tiempo considerable en el pasillo en el que Zackary le reveló su peculiar don. Se recargó en la pared y entrelazó sus dedos detrás de la espalda. Sonrió al recordar el remoto momento y sus ojos se nublaron un poco, así que se secó las lágrimas con el brazo y luego volvió a su posición anterior.

–¿Llorando por Zackary de nuevo? –Le preguntó con caballerosidad una voz conocida. Giró la cabeza y vio que era Leonard, quien la miraba de una tierna manera. –¿Por qué lloras por él?
–¿Quién dice que lloro por eso?
–Es obvio ¿por qué otra cosa lo harías?
–Es… el primer día de escuela, déjame ponerme emocional. –Ann miró al suelo en ese momento.
–Te dejaría si fuera por eso. No soy torpe Ann, sé qué lloras porque Zack ya no está, pero lo que no comprendo es por qué llorar por ello.
–Era un gran amigo mío ¿qué esperabas?
–Has visto partir a muchos otros y no te has lamentado así, ¿por qué con él sí?
–Era diferente, y creo que ya sabes por qué otra cosa más.
–Ya vendrán otros Ann –Leonard la tomó de la mano dulcemente y le acarició una mejilla. No se trataba de Zack, pero Ann sentía un revoloteo en su estómago y se había ruborizado. –. Vamos a la cafetería a comer algo; no es sano llorar por los pasillos y sola además.

Ann sonrió y aceptó la oferta; se le ocurrió que podría olvidarse de Zackary por medio de Leonard. Para ella no era lo más honesto del mundo, pero aún así lo haría intentando que Leonard no se diera cuenta de aquello.

Ella no lo sabía, pero esos eran los planes de Leonard; para él, si se acercaba a Ann, se acercaba a Zackary, o por lo menos a averiguar cosas de este.

Ambos saldrían ganando con todo eso, así que no había nada malo en ninguno de sus planes.

Capítulo 24 subido ^^


Ahí Nos Vidrios
 
Última edición:
Mensajes
589
Reacciones
0
Puntos
0
Ubicación
En lo más recóndito de mi subconsciente
Entonces creo que esto me corresponderá a mí, al fin alguien que no me terminará votando a user más odiado luego de comentarle ¬¬

-"Un día normal de escuela, clase de matemáticas" o amplias e incluyes la frase del texto o la separas; así no puede ir (esto se repite en el capítulo 2).
-Blanquizco no existe, es blancuzco.
-Para nombrar a los mesa-bancos hay que poner un guión entre las dos palabras.
-No hagas tantas oraciones aisladas en los párrafos.
-"Él era sin duda, un genio con el título bien ganado, pero nadie lo sabía, y él lo negaba rotundamente, actuando como si fuera todo lo contrario a un genio, es decir, como un estúpido."; muchas comas mal puestas.
-"Zackary Smith, o como lo acostumbraban a llamar, “Zack” "; ahí sería: "Zackary Smith, o "Zack", como lo acostumbraban a llamar".
-Ten cuidado que te olvidas de los puntos finales de las oraciones.
-Las onomatopeyas no van necesariamente en mayúscula.


Puntos fuertes:
-La coherencia (la cohesión no tanto por la falta de conexión entre las oraciones).
-La ortografía.
-La trama.


Pues bueno, espero que sigas la historia, tu nivel es bastante bueno.
 
OP
Mensajes
438
Reacciones
1
Puntos
0
Ubicación
El poblado de Tecojobichi (xD)
Entonces creo que esto me corresponderá a mí, al fin alguien que no me terminará votando a user más odiado luego de comentarle ¬¬

-"Un día normal de escuela, clase de matemáticas" o amplias e incluyes la frase del texto o la separas; así no puede ir (esto se repite en el capítulo 2).
-Blanquizco no existe, es blancuzco.
-Para nombrar a los mesa-bancos hay que poner un guión entre las dos palabras.
-No hagas tantas oraciones aisladas en los párrafos.
-"Él era sin duda, un genio con el título bien ganado, pero nadie lo sabía, y él lo negaba rotundamente, actuando como si fuera todo lo contrario a un genio, es decir, como un estúpido."; muchas comas mal puestas.
-"Zackary Smith, o como lo acostumbraban a llamar, “Zack” "; ahí sería: "Zackary Smith, o "Zack", como lo acostumbraban a llamar".
-Ten cuidado que te olvidas de los puntos finales de las oraciones.
-Las onomatopeyas no van necesariamente en mayúscula.


Puntos fuertes:
-La coherencia (la cohesión no tanto por la falta de conexión entre las oraciones).
-La ortografía.
-La trama.


Pues bueno, espero que sigas la historia, tu nivel es bastante bueno.

Gracias por la crítica, creo que a la gente no le gusta ser criticada (el ego de la gente de hoy en día ¬¬), es increible el valor que tienen los críticos :3.

Corregí lo que me dijiste... o lo que pude a como pude xD. Por cierto, ya subí las otras dos partes, ahí dime virtudes y defectos xD.

Otra cosa: se me hizo dificil escribir la cuarta parte porque, no quiero adelantarme pero hay una pequeña escena en un hospital, y yo no he pasado del consultorio del Dr. Simi (Farmacias similares xDD). No he entrado ni a un quirofano, ni a una sala de recuperación, ni a terapia intensiva. En realidad no he entrado a un hospital, solo a la sala de espera del IMSS y de la Cruz Roja (soy suertuda, aunque creo que de ahí mi obseción por los programas de medicina y el hecho de que quiero ser la Dr. House hembra xD). No he tenido una fractura grave en toda mi vida, y no me han dejado entrar a visitar a familiares que estan en recuperación... bueno, demaciadas explicaciones.
 
Mensajes
589
Reacciones
0
Puntos
0
Ubicación
En lo más recóndito de mi subconsciente
Bueno, éstos están mucho mejor y a estas horas no corregiré pequeñeces.

Consejos:

-En el problema que planteaste, te recomiendo describir un hospital de países rusos o chinos (algo lejano y que puedas inventar, usando sólo pequeñeces de la vida real)

-Con el tema comas, pues te recomiendo escribir el texto y releerlo A CONSCIENCIA al día siguiente; verás cómo se te esclarecen muchas cosas.
 
OP
Mensajes
438
Reacciones
1
Puntos
0
Ubicación
El poblado de Tecojobichi (xD)
Bueno, éstos están mucho mejor y a estas horas no corregiré pequeñeces.

Consejos:

-En el problema que planteaste, te recomiendo describir un hospital de países rusos o chinos (algo lejano y que puedas inventar, usando sólo pequeñeces de la vida real)

-Con el tema comas, pues te recomiendo escribir el texto y releerlo A CONSCIENCIA al día siguiente; verás cómo se te esclarecen muchas cosas.

Gracias por los consejos, el problema con lo que dijiste al principio es que ahora no sé si mejoré o era que ya querías ir a la cama (xDx), pero me limitaré a pensar que fueron ambas.

Con lo del hospital me las arreglé para buscar una imagen de una habitación de esas en google, y para que mi memoria trabajara de una vez por todas (casi mutilo y cuelgo a quien se atreva a cambiarle de canal mientras veo Dr. House, sería ridiculo que no recuerde ni el más mínimo detalle de una habitación de hospital xDD).

Ahorita (si mi laptop aún puede agarrar señal del internet) subiré los otros capítulos, si no, seguiré re-escribiendo (larga historia, pero resumiendo: Había una primera versión que fue como el borrador, lo que subo es la segunda versión, que está corregida y contada de otra forma. Quien sabe, tal vez halla una tercera versión).


PD: Me puse a ver los mensajes escritos por tí para ver que otras obras haz criticado (te haces llamar el user más odiado por tus críticas, quiero saber por qué. Ni te imaginas mi curiosidad, de hecho escribo wikipedia.org en tiempo record y odio la biblioteca escolar por falta de títulos interesantes... y porque la bibliotecaria es una vieja amargada que no deja sacar libros ¬¬). Vi uno, ¿En serio tienes 13 años? O la edad también era broma xDDD, lo cual creo probable 8DÛ

PD2: Sí, soy "xD" fan xD (<-y vamos de nuevo).
 
Mensajes
589
Reacciones
0
Puntos
0
Ubicación
En lo más recóndito de mi subconsciente
OFF: No, honey, yo nunca bromeo; tengo 13 años casi 14. Y yo no me hago llamar el más odiado por mis críticas, sino que lo soy. Ve a los awards y compruébalo: http://www.emudesc.net/foros/cafeteria/115739-emd-awards-febrero-2009-a.html

ON:
-Sí, mejoraste.

Para ayudarte:

Quirófano:
http://www.carloshaya.net/cirugiapediatrica/media\Quirófano.jpg
Terapia intensiva:
http://www.proinssa.com/cama02.jpg
http://www.proinssa.com/cama01.jpg
Sala de espera de un hospital:
http://www.heraldo.es/uploads/imagenes/detalle/_end_b58d3026.jpg
Habitación normal de un hospital:
http://www.tavad.com/instalaciones/panoramica_cama2.jpg

Espero tu tercera versión o bien los otros chapters (si actualizas la versión, asegúrate de avisar).

PD: espero alguien más conteste en este tema, ya que luego postean en otros que no valen la pena u.u
 
OP
Mensajes
438
Reacciones
1
Puntos
0
Ubicación
El poblado de Tecojobichi (xD)
OFF (no sé que sea eso pero tengo el presentimiento de que debo de ponerlo así): LOL, también estás nominado a "Cancer que mata a EMD", es una nominación graciosa, y debo admitirlo, me gustaría ser nominada a esa xD (solo por el título).

Por cierto, ya subí otros 2 capítulos, uno es muy corto y el otro al principio no me gustó del todo, pero luego se pone mejor. Y lo admito, el comportamiento de Zack lo basé en la primera rabieta que tuve en mi vida (por eso pude describir tan bien el sentimiento, y también le cerré la puerta en la cara a alguien). En realidad solo he tenido 2 que yo recuerde, pero era porque no tenía un hobbie... o algo que golpear D:

PD: espero alguien más conteste en este tema, ya que luego postean en otros que no valen la pena u.u

Creo que eso quiere decir que:

A) Te gustó la historia,
B) La odiaste menos que al resto,
C) Ambas xD o
D) Ninguna

Nu se, pero lo bueno es que mi autoestima está bien, y que aprendí a ser despreciada desde kinder :D ... o a conseguir lo que no quiero, ¿Acaso necesito utilizar psicología invertida con el universo? O tal vez necesite repetir lo que quiero en mi mente muchas veces (funcionó para que hoy en Educación Física no me golpearan con el balón de Futbol en ciertas partes, supongo que ha de funcionar con esto).

____

Otra cosa, ya subí otros dos capítulos (creo que subiré de 2 en 2).

Pondría esto en otro post pero sería doble post y fuera malo .__. xD
 
Última edición:
Mensajes
337
Reacciones
0
Puntos
0
Ubicación
webalandia
bueno señorita, como te eh dicho en otras ocaciones, tu historia me intereso
solo que es una lastima que tengas que tardar un tiempo para poder subir lo que te hace falta
mods, porfavor no cierren el tema, la historia se pone interesante
:3
 

.Kuja

De Taiga
Mensajes
3.294
Reacciones
422
Puntos
1.168
Ubicación
On my way to you
Hmm, al parecer ésta es tu "main story" y llevas bastantes capítulos subidos...

Creo haber leído algo mucho antes, recuerdo que esa vez me distraje al leer "Zacharías Smith" pues empecé a rebuscar en mi mente dónde había oído tal nombre; encontré la respuesta y terminé viendo vídeos y sátiras contra Harry Potter ^^ (debes ver puppets pals ju ju).

Lamento aquella(s) distracción(es) xDD, pero me parece extraño que haya tan pocos comentarios, con la cantidad de capítulos y la calidad del texto, deberían ser más (no creo que les haya pasado lo mismo que a mí, yo lo atribuyo a las exigencias que pediste a la hora de comentar).

Bueno, ahora sí tu historia.

Leí el primer capítulo y pues no me sorprendí mucho al comienzo porque ya había sondeado tu nivel (esto suena algo feo u_u) y no esperaba menos. Me gusta tu manera de narrar, me recuerda cuando leía algunas novelas inglesas; también vi que al igual que muchos asocias la palabra cárcel con escuela xD.

Noté que en algunas partes del texto te obsesionas con ciertas palabras, aunque me da la impresión de que es intencional y me hace pensar en ciertas cosas. Este primer capítulo (como ya debes haber intuido) me dejó una bastante buena impresión n_n, la próxima vez que comente espero haber leído al menos dos, según el rumbo que tome la historia ju ju.

Vi por ahí que decías que no ibas a subir nuevos hasta el próximo mes, ojalá que no te hayas arrepentido.

Suerte con tus historias, y disfruta de los momentos de lectura lo más que puedas xDD.

~Adéu!

Pdt. Ya te agregué ^^, luego te paso el link de puppets pals (en serio debes verlo xD).

 

Gnoside

ケンシロサクラバ
Mensajes
1.048
Reacciones
252
Puntos
806
Ubicación
Brisbane, Australia
Wenas....

Offtopic: Bueno hay muchisimas cosas que decir, empezare por esto:
No sabia que habia una user tan comica-sarcastica-apasionada-realista y demas a la hora de escribir un relato, cuando lei eso de "empece a escribir esta historia desde 1 grado de secundaria" pense, jaja si claro, pero es la verdad o_O, se nota profundamente que trabajaste mucho en ella- xD
Bueno, tal ves no me conoscan de amucho, pero les comento que me meti a esto de la literatura, y me propuse a mi mismo, leer la mayor cantidad de ralatos que viera, (ya voy con 5) y opinar en ellos, ha ha, y como hasta ahora vi este, me puse a leer todos los 15 capitulos hace como 3 horas. xD (es verdad, y hasta a mi me aterra) ha ha

Ontopic: bueno comenzare con el inicio, quede un poco perdido al iniciar la historia, (quien sabe por que) pero cuando lei mas empece a comprender. como vi que querias una opinion-critica fuerte, ps hare todo lo posible.
Ortografia: ja ja, la verdad es que yo soy malo para ella, pero doy mi opinion. en tu historia no encontre casi ningun error, y si lo hay es minimo, en ortografia te doy un 10/10 xD

Redaccion: aca si vi algunos errores que yo considero (tal ves me equivoque), por ejemplo, masomenos en la mitad del relato, el tiempo pasaba normal y no habian saltos tan bruscos, pero mas adelante, aveces quedaba perdido, osea, pasabas de un hecho a otro muy rapido, como cuando en un momento dices que Zack pasa a la escuela steel o como se diga (xD) y al siguiente capitulo dices, algo como "entonces Zack ve en una vision que Ann recibe una llamada y ..." ese fue uno de los saltos mas drasticos que vi, pense que me habia saltado un cap, xD. otra cosa, te recomendaria que separaras los hechos con un espacio, osea, en varios parrafos vi que las acciones estaban pegados, como si el tiempo no influyera y ps aveces quedaba perdido y me tocava leer de nuevo.
Otro aspecto, trata de no nombrar tanto a los personajes, usa mas palabras como "el" "ella", ps son muy utiles a la hora de evitar repetir palabras, te pondre unos ejemplos:

–¿Qué pasa Zack? Te vez agitado –le dijo el profesor a Zackary –si quieres que te ayude en algo con mucho gusto yo… –.
–No creo que me pueda ayudar con esto Profesor –le interrumpió Zack

quedaria mejor asi:

–¿Qué pasa Zack? Te vez agitado –le dijo el profesor –si quieres que te ayude en algo con mucho gusto yo… –.
–No creo que me pueda ayudar con esto Profesor –le interrumpió

ps Zack ya esta nombrado cuando su profesor le pregunta, y es innecesario repetir su nombre para referirse a el.

Aca otro:

El chico era de la misma edad y estatura que Zack, el color de su cabello era negro brillante, su piel era blanca como la nieve y sus ojos eran azul oscuro. Se veía bastante serio, pero sonreía maliciosamente y miraba a Zackary fijamente.

–Niños, este es Leonard y nos acompañará el resto del año, tal vez por más tiempo –dijo la profesora mostrándoles al chico.
–Mucho gusto –saludó Leonard educadamente, pero aún no despegaba los ojos de Zack.

Tal ves asi:

El chico era de la misma edad y estatura que Zack, el color de su cabello era negro brillante, su piel era blanca como la nieve y sus ojos eran azul oscuro. Se veía bastante serio, pero sonreía maliciosamente y lo miraba fijamente.

–Niños, este es Leonard y nos acompañará el resto del año, tal vez por más tiempo –dijo la profesora mostrándoles al chico.
–Mucho gusto –saludó Leonard educadamente, pero aún no despegaba los ojos de él.

Bueno la verdad si empezara a tomar ejemplos me tardaria un poco . xD. y ps no se si estoy en lo correcto (que alguien me corrija si asi es), pero bueno solo lo digo para que evites hacerlo en tus proximas entregas.

Otra cosa ( xD pero es algo mas particular y sin importancia xD ) cuando decias que Zack soñaba pesadillas en el inicio del relato, quede con una duda, uno sueña sueños, pero soñar pesadillas? xD, tal ves sea tener pesadillas, ha ha, diras "Ba! que pendejada" y si la vdd es eso, ha ha ha.
otra pendejada, note que en tus descripciones usas mucho el tema del color, ja ja pero note que tienes algunas preferencias en ellos, los cuales se limitan en Blanco - Azul - Gris - Marron y por ahi vi un beige, ha ha, mmm tal ves es por q son preferencia, o tal ves es por que el contexto en el que se desarrolla la historia lo demanda, la vdd no se xD.

bueno en Redaccion te doy un 5/10 ... haha naa mentiras, te doy un 8/10. ps la verdad es que tu historia tiene un no se que que te hace querer leer mas, (por que crees que la lei toda y de corrido xD)

PD: espero alguien más conteste en este tema, ya que luego postean en otros que no valen la pena u.u

13 años? O.O I can't believe it . xD. y si, tiene razon, hay pocos comentarios en este tema, lo cual deberia ser lo contrario, ps en serio que esta muy bueno. xD

PD: Bueno eso es todo, xD, Felicidades por ese trabajo y ps naa mas, saludes a Zack en tu inspiracion, xD

PD2: ha ha lo del Off me mato de la risa, es que no lo escribio completo, es Offttopic, que indica que hablara todo menos del tema, y el Ontopic -(mi favorito) que habla del tema xD

Salu2
 
OP
Mensajes
438
Reacciones
1
Puntos
0
Ubicación
El poblado de Tecojobichi (xD)
"zero v2 dijo:
bueno señorita, como te eh dicho en otras ocaciones, tu historia me intereso
solo que es una lastima que tengas que tardar un tiempo para poder subir lo que te hace falta
mods, porfavor no cierren el tema, la historia se pone interesante
:3
Gracias, procuraré subir pronto algo más ^^.

Hmm, al parecer ésta es tu "main story" y llevas bastantes capítulos subidos...
Siep, trabajo mucho para hacer de esta historia lo mejor posible. Es mi favorita y mi mayor orgullo, porque me metió al mundo de la escritura ^^.

Creo haber leído algo mucho antes, recuerdo que esa vez me distraje al leer "Zacharías Smith" pues empecé a rebuscar en mi mente dónde había oído tal nombre; encontré la respuesta y terminé viendo vídeos y sátiras contra Harry Potter ^^ (debes ver puppets pals ju ju).
Sie, es una extraña coincidencia. Leí el libro de Harry Potter, vi ese nombre y lo primero que me llegó a la mente fue "What the f*ck? o_O" porque había comenzado con esta historia antes de leer el libro.

Lamento aquella(s) distracción(es) xDD, pero me parece extraño que haya tan pocos comentarios, con la cantidad de capítulos y la calidad del texto, deberían ser más (no creo que les haya pasado lo mismo que a mí, yo lo atribuyo a las exigencias que pediste a la hora de comentar).
Creo que debería de dejar de ser exigente a la hora de pedir comentarios xDÛ, o debería de aclarar que no necesariamente tienen que comentar como si me odiaran. Arreglaré eso.

Bueno, ahora sí tu historia.

Leí el primer capítulo y pues no me sorprendí mucho al comienzo porque ya había sondeado tu nivel (esto suena algo feo u_u) y no esperaba menos. Me gusta tu manera de narrar, me recuerda cuando leía algunas novelas inglesas; también vi que al igual que muchos asocias la palabra cárcel con escuela xD.
Eso me hizo sentir mal pero a la vez bien conmigo misma xDDD. No entendí eso de las novelas inglesas (Damn xD). Y si la asocio de esa manera es porque mi escuela SÍ parece reclusorio (las instalaciones parecen de cárcel y varios alumnos parecen convictos DD: ). Y si no me crees ve esto y estoh (son del año pasado, pero creeme, están igual o peor xD: ).

Noté que en algunas partes del texto te obsesionas con ciertas palabras, aunque me da la impresión de que es intencional y me hace pensar en ciertas cosas. Este primer capítulo (como ya debes haber intuido) me dejó una bastante buena impresión n_n, la próxima vez que comente espero haber leído al menos dos, según el rumbo que tome la historia ju ju.
Eh? 8DÛ

Vi por ahí que decías que no ibas a subir nuevos hasta el próximo mes, ojalá que no te hayas arrepentido.

Suerte con tus historias, y disfruta de los momentos de lectura lo más que puedas xDD.

~Adéu!
No me voy a arrepentir no te preocupes ^^, nada más me atoré en cierta parte al re-escribir, sigo buscando la forma de zafarme.
Disfrutaré la lectura, tampoco te preocupes por eso xD.


Aиdress..o_O dijo:
Wenas....

Offtopic: Bueno hay muchisimas cosas que decir, empezare por esto:
No sabia que habia una user tan comica-sarcastica-apasionada-realista y demas a la hora de escribir un relato, cuando lei eso de "empece a escribir esta historia desde 1 grado de secundaria" pense, jaja si claro, pero es la verdad o_O, se nota profundamente que trabajaste mucho en ella- xD
Bueno, tal ves no me conoscan de amucho, pero les comento que me meti a esto de la literatura, y me propuse a mi mismo, leer la mayor cantidad de ralatos que viera, (ya voy con 5) y opinar en ellos, ha ha, y como hasta ahora vi este, me puse a leer todos los 15 capitulos hace como 3 horas. xD (es verdad, y hasta a mi me aterra) ha ha
Ho, gracias xD. No la comenzé a escribirla desde 1º de secu, la idea me llegó en primero de secu pero no he podido escribir hasta hace poco porque no tenía la privacidad ni seguridad suficiente (mis padres, bueno, mi mamá detesta las novelas de fantasía, ficción y etcétera, curiosamente me gustan dichos géneros literarios), agradezco que me hallan dado una laptop de cumpleaños

Ontopic: bueno comenzare con el inicio, quede un poco perdido al iniciar la historia, (quien sabe por que) pero cuando lei mas empece a comprender. como vi que querias una opinion-critica fuerte, ps hare todo lo posible.
Ortografia: ja ja, la verdad es que yo soy malo para ella, pero doy mi opinion. en tu historia no encontre casi ningun error, y si lo hay es minimo, en ortografia te doy un 10/10 xD
Sie, noté que no eras bueno con la ortografía. Yo tampoco, hasta que usé el Word y noté las correcciones y eso, también busqué sobre ortografía en internet, y ahora no necesito el Word para muchas cosas, pero sigo escribiendo mis relatos en Word por si las moscas.

Redaccion: aca si vi algunos errores que yo considero (tal ves me equivoque), por ejemplo, masomenos en la mitad del relato, el tiempo pasaba normal y no habian saltos tan bruscos, pero mas adelante, aveces quedaba perdido, osea, pasabas de un hecho a otro muy rapido, como cuando en un momento dices que Zack pasa a la escuela steel o como se diga (xD) y al siguiente capitulo dices, algo como "entonces Zack ve en una vision que Ann recibe una llamada y ..." ese fue uno de los saltos mas drasticos que vi, pense que me habia saltado un cap, xD. otra cosa, te recomendaria que separaras los hechos con un espacio, osea, en varios parrafos vi que las acciones estaban pegados, como si el tiempo no influyera y ps aveces quedaba perdido y me tocava leer de nuevo.
Otro aspecto, trata de no nombrar tanto a los personajes, usa mas palabras como "el" "ella", ps son muy utiles a la hora de evitar repetir palabras
Noté eso que me dijiste (lo primero), trataré de que no se sienta tan brusco, pero no garantizo nada. Lo segundo, trataré de corregirlo ^^.

Otra cosa ( xD pero es algo mas particular y sin importancia xD ) cuando decias que Zack soñaba pesadillas en el inicio del relato, quede con una duda, uno sueña sueños, pero soñar pesadillas? xD, tal ves sea tener pesadillas, ha ha, diras "Ba! que pendejada" y si la vdd es eso, ha ha ha.
otra pendejada, note que en tus descripciones usas mucho el tema del color, ja ja pero note que tienes algunas preferencias en ellos, los cuales se limitan en Blanco - Azul - Gris - Marron y por ahi vi un beige, ha ha, mmm tal ves es por q son preferencia, o tal ves es por que el contexto en el que se desarrolla la historia lo demanda, la vdd no se xD.

bueno en Redaccion te doy un 5/10 ... haha naa mentiras, te doy un 8/10. ps la verdad es que tu historia tiene un no se que que te hace querer leer mas, (por que crees que la lei toda y de corrido xD)
No entendí lo primero DD:; ¡que alguien me explique! (XHDerbez xDDDD). Lo de los colores: Azul es mi color favorito, marrón es el de Zack, el blanco es un color que todo mundo usa y que en todo lugar hay, y el gris también.

Con lo de 5/10 ya iba a conseguir el lugar donde vivías para ir a darte una ma..drina de aquellas xD, pero con el 8/10 estoy feliz. El no sé que... yo tampoco sé qué es, pero me alegra que te haga querer seguir leyendo xDÛ.

Bueh pues, me voy a poner a re-escribir, y también estoy haciendo otra historia y la subiré dentro de un rato ^^.


Ahí Nos Vidrios
 
OP
Mensajes
438
Reacciones
1
Puntos
0
Ubicación
El poblado de Tecojobichi (xD)
Si llegué a decir con este relato alguna vez la frase de Arnold swarzer-no-sé-qué que dice "i'll be back", estaba en lo correcto. Sí, he vuelto ingratos, y he hecho doble post pero es legal en estos casos xD.

No diré cosas como "vengo con todo un nuevo repertorio", "muchas cosas nuevas" y esas madres que siempre ponen o que veo que la mayoría de la gente pone (no lo veo tanto en EMD, pero sí en otros lados), simplemente diré:

Lo continué, le puse empeño y tardé en hallarme el tiempito para hacerlo. Si lo disfrutan pues bien, y si no, también, nomás avisen el por qué no lo disfrutaron. Solamente espero poder hallarme tiempo más seguido, porque en serio, amo escribir este relato y espero terminarlo ^^ (pero no por eso se tienten el corazón a la hora de decirme los errores que hallen ¬¬).


Ahí Nos Vidrios
 

~Galidor2

Banneado
Mensajes
1.902
Reacciones
2
Puntos
0
Ubicación
Monterrey, México ٩(͡๏̯͡๏)۶
Pues wow, acabo de leerme el primer capítulo (A la una de la mañana xD) Y me dejo con cara de omg, ésto está mas interesante que todos los "famosos" libros de la familia cullen ;D

Pues espero terminar todos los capítulos antes de que em... esté terminado (?)

Consejos: Noté que cuando describes a algo o a alguien, lo haces en un mismo párrafo y de una manera muy corta, como por ejemplo:

La habitación de los padres de Zack no era muy grande, era un cuarto con una cama al lado derecho de la ventana y una lámpara de noche a la izquierda de dicha cama. Había un pequeño armario de madera de roble en la parte izquierda de la habitación, y un mueble de cajones con una TV arriba del mueble. El piso era de madera y las paredes eran color blanco ligeramente gris.

Al lado derecho de la ventana? mmm... pues en eso yo lo hubiera puesto más extenso (claro que es tu historia, así que me jodo); Algo como que la habitación era casi del mismo tamaño que la de Zack, con diferencia que ésta se encontraba del lado contrario de la casa y tenía un pequeño espacio a un lado de la entrada, en el cual se encontraba un pequeño armario color caoba, donde había toda clase de objetos. La cama de sus padres, que era de madera ya un poco gastada por el paso del tiempo, y en la cual sobresalían los resortes del colchón hacia los lados, se encontraba hacia el noreste, a un lado de una ventana, también de madera gastada y empañada por el frio de afuera y el calor de adentro. A un lado de la cama se encontraba una pequeña mesita... asdf ya me dio weba seguirle... pero supongo que entiendes mi concepto no? xD

Pero weno... muy buena la historia, e intrigante... muchas felicidades, espero que mi opinión no cambie con el transcurso de la historia.

Un saludo.

Edito: Olvidé mencionar que hiciste multipost, aunque ya te diste cuenta, por lo que no vale D; PERO, de igual manera tenía que escribirlo, para no quedarme con las ganas =)... bueno, ya no pongo mas...

Un saludo... no, espera, ya te había mandado uno... D; Entonces te mando Un abrazo
 
Última edición:
OP
Mensajes
438
Reacciones
1
Puntos
0
Ubicación
El poblado de Tecojobichi (xD)
Pues wow, acabo de leerme el primer capítulo (A la una de la mañana xD) Y me dejo con cara de omg, ésto está mas interesante que todos los "famosos" libros de la familia cullen ;D

Pues espero terminar todos los capítulos antes de que em... esté terminado (?)

Consejos: Noté que cuando describes a algo o a alguien, lo haces en un mismo párrafo y de una manera muy corta, como por ejemplo:



Al lado derecho de la ventana? mmm... pues en eso yo lo hubiera puesto más extenso (claro que es tu historia, así que me jodo); Algo como que la habitación era casi del mismo tamaño que la de Zack, con diferencia que ésta se encontraba del lado contrario de la casa y tenía un pequeño espacio a un lado de la entrada, en el cual se encontraba un pequeño armario color caoba, donde había toda clase de objetos. La cama de sus padres, que era de madera ya un poco gastada por el paso del tiempo, y en la cual sobresalían los resortes del colchón hacia los lados, se encontraba hacia el noreste, a un lado de una ventana, también de madera gastada y empañada por el frio de afuera y el calor de adentro. A un lado de la cama se encontraba una pequeña mesita... asdf ya me dio weba seguirle... pero supongo que entiendes mi concepto no? xD

Pero weno... muy buena la historia, e intrigante... muchas felicidades, espero que mi opinión no cambie con el transcurso de la historia.

Un saludo.

Edito: Olvidé mencionar que hiciste multipost, aunque ya te diste cuenta, por lo que no vale D; PERO, de igual manera tenía que escribirlo, para no quedarme con las ganas =)... bueno, ya no pongo mas...

Un saludo... no, espera, ya te había mandado uno... D; Entonces te mando Un abrazo

Acá son las 12 de la noche en éste momento y debo de apagar ya la compu :D.

Creo que tomaré en cuenta el consejo, pero a mi no me gusta describir todo tan extenso, simplemente digo la posición, el color, de vez en cuando el tamaño y listo. No necesito decir de qué madera es el mueble, ni de qué tipo de azulejo es el piso, o si la pared está hecha de ladrillos o de tablaroca (o como se llame esa mare xD). Por cierto, ¡ah pa' descripción we! xD.

No te preocupes, la historia está ya escrita en mi compu, no soy de las que escriben sobre la marcha todo. Primero escribo, guardo, reviso, vuelvo a revisar y subo. Es decir, probablemente no cambie xD.
_______

Ya subí capítulo new ^^.


Ahí Nos Vidrios
 

Pelonco

EMD Legend
Mensajes
1.742
Reacciones
68
Puntos
896
Ubicación
Paradise
Hoy leí hasta el capitulo 7 y dejame decirte que me encantó
No soy muy buen critico asi que no se que decir
solo que es genial, tienes un gran talento amita :3
Sigue así!
 
Mensajes
1.834
Reacciones
81
Puntos
0
Ubicación
El mundo se ha movido
Bueno técnicamente no estoy reviviendo tema ya que según las reglas (xD que nerd suena) se revive temas solo si pasan 30 días depues del ultimo post, y bueno ese plazo se cumple pasado mañana así que no jodan :p
¿Segundo por que las personas no dejan comentario a las buenas histórias? la única razon que se me ocurre sería que les da flojera leer, ya me gustaría escribir como ella, además de que sabe dejar un ligero toque cómico en sus relatos, sabe redactarlos muy bien.

El día D había llegado, con la mochila en el brazo y titubeando un poco, Zack estaba de pie frente a las puertas de su escuela

XD como vas a comparar el día del desembarco de fuerzas militares en las costas de Normandia con el primer día de clases.

Recién termine de leer el segundo capítulo, repito que me encanta tu forma de narrar las cosas, seguro te tomas tu tiempo.
Ojala encuentres tiempo y hagas otras historias.
Salu2.
 
Última edición:
OP
Mensajes
438
Reacciones
1
Puntos
0
Ubicación
El poblado de Tecojobichi (xD)
Seré breve ya que he hecho un montón de estupideces acá, por ejemplo:

-Subiendo cap apareció la pantalla azul del terror y se reinició mi compu
-El segundo intento cerré word y decía "dejó una gran cantidad de texto en el portapapeles blah blah blah... ¿Desea que esté disponible para otras aplicaciones blah blah blah?" e hice click en "no" y tuve que Ctrlcelear (Ctrl + C) again.
-Salió no sé qué madres de un script y blah (Si alguien pudiera ayudarme con eso porque me sale todo el tiempo)
-A la hora de postear esto no sé que hice que se devolvió a la página anterior y pura madre D;
-Es la 1 de la mañana.
_____

pelonco21 dijo:
Hoy leí hasta el capitulo 7 y dejame decirte que me encantó
No soy muy buen critico asi que no se que decir
solo que es genial, tienes un gran talento amita :3
Sigue así!
Seguiré así pelu, seguiré así *risamacabraplz* >:3

pacoski dijo:
Bueno técnicamente no estoy reviviendo tema ya que según las reglas (xD que nerd suena) se revive temas solo si pasan 30 días depues del ultimo post, y bueno ese plazo se cumple pasado mañana así que no jodan :p
Según yo sí se pueden revivir relatos (yo lo hice, no sé si vez el doble post xD). Aunque bueh, bien dijiste: faltaba tiempo para el plazo xD.

¿Segundo por que las personas no dejan comentario a las buenas histórias? la única razon que se me ocurre sería que les da flojera leer, ya me gustaría escribir como ella, además de que sabe dejar un ligero toque cómico en sus relatos, sabe redactarlos muy bien.
Me siento halagada : D. En la secu nadie se reía de mis chistes D;, nomás del porno y de ese video en el que un tipo se coge a un pavo (¿está permitido decir esto?).

XD como vas a comparar el día del desembarco de fuerzas militares en las costas de Normandia con el primer día de clases.
De que se puede, se puede xD.

Recién termine de leer el segundo capítulo, repito que me encanta tu forma de narrar las cosas, seguro te tomas tu tiempo.
Ojala encuentres tiempo y hagas otras historias.
Salu2.

De nuevo: Me siento halagada ^^.
Ya he hecho otras historias, no son difíciles de hallar (mi firma xD).

_____

Ya subí el otro cap y blah blah blah. Disfrutenlo, amenlo, odienlo, lo que sea D;.


Ahí Nos Vidrios.
 
Mensajes
1.834
Reacciones
81
Puntos
0
Ubicación
El mundo se ha movido
Jaja lei el tercer y cuarto capitulo esta bueno, tengo un tio parecido, no estoy leyendo mucho por que se me corto el internet.
Tengo una sugerencia:

–“Dignos”, ¿cómo que por qué y de qué? –Pensó Albert

Deverias escrivir esta parte asi:

–“Dignos”, ¿cómo que por qué y de qué? – pensó Albert -----------> con minuscula y separado para que se vea mas ordenado, bueno creo q nada mas, seguire leyendo que me sige gustando como escribes y quiero saber lo que pasa en la historia hasta el capitulo 19.:difus_23::difus_23:
Salu2.
 
Última edición:
OP
Mensajes
438
Reacciones
1
Puntos
0
Ubicación
El poblado de Tecojobichi (xD)
Well, subo nuevo capi justo en mi primer día de prepa; heneal : D.

Capi 20, blah

pacoski dijo:
Jaja lei el tercer y cuarto capitulo esta bueno, tengo un tio parecido, no estoy leyendo mucho por que se me corto el internet.
Tengo una sugerencia:

–“Dignos”, ¿cómo que por qué y de qué? –Pensó Albert

Deverias escrivir esta parte asi:

–“Dignos”, ¿cómo que por qué y de qué? – pensó Albert -----------> con minuscula y separado para que se vea mas ordenado, bueno creo q nada mas, seguire leyendo que me sige gustando como escribes y quiero saber lo que pasa en la historia hasta el capitulo 19.
Salu2.
ASDF, he leido libros y así lo ponen, pero bueno, es cuestión de investigar.
Corrijo: capítulo 20 xD.

Bueno, amen u odien el nuevo cap ;D.


Ahí Nos Vidrios.
 
Arriba Pie